mE HE TOMADO EL TEMPO PARA REPRODUCIR ALGUNOS ASPECTOS IMPORTANTES QUE HA PUBLICADO MI AMIGO RENE RODRIGUEZ EN SU PAGINA MEDIA ISLA, Y QUE SON RELEVANTES PARA NOSOTROS.
DEL BLOG DE RENE RODRIGUEZ, Y MEDIA ISLA PUBLICACIONES.
Las elecciones en Estados Unidos
Por Noam Chomsky* | © La Jornada
La palabra que brotó inmediatamente de cada lengua tras las elecciones presidenciales en Estados Unidos fue "histórica". Y con toda razón. Una familia negra en la Casa Blanca es realmente un evento histórico.
Hubo algunas sorpresas. Una fue que la elección no estaba concluida luego de la convención demócrata. Los indicadores habituales señalan que el partido opositor debería barrer durante una grave crisis económica, tras ocho años de una política desastrosa en todos los frentes, incluido el peor récord en materia del crecimiento de empleos de cualquier presidente de la posguerra y de una rara declinación en la riqueza promedio. Eso, con un presidente tan impopular que su propio partido tuvo que desligarse de él, acompañado de un dramático colapso en la posición de Estados Unidos en la opinión pública mundial.
Como muchos estudios muestran, ambos partidos se hallan bien a la derecha de la población en tópicos importantes, tanto nacionales como internacionales. Tal vez ningún partido refleja la opinión pública en una época en que 80 por ciento de los estadunidenses piensa que el país enfila en la dirección equivocada y que el gobierno está administrado por "algunos grandes intereses que sólo piensan en sí mismos", no en el pueblo, en tanto un asombroso 94 por ciento cuestiona que el gobierno desdeñe a la opinión pública.
Podría argumentarse que ningún partido que hable en defensa del pueblo resulta viable en una sociedad administrada por el mundo de los negocios con tal desusada amplitud. En un nivel muy general, la falta de representació n del pueblo es ilustrada por el éxito de la "teoría de las inversiones" en la política, elaborada por el economista político Thomas Ferguson. Según Ferguson, la política tiende a reflejar los deseos de poderosos bloques económicos que invierten dinero cada cuatro años para controlar el Estado.
En cierto sentido, la elección siguió pautas familiares. La campaña de John McCain fue lo bastante honesta como para anunciar con claridad que la elección no discutiría tópicos. En cuanto a Barack Obama, su mensaje de "esperanza" y de "cambio" ofreció un pizarrón en blanco en el cual sus simpatizantes podían escribir sus deseos. Uno puede encontrar sitios en Internet donde cada partido expresa su opinión sobre diferentes temas. Pero la correlación de esas opiniones con la política a seguir no es espectacular. Y de todas maneras, lo que ingresa en las opciones de los votantes es lo que la campaña de cada candidato destaca, tal como saben muy bien los administradores de un partido.
Y fue allí donde la campaña de Obama impresionó a la industria de las relaciones públicas, que lo designaron "el experto en mercadeo más importante del 2008", derrotando con facilidad a Apple. La primera tarea de la industria es asegurarse que los clientes carentes de información hagan selecciones irracionales, socavando de esa manera las teorías de mercado que proponen exactamente lo opuesto. Y los expertos en relaciones públicas reconocen los beneficios de socavar la democracia de la misma manera. La organización The Center for Responsive Politics dice que una vez más las elecciones fueron compradas: "Los candidatos con mejor financiamiento ganaron nueve de 10 elecciones, y todos, excepto algunos escasos miembros del Congreso, retornarán a Washington".
Antes de las convenciones, los candidatos viables con mayor apoyo de instituciones financieras eran Obama y McCain, cada uno con 36 por ciento. Los resultados preliminares indican que al final, las contribuciones a la campaña de Obama, por industria, se concentraron en las firmas de abogados (incluidos cabilderos), además de instituciones financieras. La teoría de inversiones en la política sugiere algunas conclusiones acerca de los principios que guían a la nueva administració n.
El poder de las instituciones financieras refleja el cambio cada vez más grande de una economía de producción hacia otra de finanzas. Eso comenzó con la liberalizació n de las finanzas durante la década de los años 60, causa fundamental de los actuales azotes representados por la crisis financiera y la recesión en la economía real (esto es, de la producción y consumo de mercancías). Las consecuencias están a la vista para la gran mayoría de los estadunidenses, cuyos salarios reales se han estancado por 30 años, en tanto sus beneficios han declinado.
Dejando de lado la alta retórica sobre la esperanza y el cambio, ¿qué podemos esperar de la administració n de Obama?
La selección del equipo de trabajo de Obama envía una fuerte señal. La primera elección fue para vicepresidente: Joe Biden fue, entre los senadores demócratas, uno de los más vigorosos partidarios de la invasión a Irak, y un insider (persona de adentro, con acceso a información privilegiada) con mucho tiempo de actuación en Washington. Y aunque suele votar de manera coherente con sus colegas demócratas, no siempre lo hace. Por ejemplo, apoyó una medida para que resultara a los individuos mas difícil borrar sus deudas tras declararse en bancarrota.
La primera elección posterior a los comicios presidenciales fue para la crucial posición de jefe de gabinete. Obama designó a Rahm Emanuel, uno de los partidarios más fuertes de la invasión a Irak entre los representantes demócratas y, como Biden, insider de Washington durante bastante tiempo.
Emanuel es también uno de los más grandes beneficiarios de las contribuciones de campaña de Wall Street, informó el Center for Responsive Politics. Durante 2008, "fue el principal destinatario" entre los representantes "de los ejecutivos de fondos de riesgo" y de las "principales firmas de seguros y de inversiones de la industria". La tarea de Emanuel es ver cómo encara Obama la peor crisis financiera desde la década de los años 30, por la cual sus donantes y los de Obama comparten una amplia responsabilidad.
En una entrevista con The Wall Street Journal, le preguntaron a Emanuel qué haría el gobierno de Obama respecto del "liderazgo demócrata en el Congreso", cuyos "barones del ala izquierda tienen su propia agenda". Eso incluye, por ejemplo, rebajar drásticamente los gastos militares (algo en que coincide la mayoría de la población) e imponer "drásticos impuestos a la energía a fin de combatir el calentamiento global".
"Barack Obama puede enfrentarse a ellos", aseguró Emanuel al Wall Street Journal. La administració n sera "pragmática", y rechazara los intentos de los extremistas de izquierda.
El equipo de transición de Obama está encabezado por John Podesta, secretario del gabinete de Bill Clinton. Otros dos veteranos de Clinton, Robert Rubin y Lawrence Summers, figuran entre las figuras principales en su equipo económico. Tanto Rubin como Summers respaldaron de manera entusiasta la desregulación, un importante factor en la actual crisis financiera.
Como secretario del Tesoro con Clinton, Rubin trabajó de manera denodada para abolir la ley Glass-Steagall, que había separado a los bancos comerciales de las instituciones financieras que incurrían en graves riesgos.
El economista Tim Canova escribe que Rubin tenía "un interés personal en la eliminación de la ley Glass-Steagall" .
Tras dejar su posición como secretario del Tesoro, Rubin se convirtió en "presidente de la junta directiva de Citigroup, un conglomerado de servicios financieros que estaba enfrentando la posibilidad de tener que vender su subsidiaria de seguros". En cuanto al gobierno de Clinton, "nunca presentó cargos contra él por sus obvias violaciones a la ética".
Rubin fue remplazado como secretario del Tesoro por Summers, quien propuso la ley que prohibió la regulación federal de los derivativos, las "armas de destrucción masiva" (como las llama Warren Buffett) que ayudaron a sumergir en el desastre a los mercados financieros.
Summers figura como "uno de los villanos principales en la actual crisis económica", según Dean Baker, uno de los escasos economistas que advirtieron sobre la inminente crisis. Poner la política financiera en las manos de Rubin y Summers, señala Baker, es "como recurrir a Osama Bin Laden para que ayude en la lucha antiterrorista" . Ahora Rubin y Summers proponen regulaciones para ayudar a limpiar el caos que ayudaron a crear.
La prensa de negocios examinó los récords del equipo de transición de Obama, que se reunió el 7 de noviembre para determinar cómo manejarse con la crisis financiera. En Bloomberg News, Jonathan Weil concluyo que "muchos de ellos deberían estar recibiendo citaciones como testigos materiales" por la catástrofe financiera, en lugar de "figurar como miembros del círculo intimo de Obama". Alrededor de la mitad "han tenido posiciones de importancia en empresas que, en mayor o menor grado, han falsificado sus declaraciones financieras o contribuido a la crisis económica mundial, o ambas cosas a la vez". Es realmente plausible que "¿no confundirán los intereses de la nación con sus propios intereses corporativos? "
La preocupación principal del nuevo gobierno sera detener la crisis financiera y la simultánea recesión en la economía real. Pero hay también un monstruo en el armario: el ineficaz sistema privado de cuidado de la salud, que amenaza abrumar al presupuesto federal si las actuales tendencias persisten.
Una mayoría del público ha favorecido por largo tiempo un sistema nacional de cuidado de la salud que debería ser mucho menos caro y más eficaz, según indican las evidencias comparativas (junto con muchos estudios). En fecha tan reciente como 2004, cualquier intervención del gobierno en el sistema de atención a la salud era descrito por la prensa como "imposible a nivel político". Eso significaba que se oponían la industria de los seguros y las corporaciones farmacéuticas.
Pero sin embargo, en 2008, primero John Edwards, luego Barack Obama y Hillary Clinton, adelantaron propuestas que se aproximan a lo que por largo tiempo ha preferido el público. Estas ideas tienen ahora "apoyo político". ¿Que ha cambiado? No la opinión pública, que permanece con la misma opinión de antes. Pero para 2008, sectores importantes de poder, especialmente la industria manufacturera, habían llegado a reconocer que estaban siendo gravemente afectados por el sistema privado de atención a la salud. Por lo tanto la voluntad pública está comenzando a tener "apoyo político". Hay un largo camino por recorrer, pero el cambio nos dice algo sobre la disfuncional democracia en la cual la nueva administració n busca su camino.
* Los ensayos de Chomsky sobre lingüística y política acaban de ser recolectados en The Essential Chomsky, editados por Anthony Arnove y publicados por The New Press. Es profesor emérito de lingüística y filosofía en el Instituto de Tecnología de Massachusetts en Cambridge. [ibyqueen@yahoo. com]~
J. M. G. Le Clézio, escritor del mundo
"Ser de aquí y de allá, pertenecer a varias historias": esta frase define a la perfección a este autor trotamundos
Por CLAUDE CASTÉRAN | © Babelia
Hay algo de Barack Obama en Jean Marie Gustave Le Clézio: es un apóstol del mestizaje, un hombre tranquilo y carismático que se hace querer, un escritor que devuelve su dignidad a los humillados de todas las latitudes.
Todo el mundo acogió con elogios la concesión en octubre del Nobel de 2008 a este nómada literario, con excepción de algunas voces aisladas, como la del ensayista italiano Pietro Citati que lo encuentra "mediocre". En general se aplaudió su denuncia del materialismo contemporáneo, su fascinación por los paraísos perdidos y su defensa de las civilizaciones amenazadas. Incluso la patronal francesa recibió la noticia con una "inmensa alegría". El galardonado reaccionó sin triunfalismo ni falsa modestia: "Los escritores son frágiles. Todo lo que les suba la moral es bueno".
Le Clézio es un gran viajero contemplativo, el antiaventurero por excelencia, más contestatario de lo que se cree: "No soy una persona tranquila", suele decir. En Francia, se considera una gloria nacional desde su sensacional estreno en la literatura con El atestado, un texto en la línea de El extranjero de Albert Camus, que le reportó en 1963 un importante premio, el Renaudot. Tenía 23 años y todas las estudiantes de Letras del país estaban enamoradas de este joven tímido y rubio, de rasgos puros, que ya parecía estar al margen del mundo moderno y estresado que lo alababa.
Su nivel de popularidad nunca ha sido desmentido. Seguramente se explica porque la mayoría de sus libros son accesibles para el gran público y sin embargo exigentes, dos virtudes que raramente se aúnan. Al no pertenecer a ninguna corriente literaria, ha rubricado -esencialmente en Gallimard, su editor de siempre- algunos textos medianos, a veces llenos de buenos sentimientos, y varias grandes novelas: en total, unas 50 obras de ficción, ensayos, relatos, cuentos, biografías (como Diego y Frida), libros para jóvenes, libros de gran formato, así como innumerables artículos y prólogos (como el de una guía de viaje dedicada a México).
Gran lector del Quijote y del Lazarillo de Tormes, pero también de libros de Juan Rulfo, Jerome David Salinger o Dereck Walcott (Nobel 1992), Le Clézio escribe de manera sensual, musical y ágil. Su estilo puede parecer sencillo. Sin embargo, según el secretario perpetuo de la Academia Sueca, Horace Engdahl, "es muy difícil de traducir: su estilo puede parecer enfático cuando en francés no lo es". Aunque sigue estando poco traducido en Estados Unidos, donde se le acusa de un poscolonialismo ingenuo, su obra se lee mucho en Asia y en Europa.
Desde siempre, este ecologista adelantado a su tiempo recorre la Tierra en todos los sentidos: el océano Índico, Francia, Reino Unido, Tailandia, Panamá (empleado por el Instituto de América Latina, vivió cuatro años entre los indios emberá), Estados Unidos (enseña literatura francesa desde 1977 en la Universidad de Alburquerque, en Nuevo México), Nigeria, Uzbekistán, Corea del Sur (en 2007, impartió un semestre de un curso de poesía y pintura en la Universidad de Seúl), etcétera. "No se pueden poner barreras al mestizaje", considera este apolítico criticado en algunos corros de derechas por su inmigracionismo. "Viajar para él es una segunda naturaleza. No se da cuenta de que viaja. No hay exotismo en sus libros", decía en 1998 su amigo el poeta Jean Grosjean.
"Ser de aquí y de allá, pertenecer a varias historias": esta frase, procedente de su novela Révolutions, define a la perfección a este escritor trotamundos que tiene doble nacionalidad, francesa y mauriciana. Porque en su nacimiento está el germen de su obra: nació en Niza (sureste), en 1940, en el seno de una familia que emigró a isla Mauricio (en el océano Índico) en el siglo XVIII. Su padre era un inglés, médico militar en la sabana de África, y su madre una francesa de Bretaña (oeste).
Dos de las novelas que acaban de traducirse al español exploran esta vena familiar. Onitsha (1991) narra el viaje iniciático de un chiquillo para descubrir a su padre y África: él mismo realiza este viaje a los ocho años. Este libro, igual que La cuarentena (1995), una novela de aventuras marítimas, tuvo muy buena acogida de crítica y público. Le Clézio relata la permanencia forzosa de su abuelo materno en un trozo de tierra volcánica, al norte de Mauricio, a causa de una epidemia de viruela. Una novela polifónica con un magnífico ritmo poético para llamar la atención sobre la absurdidad de las fronteras.
En 1975, este hombre de belleza altiva, con aspecto de guardabosques solitario, se casó con Jemia, originaria del Sáhara Occidental. Ella le hace descubrir Marruecos. Las otras dos novelas traducidas actualmente al español reflejan este encuentro. Desierto (1981), que muchos críticos consideran su mejor obra de ficción, narra el destino poco común de una niña del sur de Marruecos que acaba convirtiéndose en modelo de portada en Francia, pero que nunca olvida sus orígenes y prefiere volver para dar a luz cerca de su higuera, en Marruecos. El pez dorado (1997), cuento cruel y alegoría humanista, hace pensar en Desierto. Una joven, castigada de niña por el Sáhara Occidental, llega, a través de Melilla y de España, a Europa y a América para conseguir una vida mejor. Tiene que luchar, sin perder su buen humor, contra el deseo brutal de hombres (y también de mujeres) que quieren atraparla en sus redes.
El otoño de 2008 ha sido un periodo de suerte para Le Clézio que ha podido enorgullecerse de un enésimo éxito en Francia: su última novela, Ritournelle de la faim [Cantinela del hambre]
en la cual sigue los pasos de su madre en el París de los años treinta, encabezaba las ventas antes de que el escritor obtuviera el Nobel.
Le Clézio, ni filósofo ni técnico de la lengua sino "hacedor de parábolas", en esta época de crisis financiera y económica, aprovecha el entusiasmo mediático que provoca su prestigioso galardón para repetir con su proverbial pudor: "Sigan leyendo novelas" porque es un "maravilloso medio para cuestionar el mundo actual. Si hay que transmitir algún mensaje, es el de que hace falta hacerse preguntas". Es poco y es mucho. -
El Nobel en las librerías
Onitsha. Tusquets. Barcelona , 2008. 256 páginas. 17 euros.
La cuarentena. Tusquets.
Barcelona, 2008. 360 páginas. 20 euros.
Desierto. Tusquets.
Barcelona, 2008. 424 páginas. 20 euros.
El pez dorado. Tusquets. Barcelona, 2008. 240 páginas. 17 euros.
El diluvio. Seix Barral. Barcelona, 2008. 328 páginas. 18 euros.
Diego y Frida. Temas de Hoy. Madrid, 2008. 267 páginas. 16,50 euros.
Urania. El Cuenco de Plata. Buenos Aires, 2008. 272 páginas. 19,95 euros.
El buscador de oro. Barcelona, 2008. La Otra Orilla. 312 páginas. 18 euros.
Viaje a Rodrigues. La Otra Orilla.
Barcelona, 2008. 144 páginas. 15 euros.
El atestado. Cátedra. Madrid , 2008. 326 páginas. 13,20 euros.
El africano. Adriana Hidalgo. Buenos Aires, 2008. 135 páginas. 12,50 euros.
L'africà. (Edición en catalán) Edicions 62. 128 páginas. 19 euros.
Ritournelle de la faim. Gallimard. 21,50 euros. Tusquets lo editará en abril. [fontanamoncada@ yahoo.es ]~
Qué queda del estructuralismo
Fue sin duda la corriente de pensamiento de mayor peso en el siglo XX. Después de la experiencia de Claude Lévi-Strauss con las tribus amazónicas, en los 30, plasmada en Tristes trópicos, se expandió desde la antropología a la filosofía, la crítica literaria, la filosofía, la psiquiatría, en busca del funcionamiento de la cultura toda. Cuestionado luego, es imposible no seguir debatiéndolo. Opinan José Pablo Feinmann y Eliseo Verón.
Por Eliseo Pisarro | © CLARIN
Suponiendo que Claude Lévi-Strauss no hubiese hecho otra cosa que escribir Tristes trópicos , su libro de 1955, su obra seguiría estando a mil años luz que la de cualquier otro antropólogo. Y Tristes trópicos ni siquiera es un libro de antropología en sentido estricto. En todo lo que ese libro exige, en todo lo que ese libro sabe que no obtendrá, se encuentra la espina que el estructuralismo –como método científico, corriente de pensamiento, como afirmación política y posibilidad estética– dejó clavada en el corazón del siglo XX: no la duda sobre si el saber occidental será capaz de responder las preguntas acerca de la naturaleza humana, sino la sospecha de que probablemente no valga la pena.
Tristes trópicos es el relato de un antropólogo que, a mediados de la década de 1930, deja su acomodada vida académica en Francia y llega a la selva amazónica en busca de su objeto de estudio soñado: "Una sociedad humana reducida a su expresión básica". Va detrás del gran premio, el equivalente del arqueólogo que gana la carrera por ser el primero en abrir la tumba de un gran faraón: el momento en que una sociedad que se creía completa, cerrada y autosuficiente, descubre que no es nada de todo eso. Lo que Lévi-Strauss encuentra, en cambio, es el producto del colonialismo, la transformació n de los antiguos salvajes en aguas residuales del progreso industrial europeo. Encuentra basura, pobreza, excremento, barro. "La mugre, nuestra mugre que hemos arrojado al rostro de la humanidad".
El antropólogo no se resigna. Penetra más y más en la selva. Quiere localizar, dice, esa sociedad que todavía no fue contaminada por la civilización europea. Por la mugre. Finalmente, cerca de la frontera con Bolivia, se topa con los tupi-kawahib: salvajes, impolutos, el sueño de Rousseau y de Durkheim. Sin embargo, por más que lo intenta, no consigue comunicarse con ellos. No se entienden. No hablan la misma lengua. "Estaban realmente dispuestos a enseñarme sus costumbres y creencias, pero yo nada sabía de su lengua. Estaban tan cerca de mí como una imagen vista en un espejo. Los podía tocar pero no podía entenderlos. Allí tuve mi recompensa y al mismo tiempo mi castigo, pues, ¿no consistía mi error, y el de mi profesión, en creer que los hombres no son siempre hombres? ¿En pensar que algunos merecen más nuestro interés y atención porque en sus maneras hay algo que nos asombra?".
Lévi-Strauss regresa a Francia. Ahora lo sabe: la condición para volver inteligible a ese otro lejano y exótico es que la mugre ya lo haya manchado. El precio que se paga por conocer es deambular entre ruinas: los primitivos, los salvajes, son también parte del fango de la modernidad.
El antropólogo no se resigna tampoco ahora. Hay otra opción. En lugar de merodear en tribus lejanas, de regodearse en su extrañeza, de lamentarse al ver en qué los hemos convertido, es posible construir un modelo teórico de sociedad que abarque a ésa y a todas las sociedades primitivas. El espíritu humano es el mismo en todos lados. Lo que prima es el intento de llevar orden al caos, de ordenar un universo desordenado. Hay un todo establecido, coherente. Un número limitado de estructuras que se repiten una y otra vez. Un sistema. Valiéndose de la matemática, la lingüística, la cibernética, las ciencias del signo, es posible reconstruir esas estructuras, bosquejar una suerte de tabla periódica con los elementos que conforman esas sociedades. Los mitos, las leyendas, los dialectos, los bailes, los tatuajes, son accidentes, contingencias. Lo que importa es la estructura, lo que subyace: el estudio del pensamiento humano a través de una ciencia formalista, taxonómica, universal, abstracta.
A mediados del siglo XX, con los hornos de Auschwitz todavía calientes y las luchas por la descolonizació n estallando alrededor del mundo, el estructuralismo se propuso la empresa más grandiosa jamás imaginada: comprender cómo funciona la mente humana. Y Lévi-Strauss hizo escuela.
La contradicción que el estructuralismo guarda en su seno, la contradicción que enterró en el corazón del siglo XX, radica en que el mayor intento colectivo por convertir a las ciencias humanas en una gran ciencia positiva universal es producto de la búsqueda de redención personal de un solo hombre. Y para lograrlo, explicó décadas después el antropólogo Clifford Geertz, este hombre c0eó una máquina infernal de la cultura, que aniquilaba la historia y lo engullía todo a su paso. Lévi-Strauss logró construir un modelo teórico, político, estético, que satisfacía su búsqueda personal: entender a los hombres sin conocerlos, conseguir una aproximación intelectual y mantener la distancia física. "Odio los viajes y a los exploradores" , así empezaba Tristes trópicos . Bastó esa línea, y Lévi-Strauss ya estaba a mil años luz.
El advenimiento del estructuralismo, escribió Geertz, fue ante todo un logro retórico: el discurso que Lévi-Strauss inventó para los hechos curiosos que describía o para sus curiosas explicaciones de estos hechos curiosos. "Lo que consiguió cambiar la mentalidad de la época, como ninguno de esos elementos lo hubiera logrado antes, fue la sensación de que había aparecido un nuevo lenguaje en el que todo, desde la moda femenina, como en El sistema de la moda de Roland Barthes, hasta la neurología, como The quest for mind de Howard Gardner, podía discutirse y analizarse de una manera útil. Fue toda una serie de términos (signo, código, transformació n, oposición, intercambio, comunicación, metáfora, metonimia, mito... estructura), tomados en préstamo y reelaborados tanto a partir del léxico de la ciencia como del arte, los que sirvieron para definir la empresa de Lévi-Strauss, más allá del limitado interés que muchos pudieran tener en el sistema de secciones australiano o la configuración de las aldeas bororo".
A mediados de siglo, el lenguaje, o el método, o las hipótesis, o el modelo, o lo que fuese que ese antropólogo francés estuviese diciendo en nombre del estructuralismo, se extendió hacia otras disciplinas. Pocos, muy pocos, se definieron como "estructuralistas" , pero de pronto en lingüística, psiquiatría, historia, política, sociología, semiología, matemática, filosofía, literatura, biología, y más, el estructuralismo permitía decir cosas que hasta ese momento no habían sido dichas: permitía, parafraseando una definición ya clásica de Lévi-Strauss, generar buenas categorías para pensar.
Y sin embargo nadie sabe con certeza qué es, o qué fue, el estructuralismo. En general las definiciones, más allá de algunos lugares comunes (su antihumanismo, su objetivismo, sus oposiciones dicotómicas binarias que lo explican todo: alto-bajo, derecha-izquierda, crudo-cocido, significado- significante) , parecen chocarse entre sí y no arribar a ningún puerto. "Digámoslo francamente –escribió el filósofo François Wahl en 1968, en la introducción de un libro de Dan Sperber llamado ¿ Qué es el estructuralismo? –. Cuando se nos pregunta acerca del estructuralismo, no comprendemos la mayoría de las veces acerca de qué se nos quiere hablar".
El estructuralismo no nació con Lévi-Strauss. Su fundación, simbólica, se remonta a 1916, cuando se publicó la obra póstuma de Ferdinand de Saussure, el Curso de lingüística general . Pero en el trayecto que va desde el Curso de lingüística general hasta la edición de los cuatro tomos de las Mitológicas de Lévi-Strauss (entre 1964 y 1971), el estructuralismo pareció haber mutado como en esas películas de la RKO en las que una pequeña lagartija se metía donde no debía, recibía algún tipo de radiación y se convertía en un monstruo gigante y deforme que pisoteaba todo lo que encontraba a su paso. El estructuralismo, para entonces, era Godzilla.
Bajo la etiqueta de estructuralismo podía ponerse casi todo, pues casi todo parecía haber sido tocado por el estructuralismo. Sea para abrazarlo, rechazarlo, ignorarlo, adecuarlo, criticarlo, superarlo o revisitarlo, el estructuralismo parece ser la corriente de pensamiento endémica del siglo XX. Emerge con diferentes rostros en diferentes lugares, y cuando parece erradicado vuelve a florecer en una nueva cepa. Lo que sigue es tan obvio que produce sarpullido, pero para que exista, por ejemplo, un posestructuralismo (para que pueda fijarse como corriente intelectual o como estilo de época que atraviesa objetos culturales de diferentes géneros, para que pueda establecer sus límites, deudas, rupturas y continuidades) debe existir un estructuralismo: debe continuar siendo aquello con lo que se dialoga. De una manera u otra, agrade más o menos la conversación, el estructuralismo sigue siendo un interlocutor inevitable.
En 1987, en L a derrota del pensamiento , Alain Finkielkraut relataba cómo había sucedido todo eso, cómo el estructuralismo se había adueñado de la vida académica y política de posguerra, cómo Lévi-Strauss se había convertido en –vaya– un héroe. Veinte años más tarde todavía sigue siendo una historia válida, una historia que puede pasar por cierta.
El comienzo de la historia que Finkielkraut estaba contando podía situarse en noviembre de 1945, cuando se realizó el acto constitutivo de la UNESCO: un nuevo intento por llevar la luz de la razón a la oscuridad que todavía crepitaba en los hornos de Belsen. Sacar a la Humanidad de las tinieblas; impedir que el fanatismo, el totalitarismo y la ignorancia volvieran a idiotizar al Hombre... Momento, momento. ¿Qué hombre? ¿El hombre del existencialismo sartreano, que por entonces seducía a propios y extraños? ¿El hombre del iluminismo? ¿Qué hombre?
En 1951 Lévi-Strauss presentó un trabajo escrito por encargo de la UNESCO: Raza e historia . Una parte del texto apuntaba hacia el lugar esperado: el concepto de "raza". Las diferencias entre grupos humanos, escribió, obedecen "a circunstancias geográficas, históricas y sociológicas, no a aptitudes vinculadas a la constitución anatómica o fisiológica de los negros, de los amarillos o de los blancos". Todos de acuerdo, aplausos.
Pero cuidado, agregó Lévi-Strauss, y cuando Finkielkraut lo relataba, treinta y cinco años más tarde, uno podía percibir la emoción en su voz: no basta con quitarse de encima la predestinació n biológica, también hay que rechazar la jerarquizació n de las diferencias culturales. La época de la que intentaba salirse, creía Lévi-Strauss, estaba marcada tanto por el totalitarismo como por el colonialismo: la mugre, nuestra mugre. Los filósofos iluministas, en el siglo XVIII, habían caído en la trampa. Hablaron en nombre de la Humanidad parados en el que suponían último estadio de desarrollo moral, tecnológico, científico, el final de una única línea de progreso humano. Casi dos siglos después, los fundadores de la UNESCO se aprestaban a hacer lo mismo.
"En el momento en que la UNESCO se propone abordar un nuevo capítulo de la historia humana –escribió Finkielkraut– , Lévi-Strauss recuerda, en nombre de su disciplina, que la era de la que se trata de salir está tan marcada por la guerra como por la colonización, tanto por la afirmación nazi de una jerarquía natural entre los seres como por la soberbia de Occidente, tanto por el delirio biológico como por la megalomanía del progreso". La crítica de la superioridad racial debe combinarse con la crítica de la superioridad cultural. No hay una sola civilización, propone Lévi-Strauss; hay culturas, muchas, en plural. "Lévi-Strauss se apropia de la solemne ambición de los fundadores de la UNESCO –iluminar a la humanidad para conjurar los peligros de la regresión a la barbarie–, pero la dirige contra la filosofía a la que éstos rinden pleitesía", seguía Finkielkraut. "El objetivo sigue siendo el mismo: destruir el prejuicio, pero, para conseguirlo, ya no se trata de abrir a los demás a la razón, sino de abrirse uno mismo a la razón de los demás".
Se esparció como una mancha de brea. Imitando el ejemplo de la antropología estructuralista, las ciencias humanas comenzaron una cacería del etnocentrismo, una denuncia de todas las formas en que –en nombre de un humanismo universalista, vago, metafísico– Occidente hacía prevalecer su dominio pasado y presente. Los historiadores rompieron la línea del tiempo, trastocaron su continuidad; los sociólogos combinaron el marxismo con la etnología estructuralista: en todas las sociedades hay división de clases (decían con Marx), y en cada clase hay un universo simbólico distinto y equivalente (decían con Lévi-Strauss) . Los lingüistas encontraron las mismas estructuras narrativas en las "grandes novelas" y en los "cuentos populares"; todas las teorías de la descolonizació n usaron el mismo sonsonete: ni las sociedades ni las personas crean de manera absoluta, sólo se limitan a elegir determinadas combinaciones; no hay dos culturas que sean iguales, pero todas parten de la misma actividad combinatoria y no pueden ser jerarquizadas.
La bola de nieve no se detuvo. Noam Chomsky, Roland Barthes, Jacques Derrida, Jacques Lacan, Umberto Eco, Jean Piaget, Thomas Kuhn, Michel Foucault, Louis Althusser o Julia Kristeva, por nombrar poco y atropellado, llevaron el estructuralismo a sus respectivas disciplinas. Godzilla, sí. Parecía imparable, y pronto llegó el ejército a hacerle frente, con los tanques de guerra y todo. Pero ya había comentado Nietzsche qué pasa cuando uno combate contra monstruos. No es que el estructuralismo, o Lévi-Strauss, hayan estado exentos de críticas. Al contrario. Muchos filósofos acusaron al estructuralismo de ser demasiado cientificista y muchos científicos lo acusaron de ser demasiado filosófico. Se dijo que Lévi-Strauss era un mago: que encontraba estructuras por todos lados, que las sacaba de su galera mágica junto con conejos y ramos de flores. Se le imputó plantear preguntas y no responderlas; mezclar azarosamente cualquier cosa que se le cruzara; no hacer suficiente trabajo de campo; hacer demasiado trabajo de campo; usar demasiada información; usar muy poca información; usar información desactualizada; ser demasiado positivista; ser demasiado poético; ignorar la historia; ignorar a los individuos; ser demasiado determinista; tomar un montón de temas complicados y volverlos imposibles. Las versiones más "duras" del estructuralismo se han vuelto obsoletas, o al menos no gozan del acuerdo que gozaron hasta fines de la década de 1960. Gran parte de sus hipótesis (o métodos, o discursos, o... lo que sea) fueron retomadas por las corrientes posestructuralistas , posmodernas, deconstructivistas, constructivistas, etc. Otras fueron descartadas, y muchas otras se volvieron parte de agendas políticas y sociales, parte del sentido común, de la embrutecida cotidianeidad de los hechos de todos los días.
"En disciplinas como la nuestra –escribió Lévi-Strauss en la Obertura de Mitológicas . Lo crudo y lo cocido –, el saber científico avanza a paso inseguro, bajo el látigo de la contención y la duda. Deja a la metafísica la impaciencia del todo o nada. Para validar nuestra empresa no es preciso a nuestros ojos que esté asegurada de disfrutar, durante años y hasta en sus menores detalles, de una presunción de verdad. Basta que se le reconozca el modesto mérito de haber dejado un problema difícil en estado menos malo que como se lo encontró".
Suponiendo que Claude Lévi-Strauss no hubiese hecho otra cosa que escribir Tristes trópicos , su libro de 1955, su obra seguiría estando a mil años luz que la de cualquier otro antropólogo. Si la historia que estuvimos contando es correcta, si el estructuralismo comenzó con el intento de un solo hombre por expiar las culpas por lo que Occidente había hecho con las sociedades no occidentales, y terminó en el mayor intento colectivo por entender cómo funciona la mente humana, ni una exigencia ni la otra fueron satisfechas.
Ese es el secreto que encierra Tristes trópicos : que el precio por conocer es la destrucción de aquello que busca conocerse. "Nunca más, en ninguna parte, volveré a sentirme en casa", se lee allí, sólo para pasar un par de páginas y encontrarse con una cita de Pascal: "Nada nos puede consolar, cuando lo pensamos detenidamente" . En todo lo que ese libro exige y en lo que sabe que no obtendrá, se encuentra la espina que el estructuralismo dejó clavada en el corazón del siglo XX: "¿Para qué sirve actuar, si el pensamiento que guía la acción conduce al descubrimiento de la ausencia de sentido?". Es lo que Lévi-Strauss, hace setenta años, intuyó que no sería capaz de responder.
Estructuralismo Básico
El estructuralismo fue el paradigma académico predominante en las ciencias humanas y sociales durante buena parte del siglo XX, y también una moda cultural que en la posguerra desplazó a otras modas culturales (el existencialismo, por ejemplo). Si el estructuralismo, como corriente de pensamiento, comienza con el Curso de lingüística general de Ferdinand de Saussure (1916), es con los trabajos de Claude Lévi-Strauss que adquiere el status de "movimiento" . Positivista, formalista y antihumanista, analiza cada fenómeno como un sistema complejo de partes interrelacionadas. Sus hipótesis fueron adaptadas en disciplinas como antropología, lingüística, historia, filosofía, sociología, psicología, matemática, arquitectura, etc. En las décadas de 1970 y 1980, sus premisas positivistas cedieron ante modelos más interpretativos y abiertos. Más que desaparecer, el estructuralismo se disolvió en corrientes como el posestructuralismo, deconstructivismo o diversas corrientes marxistas.
Hitos del estructuralismo
1908. Nace Claude Lévi-Strauss.
1913. Muere Ferdinand de Saussure.
1916. Se publica el Curso de lingüística general, que lleva la firma simbólica de Saussure, aunque fue armado por dos de sus alumnos (Charles Bally y Albert Sechehaye) en Ginebra, con retazos de manuscritos, apuntes de clase, anotaciones varias. A partir de ese momento, y durante al menos medio siglo, la lingüística será estructuralista.
1926. Se establece la Escuela de Praga, círculo de lingüistas estructuralistas entre cuyos miembros sobresalen Roman Jakobson, Nikolai Trubetzkoy, Sergei Karcevskiy, Vilém Mathesius, René Wellek y Jan Mukarovský. El grupo se desbanda en 1939. Deudos: Alf Sommerfelt, Emile Benveniste, Tzvetan Todorov, Claude Lévi-Strauss.
1931. Se establece la Escuela de Copenhague, fundada por Louis Hjelmslev y Viggo Brøndal
1933. Se publica Lenguaje de Leonard Bloomfield y define la impronta de la escuela lingüística estructuralista norteamericana de las décadas de 1940 y 1950: principios conductistas para el estudio del sentido y riguroso método científico de análisis lingüístico. Deudos: Charles F. Hockett, Zellig Harris.
1935. Lévi-Strauss viaja al Brasil, donde enseñará e investigará hasta 1939. La experiencia dará forma a Tristes trópicos.
1941. Se publica Lenguaje infantil, afasia y leyes fonéticas generales de Roman Jakobson. La elección es arbitraria; su obra es enorme, dispersa, no sistematizada. Durante la guerra, exiliado en Nueva York, formó parte de la École libre des hautes études, junto a Jean Wahl, Jacques Maritain y Lévi-Strauss, a quien influyó considerablemente.
1943. Se publica Prolegómenos a una teoría del lenguaje de Louis Hjelmslev. Deudos: Gilles Deleuze, Felix Guattari, Jacques Derrida.
1949. Se publica Las estructuras elementales del parentesco de Lévi-Strauss. Libro capital de la antropología estructuralista, Lévi-Strauss combina la idea de pares opuestos (de Saussure, Jakobson, Escuela de Praga, etc.) con los trabajos de Emile Durkheim y Marcel Mauss, y la aplica al estudio de sociedades primitivas. Deudos: Edmund Leach, Jacques Lacan, Marshall Sahlins, Algirdas Julien Greimas, Marcel Detienne, Roland Barthes, Gérard Genette, y un gran etcétera.
1955. Se publica Tristes trópicos y Lévi-Strauss se convierte en una celebridad. Décadas después, el antropólogo Clifford Geertz escribió: "Es un libro que, si bien dista mucho de ser un gran libro de antropología, o siquiera un libro especialmente bueno de antropología, es seguramente uno de los libros más bellos escritos por un antropólogo".
1957. Se publica Estructuras sintácticas de Noam Chomsky. La gramática generativa señala el ocaso de las teorías bloomfieldianas. Chomsky sostiene que el análisis estructural puede ser válido para el estudio de la fonología y la morfología, pero no de la semántica.
1957. Se publica Mitologías de Roland Barthes. Aplicando el análisis del signo saussureano al proceso de creación de mitos, se considera una pieza clave para la emergencia de los "estudios culturales".
1958. Se publica Antropología estructural de Lévi-Strauss.
1962. Se publica El pensamiento salvaje de Lévi-Strauss, su obra teórica capital. Imprescindible, todavía hoy.
1964. Jacques Lacan ofrece un seminario sobre "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis" en École Pratique des Hautes Etudes, gracias al apoyo de Lévi-Strauss y Louis Althusser. Lacan revisitará los conceptos freudianos, los "corregirá", incorporando los trabajos de Lévi-Strauss, Saussure y Barthes.
1964. Se publica el primero de los cuatro tomos de Mitologías de Lévi-Strauss. Los tomos restantes aparecerán en 1966, 1968 y 1971. Es una suerte de versión extendida y altamente detallada de la tesis de El pensamiento salvaje.
1965. Se publica Leyendo el capital de Louis Althusser, buen ejemplo de estructuralismo marxista. Deudos: Alain Badiou, Étienne Balibar, Jacques Ranciere, Pierre Macherey, Nicos Poulantzas, Jacques-Alain Miller.
1966. Se publica Problemas de lingüística general 1 de Benveniste. Se lo ha señalado como el último gran libro estructuralista.
1966. Se publica Racionalidad e irracionalidad de la economía de Maurice Godelier, asistente de Lévi-Strauss, efectivo cruce de antropología estructural, marxismo y economía.
1966. Se publica Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas de Michel Foucault, el "más estructuralista" de sus libros, quien luego será asociado al posestructuralismo y posmodernismo (etiquetas de las que renegará).
1967. Se publica La muerte del autor, ensayo de Barthes señalado como el punto de quiebre entre estructuralismo y posestructuralismo. Deudos: Jacques Derrida, Paul de Man, Geoffrey Hartman.
1967. Se publica Sobre la gramatología de Derrida, donde discute con Lévi-Strauss, Saussure, Hjelmslev, Jakobson y otros. Se lo señala como el texto fundacional de la deconstrucció n. Deudos: Richard Rorty, Paul Ricoeur, Jean-Luc Nancy. Críticos: Michel Foucault, John Searle, Willard Van Orman Quine, Jurgen Habermas.
1968. Se publica El estructuralismo de Jean Piaget. "El estructuralismo es un método, no una doctrina", escribe Piaget, desde la psicología, luego desde el constructivismo. "No existe estructura sin construcción, abstracta o genética".
1969. Se funda la International Association for Semiotic Studies, presidida por Benveniste. Sus miembros parecen componer un "quién-es-quié n" de las diferentes caras del estructuralismo: Jakobson, Julia Kristeva, Algirdas Julien Greimas, André Martinet, Juri Lotman, Roland Barthes, Umberto Eco, Cesare Segre, Thomas A. Sebeok.
1973. Lévi-Strauss ingresa a la Académie Française. Es el más alto honor que puede recibir un intelectual francés.
2008. Lévi-Strauss cumple 100 años el 28 de noviembre; el presidente Nicolas Sarkozy lo visita en su casa ("con el fin de transmitirle el homenaje de toda la nación"), se editan libros y se lo celebra en todo el mundo. [giecoleon@yahoo.com ]~
Almorzando con Burroughs y Kerouac
Por Jorge Fernández Díaz | © LA NACION
Muy de vez en cuando la verdadera historia de cómo se escribió una novela resulta aun más interesante que la novela misma. Quizás éste sea el caso de Y los hipopótamos fueron hervidos en sus tanques , un libro mítico que permaneció perdido durante más de sesenta años, que transcribe un crimen pasional ocurrido en Nueva York y que fue escrito a cuatro manos por dos de los escritores más importantes de la literatura occidental del siglo pasado: William Burroughs y Jack Kerouac.
Esos narradores pertenecen a la llamada "generación beat ", que compartieron con el poeta Allen Ginsberg y otras figuras que expresaban la cultura juvenil de posguerra, la rebeldía y la liberación sexual y espiritual, el orientalismo y el ateísmo, y también la tolerancia y psicodelia como búsqueda de la conciencia, valores que luego influirían en la sociedad de masas y que revolucionarí an el mundo hacia los años 60 y 70.
La generación beat era entonces continuidad y ruptura de otra generación literaria: la generación del jazz, que en los lujosos y alocados años 20 habían encarnado, entre otros, Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway. Ambas fueron denominadas "generaciones perdidas". La generación del jazz se hundía en el alcohol; la generación de los beats se hundía en heroína y anfetaminas. Las dos eran producto también de la frivolidad y la depresión del comienzo del siglo XX, y luego del puritanismo conservador del "American Way of Life".
Esas corrientes o modas literarias fueron arrasadas, en su momento, por los vientos de la historia mundial. Pero allí quedaron en pie varios libros extraordinarios. En el camino , que Kerouac publicó en 1957, y El almuerzo desnudo , que Burroughs escribió en Tánger dos años después, son dos de las obras cumbre de ese movimiento.
Kerouac y Burroughs formaban parte en 1944 de un grupo de conflictuados aspirantes a poetas y novelistas, cuando uno de sus amigos apuñaló a otro que intentaba seducirlo. Fue en Upper West Side y el asesino, que no tenía más de 19 años, metió piedras en los bolsillos del cadáver y lo arrojó al río Hudson. Kerouac lo ayudó a pasar la tarde y a deshacerse del arma homicida, pero el chico se presentó a la policía y confesó todo. Estuvo preso cinco años. Kerouac se salvó por un pelo.
A pesar de que le prometieron al amigo preso, ansioso por borrar el pasado y construirse una nueva vida, que no publicarían nada del caso, Burroughs y Kerouac no pudieron con su genio y escribieron a dúo esa novela, que apenas disimulaba con nombres ficticios los detalles de un escándalo que el propio Truman Capote siguió de cerca con morbosa curiosidad. Luego los editores dudaron de publicarla y los escritores la fueron olvidando, ensimismados en sus vidas y en sus propias obras. Recién ahora, cuando todos los protagonistas están muertos, conoce la luz, gracias a un periodista, Y los hipopótamos fueron hervidos en sus tanques .
Me dicen que el resultado de aquella colaboración es, efectivamente, inferior a su leyenda. Pero hay varias curiosidades: el asesinato, el mito de la novela perdida, la extraña colaboración entre dos escritores de gran ego y el contexto de una época en la que cambió la conciencia humana. Un almuerzo apetitoso que no podíamos dejar de servir. [giecoleon@yahoo. com]~
El maravilloso éxito de Junot
Dice que ganar el Pulitzer fue como sentirse enamorado, sólo que el efecto le duró una semana; que no es un escritor típico y que todavía falta para que las letras latinas influyan en el panorama literario de Norteamérica. Su novela, La maravillosa vida breve de Óscar Wao, ya está en Chile.
POR SARA BERTRAND | © EL MERCURIO
A estas alturas pareciera que sobran las presentaciones. El escritor dominicano, premio Pulitzer 2008, Junot Díaz, dejó que fuera Óscar Wao quien hablara primero. En parte, por su reconocido pavor a la exposición pública y en parte también, porque entre su primer libro de cuentos, Drown, y la novela ganadora del Pulitzer mediaron 11 años de arduo trabajo y profundo silencio. Tanto, que hubo quienes lo dieron por sepultado como escritor. Cosa que él mismo creyó posible en medio de la vorágine que implicó publicar aquel primer libro y ser catalogado como la promesa de las letras caribeñas y luego recibir una beca Guggenheim para un proyecto de novela que resultó un completo fracaso -en sus propias palabras, "superada por la realidad" después del atentado a las torres gemelas, pues trataba sobre la destrucción de New York por un terrorista- y luego dejarse llevar por un gordito aparecido en medio de una noche de juerga e intentar acallarlo, para seguir escribiendo nada bueno y de pronto, darle riendas al obeso personaje y tener entre las manos una novela tan fascinante, cruda y real como La maravillosa vida breve de Óscar Wao. Así es cómo echó a rodar a Óscar. En menos de catorce meses logró vender medio millón de ejemplares, además de embolsarse un contrato con Miramax para hacer una película. La novela está escrita bajo el influjo de los vapores caribeños, fresca y natural, pero tan gutural en su esencia, tan filuda, que es imposible no caer en una avalancha de reflexiones, partiendo por el fenómeno de la inmigración.
La realidad de la ficción
-Dijiste que en esta novela querías inventarlo todo, pero Óscar Wao resulta un retrato demasiado real, ¿cómo diste con ese personaje?
-¿No es ese el rol de la literatura de ficción, su poder? ¿Que los personajes que aparecen en sus páginas suenen reales? La ficción ha venido haciendo esto desde su concepción y es precisamente lo que me atrae de esta particular forma de hacer arte. La creación de personajes requiere una enorme cantidad de trabajo emocional e intelectual además de una enorme cantidad de reescritura y edición. Honestamente, aprendí tanto sobre mí mismo en el proceso de escritura y creación de estos personajes; tanto sobre el amor, el coraje, los límites y la importancia del intelecto.
-Uno de los tópicos de tu novela es el de las relaciones familiares, el vínculo madre/hija, por ejemplo, entre Belicia y Lola, aparece retratado con una crudeza que exhuda humanidad.
-He pasado los últimos 20 años de mi vida saliendo exclusivamente con latinas. Estaba enamorado de una argentina cuando comencé la novela y la terminé con una novia dominicana. Entonces, es imposible no notar las extrañas relaciones de poder y desafíos que existen entre madres e hijas. Como su novio, estaba fuera de esas dinámicas, pero a la vez, enterado de lo que pasaba entre ellas y vi cómo estas mujeres de muy diferentes países y culturas, tuvieron que luchar por sacar adelante estas relaciones fundamentales, que muchas veces no son fluidas, pero en donde permanece el anhelo de llevarse bien. Sí, como artista fue algo que me interesó y que incluí a propósito.
-Lola, Belicia y La Inca son voces femeninas de tomo y lomo, como si hubiesen sido escritas por una mujer.
-Me apoyé en cada amiga que tengo. Además de que crecí con dos hermanas, mi madre y sus dos hermanas. Esas voces están dentro de mi cabeza. Sólo que tenía que escucharlas de una vez por todas. Luego, pulirlas con mucha reescritura.
-Demoraste 11 años entre un libro y otro, es impresionante que hayas perseverado durante todo ese tiempo. ¿Qué te animó a seguir?
-¡Mira el libro que escribí! Puede que no sea grandioso, pero me movió profundamente y fue este libro, la posibilidad de este libro, lo que me mantuvo amarrado a la página en blanco, dándome esperanzas. Cada vez que quise renunciar, estaban Lola o Beli alentándome, ayudándome a levantarme del piso.
-Dices que Óscar Wao se te apareció después de una noche de fiesta, ¿tus personajes tienden a surgir así o te ronda una idea a la que luego vas dando forma?
-Realmente no tengo una sola fórmula. Cada libro viene de formas diferentes. No trabajo como otros escritores; no soy una máquina; empleo mucho tiempo reflexionando y rumiando mis ideas, pero hay veces en que esas ideas aparecen como un rayo, una inspiración.
-Para ser alguien que dejó su país a los 6 años, te manejas bastante en su idiosincrasia. ¿Cómo se produjo el acercamiento con tu pueblo natal?
-Crecí en una comunidad de inmigrantes caribeños. Había dominicanos por todas partes y siempre estuve ansioso por conocer noticias de mi país. Conversaba con mis familiares u otras personas de fuera y siempre sentí una gran afinidad con esa comunidad e hice un esfuerzo por conectarme con ella. Mi madre y mi padre dedicaron mucho tiempo para hacerme lo más dominicano que fuera posible. Ellos me enseñaron su folclor, sus políticas y todo sobre el fukú y Trujillo. Y la cercanía con República Dominicana (está a 3 horas en avión) es una ventaja, pues te posibilita el acercamiento.
-Ganaste el Pulitzer el año que Obama logró la presidencia de los Estados Unidos, es decir, en medio de un período muy interesante en términos del rol que juegan la inmigración y las mezclas culturales, ¿te sientes parte de este proceso?
-No estoy seguro, aunque de una u otra forma, seguro que formo parte.
-¿De qué manera la literatura latinoamericana aporta a este traspaso cultural?
-Dicen que la literatura es una gran embajadora. Me gusta creer que es verdad. De todos modos, como individuo puedo decirte que la literatura me ha ayudado a construir puentes en mi imaginación.
-¿Crees que la diversidad terminará por imponerse en las capitales del mundo creando una cultura intermedia?
-Llámame marxista anticuado, pero pienso que el capitalismo es un gran destructor de la diversidad humana. Y me gusta pensar que podremos ponerle un final a eso antes de que acabe con nosotros.
-Has dicho que los inmigrantes son la sangre de Estados Unidos, ¿de qué manera las artes ayudan al proceso de aceptación de otras culturas?
-Difícil decir. Sin duda que las artes han jugado un rol fundamental en cualquier sociedad, pero exactamente cómo describir ese papel es algo que ha tenido a los estudiosos dándose vueltas por siglos. Todo lo que sé es que nadie necesita más las artes que los inmigrantes, porque las artes te reconectan con tu humanidad y la inmigración es un proceso de deshumanizació n.
-Los personajes de tu libro son luchadores solitarios de la vida, ¿es la soledad el precio de la inmigración?
-La inmigración nos hace más individualistas al mismo tiempo que nos convierte en miembros de comunidades. Y en ambos casos tú encuentras soledad. No creo que la pobre familia de mi novela sea más solitaria que cualquier otra, ellos no son más que humanos viviendo la vida que les toca.
-Has dicho que te sientes cercano a la literatura norteamericana, pero es difícil no encasillarte como un reeditado exponente del boom latinoamericano.
-Ciertamente me siento más cercano a la literatura caribeña que a la mexicana, pero dudo que hubiese declarado que Norteamérica sea mi lugar de afinidad en vez de Latinoamérica. Es decir, el idioma que leemos nos limita el acceso a los libros y mi facilidad con el inglés me impidió acceder a muchos escritores latinos, pero a pesar de esto conozco el campo muy bien. Y en mi mente soy un producto de Latinoamérica, más que de América, aunque estoy seguro de que muchos estarán en desacuerdo. De todos modos, esta novela sólo existe gracias a escritores como Chamoiseau, Carpentier, Hijuelos, Borges, Lispector, Restrepo, Rulfo y Bolaño, por nombrar algunos.
Esta novela sólo existe gracias a escritores como Chamoiseau, Carpentier, Hijuelos, Borges, Lispector, Restrepo, Rulfo y Bolaño, por nombrar algunos. [zoiladulceuva@ yahoo.com. ar]~
La cuentística después de Bosch
Los cuentistas que siguieron a Bosch estaban preocupados por lo nacional pero también por lo urbano
Por DIÓGENES CÉSPEDES | © Areito-Hoy
El impacto literario de "Camino real", de Juan Bosch, publicado en 1933, cinco años antes de que emprendiera su viaje a Puerto Rico como exiliado, tuvo un efecto inmediato y luego retardado a causa del viraje político del escritor cuando llega a La Habana, procedente de Puerto Rico, convencido por Enrique Cotubanama Henríquez para que encabece la oposición a la dictadura de Trujilllo y unifique el exilio en semejante lucha.
En el primer año de exilio en San Juan (1938-1939), si hemos de creer lo que le dice en carta a Trujillo para justificar su salida del país, Bosch se dedicaría en cuerpo y alma a tallarse una carrera literaria, algo que en Santo Domingo, en las circunstancias de esa época, era completamente imposible, ya que para ser escritor en su país había que entrar en la política y él no estaba dispuesto a transigir con su vocación de escritor.
Tal vez a esta disposición de Bosch se deba el hecho de que en ese primer año no fue atacado brutalmente por los plumíferos del gobierno, pero al conocerse que ya estaba comprometido con el exilio dominicano y que estaba dispuesto a formar parte, no a encabezar la oposición a Trujillo puesto que una minusvalía social le hizo confesar a Cotubanama Henríquez que por su ascendencia social Juan Isidro Jimenes Grullón era el indicado para desempeñar ese papel. (J. Bosch: "Exilio y lucha antitrujillista" . Obras completas. T. XI, pp. 37-39).
Cotubanama es quien convence a Bosch de que por su prestigio literario y su inteligencia es el hombre llamado a dirigir el partido que se bosquejaba en el horizonte cubano como un símil del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) del presidente Carlos Prío Socorrás, con cuya hermana estaba casado el hijo de Francisco Henríquez y Carvajal y Natividad Laurazón, medio hermano, por lo tanto, de Pedro, Max y Camila Henríquez Ureña. Aunque había nacido en la República Dominicana, llegó a Cuba a los dos años y adoptó la nacionalidad cubana, pero por sangre y cultura le dolía nuestro país tanto o igual que Cuba, en una época en que todavía no estaban tan deslindadas esas nociones nacionalistas de frontera, pues en aquel siglo XIX todos y todas eran integrantes de la "magna patria latinoamericana" .
De modo que el efecto surtido por "Camino real" se vio de inmediato en una serie de cuentistas como Hilma Contreras, vindicada por Bosch antes de salir al exilio, Ramón Marrero Aristy, Ramón Lacay Polanco, Virgilio Díaz Ordóñez, J. M. Sanz Lajara, José Rijo, Miguel Ángel Jiménez y Néstor Caro, para no citar sino los de mayor viso hasta hoy. La preocupación por el tema nacionalista y su ideologizació n es lo que caracteriza esta influencia boschiana en los cuentos que tratan sobre el problema campesino.
Sin embargo, en textos como "El hijo", de Lacay, "La espera", de Contreras, "Aquel hospital", de Díaz Ordóñez, "Mi traje nuevo" de Jiménez, "Un hombre de la calle", de Caro y "Curiosidad" , de Sanz Lajara se observa un cambio temático de lo urbano en lugar de lo campesino, lo cual aportará una percepción subjetiva distinta a la aportada masivamente por los textos de Bosch, no solamente desde "Camino real", sino también de la casi totalidad de los cuentos que escribió en el exilio, con excepción de los textos paradigmáticos ciudadanos como "La mancha indeleble", "El hombre que lloró", "La muchacha de la Guaira" y otros semiurbanos con tinte social y nacionalista como "Los amos", "La Nochebuena de Encarnación Mendoza", "Luis Pie" y "El indio Manuel Sicuri".
Hay que acotar que la onda nacionalista y social no era solamente preocupación de los cuentistas que siguieron a Bosch, sino que también la onda urbana le llegó a los escritores hispanoamericanos a través de Guy de Maupasant y Alphonse Daudet y muy tardíamente a través de los cuentistas rusos, principalmente Antón Chéjov. Y tal vez buena parte de ese nacionalismo literario viene de la fuente de escritores italianos, incluidos algunos de tendencia fascista y de la literatura comprometida que irradió la Unión Soviética desde 1917.
Por eso no sorprende encontrarnos en nuestro país con escritores trujillistas que escriben una literatura rabiosamente nacionalista como Héctor Incháustegui Cabral en el libro "Poemas de una sola angustia" y el cuento "La estrella roja, delante, abriéndole el camino…", que trata de la miseria extrema de una familia campesina de Baní que pierde a un hijo recién nacido. También el mismo autor teorizará el nacionalismo político y literario en los números 1 y 4 (1943) de los "Cuadernos Dominicanos de Cultura". Fue una moda que cultivaron los escritores de la época, fueran trujillistas o no, socialistas, fascistas o comunistas. Lo importante es analizar qué hicieron con esas teorías y cuál fue el resultado final de sus textos: ¿ideología o valor literario?
La influencia de Bosch se quedó en la oralidad y la memoria de los escritores que he citado más arriba. Solamente viajeros o diplomáticos como Emilio Rodríguez Demorizi y Ramón Marrero Aristy o Héctor Incháustegui Cabral, autorizados por Trujillo para sondear los planes del ya jefe del Partido Revolucionario Dominicano en Cuba tuvieron contacto personal con Bosch en La Habana y se sabe que trajeron a Ciudad Trujillo obras y cuentos de Bosch y que posiblemente fueron leídos en círculos muy estrechos. En otro caso, exiliados que llegaron en 1946 para fundar el Partido Socialista Popular y la Juventud Democrática trajeron literatura producida por los exiliados, pero su difusión fue muy restringida. Literatura comunista o de los escritores exiliados significaba peligro de muerte para quien fuera detectado o apresado por los servicios secretos en posesión de tales obras.
De modo que la influencia de Bosch en los cuentistas dominicanos quedó detenida en ese lapso 1940-1961 para escritores de la Poesía Sorprendida, los Independientes (con excepción de Rodríguez Demorizi, Marrero e Incháustegui Cabral), la generación del 48 y la generación del 60.
Con la decapitación de la dictadura el 30 de mayo de 1961 y el exilio de la familia Trujillo y los personeros más comprometidos de aquel régimen y la vuelta de todos los exiliados a partir de octubre de 1961 y con la llegada de Bosch se inicia el período de conocimiento del político primero y del escritor poco a poco. Con la publicación de "Cuentos escritos en el exilio" y "Más cuentos escritos en el exilio", de Bosch, publicados por Julio D. Postigo en la Colección Pensamiento Dominicano en 1962 y 1964 será cuando se inicie de nuevo la conexión entre Bosch y los intelectuales, poetas, dramaturgos, novelistas y cuentistas contemporáneos suyos y los que nunca habían oído su nombre.
En síntesis
La influencia de Bosch en los cuentistas dominicanos se quedó en la oralidad y la memoria de algunos escritores. Solamente viajeros y diplomáticos autorizados por Trujillo para sondear los planes de Bosch en el exilio tuvieron contacto personal con él y se sabe que trajeron sus obras. [mediaisla@gmail. com ]~
El ruin legado de Bush: la despedida del fracasado
Por Max J. Castro | © Progreso Semanal
No satisfecho con dejar a su sucesor y a las futuras generaciones cargas extremadamente pesadas --dos guerras interminables y ruinosas, una crisis financiera global, una profunda recesión que amenaza con convertirse en depresión, un gigantesco déficit presupuestario, una reputación internacional dañada y una desigualdad económica sin paralelo-- George W. Bush está usando sus últimas semanas en el cargo para poner un signo de admiración en ocho años de guerra en contra de los intereses de la inmensa mayoría del pueblo de esta nación y del mundo.
Como si fuera un corredor en el kilómetro 42 de un maratón, la administració n Bush está compitiendo contra el reloj en un desesperado esfuerzo por aventajar a Obama y al Congreso demócrata, a fin de obtener aún más regalos a las corporaciones y amiguismo partidista a expensas de los trabajadores, el medio ambiente y la gobernabilidad.
El 30 de noviembre The New York Times reportó que el "Departamento del Trabajo (de Bush) se está apresurando para terminar una nueva regulación, a la que el presidente electo Barack Obama se ha opuesto con fuerza, y que dificultaría al gobierno regular las sustancias tóxicas y productos químicos peligrosos a los que los obreros están expuestos en el puesto de trabajo".
En general, reporta el periódico, la administració n Bush planea emitir "unas 20 regulaciones muy polémicas… durante sus últimos días", como parte de un esfuerzo "por consolidar un conjunto diverso de nuevas regulaciones… " que tienen que "… con asuntos tan diversos como el aborto, la seguridad automovilística y el medio ambiente".
La nueva regla del Departamento del Trabajo (http://UCHwww. washingtonpost. com/wp-dyn/ content/article/ 2008/11/30/ AR2008113001900. html) se destaca como una de las medidas más nocivas de todas. La intención es dificultar lo más posible la protección de la vida de los trabajadores. No es suficiente que durante ocho años de desgobierno la administració n Bush haya eviscerado la Administració n de Seguridad y Salud Ocupacionales. Ahora Bush quiere agregar un paso adicional "al ya largo proceso de desarrollo de normas para proteger la salud de los trabajadores" . El presupuesto para hacer cumplir las leyes sobre seguridad y salud en el trabajo se redujo en un 8 por ciento durante esta administració n y el número de inspecciones en centros laborales bajo en dos tercios entre 1980 y 2005.
Pero es la salud del planeta como un todo, y no solo la de los Trabajadores norteamericanos, que la administració n está trabajando duro para dañar en sus días de menguante. No es suficiente que la administració n haya pasado ocho años bloqueando a Kyoto y todas las otras formas eficaces de limitar las emisiones de carbono --y en el proceso lograr enfurecer al resto del mundo. Ahora, como aclara un artículo en la edición del 26 de noviembre de The Washington Post, la Casa Blanca está presionando a sus aliados para que se opongan a los límites a los gases de invernadero.
Irónicamente, la administració n Bush está tratando de torpedear una propuesta de regulación que detalla la manera en que el gobierno podría disminuir las emisiones de gases de invernadero --una regulación que la propia Agencia para la Protección del Medio Ambiente se vio forzada a desarrollar como resultado de una decisión del Tribunal Supremo que ordenaba a la agencia que emitiera una disposición acerca de los gases de invernadero. Ahora la Oficina de Asuntos Gubernamentales de la Casa Blanca está exhortando a los alcaldes a que cabildeen en contra de la regulación. En un correo electrónico a alcaldes de todo el país, Jeremy J. Broggy, director adjunto de la oficina, exhortó a los alcaldes a que comentaran acerca de la regulación propuesta y les recordó que "muchos de ustedes nos contactaron para hacernos saber lo perjudicial que sería para la economía de las ciudades y condados que ustedes sirven". En respuesta, S. William Becker, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Agencias por el Aire Limpio dijo que "parece que el desprecio de la administració n por la regulación de los gases de invernadero no tiene fin".
Una de las características distintivas de la administració n Bush ha sido el nombramiento de funcionarios incompetentes, pero ideológicamente puros y fanáticamente partidistas. Ahora la administració n está trabajando horas extras para conferir status de funcionarios de carrera del servicio civil a esos nombrados por razones políticas, una práctica que se conoce como "horadar". Es otro regalo de despedida conferido al pueblo norteamericano por cortesía de George W. Bush.
Barack Obama ganó la presidencia sobre una ola de entusiasmo hacia él como líder político y por un espasmo de revulsión contra ocho años de George W. Bush, Dick Cheney y su calaña. Fue necesaria una tremenda energía para elegir a Obama. Hará falta mucho más para deshacer el ruin legado de Bush. [ibyqueen@yahoo. com ]~
Mizaria
Por Joan Mateu | @ mediaIsla
El mensaje en la botella
Las olas llevaron a la playa aquella botella con el mensaje en su interior. Con mucho cuidado consiguió sacar el papel de dentro y lo leyó: "¡Socorro! Estoy perdido en una isla desierta. Llevo mas de un año tirando botellas al mar con mensajes y estoy desesperado porque el mar me las devuelve". Con parsimonia garabateó unas palabras en el mismo papel. Lo enrolló y metiéndolo dentro de la botella la tiró al mar lo más lejos que pudo. Añadió: " Te entiendo, a mi me pasa lo mismo" [joan@cimat.es]~
El Estado como patrimonio
Por Andrés L. Mateo | © Clave Digital
En rigor, en toda la vida republicana nunca ha existido una separación de la hacienda pública y los bienes de los caudillos; y el Estado dominicano ha sido como una chaqueta de uso individual, indiscernible en la riqueza que lo conforma de las fortunas personales de los líderes.
Expandiéndose en un larguísimo período de la historia, lo que ha primado es la concepción patrimonial del Estado, abriendo la compuerta de un cierto mecanismo redistributivo, que permite a altos funcionarios, medios y pequeños, apropiarse de un porcentaje de la riqueza social. Concepción patrimonial y corrupción brotaron ambos en el mismo árbol.
¿Qué es lo que discurre de Santana a Báez, de Ulises Heureaux a Mon Cáceres, de Trujillo a Balaguer? ¿No es esa constante histórica la que recogerán los gobiernos del PR, los del PRD y los del PLD: el Estado como patrimonio del partido, la riqueza social, colectiva, mágicamente fundida en el despliegue de la laboriosidad del mandatario de turno (¡Esto lo hizo Balaguer!)? ¿Y esta ideología patrimonial del Estado no se ha incorporado al vivir como algo natural, como si estuviera cifrada en nuestro código genético, o fuera una sombra rabiosamente aferrada al destino del país?
Cuando el PLD subió al poder por primera vez, había una espe ranza difusa de que ejerciera la práctica política de manera diferente. El discipulado de Juan Bosch debía una parte considerable del poder al discurso ético con el que se identificó la pequeña burguesía que padecía la decepción de la historia, y se creyó que el mundo deslumbrante de la riqueza material no los atraería.
Pero, ¿qué ha ocurrido? ¿Por qué los escándalos de corrupción se multiplican como la verdolaga, y el peledeísmo recupera una verdad circular que se repite una y otra vez? Sencillamente, porque gobiernan encaramados en la concepción patrimonial del Estado. Hay un dominio personalista que anula la idea de que el Estado sea una relación social compleja, lo que impide un marco racional de todas las ejecutorias públicas.
El mejor ejemplo es el de Euclides Gutiérrez, quien acaba de denunciar la profundidad que ha alcanzado la corrupción en el PLD, pero ocurre que ese mismo personaje ante la denuncia del caso de corrupción de "las nominillas" cuando las elecciones pasa das, declaró públicamente que él tenía "nominillas" en la Superintendencia de Seguros, parapetándose en el autoritarismo, que es el semblante furtivo de su ideología. Y eso sucede porque en el país no hay una sola institución que sirva, un solo signo al que la idea de un Estado funcional ampare, tanto en el orden práctico como en el moral.
Lo que rige, como si fuera una fatalidad histórica, es la concepción patrimonial del Estado, y su hermana gemela, la corrupción; haciendo pequeños dioses de hombres y mujeres que nos dejan a menudo insatisfechos. [ibyqueen@yahoo. com ]~
Puertas y ventanas
Seva vive
"Seva Vive" comienza en Fine Arts Café este jueves 11 de diciembre. Ver video. "Seva Vive" es el primer documental puertorriqueñ o que se estrena en una sala de cine comercial en Puerto Rico. Por medio de cartas, documentos, pietaje antiguo, efectos especiales, narración, animación y entrevistas a historiadores y profesores, este documental discute cinemáticamente el significado e impacto actual del cuento clásico de Luis López Nieves, "Seva". La película, dirigida por Francisco Serrano, sorprenderá a la audiencia puertorriqueñ a con una nueva representació n de su historia. Sin necesidad de inclinarse hacia ningún partido político ni de ser didáctica, provee una visión nueva de cómo definirnos que puede cambiar la política y cultura puertorriqueñ a del futuro.
Tapies en Madrid
El acusado de Naguib Mahfuz
Incluimos el cuento clásico de la semana, seleccionado por Luis López Nieves: El acusado, por el autor egipcio Naguib Mahfuz [1911-2006]. Pulse sobre el título para leer el cuento en CiudadSeva.com.
Pesadillas de guerra
Ya William Mejía tiene blog
Hola, amigos de mediaIsla, como lo del blog está de moda, y toda persona con un chin de juicio acude a éste para decir lo suyo, y también para que le digan lo suyo, acabo de construir el mío. No muy acabado aún, porque, a decir verdad, no tengo mucha experiencia al respecto, pero, eso sí, se hace con la idea de darte a conocer lo que opinan algunos escritores e intelectuales sobre mi literatura, y para yo decir también la opinión que tengo sobre algunas obras literarias y sus autores. Más adelante, cuando mis maestros digitales, que son ustedes, hablen, haré las reformas que sean necesarias, tanto a la estructura formal del blog como al contenido temático. Los temas que abarca, hasta ahora, este blog son treinta. Éste es mi blog. Visítalo y opina. Yo, aunque sea un poquito, siempre te contestaré. De eso se trata esta iniciativa. Éste es mi blog http://widameca. obolog.com/
Biblioteca Antillense Salesiana – Invitación
Una doble exposición: libros nuevos adquiridos en el último semestre (500) y bibliografía del Prof Juan Bosch, (500 entradas registradas en la BAS ) y una doble puesta en circulación. Día y hora: Inauguración: Lunes 8 de diciembre 7.30 pm. Visita: del 8 al 18 de diciembre en horas laborables (o por previo acuerdo en el teléfono 809-685.7667) Forma: sencilla, sin protocolo ni discursos. Invita : su amigo el P. Jesús Hernández, sdb
El 1101
Amados cofrades de mediaIsla: De no haberme parecido insuperable desde el principio, juraría por todas las Musas (incluida Safo de Mitilene, la décima Musa, según Platón),que el Resumen mejora vertiginosamente en cada entrega. Pues,¡enhorabuena por este 1101! Una exhortación a seguir en marcha y un abrazo desde http://imaginerí abruja.blogspot. com . Leo Castillo.
Patricia Iriarte
Yo también, desde http://cantaclaro. blogspot. com, estoy invitando a entrar en el asombroso mundo de la imaginería. Después que entren, ya no querrán salir… P.
Imágenes del mundo
mediaIsla
más que un grupo o comunidad cerrada, constituye hoy por hoy una modesta sala de lectura donde convergen una serie de personas interesadas en la construcción de un puente de doble vía, a través de la reflexión y el ameno intercambio de información interesante.
poeMARTES
proSÁBADO
René Rodríguez Soriano
mediaIsla Editores
Dirección Federal de Redes Sociales Internacional. Publicamos todo tipo de noticias relacionadas con análisis y comentarios sobre Economía, Finanzas, Educación, Relaciones Publicas, Ciencias Políticas, Negocios, Internet, Tecnología Electrónica, Contabilidad, Impuestos, Redes Sociales. Todo lo Relacionado a la División Internacional – Seccionales del Exterior PRD, la Dirección Técnica Internacional, Coordinación Internacional de Comunicaciones WWW.ENILDODIPUTADO.COM
martes, 9 de diciembre de 2008
lunes, 1 de diciembre de 2008
LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES PIENSAN QUE EL MUNDO HA CAMBIADO, , UN RESUMEN DE FINANCIAL TIMES
Me he propuesto reproducir esta noticia porque la considero relevante para tratar de comprender los organismos internacionales y sus decisiones sobre la realidad de la devolucion de bonos correspondientes al ano pasado.
aqui transcribo el texto:
FINANCIAL TIMES
30 Noviembre 2008, 10:02 PM
Momento para devolver dinero por parte de financieros
Los bonos de los banqueros tienen que ser regulados por algo más que el sentimiento de culpa.
Ya no llega a los titulares cuando los banqueros bajan el monto de sus bonos o aumentan los sueldos. Pero cuando los ex-banqueros de UBS, incluyendo al anterior Presidente, Marcel Ospel, y al anterior Jefe Ejecutivo, Meter Wuffli, devuelven parte del botín del año pasado, se piensa que el mundo ha cambiado.
Uno recuerda a los ladrones devolviendo lo robado para tratar de obtener la clemencia de un juez. Pero el señor Ospel y el señor Wuffli no han sido acusados de ningún crimen, sino de incompetencia.
Ellos sólo se enfrentarán al juicio de la opinión pública suiza. Uno se pregunta si los ex ejecutivos suizos han sido más rápidos que los no suizos, en anunciar sus gestos de expiación.
Algunas lágrimas caerán por parte de los señores Ospel y Wuffli, y dichos banqueros deben sentirse en la libertad de devolver el dinero que ahora sienten que no merecieron. Aun así, el reto subyacente es más profundo: en un mundo ideal, los contratos de los banqueros deben de ser a prueba de culpa porque su dinero debería ser siempre justificado.
Mucha gente piensa que a los banqueros y a otros profesionales de las finanzas se les han pagado largas sumas de dinero por fracasar. De hecho, eso no es problema de nadie, sino de los accionistas. El problema real es que cuando se paga para fracasar, el fracaso es inminente, tal y como algunos economistas resaltaron hace unos años atrás, es un problema de consecuencias sistemáticas.
Ahora está dolorosamente claro, que los reguladores tienen un legítimo interés en como a los banqueros, corredores y a los otros profesionales de las finanzas, se les paga. El futuro de la estabilidad financiera depende de ello y ahora nos damos cuenta de que los contribuyentes son los que llevan la carga de riesgos más pesada.
Los contratistas gratifican el volumen
Muy a menudo, los contratos gratifican el volumen de negocios o beneficios a corto plazo, los cuales no contemplan los riesgos a largo plazo. Los principios básicos de paga en el sector financiero están claros: se debería pagar luego de un tiempo prudente, tal vez esperar que los verdaderos beneficios de un acuerdo comercial se hagan evidentes; se debería ajustar por riesgo, y cuando el desempeño no pueda ser medido, la banca no debería pretender premiarlos. La realidad será todavía más dura. Diferentes líneas de trabajo necesitan escenarios de paga diferentes; el riesgo es difícil de medir y las recompensas no pueden ser diferidas para siempre. La única forma práctica de continuar es que los reguladores sopesen los escenarios de compensación cuando evalúan el riesgo de las actividades financieras de una compañía, además de penalizar los contratos mal diseñados. La Autoridad de Servicios Financieros está justamente considerando este concepto. No habrá ningún milagro como resultado, pero aún pequeñas mejoras valen la pena, si éstas ayudan a prevenir una futura crisis.
Ralph Atkins
Frankfurt
Las tasas oficiales de la eurozona serán casi seguro afectadas de nuevo la próxima semana al menos por medio punto porcentual, luego de que una reciente consulta mostraba que la región se enfrenta a su peor caída luego de la recesión de principios de los 90.
La confianza en la economía de los 15 países de la región se vio reducida a su punto más bajo desde agosto del 1993, reportó la Comisión Europea. Con la inflación cayendo rápidamente, el Banco Central Europeo no ha previsto detener los mercados financieros, asumiendo que la tasa básica será recortada el próximo jueves de 3.25% a 2.75%, o menos. Los comentarios emitidos por el Banco Central Europeo muestran, que la banca se mantendrá cautelosa en la velocidad en la que se realizarán las reducciones, señalando una reducción de medio punto para la semana que viene, al igual que en octubre y el presente mes. Pero las noticias económicas son más sombrías de lo esperado, fortaleciendo el caso de mayores reducciones.
Es poco probable que el BCE vaya tan lejos como lo hizo el Banco Central Suizo, el cual disminuyó su tasa de interés en un 1% la semana pasada, y menos aún el 1.5% que redujo el Banco de Inglaterra. Pero los 75 puntos base parecen ser una posibilidad. La proporción del recorte de la tasa por parte del BCE dependerá del cómo se espera que sea el desempeño de la eurozona en los próximos meses.
El Correo de los Estados Unidos, su servicio en números negativos
La columna de lex
¿Han escuchado el chiste acerca de los despidos en las oficinas del correo? Para asegurarse de que todos recibieran la notificación de despido, las mismas fueron enviadas por el correo el año pasado. Muchas veces esto se refiere a la ineficiencia, ya que el Servicio Postal de los Estados Unidos ha estado en números negativos aún dos años después de que el Congreso aprobara mayor independencia. El pasado año fiscal cerró con pérdidas de $2.8 millardos de dólares con ingresos de $75 millardos. Con un déficit acumulado de $7.2 millardos, cubiertos por una línea de crédito de la Tesorería, el servicio de correos está casi a la mitad del límite que la ley permite.
Las pérdidas podrían revivir el llamado al cese del monopolio del Servicio Postal de los EU, pero de igual forma, ignoran el punto del difícil ambiente operativo. ¿Qué compañía privada llevaría una tarjeta de navidad al fondo del Gran Cañón en mula por solo US$0.42 centavos? Con los correos electrónicos reemplazando las cartas, con el aumento del pago de facturas por débito directo, los correos no deseados y las solicitudes de tarjetas de crédito en declive a causa de la crisis, los volúmenes están cayendo. Es posible que ésta agencia federal unificada fuera más eficiente y lograra mayores beneficios si fuera privatizada. Aplicando el promedio de las diferentes fuentes de ingresos de FedEx y de United Parcel Service (UPS), con un valor de $60 millardos de dólares, sin contar el valor inmobiliario del Servicio de Correos. Sin embargo, se ha mejorado la eficiencia con un recorte de personal de un 12% desde el 2001. Además, el Servicio Postal de EU realiza numerosas tareas vitales para el gobierno, aunque las mismas no rindan beneficios.
La clave
Una mala idea
Luego del fracaso de las empresas patrocinadas por el gobierno de los Estados Unidos, una empresa privada con obligaciones de carácter público y apoyo gubernamental aparenta ser una mala idea. Además, sería positivamente refrescante ver la combinación de una compañía del tamaño de UPS o FedEx, cuyo director, el Director General de Correos, gane alrededor de un 3% más que cada uno de sus jefes.
Crisis alimenticia crea disturbios Haití, Egipto y Bangladesh
Javier Blas
La Vista Corta
El alza confrontada este año en los en los precios de los productos básicos provenientes de la agricultura, han disparado una crisis alimenticia que ha traído como consecuencia disturbios en Haití, Egipto, y hasta Bangladesh. Para los inversionistas, la crisis ha sido una oportunidad para ganar dinero cambiando sus portafolios de productos agrícolas a acciones de materias primas.
Ya no más. La reacción de los agricultores al registro de alza de precios en las cosechas, como por ejemplo las de trigo, maíz, arroz y soya, ha sido aumentar sus plantaciones.
El aumento en las áreas de siembra ha llegado a cosechas extraordinarias, bajando los precios entre un 40% y un 60%, en comparación con los de la pasada primavera.
Pero, con solo una reducción de precios no se combate la demanda de las compañías que dependen de la agricultura, como el caso de los fabricantes de tractores, ya que los agricultores todavía disfrutan de precios por encima de niveles históricos.
La cifra
40 a 60
Por ciento. Han bajado los precios debido al aumento en las áreas de siembra ha llegado a cosechas extraordinaria.
VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA
aqui transcribo el texto:
FINANCIAL TIMES
30 Noviembre 2008, 10:02 PM
Momento para devolver dinero por parte de financieros
Los bonos de los banqueros tienen que ser regulados por algo más que el sentimiento de culpa.
Ya no llega a los titulares cuando los banqueros bajan el monto de sus bonos o aumentan los sueldos. Pero cuando los ex-banqueros de UBS, incluyendo al anterior Presidente, Marcel Ospel, y al anterior Jefe Ejecutivo, Meter Wuffli, devuelven parte del botín del año pasado, se piensa que el mundo ha cambiado.
Uno recuerda a los ladrones devolviendo lo robado para tratar de obtener la clemencia de un juez. Pero el señor Ospel y el señor Wuffli no han sido acusados de ningún crimen, sino de incompetencia.
Ellos sólo se enfrentarán al juicio de la opinión pública suiza. Uno se pregunta si los ex ejecutivos suizos han sido más rápidos que los no suizos, en anunciar sus gestos de expiación.
Algunas lágrimas caerán por parte de los señores Ospel y Wuffli, y dichos banqueros deben sentirse en la libertad de devolver el dinero que ahora sienten que no merecieron. Aun así, el reto subyacente es más profundo: en un mundo ideal, los contratos de los banqueros deben de ser a prueba de culpa porque su dinero debería ser siempre justificado.
Mucha gente piensa que a los banqueros y a otros profesionales de las finanzas se les han pagado largas sumas de dinero por fracasar. De hecho, eso no es problema de nadie, sino de los accionistas. El problema real es que cuando se paga para fracasar, el fracaso es inminente, tal y como algunos economistas resaltaron hace unos años atrás, es un problema de consecuencias sistemáticas.
Ahora está dolorosamente claro, que los reguladores tienen un legítimo interés en como a los banqueros, corredores y a los otros profesionales de las finanzas, se les paga. El futuro de la estabilidad financiera depende de ello y ahora nos damos cuenta de que los contribuyentes son los que llevan la carga de riesgos más pesada.
Los contratistas gratifican el volumen
Muy a menudo, los contratos gratifican el volumen de negocios o beneficios a corto plazo, los cuales no contemplan los riesgos a largo plazo. Los principios básicos de paga en el sector financiero están claros: se debería pagar luego de un tiempo prudente, tal vez esperar que los verdaderos beneficios de un acuerdo comercial se hagan evidentes; se debería ajustar por riesgo, y cuando el desempeño no pueda ser medido, la banca no debería pretender premiarlos. La realidad será todavía más dura. Diferentes líneas de trabajo necesitan escenarios de paga diferentes; el riesgo es difícil de medir y las recompensas no pueden ser diferidas para siempre. La única forma práctica de continuar es que los reguladores sopesen los escenarios de compensación cuando evalúan el riesgo de las actividades financieras de una compañía, además de penalizar los contratos mal diseñados. La Autoridad de Servicios Financieros está justamente considerando este concepto. No habrá ningún milagro como resultado, pero aún pequeñas mejoras valen la pena, si éstas ayudan a prevenir una futura crisis.
Ralph Atkins
Frankfurt
Las tasas oficiales de la eurozona serán casi seguro afectadas de nuevo la próxima semana al menos por medio punto porcentual, luego de que una reciente consulta mostraba que la región se enfrenta a su peor caída luego de la recesión de principios de los 90.
La confianza en la economía de los 15 países de la región se vio reducida a su punto más bajo desde agosto del 1993, reportó la Comisión Europea. Con la inflación cayendo rápidamente, el Banco Central Europeo no ha previsto detener los mercados financieros, asumiendo que la tasa básica será recortada el próximo jueves de 3.25% a 2.75%, o menos. Los comentarios emitidos por el Banco Central Europeo muestran, que la banca se mantendrá cautelosa en la velocidad en la que se realizarán las reducciones, señalando una reducción de medio punto para la semana que viene, al igual que en octubre y el presente mes. Pero las noticias económicas son más sombrías de lo esperado, fortaleciendo el caso de mayores reducciones.
Es poco probable que el BCE vaya tan lejos como lo hizo el Banco Central Suizo, el cual disminuyó su tasa de interés en un 1% la semana pasada, y menos aún el 1.5% que redujo el Banco de Inglaterra. Pero los 75 puntos base parecen ser una posibilidad. La proporción del recorte de la tasa por parte del BCE dependerá del cómo se espera que sea el desempeño de la eurozona en los próximos meses.
El Correo de los Estados Unidos, su servicio en números negativos
La columna de lex
¿Han escuchado el chiste acerca de los despidos en las oficinas del correo? Para asegurarse de que todos recibieran la notificación de despido, las mismas fueron enviadas por el correo el año pasado. Muchas veces esto se refiere a la ineficiencia, ya que el Servicio Postal de los Estados Unidos ha estado en números negativos aún dos años después de que el Congreso aprobara mayor independencia. El pasado año fiscal cerró con pérdidas de $2.8 millardos de dólares con ingresos de $75 millardos. Con un déficit acumulado de $7.2 millardos, cubiertos por una línea de crédito de la Tesorería, el servicio de correos está casi a la mitad del límite que la ley permite.
Las pérdidas podrían revivir el llamado al cese del monopolio del Servicio Postal de los EU, pero de igual forma, ignoran el punto del difícil ambiente operativo. ¿Qué compañía privada llevaría una tarjeta de navidad al fondo del Gran Cañón en mula por solo US$0.42 centavos? Con los correos electrónicos reemplazando las cartas, con el aumento del pago de facturas por débito directo, los correos no deseados y las solicitudes de tarjetas de crédito en declive a causa de la crisis, los volúmenes están cayendo. Es posible que ésta agencia federal unificada fuera más eficiente y lograra mayores beneficios si fuera privatizada. Aplicando el promedio de las diferentes fuentes de ingresos de FedEx y de United Parcel Service (UPS), con un valor de $60 millardos de dólares, sin contar el valor inmobiliario del Servicio de Correos. Sin embargo, se ha mejorado la eficiencia con un recorte de personal de un 12% desde el 2001. Además, el Servicio Postal de EU realiza numerosas tareas vitales para el gobierno, aunque las mismas no rindan beneficios.
La clave
Una mala idea
Luego del fracaso de las empresas patrocinadas por el gobierno de los Estados Unidos, una empresa privada con obligaciones de carácter público y apoyo gubernamental aparenta ser una mala idea. Además, sería positivamente refrescante ver la combinación de una compañía del tamaño de UPS o FedEx, cuyo director, el Director General de Correos, gane alrededor de un 3% más que cada uno de sus jefes.
Crisis alimenticia crea disturbios Haití, Egipto y Bangladesh
Javier Blas
La Vista Corta
El alza confrontada este año en los en los precios de los productos básicos provenientes de la agricultura, han disparado una crisis alimenticia que ha traído como consecuencia disturbios en Haití, Egipto, y hasta Bangladesh. Para los inversionistas, la crisis ha sido una oportunidad para ganar dinero cambiando sus portafolios de productos agrícolas a acciones de materias primas.
Ya no más. La reacción de los agricultores al registro de alza de precios en las cosechas, como por ejemplo las de trigo, maíz, arroz y soya, ha sido aumentar sus plantaciones.
El aumento en las áreas de siembra ha llegado a cosechas extraordinarias, bajando los precios entre un 40% y un 60%, en comparación con los de la pasada primavera.
Pero, con solo una reducción de precios no se combate la demanda de las compañías que dependen de la agricultura, como el caso de los fabricantes de tractores, ya que los agricultores todavía disfrutan de precios por encima de niveles históricos.
La cifra
40 a 60
Por ciento. Han bajado los precios debido al aumento en las áreas de siembra ha llegado a cosechas extraordinaria.
VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA
sábado, 29 de noviembre de 2008
CELEBRANDO EL DIA DE ACCION DE GRACIAS ( LA HISTORIA DE THANKS GIVINGS DAY, EN EUA)
36 millones de estadounidenses padecen hambre | Sacrilegios del excomulgado en Miami | Onetti: Todo en la vida es mierda | La revolución de los objetos | Murakami, a dos bandas y en tiempo real | El placer de los libros raros | ¿Cree usted en el cambio climático? | La ciudad desquiciada | Crítica literaria | Arboleda, un espacio de autogestión literaria | O quizás simplemente te regale una fosa | Puertas y ventanas: Tomás Modesto Galán en Nosotros contamos, NY | La nariz de Ryunosuke Akutagawa | Bigotes contra el cáncer de próstata | Vela al Viento Ediciones Patagónicas | Blog imaginería | Imágenes del mundo
El Día de Acción de Gracias 36 millones de estadounidenses padecen hambre
Por David Brooks | © La Jornada
Lecturas de René Rodríguez Soriano en la Zona Colonial
Santo Domingo, República Dominicana
Leyéndonos en La Torre
Lunes 1 de diciembre
8:00 PM. Actividad abierta al público
Torre del Homenaje, Fortaleza Ozama
Tertulia de Juan Mayí
Martes 1 de diciembre
8:00PM. Abierta al público
Fundación de Arte Juan Mayí
Premios UCE 2007 y 2008
Lanzamiento de la novela El mal del tiempo
Entrega del premio de Poesía UCE 2008
Jueves 4 de diciembre
4:30PM Abierto al público
Biblioteca de la Universidad Central del Este,
San Pedro de Macorís, RD
"¿Quieres ver a la familia anglosajona blanca protestante en su hábitat tradicional? ", fue la invitación a una cena tradicional de Thanksgiving Day o Día de Acción de Gracias que se celebra como día festivo nacional cada año el último jueves de noviembre, cuando supuestamente se reúnen familias y amistades y ofrecen gracias por todo.
Es un ejercicio curioso que combina el patriotismo con la religión, algo tan "estadunidense" como el 4 de julio (Día de la Independencia) , donde casi todos se sientan a una cena en torno al pavo como platillo central. Y como parte del rito oficial, hoy el presidente George W. Bush perdonó la vida no de uno, sino de dos, guajolotes, Pumpkin y Pecan, "a quienes por este acto les es otorgado un indulto presidencial pleno e incondicional" .
Posteriormente los dos pavos fueron trasladados de la Casa Blanca a Disneylandia, donde Pumpkin fue el Gran Mariscal del Desfile del Día de Acción de Gracias, y las dos aves, informó Bush, vivirán el resto de sus días en "el lugar más feliz del mundo" (el eslogan de Disneylandia) . "Más que nada, doy gracias al pueblo estadunidense por el tremendo privilegio de servir como presidente", declaró Bush en su último acto oficial de gracias.
Ese pueblo ahora está sufriendo la peor crisis desde la Gran Depresión.
Hoy, millones de familias tendrán mucho menos por lo cual dar gracias que el año pasado. Hay 3 millones de desempleados más que hace un año (casi 10 millones en total), y las cifras de pobreza: gente sin seguro médico, millones que han perdido sus viviendas por la crisis hipotecaria y jubilados que han perdido sus pensiones se multiplican cada día.
Hoy, día del gran banquete, más de 36 millones de estadunidenses padecen hambre, un incremento de más de 3 millones desde 2000, reporta el Food Research and Action Center en Washington de acuerdo con los datos oficiales más recientes registrados antes de estallar la crisis actual. Jim Weill, de ese centro dijo que hay 3 millones personas más solicitando asistencia alimenticia federal hoy que hace 15 meses. Y las organizaciones caritativas que ofrecen alimento a los pobres informan de incrementos dramáticos en la gente que busca ayuda.
El menú tradicional de la cena delata sus orígenes: pavo, camotes, pan de maíz, salsa de arándano y pay de calabaza, entre otros, son todos alimento tradicional de los indígenas de América del Norte. Y ahí se revela la historia casi siempre oculta de este día feriado.
Según el cuento oficial, los primeros europeos –los Pilgrims– celebraron en 1621 en Plymouth su primera cosecha exitosa y con ello el inicio de su estadía permanente en el nuevo mundo. Sobrevivieron gracias a la solidaridad de los indígenas y a veces la imagen del primer Día de Gracias incluye una imagen con la presencia de líderes indígenas Wampanoag en la cena.
Día Nacional de Luto
De cierta manera, esta tradición también marca algo así como la "Última cena" de los indígenas. Es un hecho que en 1637 el gobernador de Massachussets John Winthrop proclamaba gracias por la masacre de cientos de hombres, mujeres y niños del pueblo indígena Pequot, en lo que sería el inicio de un genocidio que acabaría con más de 95 por ciento de los indígenas de Estados Unidos durante las siguientes décadas, recuerda Robert Jensen, profesor de periodismo de la Universidad de Texas en un ensayo publicado por Alternet.
"Puesto de manera simple: el Día de Acción de Gracias es el día en donde la cultura blanca dominante (y tristemente la mayoría de la población no blanca, pero no indígena) celebra el inicio de un genocidio que fue, de hecho, bendecido por los hombres que elogiamos como nuestros heroicos padres fundadores", escribió Jensen.
Es por esto que en cada Día de Acción de Gracias, algunos indígenas y sus aliados han celebrado, desde 1970, un Día Nacional de Luto.
Las familias por todo el país, incluyendo las anglosajonas protestantes blancas, darán gracias al festejar este día. Otros, especialmente los millones que acaban de perder su empleo y los que padecen hambre en el país más rico del mundo, podrán soñar que algún día serán indultados y enviados por el resto de sus días al "lugar más feliz del mundo". [ibyqueen@yahoo.com ]~
Leonardo Nin presenta Sacrilegios del excomulgado en Miami
El libro del que todos hablan desde Boston hasta Santo Domingo
Boston, MA.- Leonardo Nin viaja esta semana a Miami, FL para presentar su libro Sacrilegios del excomulgado en la prestigiosa librería Books & Books de Coral Gables.
Sacrilegios del excomulgado, segundo libro del autor dominicano, oriundo de Tamayo, Barahona y residente en Boston, MA, es una colección de relatos, donde lo convencional y lo profano se agarran de la mano, para, en medio de la crítica social y el cinismo que lo conforma, llevar un mensaje de resistencia contra lo establecido y contra lo conocido como verdad.
Leonardo Nin, nacido en 1974, en Barahona, República Dominicana, ha desarrollado una intensa labor literaria en los Estados Unidos donde fue galardonado con el Premio Nacional de la Juventud por su dedicación a la propagación de los valores culturales dominicanos en el exterior, que otorga la Secretaría de Estado de la Juventud. En febrero del 2008 fue seleccionado por el Comité de la Semana de la Herencia Cultural Domínico-Americana para formar parte de la Primera Jornada de la Nueva Narrativa Dominicana, celebrada en Miami. Sus trabajos han sido publicados en varias revistas y antologías de cuento y poesía. Ha publicado Guazábaras (2002).
Sacrilegios del excomulgado es su segundo libro de relatos. El autor fue uno de los participantes en el Primer Encuentro de la Narrativa Dominicana Joven de Ultramar, presentada este año aquí dentro de las actividades de la Segunda Semana de la Herencia Cultural Domínico-Americana. La presente actividad es coordinada y auspiciada por el programa radial En Ruta, que dirige el destacado periodista Pablo Rodríguez. Información y contactos sobre la actividad: 786 597 2923 [mediaisla@yahoo. com]~
Onetti: Todo en la vida es mierda
Por Harold Alvarado Tenorio | © Arquitrave
El pozo (1939), de Juan Carlos Onetti (Montevideo, 1909-1994) rompió las convenciones literarias de su tiempo anunciando la nueva novela. Nadie había narrado hasta entonces con lirismo tan cruel y amordazado [«Todo en la vida es mierda y ahora estamos ciegos en la noche, atentos y sin comprender»] el desarraigo del hombre, en el mismo momento que el mundo se venía abajo con el auge del nazismo, los estragos de la Gran Guerra y los conflictos económicos e ideológicos de entonces, con sus oligarquías dominantes, sus dictadores y caciques.
Este libro hondamente pesimista, creó, en Eladio Linacero, el arquetipo del antihéroe onettiano, «sólo y entre la mugre». Soñador, enamorado de la juventud y la inocencia, no encuentra otra forma de realizar su sueño que raptando una adolescente, Ana María. Lázaro, el militante, tiene un ideal; Cordes, el poeta, sus bellos pensamientos, pero para Eladio no hay sino un sentido de culpa y la certeza de vivir aislado en un mundo de eterna oscuridad.
La vida breve (1950) es una larga novela que marca el punto culminante de su carrera como narrador. No sólo cuenta la vida novelesca de un novelista, Juan María Brausen, sino la novela o el guión cinematográfico que escribe, la crónica que hace durante el relato que Onetti hace de su vida y que llega a confundirse con ella, trascendiéndola y salvándola. El personaje central es un alienado e introspectivo publicista que vive con su esposa, [Gertrudis, que ha perdido un seno a causa de un cáncer], una atroz intimidad de mutuo desamor. Al ser cesado del trabajo, incapaz de enfrentar la nueva situación cae en una serie de fantasías, o argumentos, tratando de dar sentido a la confusión: unas veces es el bandido Arce, que vive con una prostituta y vende drogas en las calles, o el médico cínico Díaz Grey, para quien Brausen inventa un amor con la joven Elena Sala y un completo escenario: un lúgubre puerto de río llamado Santa María. De esa manera Brausen lleva a cabo su batalla contra el anonimato, queriendo vivir y morir sin memoria.
Puerto de Santa María es el lugar, la tierra, el nombre feliz lleno de sol, de gentes, de árboles y soledad donde el autor y los personajes hallan salvación. Una ciudad irreal, limbo terrestre donde viven el tormento de la vida breve sin importarles el futuro, ausentes de pasado y sin necesidad ni interés por comunicar algo a los otros. En Santa María los personajes existen absortos en un tiempo que es un presente invulnerable al pasado y al futuro. De allí que mientras Brausen escribe una novela, Onetti escriba la que leemos y los personajes tengan que huir de Buenos Aires o de Montevideo, a Santa María, para encontrar libertad, porque sospechan que es el otro mundo, un país de maravilla, una ciudad literaria.
Santa María está hecha de los sueños de Brausen como Brausen de los sueños de Onetti, quien deja a aquel crear en su memoria y sus delirios la ciudad. Brausen sabrá de la realidad de sus sueños mientras su mujer llora, dormida, y Onetti, que comparte con él un despacho, le hace buscar la salvación en la habitación de la Queca, su vecina de aquel. En esa habitación, «naturaleza muerta» donde se oyen todos los ruidos del mundo y desde donde siente los suspiros de su mujer que sufre en sueños, Brausen, -que se finge Arce para gozar de la pureza ilusoria de no tener pasado y se realiza en Díez Grey haciendo que el ayer no importe y la historia de su personaje sea impotente ante el hoy de Santa María-, se mueve adentrándose en sí mismo como por el espacio irreal de un cuadro. Los objetos, sucios y podridos, reposan con obstinada inocencia, ajenos al devenir, desnudos en su existir, mudos y discretos pero apoderándose del intruso. Absorto en esa paz que contagian los objetos llega a la existencia pura, recorre el alma, el cuerpo, la persona toda de la Queca, logrando una intimidad irrecuperable con ella. Decide entonces asesinarla para lograr el vacío total. Pero un otro, real, la mata por él. Brausen alcanzará la plenitud del ser cuando, en compañía del asesino real, se entrega a la policía.
La vida breve es una elegía-despedida a la vida sin pasar por la muerte; la conciencia de la soledad y de nuestros falleceres diurnos y nocturnos. Y el rechazo, también, a todos los valores que se nos han impuesto. Brausen inventa una realidad para vengar la realidad no elegida pues, como artista, tiene la facultad de crear otros mundos para escapar de la insoportable continuidad de la existencia.
La imposibilidad de comunicación rige El astillero (1962), su pieza maestra. La novela está dominada por la persona de Junta Larsen, un hombre duro, lacónico y rebuscador, antiguo propietario de un burdel que había aparecido por primera vez en Tierra de nadie y que también forma parte del elenco de La vida breve. Las visiones ideales de la juventud de Larsen, sus subsecuentes sueños de riqueza y poder, le han eludido; ahora está al final de su larga maniobra. Vuelve a Puerto de Santa María y se convierte en un muy bien remunerado gerente de un astillero. De hecho, el astillero es un despojo del tiempo y el salario mera imaginación, pero Larsen, como los otros empleados, entran a gusto y con aparente convicción en este juego kafkiano: estudian archivos envejecidos, hablan de barcos que hace tiempo desaparecieron, cortejan a la enferma hija del patrón. La crisis se precipita cuando uno de los empleados se rebela contra este mundo absurdo, y Larsen, fallando al intentar asesinarle, enloquece y muere.
Para Larsen la vida se nos va haciendo nada, una cosa tras otra sin interés ni sentido. Pero a pesar del fracaso y las degradaciones, su heroísmo reside en tratar de encontrar algún sentido a su constante lucha por sobrevivir, sabiendo que crecer es fallar pues sólo en la juventud somos capaces de amar y tener esperanzas. Al cerrar el libro tenemos la certeza de que la muerte es la única que puede salvarnos del absurdo de vivir, librarnos de esa pesadilla que es la vida adulta.
El asunto de Juntacadáveres (1964) es un fragmento de la vida de Larsen, cuando, al establecer un burdel en Puerto de Santa María, asiste a la realización de su ideal. Refiere paradójicamente los precedentes de la expulsión decretada por el gobernador, de Larsen o Junta, quien murió, según se cuenta en El astillero, de pulmonía en un hospital de El Rosario.
Santa María es ya una ciudad en plenitud ciudadana. Pero la verdadera historia hay que buscarla en el ánima de los personajes: Larsen, con su extraña vocación de ser siempre y sobre todo una figura escatológica, un ave de mal augurio que anuncia la muerte, un junta-cadáveres, hiena coleccionista de carroñas, y su grupo de grotescas putas, decrépitas, buscando en el lupanar el naufragio definitivo.
Onetti ha puesto en esta novela toda la sabiduría de su larga existencia a fin de someternos al asfixiante clímax de una ciudad alucinada que renace cada día, desde su provincialismo, entre un río y una colonia de labradores suizos, con la tranquilidad conmovida por la presencia súbita e insólita de una casa de putas, autorizada por el Consejo Municipal mediante votación y luego de un nudo de discordias y conflictos que termina en una tragedia y una curiosa cruzada impulsada por el cura Bergner, con militancia de jóvenes que «quieren novios castos y maridos sanos». Larsen, el proxeneta, significa el «progreso» en una sociedad atemorizada y conservadora. El prostíbulo es el mundo futuro y las putas, la infinita ternura que necesitan los hombres.
Toda la obra de Onetti es una honda reflexión que nos empuja al desamparo, el desencanto, el desarraigo, la pasividad, el aburrimiento. Sus personajes se mueven entre las miserias de la angustia y la resignación, que asumen sin ira ni rebeldía, con cierto fatalismo cristiano digno de nuestras tradiciones, así sea sin fe. Sus personajes son contemplativos a la manera de Díaz Grey o Jorge Malabia, seres incapacitados para crear relaciones orgánicas con sus comunidades y son por tanto relegados a la soledad y el aislamiento. El mundo, para ellos, es un suplicio que deben evitar pues representa la decrepitud e insolvencia de unos valores que la pequeña burguesía abandonó hace ya tiempos, pero que parece serán pronto remplazados por otros. Un mundo de indiferencia moral, sin fe ni interés por el destino. El asunto central de su obra es la imposibilidad del hombre para resistir el peso de la realidad, como dice Eliot en uno de sus poemas. Incapaces de aceptar que sus vidas carecen de sentido, sus personajes tratan de modificar la realidad y se destruyen a si mismos.
Notable cuentista, la trama de sus narraciones se construye a menudo alrededor de una acción fundamental ofrecida en versiones o claves varias, contadas a través de terceros, pasivos espectadores -como el lector- que evocan con maledicencias, chismes y rumores la vida de otros, dejándonos en la incertidumbre al tiempo que teje un personaje colectivo al que nos vamos integrando, una sociedad a la que terminamos por pertenecer: la gente de Puerto de Santa María.
Onetti fue calificado de anti novelista a causa de su escaso interés en los argumentos tradicionales. La acción en sus libros está generalmente subordinada a describir detalles que enfatizan el paso del tiempo. Su estilo, plano desde los primeros libros, fue cambiando gradualmente hacia un denso y oblicuo instrumento pleno en encubrimientos, reiteraciones, monólogos elípticos de acuerdo con las características complejas y confusas de sus personajes y la estática visión de la vida que tienen.
Juan Carlos Onetti abandonó la escuela secundaria y trabajó como portero, oficinista, mesero y vendedor. En 1932 se trasladó a Buenos Aires, donde vivió por dos años, y publicó sus primeros cuentos en los suplementos literarios de La Prensa y La Nación. Sus intereses literarios se fueron desarrollando paralelamente a sus intereses políticos. De regreso a Montevideo fue nombrado editor de Marcha (1939-1942) donde promovió la nueva literatura. Al dejar la revista pasó a trabajar en la agencia noticiosa Reuter, primero en Montevideo (1942-1943) y luego en Buenos Aires (1943-1946). En esta última ciudad permanecería hasta 1955 trabajando como editor de las revistas Vea y Lea. Durante la década del cuarenta escribió varias novelas y tradujo a varios escritores norteamericanos, en especial a Faulkner, uno de sus favoritos. En 1957 fue nombrado director de las bibliotecas públicas de Montevideo. En 1974 premió un cuento de Nelson Marra, donde la policía uruguaya es presentada como torturadores y raptores. La historia fue publicada en Marcha, que fue clausurado por diez semanas y Marra, Onetti y otros miembros del jurado fueron puestos en prisión, y golpeados para hacerles entender que nadie podía afirmar que la policía uruguaya golpeaba y torturaba a los detenidos. Onetti sufrió una crisis nerviosa, tuvo que ser recluido en una clínica por algunos días y luego partió para Madrid, donde murió. Otros de sus libros son Tierra de nadie (1941), Para esta noche (1943), Los adioses (1954), Para una tumba sin nombre (1959), Dejemos hablar al viento (1979), Cuando entonces (1987) y Cuando ya no importe (1994). Sus Obras completas aparecieron en México en 1970. Recibió el Premio Nacional de Literatura (1962) y el Cervantes (1980). [ibyqueen@yahoo.com ]~
La revolución de los objetos
Con el gesto de colgar un mingitorio en una muestra, en 1917, Marcel Duchamp se convirtió en ícono de un cambio radical: cualquier objeto, sacado de su función específica, puede considerarse artístico. La polémica no termina ni parece que vaya a tener fin, y se renueva ahora aquí con la gran muestra de Duchamp en La Boca.
Por Ana María Battistozzi | © CLARIN
A 90 años del enigmático viaje que lo trajo a estas costas en 1918, Marcel Duchamp regresa a Buenos Aires en medio de un gran ruido. Demasiado acaso para los gustos de este hombre que hizo de la indiferencia una militancia e impuso a su vida y obra un cerco de silencio.
La doble coincidencia de las nueve décadas transcurridas desde aquel legendario viaje y el cuadragésimo aniversario de su muerte fueron la oportunidad que aprovechó la Fundación Proa para inaugurar nuevo edificio y la primera exhibición individual enteramente dedicada al artista en este país junto a un coloquio que reunió la semana pasada a los más destacados especialistas en su obra..
La radicalidad de los planteos duchampianos y las múltiples proyecciones que los transformaron en parteaguas del arte del siglo XX, son el eje de la muestra Marcel Duchamp: una obra que no es una obra "de arte" . Curada por la joven investigadora Elena Filipovic reúne ciento veintitrés piezas entre las que se cuentan algunas realizadas por el propio artista, miniaturas, copias a mano, reproducciones, filmes y fotografías.
Ya la propia diversidad enumerada sugiere el desdén que Duchamp manifestó por la tradición de la obra que respondía únicamente a la actividad manual del artista, entendido como ser excepcional capaz de conferirle un valor superlativo a todo lo que lleva su impronta. El conjunto no sólo pone en escena la sintonía que el concepto duchampiano de objeto de arte mantuvo con la lógica de producción en serie propia de la modernidad industrial, sino que fue uno de los primeros en adquirir conciencia de que esta situación general de la cultura de época necesariamente afectaba la producción y recepción del arte.
¿Cómo arribó a semejante conclusión este pintor, hijo menor de una acomodada familia de Blainville –un pueblo de provincia francés como el de Madame Bovary– en la que todos, desde su madre a sus hermanos cultivaban algún vínculo con el arte y pasaban sus días a modo chejoviano practicando música, pintura o ajedrez? ¿Cómo si él mismo realizaba sensuales desnudos fauvistas antes de frecuentar el círculo ampliado de pintores cubistas de la llamada Sección de Oro que integraban Gleizes y Metzinger? Una declaración del propio Duchamp ofrece algunas pistas que podrían explicar la facilidad con que tomó distancia de aquel círculo y asimismo su irreverencia: "Yo no vivía en absoluto en un ambiente de pintores sino en un ambiente de humoristas," le dijo a Pierre Cabanne en la célebre entrevista que éste le hizo en 1967.
El punto de quiebre se produjo alrededor de 1913, un año después de haber presentado en el Salón de los Independientes de marzo de 1912 su "Desnudo bajando la escalera". Esta pintura, que representaba una figura descompuesta en diversos puntos de vista y que Duchamp definió como "la convergencia de varios intereses: entre ellos el cine y la separación de las posiciones estáticas de los fotocronogramas de Marey, en Francia y Muybridge y Eakins en América", fue rechazada. Según Duchamp, detrás de ese rechazo estuvo el propio Gleizes, uno de los teóricos del cubismo cuya producción expresaba una rígida concepción matemática. Al parecer, desató un escándalo y Gleizes se apresuró a pedirles a los hermanos de Duchamp que intercedieran para que la retirara. El hecho lo llevó a pensar en la llamada "institución arte" y su funcionamiento. Pero desde allí evitó todo tipo de asociaciones con artistas y en adelante llevó una trayectoria más bien esquiva y solitaria.
Es probable que el incidente lo llevara a pensar también sobre qué hace de una obra una obra de arte y en la función legitimadora de las instituciones, ya sean museos, salones, galerías, crítica o grupos de artistas de vanguardia. De allí la pregunta que se formuló y sirve de título a esta primera exhibición antológica en Buenos Aires: "¿Puede uno hacer obras que no sean obras de arte?" Está claro que el interrogante iba dirigido a sí mismo como artista .
Con todo, las razones del giro radical que experimenta la práctica de Duchamp y la reflexión que llevó al límite las definiciones y fronteras de lo que hasta entonces se había considerado arte, no han llegado a ser del todo desentrañadas. Ni por sus allegados ni por los diversos especialistas en su obra que desde los años 60 proliferaron sobre todo en Francia, Inglaterra y los Estados Unidos, a medida que ella mostraba conexiones con las estrategias artísticas del presente.
Lo cierto es que a partir de entonces Duchamp dejó de pintar para dedicarse a escribir, recoger objetos de uso cotidiano y abandonarlos descuidadamente en su estudio. Es preciso señalar que la pintura había sido el gran soporte del arte desde mucho antes de que el siglo XVIII proclamara el arte autónomo pero desde entonces funcionaba como espacio por excelencia de la experiencia estética del sujeto. Contra ella y lo que representaba institucionalmente se lanzó Duchamp en la segunda década del siglo XX y lo suyo fue más una actitud que una práctica.
"A finales de 1912 yo ya pensaba en otra cosa", le dijo a Cabanne decretando la ruptura entre su hacer y lo que llamaba despectivamente pintura "retiniana". Lo cierto es que por ese momento ya los problemas visuales y formales del cubismo que había plasmado en sus obras de 1911 y 1912 habían dejado de interesarle. La elección de este momento como punto de partida de la muestra de la Fundación Proa revela la intención de la curadora de descartar un ordenamiento cronológico en función de poner el acento en el camino que abrió el artista en la perspectiva de un arte del pensamiento. Por esa vía, Duchamp fue minando la exigencia de la manualidad en favor de la reflexión al tiempo que aprovechaba las posibilidades de la producción en serie y la proliferación de objetos para el consumo de masas que, a los efectos de producir sentido funcionaban igual.
"Quería alejarme del aspecto físico de la pintura adoptar un aspecto intelectual frente a la servidumbre de todo artista frente a lo manual", afirmó al hacer un balance de ese momento de su vida en los años 60.
Así empezó a llevar a su estudio objetos de uso cotidiano: primero un taburete y una rueda de bicicleta, un perchero, una pala, un mingitorio, un portabotellas. ¿Qué era lo que determinaba la elección de estos objetos que más tarde llamó sus ready mades? Sólo la indiferencia, respondió una y otra vez. Lo fundamental era defenderse de su aspecto. "Es muy difícil elegir un objeto porque al cabo de los días uno acaba apreciándolo o detestándolo" , le explicó a Pierre Cabanne.
Así, el estudio se convirtió para este hombre solitario en el gran ámbito de experiencias, reflexiones, refugio privilegiado de su práctica de ajedrez y reuniones con el selecto grupo que integraron oportunamente el poeta y coleccionista Walter Arensberg y su esposa Louise, Man Ray, Breton, la coleccionista Katherine Dreier, el escritor Henri Pierre Roché, que llevó a su novela Jules et Jim la relación entre él, Beatrice Wood y Duchamp y apenas un puñado de amigos más.
Dos cuestiones de suma importancia para la obra de Duchamp –que manifestó en todo momento una aguda percepción sobre el sentido del lugar que ocupan los objetos, su relación con el espacio y el contexto– son destacadas y entrelazadas, tanto en el ordenamiento espacial propuesto por Filipovic en Proa como en los textos de la curadora en el catálogo. Una de ellas refiere a la actividad que Duchamp realizó como curador o montajista de exhibiciones. Desde el especial interés que le dedicó a la construcción de pequeños museos portátiles, las 300 Boites en valise (Cajas en valija), que concibió para regalar a amigos con una minuciosa reproducción de cada una de las obras que consideró de interés dentro de su producción, a los originales diseños que concibió para exhibiciones a escala normal como la Exposición Internacional del Surrealismo de 1938, que tuvo lugar en la Galerie de Meaux Arts de París y la de Primeros papeles del Surrealismo, que tuvo lugar en Nueva York en 1942.
La otra cuestión, vinculada con esto mismo, tiene que ver con el interés que reviste su estudio como espacio de trabajo y de exhibición que a través de numerosas fotografías históricas, muchas de las cuales están en la exhibición y muestra el acontecer silencioso y privado de su experimentació n. Por caso, la fotografía que Henri Pierre Roché tomó en 1916 que registra la imagen de un urinario colgando del techo, un año antes de que Duchamp presentara en el Salón de los Independientes un artefacto similar que llamó "Fuente" y firmó como Mutt. Nadie imaginaba por entonces la relación del jurado Duchamp con el artefacto que sus colegas descartaron sin consultarle y arrumbaron detrás de un panel. Su propia hermana barrió los primeros ready made del artista cuando fue a limpiar su estudio, una vez que Marcel partió en 1915 a Nueva York. Fue en su estudio neoyorquino que elaboró durante casi ocho años el "Gran Vidrio", compleja transparencia de múltiples implicancias asociada con las investigaciones de la visión y el erotismo como funcionamiento de una máquina. La versión que exhibe ahora Proa, no es aquella de 1915-23, sino una versión realizada para el Moderna Museet de Estocolmo.
Por último, su estudio de Nueva York esa escena doble espacio, público y secreto, que montó como para simular que durante 25 años no hacía otra cosa que jugar al ajedrez. En realidad trabajaba en esa suerte de instalación erótica que llamó "Etant Donés" que dejó boquiabiertos a todos tras su muerte.
Las implicancias de cada uno de estos gestos-estrategias que Duchamp fue adoptando a lo largo de su vida artística abrieron un sinnúmero de posibilidades, que fueron aprovechadas y resignificadas por el arte de posguerra. No sólo el gesto del ready made habilitó la posibilidad de usar objetos o imágenes de consumo público, algo que aprovecharon desde Warhol, Lichtenstein y todos los artistas pop a León Ferrari, sino las operaciones performáticas actuales de asunción de otros roles como las de la artista americana Cindy Sherman, remiten al Duchamp que representó personajes inventados como Rose Selavy, la Belle Haleine. Pero también toda la reflexión que desocultó los factores que determinan las condiciones de recepción de una obra, lo que define como arte la institución, sus reglas y estrategias legitimadoras, algo que constituyó el eje de los planteos de artistas conceptuales como el belga Marcel Broodthaers o el alemán Hans Haacke y también el argentino Jorge Machi.
El teórico alemán Benjamín Buchloh sostiene que el ready made materializó "en un solo gesto lapidario las relaciones que el individuo mantiene con el objeto, la producción, su consumo y posesión. Y otra cosa: al plantear la idea de que la obra de arte pueda ser constituida indistintamente por el productor y receptor puso en crisis la actitud contemplativa y pasiva que la tradición romántico idealista le había reservado al espectador.
Y algo más que contribuye a revisar la falta de trascendencia que se le ha dado a su breve estadía en Buenos Aires entre setiembre de 1918 y junio de 1919, también con la excusa de que sólo jugó ajedrez. En Buenos Aires, realizó el ready made Malheureux (Infeliz) que envía como regalo de casamiento para su hermana Susanne y el pintor Jean Crotti. Se trata de una obra que, remitida por correo con precisas instrucciones para ser armada en destino. La obra, que se perdió como tantos otros de sus readymade, era en realidad un tratado de geometría que debía ser colocado en el balcón de la pareja en París para que el viento "eligiera los problemas, hojeara las páginas o directamente las rompiera". Así concebida, es un antecedente de la práctica conceptual contemporánea que permite la realización de obras a distancia con sólo respetar un protocolo de instrucciones emitido por el autor.
Duchamp, que viajó a Buenos Aires con Ivonne Chastel, ex mujer de quien sería el marido de su hermana. Llegó en setiembre de 1918 con la intención de permanecer alejado del círculo neoyorquino por lo menos unos dos años y se instaló en un departamento de la calle Alsina al 1700. "Buenos Aires no existe", es la lacónica impresión que envió a sus allegados. Pocos rastros quedaron de aquella estadía, apenas una papeleta de un juego de ajedrez y una serie de derroteros hipotéticos. [giecoleon@yahoo.com ]~
Murakami, a dos bandas y en tiempo real
La reciente traducción al español de la novela "After Dark" coincide con la publicación en inglés de "What I Talk About When I Talk about Running", libro de memorias de un corredor de maratones, el propio Haruki Murakami. Ambos textos ratifican la mirada sobre la efímera condición de la existencia que ha caracterizado la obra de este autor.
Por JAVIER EDWARDS | © El Mercurio
Probablemente, entre los lectores del mundo-, Haruki Murakami ya no necesita presentaciones y cuenta con una sólida base de seguidores que lo consideran uno de los escritores japoneses contemporáneos -¿posmodernos? - más interesantes, misteriosos y seductores. Minimalista, con un sentido del lenguaje y la imagen que deben buena parte a la percepción del mundo y realidad propia del imperio de los medios audiovisuales, bien podría decirse que este japonés nacido en Kioto en 1949 es el legítimo continuador y renovador de la novela de la mirada, esa que logró su más precisa y atractiva manifestación en los textos de Marguerite Duras.
Renovación que consiste en dejar la imagen, los espacios, los personajes con un halo fantasmal, pero todo ello capturado con un lenguaje depurado del pathos existencial, directo, preciso y, por eso mismo, por esa desnudez que renuncia a cualquier artificio, Murakami logra transmitir, aun con más fuerza, la percepción auténtica de la vida contemporánea: como un durante-despué s de la oscuridad, como un correr incesante en el que la vida y las reflexiones sobre ella pasan así, a la carrera, con esfuerzo, no exentas de cansancio y angustia porque la meta es algo que nunca está asegurado.
Cada uno en su género, sus dos últimos trabajos, After Dark, novela publicada en castellano por Tusquets, y What I Talk About When I Talk about Running ("De qué hablo mientras hablo sobre correr", aun sin traducir a nuestro idioma), unas memorias a lo Murakami, ratifican la importancia de este escritor, la profunda y sintética levedad de su escritura, la capacidad que tiene de conducir al lector por un pasadizo estrecho y casi invisible hacia habitaciones imaginarias donde resulta inevitable revisar y pensar el significado de la condición humana. No como la búsqueda de una respuesta sobre la esencia intemporal de lo humano, sino de los alcances que tiene la vida el día de hoy, en el mundo de la velocidad virtual, de los tiempos cortos y los espacios globalizados; en la realidad de la palabra breve, que se escribe como el anticipo de lo que se plasmará más tarde en una película, en un documental y nos llegará masivamente en formato digital.
After Dark es un título que hace un guiño musical -de los habituales en Murakami- y refiere a una pieza de jazz de Curtis Fuller, pero también al espacio en que se mueven sus personajes: la noche u oscuridad que sobreviene al ocaso, momento en el que la razón individualizadora, diferenciadora de sujetos y objetos, desaparece o se repliega dando lugar a una ambigüedad en la que todo va ocurriendo, desplazándose con suavidad, describiéndose desde el punto de vista de un narrador que observa, contempla y ve lo que puede ver, lo que deja ver la noche. El resto es imaginación, andar a tientas, el fantasmagórico espacio de seres y lugares sin tiempo. Seres que sobreviven una dimensión de la existencia, ampliada y fría, no carente de un terror similar al que experimentó Pascal, en pleno siglo XVII, cuando tomó conciencia de la infinitud del universo y escribió: "El silencio eterno de estos espacios infinitos me aterra". Ahora es el mundo global, la simultaneidad con que nos ocurren las cosas, a nivel individual y colectivo. Todo se sabe y se expande a la velocidad de las conexiones cibernéticas, y no logramos sino quedar en estado de observación, ejecutando actos mecánicos y solitarios.
La sensación de soledad
En esta novela, el escritor opta por narrar en tiempo real o en la simulación de un tiempo real que nos lleva de la mano por un relato nocturno que avanza con las horas y termina con el amanecer, cuando las cosas vuelven a su distinción singular. Elgran mérito de este texto reside en la forma en que Murakami presenta los elementos de su historia: "Los ojos marcan la forma de la ciudad. A través de los ojos de un pájaro nocturno entramos en la escena desde el pleno vuelo. En nuestra amplia mirada, la ciudad parece una única y gigante creatura o -más aun- una única entidad colectiva constituida por muchos organismos interconectados" . Y así, con esta primera descripción, Murakami nos dice con claridad que lo que viene no tiene tanto que ver con la prostituta que fuma solitaria en un restaurante Denny's en Tokyo, con las hermanas Mari y Eri, con Takahashi o el resto de personajes, objetos, referencias, lugares, marcas, que construyen la trama y que son símbolo de una uniformidad material, en una vastedad que nos deja sin identidad, casi sin fuerza real, sino más bien con la forma en que ellos van apareciendo en escena, se interconectan y son descritos por el narrador como partes fusionadas de un todo vivo, sensual, casual e ineludible, con imágenes y diálogos brillantes, como las luces de neón de ese Tokyo nocturno que nos muestra "Lost in Translation" , la genial película de Soffia Coppola, con la que comparte esa sensación de soledad que se instala en la médula de la vida contemporánea, en la urbe total.
Del mismo modo, en What I Talk About When I Talk About Running, pero desde la perspectiva de la memoria -involucrando su propia experiencia y recuerdo-, Murakami, corredor de maratones, trotador empedernido en la vida real, nos lleva a cuestas a lo largo de sus recorridos, en una escritura que emula el acto mismo de correr, describiendo los procesos existenciales que lo van asaltando, al ritmo de los latidos cardiacos. La primera impresión que deja este texto es que la ambición de Murakami ha llegado demasiado lejos y que la forma -más que el objeto de su memoria- reducirá los lectores a sus fanáticos y, poco más, a los runners del mundo que sentirán curiosidad por un libro sobre el hecho de correr escrito por uno de los autores más notables del momento. Sin embargo, a poco trotar por What I Talk About When I Talk About Running, queda de manifiesto que lo que está tras estas páginas son las mismas cuestiones que apelan al lector en los distintos textos del japonés, desde Crónica del pájaro que da cuerda al mundo en adelante, y esto no es sino una reflexión con fría mirada sobre la efímera condición de la existencia. Esa misma levedad que angustiaba materialmente a Camus o que se describe como insoportable en la novela de Kundera se convierte aquí en un hecho de la causa, en una suerte de terror ontológico que no aterra, que sólo se puede observar y describir, como la imagen de las torres gemelas desplomándose en las innumerables pantallas de televisión a lo largo y ancho del mundo, catástrofe que, como todo en la vida, sobreviene sin aviso real, como un mero acontecimiento o idea que se cruza en el paso de un trotador en Central Park.
Una filosofía mínima
Pienso en la maratón de Nueva York, que se corrió hace sólo un par de semanas, en esos 39 mil corredores -hombres y mujeres- del mundo entero que se lanzan a la tarea de cubrir una distancia de 42 kilómetros entrando y saliendo de Manhattan, subiendo y bajando, con los corazones bajo mil pulsaciones, luchando contra sus propias limitaciones (alguno, este año, incluso muriendo en el intento) y, al mismo tiempo, en el despliegue mismo de ese gesto físico, pensando, sintiendo, olvidando, mirando el cambio permanente del paisaje recorrido, el cambio de la vida, el paso del tiempo, superando algo que no se sabe exactamente en qué consiste con un mero gesto. Y mientras se corre, mientras se insiste luchando contra el límite, como el mismo Murakami escribe, también algo más: "Miro al cielo, imaginando si será posible encontrar un gesto de gentileza ahí, pero no lo encuentro. Todo lo que veo son nubes de verano indiferentes arrastradas por el viento sobre el océano Pacífico. Y ellas no tienen nada que decirme. Las nubes siempre son taciturnas. Probablemente no debería buscar una respuesta en ellas. Lo que debería hacer es mirar en mi interior. Como si mirara fijamente en un pozo profundo. ¿Puedo ver algo de bondad ahí? No, todo lo que veo es mi propia naturaleza". Y esa naturaleza no es sino algo común al ser humano, especialmente al contemporáneo: egoísta, porfiado, dudando de sí mismo, intentando escapar cada vez que ve un problema hacia una zona donde todo se vuelve trivial o indiferente, una manera de ser que se lleva como una vieja maleta, simple y llanamente porque se ha llegado a la conclusión de que no hay nada más que llevar, porque es algo a lo que uno crece inevitablemente atado.
Tal como Murakami cita, Somerset Maugham escribió que "tras cada afeitada (o, digámoslo en otros términos, en cada mínimo acto rutinario) yace una filosofía" y algo de esa verdad queda plasmada en estos dos libros, distintos en el género, hermanos en el propósito de recoger una filosofía mínima que se funda en la decisión de establecer o construir una rutina, con todo lo penosa que pueda ser, para combatir la fragilidad esencial de la vida: escribir ficción, correr maratones. Aunque esos gestos no tengan mayor sentido y se funden simplemente en la inevitable y limitada naturaleza del hombre, en un hacer que no tiene dignidad intrínseca y es sólo un puro hacer. [zoiladulceuva@yahoo.com.ar]~
El placer de los libros raros
Por ROSA MONTERO | © BABELIA
Tengo debilidad por los libros raros. No me refiero a la rareza exquisita, a las primeras ediciones, a las encuadernaciones primorosas y demás libros con pedigrí, sino que hablo de la rareza plebeya, de aquellas obras que, por una razón u otra, se escapan de los cánones convencionales y resultan inclasificables. Libros a menudo modestos y sin pretensiones, publicados en pequeñas editoriales e ignorados por el gran público, que un día ves por casualidad, de refilón, en el rincón más oculto de una librería, pero que parecen removerse y dar saltitos en la estantería para llamar tu atención, y extender sus anhelantes tapas hacia ti, y susurrar: "¡Cógeme, por favor, por favor!".
Y yo los suelo coger a casi todos.
Hay tres locos maravillosos que han escrito un par de libros así. Son asturianos y se llaman Juan J. Alonso, Enrique A. Mastache y Jorge Alonso. Filósofos, historiadores y documentalistas de formación, son además unos fanáticos del cine. Estos tipos multidisciplinares, enciclopédicamente cultos y divertidísimos, son la clase de gente a la que imaginas pasándoselo bomba charlando durante horas en algún bar. Quizá esas apasionadas tertulias que se les intuyen fueran la base del libro fascinante que sacaron hace un par de años, La Edad Media en el cine, en el que, además de contar curiosos detalles cinéfilos de las películas medievales, desde Camelot a Braveheart, componían un espléndido friso histórico del Medievo, explicando no sólo lo que había de cierto o de incierto en los filmes, sino también cómo era la vida en aquellos siglos, los valores imperantes, los detalles más nimios de la cotidianidad. Y todo ello con una escritura airosa, graciosa, ligera pese a la profundidad de algunas de sus observaciones. "Utilizamos el cine como excusa para hablar de la Edad Media, y la Edad Media, como excusa para hablar de cine", dijeron ellos mismos por entonces para definir sus (raras) intenciones. Una rareza que funciona de maravilla. Recuerdo especialmente el capítulo dedicado a la película El león en invierno y a la historia de Leonor de Aquitania: extraordinario.
Al parecer, la cosa marchó tan bien que han repetido fórmula y hace poco sacaron otro libro: La antigua Roma en el cine. Ahora de lo que se habla es del Imperio Romano, y la percha son películas como Quo Vadis o Gladiator. Personalmente creo que prefiero el libro anterior, tal vez más redondo y más trabajado, pero éste también ofrece una lectura irresistible y deliciosa, y probablemente será mucho más fácil de encontrar (por si acaso, doy aquí el teléfono y la web de la editorial: 915 23 27 04, www.cinemitos. com/tbeditores) .
Dicen los autores que en el cine de romanos hay un axioma, a saber, que cuanto más corta es la faldita de los hombres, peor es la calidad de la película. Si ellos lo dicen, sin duda será así, porque saben mucho. En realidad son unos estupendos frikis que aseguran conocer de memoria los diálogos de Ben Hur y excesos semejantes. Aunque lo cierto es que parecen conocerlo casi todo. Por ejemplo, hablando del suicidio de Lucrecia, que se mata porque ha sido violada, los autores explican con agudeza el sentido de la castidad para los romanos: Lucrecia se mata porque en el momento de la violación no estaba preñada, y, por lo tanto, podía enturbiar el linaje: "Una anécdota de Macrobio permite comprender la castitas romana: en presencia de Julia la Mayor, la gente se sorprendía del increíble parecido que sus tres hijos tenían con su padre, Agripa. Julia la Mayor les decía: "Numquam enim nisi navi plena tollo vectorem" ("sólo acepto pasajeros cuando la bodega está llena"). Si hubiera estado embarazada, Lucrecia no habría sido "mancillada" y no habría tenido que suicidarse. Una observación muy interesante.
El libro está lleno de detalles de este tipo, de lúcidos vislumbres o de divertidas informaciones superficiales. Tomemos, por ejemplo, el capítulo dedicado a la película Espartaco, de Stanley Kubrick. Los autores nos cuentan los entresijos cinematográficos, incluidas las peleas entre Kubrick y Kirk Douglas, el primero, director, y el segundo, protagonista y productor, y luego comparan al Espartaco de Hollywood con el verdadero: "Victor Hugo decía que la insurrección es cosa del espíritu, mientras que la revuelta es cosa del estómago, y ponía a Espartaco como ejemplo de insurrección. La película de Kubrick va por el mismo camino del espíritu, pero el Espartaco histórico se habría movido más bien por el estómago".
En este capítulo nos enteramos de cosas tan dispares como que los candidatos a cuestor, edil, pretor o cónsul deambulaban por el Foro pidiendo el voto vestidos con la toga candida, es decir, con una toga completamente blanca, y de ahí el nombre de candidatos. También de que el riquísimo Craso fue un precursor de la especulación inmobiliaria, porque cuando ardía un edificio en Roma (y ardían muy a menudo) se presentaba allí, compraba el inmueble en llamas al propietario y después lo mandaba apagar con su escuadrilla de bomberos; pero si el propietario se negaba a vender, el edificio ardía por completo. O de que una antigua costumbre romana prohibía barrer el suelo del comedor porque los restos de comida eran el alimento para los muertos: "Fue una cuestión de higiene la que hizo que estos restos se representaran en mosaicos, a fin de que el suelo pudiese ser limpiado". Con mosaicos o no, estaba prohibido barrer durante la comida, y los comensales arrojaban al suelo lo que no ingerían. Una guarrada.
Hay informaciones de más hondo calado que no caben aquí, como un apunte sobre la estructura esclavista de la Roma imperial o el concepto de homosexualidad imperante. Por cierto, que se incluyen unos cuantos procaces insultos en latín, como paedicabo te o irrumabo te, frases tan indecorosas que no voy a poner aquí su significado. Si quieren saber las cosas que se gritaban con sus sucias bocas los ciudadanos romanos, tan serios ellos y tan entogados, lean este libro entretenidísimo. [fontanamoncada@yahoo.es]~
¿Cree usted en el cambio climático?
Por Nieves y Miro Fuenzalida | © mediaIsla
El Diccionario del Diablo de Ambrose Bierce define al hombre como un animal perdido en la contemplación extasiada de lo que el cree que es en lugar de lo que debiera ser. Su ocupación central es la exterminación de otros animales y su propia especie la que, a pesar de ello, se multiplica con tal rapidez que hoy infesta toda la tierra habitable… ¿Será esta, en verdad, nuestra condición humana?
La actual crisis financiera ha vuelto a contraponer el desarrollo económico y el sostenimiento ambiental como objetivos contradictorios. El lugar común que los ministros de economía repiten permanentemente es el de asegurarnos que cualquier medida que se tome, ya sea para disminuir la emisión de gases o la protección del ambiente, no debe interferir con el desafío económico que hoy enfrentamos. Y en apoyo de sus posiciones encuentran hoy día una ayuda inesperada en el escepticismo ambientalista.
Este es el escéptico que duda de la importancia que se le ha dado a los peligros que los problemas ambientales le plantean a las próximas generaciones y esta duda ha generado un nuevo tipo de movimiento anti-ambiental, diferente al que encontramos en las corrientes políticas derechistas, al basar su posición en un análisis supuestamente independiente de prejuicios ideológicos. Pero, como Peter Jacques hace notar… ¿Es esta duda, en realidad, una duda acerca de los datos científicos o es una duda acerca de las decisiones políticas? Si es esto ultimo habría que decir, entonces, que su importancia se encuentra, no en el desafío epistemológico que puede presentar, de la cuestión de si la argumentación científica es suficientemente sólida o no, sino en la receptividad que hoy encuentra en ciertas elites mundiales que poseen mucho más influencia que la que tiene la simple representació n científica de las condiciones ambientales ¿No nos da este hecho un indicio de lo que realmente esta en juego aquí?
Desde 1990 la literatura escéptica ha producido mas de cincuenta libros que han provocado un enorme interés en los sectores anti ambientalistas. Su proyecto no es suspender el juicio hasta que haya una mayor evidencia para hablar de las consecuencias catastróficas de la acción humana, como podría creerse, sino que proclaman la fe en los beneficios de la capacidad industrial y la agro química y rechazan los problemas ambientales que amenazan el sostenimiento de la sociedad humana moderna, porque la investigación ecológica ha sido politizada y ya no se puede confiar en ella.
Para escépticos como Ronald Bailey los ecologistas milenarios cansados de esperar la furia de Dios o el fuego termonuclear ahora esperan la "crisis ecológica global" que amenaza no solo a la humanidad, sino a toda la vida terrestre. Estos abusadores apocalípticos, dice, asustan a la gente con escenarios devastadores e imágenes de hordas humanas hambrientas, plagas genéticamente modificadas y la extinción de los recursos naturales. La "ciencia chatarra", según Steven Milloy, ha sido usada para avanzar la agenda de la izquierda política que, a la larga, disminuirá el progreso económico, el bienestar general y la eficacia del libre mercado. Peter Huber argumenta que los humanos no tenemos obligación moral hacia la naturaleza no human, porque la humanidad tiene la habilidad de dominarla y controlarla en la forma en que la doctrina judeo cristiana nos dice hacerlo. Mientras mas efectivamente dominemos la naturaleza en mejores condiciones estará nuestra especie. La modernidad ha traído a la humanidad el progreso y afluencia comparada con la miseria de las etapas que la precedieron. Los estudios ambientales modernos son antitéticos a la noción de progreso y si han tenido influencia es solo porque son manipulados por una elite ecologista que tiene el favor de la prensa y la cultura popular.
Los análisis sociológicos indican que la interpretació n escéptica se basa en un conjunto de valores ideológicos relativamente limitados provenientes del movimiento conservador contra ambientalista. Diferencias éticas subyacentes o no completamente exploradas determinan como alguien interpreta datos y formula orientaciones programáticas. Este es el caso, tanto para los científicos ambientalistas como para los escépticos como Bjørn Lomborg's ("The Skeptical Environmentalist" ) y sus seguidores. Una ética antropocéntrica explica los juicios de Lomberg, por ejemplo, en tanto que los argumentos de los ambientalistas pueden explicarse a partir de una posición ecocentrica. Lomborg y la mayoría de los economistas sostienen que porque solo los humanos tienen sentido moral controlar el ambiente con el propósito de incrementar el bienestar de nuestra especie es moralmente justo. Es esta posición moral la que separa a Lomborg y los ambientalistas. Es este profundo antropocentrismo el que sostiene la creencia de que la humanidad es independiente de la naturaleza no humana y esta exenta de influencias, constreñimientos y principios ecológicos. Esta ética es, mayormente, la que explica la gran hostilidad de los grupos anti ambientalista, porque la defensa de la naturaleza crea obstáculos al desarrollo humano. Necesitamos energía, cada vez mas, y sabemos como obtenerla mucho mejor que las plantas. No necesitamos la vegetación de la selva para producir medicinas. Mas frecuentemente, las necesitamos para protegernos de las fuerzas ciegas que, por azahar, emergen de ella. Ni tampoco necesitamos otras formas de vida para mantener el balance de gases saludables en la atmósfera o la temperatura climática. La humanidad puede sobrevivir bastante bien en un planeta cubierto de concreto y computadoras.
Es este profundo antropocentrismo el que funciona como ultimo fundamento para juzgar la legitimidad del conocimiento. Dentro del marco escéptico cualquier conocimiento que afirme la inter dependencia con la naturaleza y vea a la especie humana como un ser ecológico, no es valido. El principio organizador de la ecología se considera falso desde la partida. Hablar de ciudadanía ecológica racionalmente no tiene sentido. Únicamente las necesidades y deseos de la humanidad representan la clave de nuestra evaluación del estado del mundo. Esto no significa, dice Lomborg, que las plantas y animales no tengan derechos, pero el foco debe estar siempre en la evaluación humana. No tenemos otra opción. Somos los humanos los que elegimos que parte de la vida terrestre cuenta y que parte no.
Este rechazo a reconocer derechos a la naturaleza no humana no surge de la dificultad en designarlos, sino en las profundas implicaciones cívicas y éticas que el reconocimiento de pertenecer a una comunidad de vida terrestre mas basta, acarrearía. Son los valores antropocéntricos lo que le permite al escéptico ambientalista ver al capitalismo moderno como una experiencia de éxito fantástica que se refleja en la mayoría de los indicadores que muestran que las condiciones humanas han mejorado inmensamente, comparadas con las etapas previas. Por supuesto, ellos reconocen que hay problemas en los cuales necesitamos trabajar, pero el mejoramiento continuara en tanto la economía crezca.
Si el escepticismo ambientalista es parte de un movimiento político… ¿cual es su propósito? ¿Por qué ignorar o negar la gravedad de la perdida de la diversidad biológica o el calentamiento global? ¿En beneficio de que o de quien? La respuesta estándar es la ganancia a corto plazo o la aprobación de leyes favorables a la industria. Sin embargo, lo que esta en juego… es mucho mas que esto. Inevitablemente la lucha por la mantención y renovación de los recursos naturales es una amenaza al paradigma social dominante, a los valores comunes, a las creencias y a la sabiduría compartida acerca del ambiente físico y social. Es la amenaza a la legitimidad de la política mundial heredera del iluminismo liberal mercantilista. Estos valores comunes son importantes, porque aunque no haya adherencia total a ellos, de todas maneras guían e institucionalizan la acción individual y social (empresa privada, crecimiento económico, libre mercado, rechazo a la planificación económica, disminución de las obligaciones del Estado en el bienestar social y fe en un futuro de abundancia gracias a la tecnología). Los economistas creen que no hay problemas con la expansión indefinida de la economía. En verdad, la expansión indefinida es el gol de la economía, por lo que no es de sorprender que vean con escepticismo las predicciones de la ciencia física. La historia, afirman, ha mostrado una y otra vez que la tecnología es una parte tan importante del capital que puede resolver toda la variedad de problemas que los límites naturales le plantean al desarrollo del crecimiento continuo.
Esta es una de las razones de que la autentica lucha ecológica, de una u otra manera, tiene que incluir las instituciones modernas del sistema estatal y el capitalismo mundial. Un paradigma alternativo que vea a la humanidad como un miembro de la comunidad terrestre, un miembro de la naturaleza en sentido global con derechos y obligaciones, desafía el marco moderno de la economía capitalista contemporánea que reproduce un sistema ecológicamente mal adaptado.
El nuevo escepticismo ecológico, tal como lo presenta Lomborg, su figura más popular, proporciona un discurso que concibe las relaciones entre la naturaleza y la especie humana en términos mecánicos y administrativos con vista a la explotación económica. Si la contradicción entre los intereses industriales y el sostenimiento ecológico continua llamando la atención y, aunque fragmentariamente, operando como un discurso contra hegemónico, entonces, el escepticismo ambientalista surge para resistir el movimiento ecológico. Si esto es así, el escepticismo no es solo el intento de mantener la ganancia económica, sino la reacción en contra de una inminente revolución cognitiva y cultural que puede cambiar la forma en que el poder material se concentra y acumula. Representa, no solo la defensa comercial, sino la defensa de la estructura misma del orden mundial que permite la sobrevivencia de la industria tal como la conocemos. El escepticismo ambientalista reclama haber refutado el mito del movimiento ecológico y la ciencia ambiental. Su proyecto, afirman, se genera exclusivamente a partir de un sentido de objetividad y neutralidad axiológica. El problema con este reclamo es que el análisis de la literatura muestra que este se formula desde una ideología conservadora apoyado por un movimiento corporativo (la industria petrolera, principalmente) contra ecológico. Su intento es subvertir la interrogación reflexiva y la resistencia contra hegemónica que ella contiene. No necesitan ganar el debate acerca del estado del mundo para mantener el poder y dominio. Solo necesitan establecer suficientes dudas acerca de los informes científicos para motivar dudas en la comunidad en general. ¿Y no es esto lo que en el fondo de nosotros mismos queremos escuchar… el dulce canto que nos devuelva la seguridad y el poder contenidos en la ilusión de la modernidad? ¿Poder seguir disfrutando de la buena vida sin consecuencias? ¿Perdernos en la contemplación extasiada de nuestro narcisismo?
Muchas civilizaciones han decidido, por una u otra razón, ignorar la erosión que provoca la relación entre sociedad y naturaleza, solo para caer en una época obscura llena de sufrimiento y miseria. Hoy estamos entrando a una etapa histórica global en donde estos problemas tendrán que ser resueltos, de una manera u otra, dentro de los próximos 50 anos. El escepticismo ambientalista quiere posponer este cambio y el mensaje ha sido gratamente recibido por las elites mundiales que son parte del orden dominante del mundo…"Las cosas con el tiempo mejoran cada vez más y más". [nievesmiro@sympatic o.ca ]~
La ciudad desquiciada
Por Luis R. Santos | © mediaIsla
Leyendo dos libros que hablan de ciudades me nació el impulso de escribir algo acerca de Santo Domingo.
En su libro La ciudad nerviosa, el barcelonés Enrique Vila-Matas habla de esa ciudad de sus años infantiles y, necesariamente, tiene que compararla con la Barcelona de estos últimos años, y describe a la actual como una ciudad afectada por un nerviosismo que va acercándose a la esquizofrenia. Ello, a pesar de que Barcelona es una ciudad hermosísima y con grandes zonas por las cuales la gente puede pasear a sus anchas y recrearse con su peculiar arquitectura.
El turco Orhan Pamuk, en su libro Estambul, rememora también sus felices años de infante y adolescente en Estambul y su escritura se llena de una nostalgia casi demoledora cuando evoca sus paseos en barca por el Bósforo junto a su familia.
Y después de estas dos lecturas, yo me he preguntado qué podríamos decir los escritores dominicanos sobre esta ciudad llamada Santo Domingo.
En primer lugar, en mi caso, soy un ciudadano de ninguna parte, es decir, no tengo una ciudad sobre la cual inspirarme para escribir. Nací en esa temblorosa zona del Cibao en que se funden las provincias de Santiago, Espaillat y La Vega.
En mi adolescencia tuve una suerte de amoríos fugaces con Santiago, a la que iba una vez cada dos años, en principio, y luego, al ingresar al Instituto Superior de Agricultura, una vez por semana, cuando se nos permitía salir los domingos. Aquellas incursiones, usualmente, eran gastadas en una visita a alguna muchacha y en otras ocasiones para ir a beber vino en una especie de tienda de expendio que tenía Isidro Bordas en Bella Vista. Recuerdo que el vaso era a cinco centavos y a veces un grupo nos juntábamos y comprábamos un galón, y ¡a beber se ha dicho!
Con Santo Domingo he tenido una relación más cercana y por lo tanto más traumática.
Tuve la oportunidad de vivir en la zona colonial a final de los ochenta y principio de los noventa y todavía recuerdo las noches de bohemia en el Drake y la gran actividad cultural alrededor de Casa de Teatro, la casa de la cultura de la UASD y otros lugares en que los poetas y escritores, los aprendices y los ya veteranos, soñábamos que algunos nos convertiríamos en García Marquéz o César Vallejo. Eran los tiempos en que la calle El Conde era el principal centro de compra de la clase alta y media y los carros del concho te dejaban frente a las tiendas. Y a propósito de la calle el Conde ¡Cuanta suciedad, prostitución, y mendicidad! Todavía eran los tiempos en que era una novedad cuando a alguien le robaban o le atracaban en la zona.
Residiendo en Santo Domingo desde aquellos años, la he visto convertirse en lo que es hoy, un homenaje al caos y al desorden. Una ciudad desalmada, ruidosa, en constante crispación. Y con altos niveles de contaminación ambiental.
Empezando por las grandes migraciones desde los campos y pueblos del resto del país y pasando por un explosivo desarrollo urbanístico sin ninguna planificación, esta ciudad se ha convertido en un gran manicomio por la circulan millones de desquiciados. Porque eso es lo que parecemos los habitantes de Santo Domingo cuando nos trasladamos por estas calles en procura de llegar a nuestros destinos.
Pienso con toda honestidad que el tránsito de una ciudad nos da una idea clara de cómo son sus ciudadanos y sus autoridades; y hay que admitir, aunque muchos puedan sentirse ofendidos, que es difícil encontrar una ciudad más desquiciada y conductores más maleducados que los de Santo Domingo.
El desquiciamiento nace de la gran cantidad de motoconchistas, taxistas suicidas, guagueros terroristas, carros del concho, semáforos que no funcionan, una policía que a veces, aunque generalmente su labor es muy positiva, entorpece el tránsito en vez de hacerlo más fluido. Pero ante todo, el desquiciamiento viene de esa falta de educación ciudadana y su consecuente falta de respeto a las leyes de tránsito y una ausencia total de cortesía. Pero no solo los conductores de esos posmodernos medios de transporte se comportan como auténticos salvajes, sino, también, gente en lujosos Mercedes, BMW, Land Crusier y otros tantos automóviles de precios astronómicos.
Y lo peor de todo es que aquel que no se sume al estilo desquiciado de conducir de la inmensa mayoría, termina siendo aplastado, vapuleado, y al final a todos no nos queda más opción que sumarnos al caos.
Por otra parte, Santo Domingo se ha convertido en una ciudad sin espacio para que la gente pueda caminar, reunirse, respirar aires lozanos, y las construcciones de torres de apartamentos han ido robándole unos de los encantos que le quedaban a la ciudad, la gran cantidad de árboles, que la embellecían y le daba un aire de campiña.
Para citar un solo caso, cuando vine a residir al mirador norte en el año 2003, en la calle que queda detrás de donde vivo había una serie de casas con grandes matas de mango, aguacates, pinos y jardines bien cuidados. Antes, aquí disfrutábamos del colorido espectáculo de las aves y sus cantos, de los mangos banilejos al alcance de la mano y de un ambiente de frescor. En apenas cinco años ha habido un cambio brutal.
Proyectémonos veinte años hacia el futuro y tendremos la obligación de admitir que el panorama no es muy alentador.
Todavía, a Santo Domingo la rescatan y la hacen más o menos atractiva algunas partes de la zona colonial, principalmente la calle Las Damas, la plaza España, donde se verifican las noches de luna llena más espectaculares que se pueda apreciar, el Parque Colón, el café Fuerte San Gil, el Adrian Tropical del malecón, el Vesuvio del malecón, la Lincoln y sus noches y ese gran parque Mirador Sur. Y por supuesto que el mar Caribe, que, a pesar de toda la basura que le llega, sigue dándole encanto a esta parte de la ciudad. Los encantos del río Ozama lo podrán describir escritores de otras épocas, porque lo que tenemos hoy día es un río hiper contaminado y en cuyas riberas se han erigido millares de mansiones del horror.
A los escritores nacidos en esta ciudad en los últimos años no les quedará más alternativa que crear sus propias ciudades y humanizarlas, como lo hicieron, por ejemplo, García Márquez con Macondo y Juan Carlos Onetti con Santa María; porque esta ciudad apenas les servirá para recrear personajes neuróticos, depresivos y desquiciados, como la ciudad. [luisrsantos@hotmail.com ]~
Mizaria
Por Joan Mateu | @ mediaIsla
Crítica literaria
Sus cuentos son sencillos, sugerentes y fáciles de leer. Tienen algunos errores ortográficos que deben ser debidos a la prisa en escribirlos y algún defecto de forma, pero eso no quita la calidad que subyace. El desarrollo de la historia a veces se complica en cuanto que mezcla acciones actuales con cosas pasadas en tiempos anteriores, pero debe tratarse de una licencia que adopta. A mí, personalmente me gustan, aunque los personajes no son creíbles y se complica mezclando historias de varios a la vez que son inconexos. Podría ponerle "peros" a los argumentos que a veces pecan de poco cuidados y no se entienden del todo, pero en líneas generales no están mal. Es cierto que parece que haya algún plagio en alguno de ellos, pero sinceramente, a mi no me disgustan en general. Son leíbles. Bueno, que tampoco hay que ser demasiado exigentes... [joan@cimat.es]~
Arboleda, un espacio de autogestión literaria
Por Adriano Corrales Arias | © mediaIsla
La Editorial Arboleda es una experiencia literaria y cultural costarricense cuyo propósito es difundir y promover la literatura mediante la publicación de libros y la utilización de sistemas multimedios y de Internet.
La inician el escritor y editor Américo Ochoa, y el escultor, poeta y editor Leonardo Villegas, en el año 2006; ambos con amplia experiencia en la publicación literaria y la promoción cultural. Desde entonces, aportan su tiempo y su experiencia para echar adelante un proyecto que se asume de manera ad honoren. Cooperan con el trabajo editorial y de sus propios ingresos, y de la coedición igualitaria con los autores, salen el papel y los insumos de impresión.
La validez de su iniciativa los hace tomar, al inicio de su fundación, una decisión estratégica: comprar una imprenta y equipo de edición digital, en procura de generar autonomía en la producción editorial. Ellos mismos realizan todo el proceso de edición, diagramado, impresión, compaginado, diseño de portadas, distribución y venta. Desde entonces publican a jóvenes poetas y escritores inéditos.
Doce años atrás habían fundado otra editorial literaria (Editorial Baula), de modo que Arboleda representa la continuación de aquel primer esfuerzo. El enfoque y el espíritu de la Editorial, así como la mística y tenacidad de sus impulsores, ha contribuido a que escritores reconocidos y de renombre internacional tomaran la decisión de pertenecer al fondo editorial. Esto incluye a escritores, intelectuales, artistas y gestores culturales que han contribuido en la promoción, guía y posicionamiento estratégico de la sui generis organización.
A partir del año 2007, inician una nueva aventura: editar no solo costarricenses sino también autores centroamericanos, que por similares condiciones, han permanecido inéditos o, siendo notables escritores, no pueden publicar en su país de origen. Para el último año, 2008, Arboleda ha crecido como entidad cultural y ha ampliado su fondo editorial con la publicación de más 15 libros en literatura, sin contar las co-ediciones y servicios editoriales a museos y casas de la cultura. Así, ha sabido posicionarse más allá del espectro nacional, estableciendo relaciones con casas editoriales y escritores del contexto centroamericano y suramericano.
Además, Arboleda ha creado un espacio de participación permanente en línea y cuenta con un sitio Web www.editorialarbole da.com que incluye chat literario, sección de actividades culturales programadas, y sección de autores publicados catalogados por género y país, donde se pueden encontrar datos biobibliográficos, fotografías, material publicado en pdf, registros sonoros y audiovisuales. Muy pronto el proyecto virtual aportará, para el público, un Foro Literario Centroamericano con editores remotos en cada país y un mega directorio de escritores.
He aquí un esfuerzo editorial autogestionario que, sin objetivos de lucro, pero con un perfil de gestión literaria inusual y complementaria por su perspectiva inclusiva y cooperativa, bien podría ser sujeto de apoyo por parte de algunas instituciones y de la cooperación internacional. Espero que así sea para garantizar su sostenibilidad en bien de la literatura centroamericana y de más allá. Contacto: www.editorialarbole da.com [cazadelpoeta@yahoo.com ]~
O quizás simplemente te regale una fosa
Un político, un banquero y un militar deciden, la noche del 23-F, montar un prostíbulo. Se reúnen 25 años después para celebrarlo. Ahí empieza El bordell, de Lluïsa Cunillé, que se representa en el Lliure, dirigida por Xavier Albertí
Por MARCOS ORDÓÑEZ | © BABELIA
Una muchacha (Chantal Aimée) llega al puticlub de una carretera perdida: al parecer, su padre la ha llamado. Comienza El bordell (El burdel), la nueva obra de Lluïsa Cunillé, en el Lliure, dirigida por Xavier Albertí. Luces rojas, sillones de escay, metales brillantes sin alcurnia, plafones de espejo, lámpara supernova estallada. Un trueno anuncia tormenta. A los dos minutos de función, la Madame (Mercè Arànega) le dice a la muchacha que su padre a quien quería ver era a su hermana mayor, pero la primogénita le colgó el teléfono. Ese arranque tal vez anuncie la estrategia de la obra: el "detonante incitador" es un malentendido; no hay trama sino situación, y la presunta protagonista queda reducida, por un buen rato, al rol de observadora de un agua estancada, concéntrica. El padre (Enric Majó), tirado en un sofá, viste de mujer. "Así las chicas me tienen más confianza, me cuentan su vida y no me aburro. ¿A ti no te aburre ser siempre tú misma y oír las mismas cosas?". ¡Feliz ocurrencia! El bordell podría ser la cara B (o la otra cara de la luna) de Salón Primavera, que Cunillé estrenó la anterior temporada. Salón Primavera era muy Achard y ésta es muy Anouilh: una pièce grinçante. Cunillé no había nacido, claro, cuando Achard y Anouilh estrenaban, pero el teatro es a menudo como el gabinete de una médium. Se concitan aquí, por azar o no, muchos fantasmas remotos. Cocktail de la casa: 1/3 del último Tennessee (Aviso para embarcaciones pequeñas, por supuesto), 1/3 de Genet enculado por Copi, 1/3 de Dry Anouilh. Y angostura española: las ceremonias barrocas y degradadas de Nieva, el sacramentalismo de Romero Esteo, la sorna opaca de Martínez Mediero. Guinda negra: El desastre de Annual, de Ricardito Franco. A Ricardito, que en gloria esté, le hubiera encantado El bordell. Por su tono, esa ferocidad disparada con silenciador, como los apartes shakespearianos que sueltan los personajes, en voz baja, casi avergonzados. Flashback: la noche del 23-F, un político, un banquero y un militar, de camino a Francia, decidieron unirse y montar una gran casa de putas, su "única y verdadera patria". Se han reunido de nuevo, veinticinco años después, para brindar "por este burdel dentro de otro gran burdel llamado España". Una frase un tanto campanuda para Cunillé. A esos tres ya les cuadra, pero les prefiero cuando hablan como si estuvieran soñando, o en el nivel 13 de la curda. El político es el padre: ahora ha decidido encerrarse en el váter, como Fernán-Gómez en El anacoreta. "¡Qué tiempos más absurdos", diagnostica, "en los que la ciencia desea desterrar cualquier duda, en los que las maldiciones ya no se cumplen y por un solo vínculo hay cien deserciones! ". El banquero (Jordi Banacolocha) hace su entrada poco más tarde. Está estupendo Banacolocha, casi un Michel Serrault a la catalana: un pajarraco chabroliano, turbio y malicioso, que apostó por quien no debía. También se sale Mercé Aránega, esa Madame todavía llena de fuerza y de vida, altiva y sardónica, que le canta las cuarenta al lucero del alba y amenaza con publicar sus memorias, "más de veinte rollos de papel de váter, escritos por ambas caras", y está como nunca Enric Majó (lástima que se le oiga tan mal en las escenas del lavabo: hay que mejorar la sonorización) , y Jordi Dauder en el rol del militar paralítico, bronco e infantilizado, que blande una pistola de fogueo porque "la de verdad la guarda su madre bajo llave". Hay repeticiones circulares, discos rayados, movimientos sin éxito salpicados por fulgurantes mots d'esprit: "A mi edad se habla para no pensar", le dice el banquero a la muchacha. "Toda mi vida fingí ver lo que no veía y cerré mis ojos ante lo que veía de verdad", dice el padre, más Gloucester que Lear. Y la Madame, advirtiendo de los peligros de la danza, en otra gran frase inesperada: "No prometas nunca nada mientras estés bailando. El baile puede conducirte a tal éxtasis que te obligue a bajar la guardia y ponerte en manos de cualquiera".
Nos habíamos olvidado de la muchacha, varada en un extremo de la barra, cuando de repente, primera sorpresa, reemerge, desea: tiene un amor secreto, un alumno, un menorísimo al que todos toman por su hijo. Aparece el chaval (Rubèn de Eguía): se ha pegado un trastazo con el coche y no recuerda nada. Buero habría salivado con ese muchacho, tan simbólicamente amnésico "como este maldito país en los últimos treinta años", dice el padre travestido. Y añade: "Quizás te convendría otro golpe en la cabeza para recuperar la memoria". El crío sólo anhela dormir. "No dejen que se duerma", repite la muchacha. "Si se duerme, ya no despertará". Pero, segunda sorpresa, le toma en sus brazos y le acuna con una nana del Orfeo de Monteverdi. La Madame agita una campanilla y el bello durmiente vuelve a abrir los ojos y mirar, quizás, desde el ensueño.
(Kafka: "Basta un falso llamado de la campanilla nocturna para que lo irreparable se produzca"). De lo alto baja entonces un viejo cliente (Jordi Serrat), muy atildado, muy ceremonioso: se presenta como el rey de España y, según la Madame, acaba de hacer algo muy feo, feísimo, algo que no debe de hacerse bajo ningún concepto. Tan y tan feo que ni a Valle se le hubiera ocurrido. La Madame sale por pies, maleta en mano, para que no le carguen el mochuelo. El sonriente monarca pone sus ojos en el crío, al que quiere convertir en futuro jefe de la Casa Real. El padre susurra a su hija: "Síguele la corriente, es el único que está loco aquí y no lo sabe". Hay una última sorpresa, insólitamente mal servida por Xavier Albertí. Y un desajuste fundamental: el clima alucinatorio, las revueltas del texto y las excelentes interpretaciones pierden gas en la sala grande del Lliure, en ese enorme (y precioso) espacio diseñado por Lluc Castells. Las obras de Lluïsa Cunillé requieren proximidad, y ésta, más que otras suyas, una escucha atenta. Me encanta la locura sonámbula de El bordell, pero me temo que esta vez Albertí, casi su director de cabecera, no ha acabado de pillarle el truco. Quisiera verla de nuevo, cuando esté más adensada. [fontanamoncada@yahoo.es]~
Puertas y ventanas
Tomás Modesto Galán en Nosotros contamos, NY
Domingo 30 de noviembre a las 5:00 PM. En la Sala Andrés Francisco Requena del Comisionado de Cultura en Estados Unidos. 541 W 145 St (Casi esq. Broadway) New York, NY 10031. Tel. 212 234 8149
La nariz de Ryunosuke Akutagawa
Incluimos el cuento clásico de la semana, seleccionado por Luis López Nieves: La nariz, por el autor japonés Ryunosuke Akutagawa (1892-1927). Pulse sobre el título para leer el cuento en CiudadSeva.com.
Bigotes contra el cáncer de próstata
Vela al Viento Ediciones Patagónicas
Vela al Viento Ediciones Patagónicas informa la aparición del libro "El viaje de los Dioses", cuyo subtítulo reza "Migración, creencias y folklore en Comodoro Rivadavia". Los compiladores y coordinadores responsables de este libro son Graciela Ciselli y Aldo Enrici, y básicamente centran el trabajo en los barrios Laprida, Manantial Rosales y Valle C.
El libro fue presentado el 7 de noviembre en Bariloche, y el 14 de noviembre en la Feria del libro de Puerto Deseado (Santa Cruz). El sábado 29 de Noviembre vuelve a presentarse pero esta vez en Río Gallegos en las Jornadas de Hermeneutic de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA). El libro es de 204 páginas con un apartado con 27 fotos actuales y antiguas de los barrios estudiados en este libro. Se puede adquirir por internet vía el sistema de contrarreembolso. Precio $ 38. www.velaalviento. blogspot. com
Blog imaginería
Amigos y amigas de Imaginería, quedan invitados a una nueva función de asombros en http://imagineriabr uja.blogspot. com
Imágenes del mundo
mediaIsla
más que un grupo o comunidad cerrada, constituye hoy por hoy una modesta sala de lectura donde convergen una serie de personas interesadas en la construcción de un puente de doble vía, a través de la reflexión y el ameno intercambio de información interesante.
poeMARTES
proSÁBADO
René Rodríguez Soriano
mediaIsla Editores
El Día de Acción de Gracias 36 millones de estadounidenses padecen hambre
Por David Brooks | © La Jornada
Lecturas de René Rodríguez Soriano en la Zona Colonial
Santo Domingo, República Dominicana
Leyéndonos en La Torre
Lunes 1 de diciembre
8:00 PM. Actividad abierta al público
Torre del Homenaje, Fortaleza Ozama
Tertulia de Juan Mayí
Martes 1 de diciembre
8:00PM. Abierta al público
Fundación de Arte Juan Mayí
Premios UCE 2007 y 2008
Lanzamiento de la novela El mal del tiempo
Entrega del premio de Poesía UCE 2008
Jueves 4 de diciembre
4:30PM Abierto al público
Biblioteca de la Universidad Central del Este,
San Pedro de Macorís, RD
"¿Quieres ver a la familia anglosajona blanca protestante en su hábitat tradicional? ", fue la invitación a una cena tradicional de Thanksgiving Day o Día de Acción de Gracias que se celebra como día festivo nacional cada año el último jueves de noviembre, cuando supuestamente se reúnen familias y amistades y ofrecen gracias por todo.
Es un ejercicio curioso que combina el patriotismo con la religión, algo tan "estadunidense" como el 4 de julio (Día de la Independencia) , donde casi todos se sientan a una cena en torno al pavo como platillo central. Y como parte del rito oficial, hoy el presidente George W. Bush perdonó la vida no de uno, sino de dos, guajolotes, Pumpkin y Pecan, "a quienes por este acto les es otorgado un indulto presidencial pleno e incondicional" .
Posteriormente los dos pavos fueron trasladados de la Casa Blanca a Disneylandia, donde Pumpkin fue el Gran Mariscal del Desfile del Día de Acción de Gracias, y las dos aves, informó Bush, vivirán el resto de sus días en "el lugar más feliz del mundo" (el eslogan de Disneylandia) . "Más que nada, doy gracias al pueblo estadunidense por el tremendo privilegio de servir como presidente", declaró Bush en su último acto oficial de gracias.
Ese pueblo ahora está sufriendo la peor crisis desde la Gran Depresión.
Hoy, millones de familias tendrán mucho menos por lo cual dar gracias que el año pasado. Hay 3 millones de desempleados más que hace un año (casi 10 millones en total), y las cifras de pobreza: gente sin seguro médico, millones que han perdido sus viviendas por la crisis hipotecaria y jubilados que han perdido sus pensiones se multiplican cada día.
Hoy, día del gran banquete, más de 36 millones de estadunidenses padecen hambre, un incremento de más de 3 millones desde 2000, reporta el Food Research and Action Center en Washington de acuerdo con los datos oficiales más recientes registrados antes de estallar la crisis actual. Jim Weill, de ese centro dijo que hay 3 millones personas más solicitando asistencia alimenticia federal hoy que hace 15 meses. Y las organizaciones caritativas que ofrecen alimento a los pobres informan de incrementos dramáticos en la gente que busca ayuda.
El menú tradicional de la cena delata sus orígenes: pavo, camotes, pan de maíz, salsa de arándano y pay de calabaza, entre otros, son todos alimento tradicional de los indígenas de América del Norte. Y ahí se revela la historia casi siempre oculta de este día feriado.
Según el cuento oficial, los primeros europeos –los Pilgrims– celebraron en 1621 en Plymouth su primera cosecha exitosa y con ello el inicio de su estadía permanente en el nuevo mundo. Sobrevivieron gracias a la solidaridad de los indígenas y a veces la imagen del primer Día de Gracias incluye una imagen con la presencia de líderes indígenas Wampanoag en la cena.
Día Nacional de Luto
De cierta manera, esta tradición también marca algo así como la "Última cena" de los indígenas. Es un hecho que en 1637 el gobernador de Massachussets John Winthrop proclamaba gracias por la masacre de cientos de hombres, mujeres y niños del pueblo indígena Pequot, en lo que sería el inicio de un genocidio que acabaría con más de 95 por ciento de los indígenas de Estados Unidos durante las siguientes décadas, recuerda Robert Jensen, profesor de periodismo de la Universidad de Texas en un ensayo publicado por Alternet.
"Puesto de manera simple: el Día de Acción de Gracias es el día en donde la cultura blanca dominante (y tristemente la mayoría de la población no blanca, pero no indígena) celebra el inicio de un genocidio que fue, de hecho, bendecido por los hombres que elogiamos como nuestros heroicos padres fundadores", escribió Jensen.
Es por esto que en cada Día de Acción de Gracias, algunos indígenas y sus aliados han celebrado, desde 1970, un Día Nacional de Luto.
Las familias por todo el país, incluyendo las anglosajonas protestantes blancas, darán gracias al festejar este día. Otros, especialmente los millones que acaban de perder su empleo y los que padecen hambre en el país más rico del mundo, podrán soñar que algún día serán indultados y enviados por el resto de sus días al "lugar más feliz del mundo". [ibyqueen@yahoo.com ]~
Leonardo Nin presenta Sacrilegios del excomulgado en Miami
El libro del que todos hablan desde Boston hasta Santo Domingo
Boston, MA.- Leonardo Nin viaja esta semana a Miami, FL para presentar su libro Sacrilegios del excomulgado en la prestigiosa librería Books & Books de Coral Gables.
Sacrilegios del excomulgado, segundo libro del autor dominicano, oriundo de Tamayo, Barahona y residente en Boston, MA, es una colección de relatos, donde lo convencional y lo profano se agarran de la mano, para, en medio de la crítica social y el cinismo que lo conforma, llevar un mensaje de resistencia contra lo establecido y contra lo conocido como verdad.
Leonardo Nin, nacido en 1974, en Barahona, República Dominicana, ha desarrollado una intensa labor literaria en los Estados Unidos donde fue galardonado con el Premio Nacional de la Juventud por su dedicación a la propagación de los valores culturales dominicanos en el exterior, que otorga la Secretaría de Estado de la Juventud. En febrero del 2008 fue seleccionado por el Comité de la Semana de la Herencia Cultural Domínico-Americana para formar parte de la Primera Jornada de la Nueva Narrativa Dominicana, celebrada en Miami. Sus trabajos han sido publicados en varias revistas y antologías de cuento y poesía. Ha publicado Guazábaras (2002).
Sacrilegios del excomulgado es su segundo libro de relatos. El autor fue uno de los participantes en el Primer Encuentro de la Narrativa Dominicana Joven de Ultramar, presentada este año aquí dentro de las actividades de la Segunda Semana de la Herencia Cultural Domínico-Americana. La presente actividad es coordinada y auspiciada por el programa radial En Ruta, que dirige el destacado periodista Pablo Rodríguez. Información y contactos sobre la actividad: 786 597 2923 [mediaisla@yahoo. com]~
Onetti: Todo en la vida es mierda
Por Harold Alvarado Tenorio | © Arquitrave
El pozo (1939), de Juan Carlos Onetti (Montevideo, 1909-1994) rompió las convenciones literarias de su tiempo anunciando la nueva novela. Nadie había narrado hasta entonces con lirismo tan cruel y amordazado [«Todo en la vida es mierda y ahora estamos ciegos en la noche, atentos y sin comprender»] el desarraigo del hombre, en el mismo momento que el mundo se venía abajo con el auge del nazismo, los estragos de la Gran Guerra y los conflictos económicos e ideológicos de entonces, con sus oligarquías dominantes, sus dictadores y caciques.
Este libro hondamente pesimista, creó, en Eladio Linacero, el arquetipo del antihéroe onettiano, «sólo y entre la mugre». Soñador, enamorado de la juventud y la inocencia, no encuentra otra forma de realizar su sueño que raptando una adolescente, Ana María. Lázaro, el militante, tiene un ideal; Cordes, el poeta, sus bellos pensamientos, pero para Eladio no hay sino un sentido de culpa y la certeza de vivir aislado en un mundo de eterna oscuridad.
La vida breve (1950) es una larga novela que marca el punto culminante de su carrera como narrador. No sólo cuenta la vida novelesca de un novelista, Juan María Brausen, sino la novela o el guión cinematográfico que escribe, la crónica que hace durante el relato que Onetti hace de su vida y que llega a confundirse con ella, trascendiéndola y salvándola. El personaje central es un alienado e introspectivo publicista que vive con su esposa, [Gertrudis, que ha perdido un seno a causa de un cáncer], una atroz intimidad de mutuo desamor. Al ser cesado del trabajo, incapaz de enfrentar la nueva situación cae en una serie de fantasías, o argumentos, tratando de dar sentido a la confusión: unas veces es el bandido Arce, que vive con una prostituta y vende drogas en las calles, o el médico cínico Díaz Grey, para quien Brausen inventa un amor con la joven Elena Sala y un completo escenario: un lúgubre puerto de río llamado Santa María. De esa manera Brausen lleva a cabo su batalla contra el anonimato, queriendo vivir y morir sin memoria.
Puerto de Santa María es el lugar, la tierra, el nombre feliz lleno de sol, de gentes, de árboles y soledad donde el autor y los personajes hallan salvación. Una ciudad irreal, limbo terrestre donde viven el tormento de la vida breve sin importarles el futuro, ausentes de pasado y sin necesidad ni interés por comunicar algo a los otros. En Santa María los personajes existen absortos en un tiempo que es un presente invulnerable al pasado y al futuro. De allí que mientras Brausen escribe una novela, Onetti escriba la que leemos y los personajes tengan que huir de Buenos Aires o de Montevideo, a Santa María, para encontrar libertad, porque sospechan que es el otro mundo, un país de maravilla, una ciudad literaria.
Santa María está hecha de los sueños de Brausen como Brausen de los sueños de Onetti, quien deja a aquel crear en su memoria y sus delirios la ciudad. Brausen sabrá de la realidad de sus sueños mientras su mujer llora, dormida, y Onetti, que comparte con él un despacho, le hace buscar la salvación en la habitación de la Queca, su vecina de aquel. En esa habitación, «naturaleza muerta» donde se oyen todos los ruidos del mundo y desde donde siente los suspiros de su mujer que sufre en sueños, Brausen, -que se finge Arce para gozar de la pureza ilusoria de no tener pasado y se realiza en Díez Grey haciendo que el ayer no importe y la historia de su personaje sea impotente ante el hoy de Santa María-, se mueve adentrándose en sí mismo como por el espacio irreal de un cuadro. Los objetos, sucios y podridos, reposan con obstinada inocencia, ajenos al devenir, desnudos en su existir, mudos y discretos pero apoderándose del intruso. Absorto en esa paz que contagian los objetos llega a la existencia pura, recorre el alma, el cuerpo, la persona toda de la Queca, logrando una intimidad irrecuperable con ella. Decide entonces asesinarla para lograr el vacío total. Pero un otro, real, la mata por él. Brausen alcanzará la plenitud del ser cuando, en compañía del asesino real, se entrega a la policía.
La vida breve es una elegía-despedida a la vida sin pasar por la muerte; la conciencia de la soledad y de nuestros falleceres diurnos y nocturnos. Y el rechazo, también, a todos los valores que se nos han impuesto. Brausen inventa una realidad para vengar la realidad no elegida pues, como artista, tiene la facultad de crear otros mundos para escapar de la insoportable continuidad de la existencia.
La imposibilidad de comunicación rige El astillero (1962), su pieza maestra. La novela está dominada por la persona de Junta Larsen, un hombre duro, lacónico y rebuscador, antiguo propietario de un burdel que había aparecido por primera vez en Tierra de nadie y que también forma parte del elenco de La vida breve. Las visiones ideales de la juventud de Larsen, sus subsecuentes sueños de riqueza y poder, le han eludido; ahora está al final de su larga maniobra. Vuelve a Puerto de Santa María y se convierte en un muy bien remunerado gerente de un astillero. De hecho, el astillero es un despojo del tiempo y el salario mera imaginación, pero Larsen, como los otros empleados, entran a gusto y con aparente convicción en este juego kafkiano: estudian archivos envejecidos, hablan de barcos que hace tiempo desaparecieron, cortejan a la enferma hija del patrón. La crisis se precipita cuando uno de los empleados se rebela contra este mundo absurdo, y Larsen, fallando al intentar asesinarle, enloquece y muere.
Para Larsen la vida se nos va haciendo nada, una cosa tras otra sin interés ni sentido. Pero a pesar del fracaso y las degradaciones, su heroísmo reside en tratar de encontrar algún sentido a su constante lucha por sobrevivir, sabiendo que crecer es fallar pues sólo en la juventud somos capaces de amar y tener esperanzas. Al cerrar el libro tenemos la certeza de que la muerte es la única que puede salvarnos del absurdo de vivir, librarnos de esa pesadilla que es la vida adulta.
El asunto de Juntacadáveres (1964) es un fragmento de la vida de Larsen, cuando, al establecer un burdel en Puerto de Santa María, asiste a la realización de su ideal. Refiere paradójicamente los precedentes de la expulsión decretada por el gobernador, de Larsen o Junta, quien murió, según se cuenta en El astillero, de pulmonía en un hospital de El Rosario.
Santa María es ya una ciudad en plenitud ciudadana. Pero la verdadera historia hay que buscarla en el ánima de los personajes: Larsen, con su extraña vocación de ser siempre y sobre todo una figura escatológica, un ave de mal augurio que anuncia la muerte, un junta-cadáveres, hiena coleccionista de carroñas, y su grupo de grotescas putas, decrépitas, buscando en el lupanar el naufragio definitivo.
Onetti ha puesto en esta novela toda la sabiduría de su larga existencia a fin de someternos al asfixiante clímax de una ciudad alucinada que renace cada día, desde su provincialismo, entre un río y una colonia de labradores suizos, con la tranquilidad conmovida por la presencia súbita e insólita de una casa de putas, autorizada por el Consejo Municipal mediante votación y luego de un nudo de discordias y conflictos que termina en una tragedia y una curiosa cruzada impulsada por el cura Bergner, con militancia de jóvenes que «quieren novios castos y maridos sanos». Larsen, el proxeneta, significa el «progreso» en una sociedad atemorizada y conservadora. El prostíbulo es el mundo futuro y las putas, la infinita ternura que necesitan los hombres.
Toda la obra de Onetti es una honda reflexión que nos empuja al desamparo, el desencanto, el desarraigo, la pasividad, el aburrimiento. Sus personajes se mueven entre las miserias de la angustia y la resignación, que asumen sin ira ni rebeldía, con cierto fatalismo cristiano digno de nuestras tradiciones, así sea sin fe. Sus personajes son contemplativos a la manera de Díaz Grey o Jorge Malabia, seres incapacitados para crear relaciones orgánicas con sus comunidades y son por tanto relegados a la soledad y el aislamiento. El mundo, para ellos, es un suplicio que deben evitar pues representa la decrepitud e insolvencia de unos valores que la pequeña burguesía abandonó hace ya tiempos, pero que parece serán pronto remplazados por otros. Un mundo de indiferencia moral, sin fe ni interés por el destino. El asunto central de su obra es la imposibilidad del hombre para resistir el peso de la realidad, como dice Eliot en uno de sus poemas. Incapaces de aceptar que sus vidas carecen de sentido, sus personajes tratan de modificar la realidad y se destruyen a si mismos.
Notable cuentista, la trama de sus narraciones se construye a menudo alrededor de una acción fundamental ofrecida en versiones o claves varias, contadas a través de terceros, pasivos espectadores -como el lector- que evocan con maledicencias, chismes y rumores la vida de otros, dejándonos en la incertidumbre al tiempo que teje un personaje colectivo al que nos vamos integrando, una sociedad a la que terminamos por pertenecer: la gente de Puerto de Santa María.
Onetti fue calificado de anti novelista a causa de su escaso interés en los argumentos tradicionales. La acción en sus libros está generalmente subordinada a describir detalles que enfatizan el paso del tiempo. Su estilo, plano desde los primeros libros, fue cambiando gradualmente hacia un denso y oblicuo instrumento pleno en encubrimientos, reiteraciones, monólogos elípticos de acuerdo con las características complejas y confusas de sus personajes y la estática visión de la vida que tienen.
Juan Carlos Onetti abandonó la escuela secundaria y trabajó como portero, oficinista, mesero y vendedor. En 1932 se trasladó a Buenos Aires, donde vivió por dos años, y publicó sus primeros cuentos en los suplementos literarios de La Prensa y La Nación. Sus intereses literarios se fueron desarrollando paralelamente a sus intereses políticos. De regreso a Montevideo fue nombrado editor de Marcha (1939-1942) donde promovió la nueva literatura. Al dejar la revista pasó a trabajar en la agencia noticiosa Reuter, primero en Montevideo (1942-1943) y luego en Buenos Aires (1943-1946). En esta última ciudad permanecería hasta 1955 trabajando como editor de las revistas Vea y Lea. Durante la década del cuarenta escribió varias novelas y tradujo a varios escritores norteamericanos, en especial a Faulkner, uno de sus favoritos. En 1957 fue nombrado director de las bibliotecas públicas de Montevideo. En 1974 premió un cuento de Nelson Marra, donde la policía uruguaya es presentada como torturadores y raptores. La historia fue publicada en Marcha, que fue clausurado por diez semanas y Marra, Onetti y otros miembros del jurado fueron puestos en prisión, y golpeados para hacerles entender que nadie podía afirmar que la policía uruguaya golpeaba y torturaba a los detenidos. Onetti sufrió una crisis nerviosa, tuvo que ser recluido en una clínica por algunos días y luego partió para Madrid, donde murió. Otros de sus libros son Tierra de nadie (1941), Para esta noche (1943), Los adioses (1954), Para una tumba sin nombre (1959), Dejemos hablar al viento (1979), Cuando entonces (1987) y Cuando ya no importe (1994). Sus Obras completas aparecieron en México en 1970. Recibió el Premio Nacional de Literatura (1962) y el Cervantes (1980). [ibyqueen@yahoo.com ]~
La revolución de los objetos
Con el gesto de colgar un mingitorio en una muestra, en 1917, Marcel Duchamp se convirtió en ícono de un cambio radical: cualquier objeto, sacado de su función específica, puede considerarse artístico. La polémica no termina ni parece que vaya a tener fin, y se renueva ahora aquí con la gran muestra de Duchamp en La Boca.
Por Ana María Battistozzi | © CLARIN
A 90 años del enigmático viaje que lo trajo a estas costas en 1918, Marcel Duchamp regresa a Buenos Aires en medio de un gran ruido. Demasiado acaso para los gustos de este hombre que hizo de la indiferencia una militancia e impuso a su vida y obra un cerco de silencio.
La doble coincidencia de las nueve décadas transcurridas desde aquel legendario viaje y el cuadragésimo aniversario de su muerte fueron la oportunidad que aprovechó la Fundación Proa para inaugurar nuevo edificio y la primera exhibición individual enteramente dedicada al artista en este país junto a un coloquio que reunió la semana pasada a los más destacados especialistas en su obra..
La radicalidad de los planteos duchampianos y las múltiples proyecciones que los transformaron en parteaguas del arte del siglo XX, son el eje de la muestra Marcel Duchamp: una obra que no es una obra "de arte" . Curada por la joven investigadora Elena Filipovic reúne ciento veintitrés piezas entre las que se cuentan algunas realizadas por el propio artista, miniaturas, copias a mano, reproducciones, filmes y fotografías.
Ya la propia diversidad enumerada sugiere el desdén que Duchamp manifestó por la tradición de la obra que respondía únicamente a la actividad manual del artista, entendido como ser excepcional capaz de conferirle un valor superlativo a todo lo que lleva su impronta. El conjunto no sólo pone en escena la sintonía que el concepto duchampiano de objeto de arte mantuvo con la lógica de producción en serie propia de la modernidad industrial, sino que fue uno de los primeros en adquirir conciencia de que esta situación general de la cultura de época necesariamente afectaba la producción y recepción del arte.
¿Cómo arribó a semejante conclusión este pintor, hijo menor de una acomodada familia de Blainville –un pueblo de provincia francés como el de Madame Bovary– en la que todos, desde su madre a sus hermanos cultivaban algún vínculo con el arte y pasaban sus días a modo chejoviano practicando música, pintura o ajedrez? ¿Cómo si él mismo realizaba sensuales desnudos fauvistas antes de frecuentar el círculo ampliado de pintores cubistas de la llamada Sección de Oro que integraban Gleizes y Metzinger? Una declaración del propio Duchamp ofrece algunas pistas que podrían explicar la facilidad con que tomó distancia de aquel círculo y asimismo su irreverencia: "Yo no vivía en absoluto en un ambiente de pintores sino en un ambiente de humoristas," le dijo a Pierre Cabanne en la célebre entrevista que éste le hizo en 1967.
El punto de quiebre se produjo alrededor de 1913, un año después de haber presentado en el Salón de los Independientes de marzo de 1912 su "Desnudo bajando la escalera". Esta pintura, que representaba una figura descompuesta en diversos puntos de vista y que Duchamp definió como "la convergencia de varios intereses: entre ellos el cine y la separación de las posiciones estáticas de los fotocronogramas de Marey, en Francia y Muybridge y Eakins en América", fue rechazada. Según Duchamp, detrás de ese rechazo estuvo el propio Gleizes, uno de los teóricos del cubismo cuya producción expresaba una rígida concepción matemática. Al parecer, desató un escándalo y Gleizes se apresuró a pedirles a los hermanos de Duchamp que intercedieran para que la retirara. El hecho lo llevó a pensar en la llamada "institución arte" y su funcionamiento. Pero desde allí evitó todo tipo de asociaciones con artistas y en adelante llevó una trayectoria más bien esquiva y solitaria.
Es probable que el incidente lo llevara a pensar también sobre qué hace de una obra una obra de arte y en la función legitimadora de las instituciones, ya sean museos, salones, galerías, crítica o grupos de artistas de vanguardia. De allí la pregunta que se formuló y sirve de título a esta primera exhibición antológica en Buenos Aires: "¿Puede uno hacer obras que no sean obras de arte?" Está claro que el interrogante iba dirigido a sí mismo como artista .
Con todo, las razones del giro radical que experimenta la práctica de Duchamp y la reflexión que llevó al límite las definiciones y fronteras de lo que hasta entonces se había considerado arte, no han llegado a ser del todo desentrañadas. Ni por sus allegados ni por los diversos especialistas en su obra que desde los años 60 proliferaron sobre todo en Francia, Inglaterra y los Estados Unidos, a medida que ella mostraba conexiones con las estrategias artísticas del presente.
Lo cierto es que a partir de entonces Duchamp dejó de pintar para dedicarse a escribir, recoger objetos de uso cotidiano y abandonarlos descuidadamente en su estudio. Es preciso señalar que la pintura había sido el gran soporte del arte desde mucho antes de que el siglo XVIII proclamara el arte autónomo pero desde entonces funcionaba como espacio por excelencia de la experiencia estética del sujeto. Contra ella y lo que representaba institucionalmente se lanzó Duchamp en la segunda década del siglo XX y lo suyo fue más una actitud que una práctica.
"A finales de 1912 yo ya pensaba en otra cosa", le dijo a Cabanne decretando la ruptura entre su hacer y lo que llamaba despectivamente pintura "retiniana". Lo cierto es que por ese momento ya los problemas visuales y formales del cubismo que había plasmado en sus obras de 1911 y 1912 habían dejado de interesarle. La elección de este momento como punto de partida de la muestra de la Fundación Proa revela la intención de la curadora de descartar un ordenamiento cronológico en función de poner el acento en el camino que abrió el artista en la perspectiva de un arte del pensamiento. Por esa vía, Duchamp fue minando la exigencia de la manualidad en favor de la reflexión al tiempo que aprovechaba las posibilidades de la producción en serie y la proliferación de objetos para el consumo de masas que, a los efectos de producir sentido funcionaban igual.
"Quería alejarme del aspecto físico de la pintura adoptar un aspecto intelectual frente a la servidumbre de todo artista frente a lo manual", afirmó al hacer un balance de ese momento de su vida en los años 60.
Así empezó a llevar a su estudio objetos de uso cotidiano: primero un taburete y una rueda de bicicleta, un perchero, una pala, un mingitorio, un portabotellas. ¿Qué era lo que determinaba la elección de estos objetos que más tarde llamó sus ready mades? Sólo la indiferencia, respondió una y otra vez. Lo fundamental era defenderse de su aspecto. "Es muy difícil elegir un objeto porque al cabo de los días uno acaba apreciándolo o detestándolo" , le explicó a Pierre Cabanne.
Así, el estudio se convirtió para este hombre solitario en el gran ámbito de experiencias, reflexiones, refugio privilegiado de su práctica de ajedrez y reuniones con el selecto grupo que integraron oportunamente el poeta y coleccionista Walter Arensberg y su esposa Louise, Man Ray, Breton, la coleccionista Katherine Dreier, el escritor Henri Pierre Roché, que llevó a su novela Jules et Jim la relación entre él, Beatrice Wood y Duchamp y apenas un puñado de amigos más.
Dos cuestiones de suma importancia para la obra de Duchamp –que manifestó en todo momento una aguda percepción sobre el sentido del lugar que ocupan los objetos, su relación con el espacio y el contexto– son destacadas y entrelazadas, tanto en el ordenamiento espacial propuesto por Filipovic en Proa como en los textos de la curadora en el catálogo. Una de ellas refiere a la actividad que Duchamp realizó como curador o montajista de exhibiciones. Desde el especial interés que le dedicó a la construcción de pequeños museos portátiles, las 300 Boites en valise (Cajas en valija), que concibió para regalar a amigos con una minuciosa reproducción de cada una de las obras que consideró de interés dentro de su producción, a los originales diseños que concibió para exhibiciones a escala normal como la Exposición Internacional del Surrealismo de 1938, que tuvo lugar en la Galerie de Meaux Arts de París y la de Primeros papeles del Surrealismo, que tuvo lugar en Nueva York en 1942.
La otra cuestión, vinculada con esto mismo, tiene que ver con el interés que reviste su estudio como espacio de trabajo y de exhibición que a través de numerosas fotografías históricas, muchas de las cuales están en la exhibición y muestra el acontecer silencioso y privado de su experimentació n. Por caso, la fotografía que Henri Pierre Roché tomó en 1916 que registra la imagen de un urinario colgando del techo, un año antes de que Duchamp presentara en el Salón de los Independientes un artefacto similar que llamó "Fuente" y firmó como Mutt. Nadie imaginaba por entonces la relación del jurado Duchamp con el artefacto que sus colegas descartaron sin consultarle y arrumbaron detrás de un panel. Su propia hermana barrió los primeros ready made del artista cuando fue a limpiar su estudio, una vez que Marcel partió en 1915 a Nueva York. Fue en su estudio neoyorquino que elaboró durante casi ocho años el "Gran Vidrio", compleja transparencia de múltiples implicancias asociada con las investigaciones de la visión y el erotismo como funcionamiento de una máquina. La versión que exhibe ahora Proa, no es aquella de 1915-23, sino una versión realizada para el Moderna Museet de Estocolmo.
Por último, su estudio de Nueva York esa escena doble espacio, público y secreto, que montó como para simular que durante 25 años no hacía otra cosa que jugar al ajedrez. En realidad trabajaba en esa suerte de instalación erótica que llamó "Etant Donés" que dejó boquiabiertos a todos tras su muerte.
Las implicancias de cada uno de estos gestos-estrategias que Duchamp fue adoptando a lo largo de su vida artística abrieron un sinnúmero de posibilidades, que fueron aprovechadas y resignificadas por el arte de posguerra. No sólo el gesto del ready made habilitó la posibilidad de usar objetos o imágenes de consumo público, algo que aprovecharon desde Warhol, Lichtenstein y todos los artistas pop a León Ferrari, sino las operaciones performáticas actuales de asunción de otros roles como las de la artista americana Cindy Sherman, remiten al Duchamp que representó personajes inventados como Rose Selavy, la Belle Haleine. Pero también toda la reflexión que desocultó los factores que determinan las condiciones de recepción de una obra, lo que define como arte la institución, sus reglas y estrategias legitimadoras, algo que constituyó el eje de los planteos de artistas conceptuales como el belga Marcel Broodthaers o el alemán Hans Haacke y también el argentino Jorge Machi.
El teórico alemán Benjamín Buchloh sostiene que el ready made materializó "en un solo gesto lapidario las relaciones que el individuo mantiene con el objeto, la producción, su consumo y posesión. Y otra cosa: al plantear la idea de que la obra de arte pueda ser constituida indistintamente por el productor y receptor puso en crisis la actitud contemplativa y pasiva que la tradición romántico idealista le había reservado al espectador.
Y algo más que contribuye a revisar la falta de trascendencia que se le ha dado a su breve estadía en Buenos Aires entre setiembre de 1918 y junio de 1919, también con la excusa de que sólo jugó ajedrez. En Buenos Aires, realizó el ready made Malheureux (Infeliz) que envía como regalo de casamiento para su hermana Susanne y el pintor Jean Crotti. Se trata de una obra que, remitida por correo con precisas instrucciones para ser armada en destino. La obra, que se perdió como tantos otros de sus readymade, era en realidad un tratado de geometría que debía ser colocado en el balcón de la pareja en París para que el viento "eligiera los problemas, hojeara las páginas o directamente las rompiera". Así concebida, es un antecedente de la práctica conceptual contemporánea que permite la realización de obras a distancia con sólo respetar un protocolo de instrucciones emitido por el autor.
Duchamp, que viajó a Buenos Aires con Ivonne Chastel, ex mujer de quien sería el marido de su hermana. Llegó en setiembre de 1918 con la intención de permanecer alejado del círculo neoyorquino por lo menos unos dos años y se instaló en un departamento de la calle Alsina al 1700. "Buenos Aires no existe", es la lacónica impresión que envió a sus allegados. Pocos rastros quedaron de aquella estadía, apenas una papeleta de un juego de ajedrez y una serie de derroteros hipotéticos. [giecoleon@yahoo.com ]~
Murakami, a dos bandas y en tiempo real
La reciente traducción al español de la novela "After Dark" coincide con la publicación en inglés de "What I Talk About When I Talk about Running", libro de memorias de un corredor de maratones, el propio Haruki Murakami. Ambos textos ratifican la mirada sobre la efímera condición de la existencia que ha caracterizado la obra de este autor.
Por JAVIER EDWARDS | © El Mercurio
Probablemente, entre los lectores del mundo-, Haruki Murakami ya no necesita presentaciones y cuenta con una sólida base de seguidores que lo consideran uno de los escritores japoneses contemporáneos -¿posmodernos? - más interesantes, misteriosos y seductores. Minimalista, con un sentido del lenguaje y la imagen que deben buena parte a la percepción del mundo y realidad propia del imperio de los medios audiovisuales, bien podría decirse que este japonés nacido en Kioto en 1949 es el legítimo continuador y renovador de la novela de la mirada, esa que logró su más precisa y atractiva manifestación en los textos de Marguerite Duras.
Renovación que consiste en dejar la imagen, los espacios, los personajes con un halo fantasmal, pero todo ello capturado con un lenguaje depurado del pathos existencial, directo, preciso y, por eso mismo, por esa desnudez que renuncia a cualquier artificio, Murakami logra transmitir, aun con más fuerza, la percepción auténtica de la vida contemporánea: como un durante-despué s de la oscuridad, como un correr incesante en el que la vida y las reflexiones sobre ella pasan así, a la carrera, con esfuerzo, no exentas de cansancio y angustia porque la meta es algo que nunca está asegurado.
Cada uno en su género, sus dos últimos trabajos, After Dark, novela publicada en castellano por Tusquets, y What I Talk About When I Talk about Running ("De qué hablo mientras hablo sobre correr", aun sin traducir a nuestro idioma), unas memorias a lo Murakami, ratifican la importancia de este escritor, la profunda y sintética levedad de su escritura, la capacidad que tiene de conducir al lector por un pasadizo estrecho y casi invisible hacia habitaciones imaginarias donde resulta inevitable revisar y pensar el significado de la condición humana. No como la búsqueda de una respuesta sobre la esencia intemporal de lo humano, sino de los alcances que tiene la vida el día de hoy, en el mundo de la velocidad virtual, de los tiempos cortos y los espacios globalizados; en la realidad de la palabra breve, que se escribe como el anticipo de lo que se plasmará más tarde en una película, en un documental y nos llegará masivamente en formato digital.
After Dark es un título que hace un guiño musical -de los habituales en Murakami- y refiere a una pieza de jazz de Curtis Fuller, pero también al espacio en que se mueven sus personajes: la noche u oscuridad que sobreviene al ocaso, momento en el que la razón individualizadora, diferenciadora de sujetos y objetos, desaparece o se repliega dando lugar a una ambigüedad en la que todo va ocurriendo, desplazándose con suavidad, describiéndose desde el punto de vista de un narrador que observa, contempla y ve lo que puede ver, lo que deja ver la noche. El resto es imaginación, andar a tientas, el fantasmagórico espacio de seres y lugares sin tiempo. Seres que sobreviven una dimensión de la existencia, ampliada y fría, no carente de un terror similar al que experimentó Pascal, en pleno siglo XVII, cuando tomó conciencia de la infinitud del universo y escribió: "El silencio eterno de estos espacios infinitos me aterra". Ahora es el mundo global, la simultaneidad con que nos ocurren las cosas, a nivel individual y colectivo. Todo se sabe y se expande a la velocidad de las conexiones cibernéticas, y no logramos sino quedar en estado de observación, ejecutando actos mecánicos y solitarios.
La sensación de soledad
En esta novela, el escritor opta por narrar en tiempo real o en la simulación de un tiempo real que nos lleva de la mano por un relato nocturno que avanza con las horas y termina con el amanecer, cuando las cosas vuelven a su distinción singular. Elgran mérito de este texto reside en la forma en que Murakami presenta los elementos de su historia: "Los ojos marcan la forma de la ciudad. A través de los ojos de un pájaro nocturno entramos en la escena desde el pleno vuelo. En nuestra amplia mirada, la ciudad parece una única y gigante creatura o -más aun- una única entidad colectiva constituida por muchos organismos interconectados" . Y así, con esta primera descripción, Murakami nos dice con claridad que lo que viene no tiene tanto que ver con la prostituta que fuma solitaria en un restaurante Denny's en Tokyo, con las hermanas Mari y Eri, con Takahashi o el resto de personajes, objetos, referencias, lugares, marcas, que construyen la trama y que son símbolo de una uniformidad material, en una vastedad que nos deja sin identidad, casi sin fuerza real, sino más bien con la forma en que ellos van apareciendo en escena, se interconectan y son descritos por el narrador como partes fusionadas de un todo vivo, sensual, casual e ineludible, con imágenes y diálogos brillantes, como las luces de neón de ese Tokyo nocturno que nos muestra "Lost in Translation" , la genial película de Soffia Coppola, con la que comparte esa sensación de soledad que se instala en la médula de la vida contemporánea, en la urbe total.
Del mismo modo, en What I Talk About When I Talk About Running, pero desde la perspectiva de la memoria -involucrando su propia experiencia y recuerdo-, Murakami, corredor de maratones, trotador empedernido en la vida real, nos lleva a cuestas a lo largo de sus recorridos, en una escritura que emula el acto mismo de correr, describiendo los procesos existenciales que lo van asaltando, al ritmo de los latidos cardiacos. La primera impresión que deja este texto es que la ambición de Murakami ha llegado demasiado lejos y que la forma -más que el objeto de su memoria- reducirá los lectores a sus fanáticos y, poco más, a los runners del mundo que sentirán curiosidad por un libro sobre el hecho de correr escrito por uno de los autores más notables del momento. Sin embargo, a poco trotar por What I Talk About When I Talk About Running, queda de manifiesto que lo que está tras estas páginas son las mismas cuestiones que apelan al lector en los distintos textos del japonés, desde Crónica del pájaro que da cuerda al mundo en adelante, y esto no es sino una reflexión con fría mirada sobre la efímera condición de la existencia. Esa misma levedad que angustiaba materialmente a Camus o que se describe como insoportable en la novela de Kundera se convierte aquí en un hecho de la causa, en una suerte de terror ontológico que no aterra, que sólo se puede observar y describir, como la imagen de las torres gemelas desplomándose en las innumerables pantallas de televisión a lo largo y ancho del mundo, catástrofe que, como todo en la vida, sobreviene sin aviso real, como un mero acontecimiento o idea que se cruza en el paso de un trotador en Central Park.
Una filosofía mínima
Pienso en la maratón de Nueva York, que se corrió hace sólo un par de semanas, en esos 39 mil corredores -hombres y mujeres- del mundo entero que se lanzan a la tarea de cubrir una distancia de 42 kilómetros entrando y saliendo de Manhattan, subiendo y bajando, con los corazones bajo mil pulsaciones, luchando contra sus propias limitaciones (alguno, este año, incluso muriendo en el intento) y, al mismo tiempo, en el despliegue mismo de ese gesto físico, pensando, sintiendo, olvidando, mirando el cambio permanente del paisaje recorrido, el cambio de la vida, el paso del tiempo, superando algo que no se sabe exactamente en qué consiste con un mero gesto. Y mientras se corre, mientras se insiste luchando contra el límite, como el mismo Murakami escribe, también algo más: "Miro al cielo, imaginando si será posible encontrar un gesto de gentileza ahí, pero no lo encuentro. Todo lo que veo son nubes de verano indiferentes arrastradas por el viento sobre el océano Pacífico. Y ellas no tienen nada que decirme. Las nubes siempre son taciturnas. Probablemente no debería buscar una respuesta en ellas. Lo que debería hacer es mirar en mi interior. Como si mirara fijamente en un pozo profundo. ¿Puedo ver algo de bondad ahí? No, todo lo que veo es mi propia naturaleza". Y esa naturaleza no es sino algo común al ser humano, especialmente al contemporáneo: egoísta, porfiado, dudando de sí mismo, intentando escapar cada vez que ve un problema hacia una zona donde todo se vuelve trivial o indiferente, una manera de ser que se lleva como una vieja maleta, simple y llanamente porque se ha llegado a la conclusión de que no hay nada más que llevar, porque es algo a lo que uno crece inevitablemente atado.
Tal como Murakami cita, Somerset Maugham escribió que "tras cada afeitada (o, digámoslo en otros términos, en cada mínimo acto rutinario) yace una filosofía" y algo de esa verdad queda plasmada en estos dos libros, distintos en el género, hermanos en el propósito de recoger una filosofía mínima que se funda en la decisión de establecer o construir una rutina, con todo lo penosa que pueda ser, para combatir la fragilidad esencial de la vida: escribir ficción, correr maratones. Aunque esos gestos no tengan mayor sentido y se funden simplemente en la inevitable y limitada naturaleza del hombre, en un hacer que no tiene dignidad intrínseca y es sólo un puro hacer. [zoiladulceuva@yahoo.com.ar]~
El placer de los libros raros
Por ROSA MONTERO | © BABELIA
Tengo debilidad por los libros raros. No me refiero a la rareza exquisita, a las primeras ediciones, a las encuadernaciones primorosas y demás libros con pedigrí, sino que hablo de la rareza plebeya, de aquellas obras que, por una razón u otra, se escapan de los cánones convencionales y resultan inclasificables. Libros a menudo modestos y sin pretensiones, publicados en pequeñas editoriales e ignorados por el gran público, que un día ves por casualidad, de refilón, en el rincón más oculto de una librería, pero que parecen removerse y dar saltitos en la estantería para llamar tu atención, y extender sus anhelantes tapas hacia ti, y susurrar: "¡Cógeme, por favor, por favor!".
Y yo los suelo coger a casi todos.
Hay tres locos maravillosos que han escrito un par de libros así. Son asturianos y se llaman Juan J. Alonso, Enrique A. Mastache y Jorge Alonso. Filósofos, historiadores y documentalistas de formación, son además unos fanáticos del cine. Estos tipos multidisciplinares, enciclopédicamente cultos y divertidísimos, son la clase de gente a la que imaginas pasándoselo bomba charlando durante horas en algún bar. Quizá esas apasionadas tertulias que se les intuyen fueran la base del libro fascinante que sacaron hace un par de años, La Edad Media en el cine, en el que, además de contar curiosos detalles cinéfilos de las películas medievales, desde Camelot a Braveheart, componían un espléndido friso histórico del Medievo, explicando no sólo lo que había de cierto o de incierto en los filmes, sino también cómo era la vida en aquellos siglos, los valores imperantes, los detalles más nimios de la cotidianidad. Y todo ello con una escritura airosa, graciosa, ligera pese a la profundidad de algunas de sus observaciones. "Utilizamos el cine como excusa para hablar de la Edad Media, y la Edad Media, como excusa para hablar de cine", dijeron ellos mismos por entonces para definir sus (raras) intenciones. Una rareza que funciona de maravilla. Recuerdo especialmente el capítulo dedicado a la película El león en invierno y a la historia de Leonor de Aquitania: extraordinario.
Al parecer, la cosa marchó tan bien que han repetido fórmula y hace poco sacaron otro libro: La antigua Roma en el cine. Ahora de lo que se habla es del Imperio Romano, y la percha son películas como Quo Vadis o Gladiator. Personalmente creo que prefiero el libro anterior, tal vez más redondo y más trabajado, pero éste también ofrece una lectura irresistible y deliciosa, y probablemente será mucho más fácil de encontrar (por si acaso, doy aquí el teléfono y la web de la editorial: 915 23 27 04, www.cinemitos. com/tbeditores) .
Dicen los autores que en el cine de romanos hay un axioma, a saber, que cuanto más corta es la faldita de los hombres, peor es la calidad de la película. Si ellos lo dicen, sin duda será así, porque saben mucho. En realidad son unos estupendos frikis que aseguran conocer de memoria los diálogos de Ben Hur y excesos semejantes. Aunque lo cierto es que parecen conocerlo casi todo. Por ejemplo, hablando del suicidio de Lucrecia, que se mata porque ha sido violada, los autores explican con agudeza el sentido de la castidad para los romanos: Lucrecia se mata porque en el momento de la violación no estaba preñada, y, por lo tanto, podía enturbiar el linaje: "Una anécdota de Macrobio permite comprender la castitas romana: en presencia de Julia la Mayor, la gente se sorprendía del increíble parecido que sus tres hijos tenían con su padre, Agripa. Julia la Mayor les decía: "Numquam enim nisi navi plena tollo vectorem" ("sólo acepto pasajeros cuando la bodega está llena"). Si hubiera estado embarazada, Lucrecia no habría sido "mancillada" y no habría tenido que suicidarse. Una observación muy interesante.
El libro está lleno de detalles de este tipo, de lúcidos vislumbres o de divertidas informaciones superficiales. Tomemos, por ejemplo, el capítulo dedicado a la película Espartaco, de Stanley Kubrick. Los autores nos cuentan los entresijos cinematográficos, incluidas las peleas entre Kubrick y Kirk Douglas, el primero, director, y el segundo, protagonista y productor, y luego comparan al Espartaco de Hollywood con el verdadero: "Victor Hugo decía que la insurrección es cosa del espíritu, mientras que la revuelta es cosa del estómago, y ponía a Espartaco como ejemplo de insurrección. La película de Kubrick va por el mismo camino del espíritu, pero el Espartaco histórico se habría movido más bien por el estómago".
En este capítulo nos enteramos de cosas tan dispares como que los candidatos a cuestor, edil, pretor o cónsul deambulaban por el Foro pidiendo el voto vestidos con la toga candida, es decir, con una toga completamente blanca, y de ahí el nombre de candidatos. También de que el riquísimo Craso fue un precursor de la especulación inmobiliaria, porque cuando ardía un edificio en Roma (y ardían muy a menudo) se presentaba allí, compraba el inmueble en llamas al propietario y después lo mandaba apagar con su escuadrilla de bomberos; pero si el propietario se negaba a vender, el edificio ardía por completo. O de que una antigua costumbre romana prohibía barrer el suelo del comedor porque los restos de comida eran el alimento para los muertos: "Fue una cuestión de higiene la que hizo que estos restos se representaran en mosaicos, a fin de que el suelo pudiese ser limpiado". Con mosaicos o no, estaba prohibido barrer durante la comida, y los comensales arrojaban al suelo lo que no ingerían. Una guarrada.
Hay informaciones de más hondo calado que no caben aquí, como un apunte sobre la estructura esclavista de la Roma imperial o el concepto de homosexualidad imperante. Por cierto, que se incluyen unos cuantos procaces insultos en latín, como paedicabo te o irrumabo te, frases tan indecorosas que no voy a poner aquí su significado. Si quieren saber las cosas que se gritaban con sus sucias bocas los ciudadanos romanos, tan serios ellos y tan entogados, lean este libro entretenidísimo. [fontanamoncada@yahoo.es]~
¿Cree usted en el cambio climático?
Por Nieves y Miro Fuenzalida | © mediaIsla
El Diccionario del Diablo de Ambrose Bierce define al hombre como un animal perdido en la contemplación extasiada de lo que el cree que es en lugar de lo que debiera ser. Su ocupación central es la exterminación de otros animales y su propia especie la que, a pesar de ello, se multiplica con tal rapidez que hoy infesta toda la tierra habitable… ¿Será esta, en verdad, nuestra condición humana?
La actual crisis financiera ha vuelto a contraponer el desarrollo económico y el sostenimiento ambiental como objetivos contradictorios. El lugar común que los ministros de economía repiten permanentemente es el de asegurarnos que cualquier medida que se tome, ya sea para disminuir la emisión de gases o la protección del ambiente, no debe interferir con el desafío económico que hoy enfrentamos. Y en apoyo de sus posiciones encuentran hoy día una ayuda inesperada en el escepticismo ambientalista.
Este es el escéptico que duda de la importancia que se le ha dado a los peligros que los problemas ambientales le plantean a las próximas generaciones y esta duda ha generado un nuevo tipo de movimiento anti-ambiental, diferente al que encontramos en las corrientes políticas derechistas, al basar su posición en un análisis supuestamente independiente de prejuicios ideológicos. Pero, como Peter Jacques hace notar… ¿Es esta duda, en realidad, una duda acerca de los datos científicos o es una duda acerca de las decisiones políticas? Si es esto ultimo habría que decir, entonces, que su importancia se encuentra, no en el desafío epistemológico que puede presentar, de la cuestión de si la argumentación científica es suficientemente sólida o no, sino en la receptividad que hoy encuentra en ciertas elites mundiales que poseen mucho más influencia que la que tiene la simple representació n científica de las condiciones ambientales ¿No nos da este hecho un indicio de lo que realmente esta en juego aquí?
Desde 1990 la literatura escéptica ha producido mas de cincuenta libros que han provocado un enorme interés en los sectores anti ambientalistas. Su proyecto no es suspender el juicio hasta que haya una mayor evidencia para hablar de las consecuencias catastróficas de la acción humana, como podría creerse, sino que proclaman la fe en los beneficios de la capacidad industrial y la agro química y rechazan los problemas ambientales que amenazan el sostenimiento de la sociedad humana moderna, porque la investigación ecológica ha sido politizada y ya no se puede confiar en ella.
Para escépticos como Ronald Bailey los ecologistas milenarios cansados de esperar la furia de Dios o el fuego termonuclear ahora esperan la "crisis ecológica global" que amenaza no solo a la humanidad, sino a toda la vida terrestre. Estos abusadores apocalípticos, dice, asustan a la gente con escenarios devastadores e imágenes de hordas humanas hambrientas, plagas genéticamente modificadas y la extinción de los recursos naturales. La "ciencia chatarra", según Steven Milloy, ha sido usada para avanzar la agenda de la izquierda política que, a la larga, disminuirá el progreso económico, el bienestar general y la eficacia del libre mercado. Peter Huber argumenta que los humanos no tenemos obligación moral hacia la naturaleza no human, porque la humanidad tiene la habilidad de dominarla y controlarla en la forma en que la doctrina judeo cristiana nos dice hacerlo. Mientras mas efectivamente dominemos la naturaleza en mejores condiciones estará nuestra especie. La modernidad ha traído a la humanidad el progreso y afluencia comparada con la miseria de las etapas que la precedieron. Los estudios ambientales modernos son antitéticos a la noción de progreso y si han tenido influencia es solo porque son manipulados por una elite ecologista que tiene el favor de la prensa y la cultura popular.
Los análisis sociológicos indican que la interpretació n escéptica se basa en un conjunto de valores ideológicos relativamente limitados provenientes del movimiento conservador contra ambientalista. Diferencias éticas subyacentes o no completamente exploradas determinan como alguien interpreta datos y formula orientaciones programáticas. Este es el caso, tanto para los científicos ambientalistas como para los escépticos como Bjørn Lomborg's ("The Skeptical Environmentalist" ) y sus seguidores. Una ética antropocéntrica explica los juicios de Lomberg, por ejemplo, en tanto que los argumentos de los ambientalistas pueden explicarse a partir de una posición ecocentrica. Lomborg y la mayoría de los economistas sostienen que porque solo los humanos tienen sentido moral controlar el ambiente con el propósito de incrementar el bienestar de nuestra especie es moralmente justo. Es esta posición moral la que separa a Lomborg y los ambientalistas. Es este profundo antropocentrismo el que sostiene la creencia de que la humanidad es independiente de la naturaleza no humana y esta exenta de influencias, constreñimientos y principios ecológicos. Esta ética es, mayormente, la que explica la gran hostilidad de los grupos anti ambientalista, porque la defensa de la naturaleza crea obstáculos al desarrollo humano. Necesitamos energía, cada vez mas, y sabemos como obtenerla mucho mejor que las plantas. No necesitamos la vegetación de la selva para producir medicinas. Mas frecuentemente, las necesitamos para protegernos de las fuerzas ciegas que, por azahar, emergen de ella. Ni tampoco necesitamos otras formas de vida para mantener el balance de gases saludables en la atmósfera o la temperatura climática. La humanidad puede sobrevivir bastante bien en un planeta cubierto de concreto y computadoras.
Es este profundo antropocentrismo el que funciona como ultimo fundamento para juzgar la legitimidad del conocimiento. Dentro del marco escéptico cualquier conocimiento que afirme la inter dependencia con la naturaleza y vea a la especie humana como un ser ecológico, no es valido. El principio organizador de la ecología se considera falso desde la partida. Hablar de ciudadanía ecológica racionalmente no tiene sentido. Únicamente las necesidades y deseos de la humanidad representan la clave de nuestra evaluación del estado del mundo. Esto no significa, dice Lomborg, que las plantas y animales no tengan derechos, pero el foco debe estar siempre en la evaluación humana. No tenemos otra opción. Somos los humanos los que elegimos que parte de la vida terrestre cuenta y que parte no.
Este rechazo a reconocer derechos a la naturaleza no humana no surge de la dificultad en designarlos, sino en las profundas implicaciones cívicas y éticas que el reconocimiento de pertenecer a una comunidad de vida terrestre mas basta, acarrearía. Son los valores antropocéntricos lo que le permite al escéptico ambientalista ver al capitalismo moderno como una experiencia de éxito fantástica que se refleja en la mayoría de los indicadores que muestran que las condiciones humanas han mejorado inmensamente, comparadas con las etapas previas. Por supuesto, ellos reconocen que hay problemas en los cuales necesitamos trabajar, pero el mejoramiento continuara en tanto la economía crezca.
Si el escepticismo ambientalista es parte de un movimiento político… ¿cual es su propósito? ¿Por qué ignorar o negar la gravedad de la perdida de la diversidad biológica o el calentamiento global? ¿En beneficio de que o de quien? La respuesta estándar es la ganancia a corto plazo o la aprobación de leyes favorables a la industria. Sin embargo, lo que esta en juego… es mucho mas que esto. Inevitablemente la lucha por la mantención y renovación de los recursos naturales es una amenaza al paradigma social dominante, a los valores comunes, a las creencias y a la sabiduría compartida acerca del ambiente físico y social. Es la amenaza a la legitimidad de la política mundial heredera del iluminismo liberal mercantilista. Estos valores comunes son importantes, porque aunque no haya adherencia total a ellos, de todas maneras guían e institucionalizan la acción individual y social (empresa privada, crecimiento económico, libre mercado, rechazo a la planificación económica, disminución de las obligaciones del Estado en el bienestar social y fe en un futuro de abundancia gracias a la tecnología). Los economistas creen que no hay problemas con la expansión indefinida de la economía. En verdad, la expansión indefinida es el gol de la economía, por lo que no es de sorprender que vean con escepticismo las predicciones de la ciencia física. La historia, afirman, ha mostrado una y otra vez que la tecnología es una parte tan importante del capital que puede resolver toda la variedad de problemas que los límites naturales le plantean al desarrollo del crecimiento continuo.
Esta es una de las razones de que la autentica lucha ecológica, de una u otra manera, tiene que incluir las instituciones modernas del sistema estatal y el capitalismo mundial. Un paradigma alternativo que vea a la humanidad como un miembro de la comunidad terrestre, un miembro de la naturaleza en sentido global con derechos y obligaciones, desafía el marco moderno de la economía capitalista contemporánea que reproduce un sistema ecológicamente mal adaptado.
El nuevo escepticismo ecológico, tal como lo presenta Lomborg, su figura más popular, proporciona un discurso que concibe las relaciones entre la naturaleza y la especie humana en términos mecánicos y administrativos con vista a la explotación económica. Si la contradicción entre los intereses industriales y el sostenimiento ecológico continua llamando la atención y, aunque fragmentariamente, operando como un discurso contra hegemónico, entonces, el escepticismo ambientalista surge para resistir el movimiento ecológico. Si esto es así, el escepticismo no es solo el intento de mantener la ganancia económica, sino la reacción en contra de una inminente revolución cognitiva y cultural que puede cambiar la forma en que el poder material se concentra y acumula. Representa, no solo la defensa comercial, sino la defensa de la estructura misma del orden mundial que permite la sobrevivencia de la industria tal como la conocemos. El escepticismo ambientalista reclama haber refutado el mito del movimiento ecológico y la ciencia ambiental. Su proyecto, afirman, se genera exclusivamente a partir de un sentido de objetividad y neutralidad axiológica. El problema con este reclamo es que el análisis de la literatura muestra que este se formula desde una ideología conservadora apoyado por un movimiento corporativo (la industria petrolera, principalmente) contra ecológico. Su intento es subvertir la interrogación reflexiva y la resistencia contra hegemónica que ella contiene. No necesitan ganar el debate acerca del estado del mundo para mantener el poder y dominio. Solo necesitan establecer suficientes dudas acerca de los informes científicos para motivar dudas en la comunidad en general. ¿Y no es esto lo que en el fondo de nosotros mismos queremos escuchar… el dulce canto que nos devuelva la seguridad y el poder contenidos en la ilusión de la modernidad? ¿Poder seguir disfrutando de la buena vida sin consecuencias? ¿Perdernos en la contemplación extasiada de nuestro narcisismo?
Muchas civilizaciones han decidido, por una u otra razón, ignorar la erosión que provoca la relación entre sociedad y naturaleza, solo para caer en una época obscura llena de sufrimiento y miseria. Hoy estamos entrando a una etapa histórica global en donde estos problemas tendrán que ser resueltos, de una manera u otra, dentro de los próximos 50 anos. El escepticismo ambientalista quiere posponer este cambio y el mensaje ha sido gratamente recibido por las elites mundiales que son parte del orden dominante del mundo…"Las cosas con el tiempo mejoran cada vez más y más". [nievesmiro@sympatic o.ca ]~
La ciudad desquiciada
Por Luis R. Santos | © mediaIsla
Leyendo dos libros que hablan de ciudades me nació el impulso de escribir algo acerca de Santo Domingo.
En su libro La ciudad nerviosa, el barcelonés Enrique Vila-Matas habla de esa ciudad de sus años infantiles y, necesariamente, tiene que compararla con la Barcelona de estos últimos años, y describe a la actual como una ciudad afectada por un nerviosismo que va acercándose a la esquizofrenia. Ello, a pesar de que Barcelona es una ciudad hermosísima y con grandes zonas por las cuales la gente puede pasear a sus anchas y recrearse con su peculiar arquitectura.
El turco Orhan Pamuk, en su libro Estambul, rememora también sus felices años de infante y adolescente en Estambul y su escritura se llena de una nostalgia casi demoledora cuando evoca sus paseos en barca por el Bósforo junto a su familia.
Y después de estas dos lecturas, yo me he preguntado qué podríamos decir los escritores dominicanos sobre esta ciudad llamada Santo Domingo.
En primer lugar, en mi caso, soy un ciudadano de ninguna parte, es decir, no tengo una ciudad sobre la cual inspirarme para escribir. Nací en esa temblorosa zona del Cibao en que se funden las provincias de Santiago, Espaillat y La Vega.
En mi adolescencia tuve una suerte de amoríos fugaces con Santiago, a la que iba una vez cada dos años, en principio, y luego, al ingresar al Instituto Superior de Agricultura, una vez por semana, cuando se nos permitía salir los domingos. Aquellas incursiones, usualmente, eran gastadas en una visita a alguna muchacha y en otras ocasiones para ir a beber vino en una especie de tienda de expendio que tenía Isidro Bordas en Bella Vista. Recuerdo que el vaso era a cinco centavos y a veces un grupo nos juntábamos y comprábamos un galón, y ¡a beber se ha dicho!
Con Santo Domingo he tenido una relación más cercana y por lo tanto más traumática.
Tuve la oportunidad de vivir en la zona colonial a final de los ochenta y principio de los noventa y todavía recuerdo las noches de bohemia en el Drake y la gran actividad cultural alrededor de Casa de Teatro, la casa de la cultura de la UASD y otros lugares en que los poetas y escritores, los aprendices y los ya veteranos, soñábamos que algunos nos convertiríamos en García Marquéz o César Vallejo. Eran los tiempos en que la calle El Conde era el principal centro de compra de la clase alta y media y los carros del concho te dejaban frente a las tiendas. Y a propósito de la calle el Conde ¡Cuanta suciedad, prostitución, y mendicidad! Todavía eran los tiempos en que era una novedad cuando a alguien le robaban o le atracaban en la zona.
Residiendo en Santo Domingo desde aquellos años, la he visto convertirse en lo que es hoy, un homenaje al caos y al desorden. Una ciudad desalmada, ruidosa, en constante crispación. Y con altos niveles de contaminación ambiental.
Empezando por las grandes migraciones desde los campos y pueblos del resto del país y pasando por un explosivo desarrollo urbanístico sin ninguna planificación, esta ciudad se ha convertido en un gran manicomio por la circulan millones de desquiciados. Porque eso es lo que parecemos los habitantes de Santo Domingo cuando nos trasladamos por estas calles en procura de llegar a nuestros destinos.
Pienso con toda honestidad que el tránsito de una ciudad nos da una idea clara de cómo son sus ciudadanos y sus autoridades; y hay que admitir, aunque muchos puedan sentirse ofendidos, que es difícil encontrar una ciudad más desquiciada y conductores más maleducados que los de Santo Domingo.
El desquiciamiento nace de la gran cantidad de motoconchistas, taxistas suicidas, guagueros terroristas, carros del concho, semáforos que no funcionan, una policía que a veces, aunque generalmente su labor es muy positiva, entorpece el tránsito en vez de hacerlo más fluido. Pero ante todo, el desquiciamiento viene de esa falta de educación ciudadana y su consecuente falta de respeto a las leyes de tránsito y una ausencia total de cortesía. Pero no solo los conductores de esos posmodernos medios de transporte se comportan como auténticos salvajes, sino, también, gente en lujosos Mercedes, BMW, Land Crusier y otros tantos automóviles de precios astronómicos.
Y lo peor de todo es que aquel que no se sume al estilo desquiciado de conducir de la inmensa mayoría, termina siendo aplastado, vapuleado, y al final a todos no nos queda más opción que sumarnos al caos.
Por otra parte, Santo Domingo se ha convertido en una ciudad sin espacio para que la gente pueda caminar, reunirse, respirar aires lozanos, y las construcciones de torres de apartamentos han ido robándole unos de los encantos que le quedaban a la ciudad, la gran cantidad de árboles, que la embellecían y le daba un aire de campiña.
Para citar un solo caso, cuando vine a residir al mirador norte en el año 2003, en la calle que queda detrás de donde vivo había una serie de casas con grandes matas de mango, aguacates, pinos y jardines bien cuidados. Antes, aquí disfrutábamos del colorido espectáculo de las aves y sus cantos, de los mangos banilejos al alcance de la mano y de un ambiente de frescor. En apenas cinco años ha habido un cambio brutal.
Proyectémonos veinte años hacia el futuro y tendremos la obligación de admitir que el panorama no es muy alentador.
Todavía, a Santo Domingo la rescatan y la hacen más o menos atractiva algunas partes de la zona colonial, principalmente la calle Las Damas, la plaza España, donde se verifican las noches de luna llena más espectaculares que se pueda apreciar, el Parque Colón, el café Fuerte San Gil, el Adrian Tropical del malecón, el Vesuvio del malecón, la Lincoln y sus noches y ese gran parque Mirador Sur. Y por supuesto que el mar Caribe, que, a pesar de toda la basura que le llega, sigue dándole encanto a esta parte de la ciudad. Los encantos del río Ozama lo podrán describir escritores de otras épocas, porque lo que tenemos hoy día es un río hiper contaminado y en cuyas riberas se han erigido millares de mansiones del horror.
A los escritores nacidos en esta ciudad en los últimos años no les quedará más alternativa que crear sus propias ciudades y humanizarlas, como lo hicieron, por ejemplo, García Márquez con Macondo y Juan Carlos Onetti con Santa María; porque esta ciudad apenas les servirá para recrear personajes neuróticos, depresivos y desquiciados, como la ciudad. [luisrsantos@hotmail.com ]~
Mizaria
Por Joan Mateu | @ mediaIsla
Crítica literaria
Sus cuentos son sencillos, sugerentes y fáciles de leer. Tienen algunos errores ortográficos que deben ser debidos a la prisa en escribirlos y algún defecto de forma, pero eso no quita la calidad que subyace. El desarrollo de la historia a veces se complica en cuanto que mezcla acciones actuales con cosas pasadas en tiempos anteriores, pero debe tratarse de una licencia que adopta. A mí, personalmente me gustan, aunque los personajes no son creíbles y se complica mezclando historias de varios a la vez que son inconexos. Podría ponerle "peros" a los argumentos que a veces pecan de poco cuidados y no se entienden del todo, pero en líneas generales no están mal. Es cierto que parece que haya algún plagio en alguno de ellos, pero sinceramente, a mi no me disgustan en general. Son leíbles. Bueno, que tampoco hay que ser demasiado exigentes... [joan@cimat.es]~
Arboleda, un espacio de autogestión literaria
Por Adriano Corrales Arias | © mediaIsla
La Editorial Arboleda es una experiencia literaria y cultural costarricense cuyo propósito es difundir y promover la literatura mediante la publicación de libros y la utilización de sistemas multimedios y de Internet.
La inician el escritor y editor Américo Ochoa, y el escultor, poeta y editor Leonardo Villegas, en el año 2006; ambos con amplia experiencia en la publicación literaria y la promoción cultural. Desde entonces, aportan su tiempo y su experiencia para echar adelante un proyecto que se asume de manera ad honoren. Cooperan con el trabajo editorial y de sus propios ingresos, y de la coedición igualitaria con los autores, salen el papel y los insumos de impresión.
La validez de su iniciativa los hace tomar, al inicio de su fundación, una decisión estratégica: comprar una imprenta y equipo de edición digital, en procura de generar autonomía en la producción editorial. Ellos mismos realizan todo el proceso de edición, diagramado, impresión, compaginado, diseño de portadas, distribución y venta. Desde entonces publican a jóvenes poetas y escritores inéditos.
Doce años atrás habían fundado otra editorial literaria (Editorial Baula), de modo que Arboleda representa la continuación de aquel primer esfuerzo. El enfoque y el espíritu de la Editorial, así como la mística y tenacidad de sus impulsores, ha contribuido a que escritores reconocidos y de renombre internacional tomaran la decisión de pertenecer al fondo editorial. Esto incluye a escritores, intelectuales, artistas y gestores culturales que han contribuido en la promoción, guía y posicionamiento estratégico de la sui generis organización.
A partir del año 2007, inician una nueva aventura: editar no solo costarricenses sino también autores centroamericanos, que por similares condiciones, han permanecido inéditos o, siendo notables escritores, no pueden publicar en su país de origen. Para el último año, 2008, Arboleda ha crecido como entidad cultural y ha ampliado su fondo editorial con la publicación de más 15 libros en literatura, sin contar las co-ediciones y servicios editoriales a museos y casas de la cultura. Así, ha sabido posicionarse más allá del espectro nacional, estableciendo relaciones con casas editoriales y escritores del contexto centroamericano y suramericano.
Además, Arboleda ha creado un espacio de participación permanente en línea y cuenta con un sitio Web www.editorialarbole da.com que incluye chat literario, sección de actividades culturales programadas, y sección de autores publicados catalogados por género y país, donde se pueden encontrar datos biobibliográficos, fotografías, material publicado en pdf, registros sonoros y audiovisuales. Muy pronto el proyecto virtual aportará, para el público, un Foro Literario Centroamericano con editores remotos en cada país y un mega directorio de escritores.
He aquí un esfuerzo editorial autogestionario que, sin objetivos de lucro, pero con un perfil de gestión literaria inusual y complementaria por su perspectiva inclusiva y cooperativa, bien podría ser sujeto de apoyo por parte de algunas instituciones y de la cooperación internacional. Espero que así sea para garantizar su sostenibilidad en bien de la literatura centroamericana y de más allá. Contacto: www.editorialarbole da.com [cazadelpoeta@yahoo.com ]~
O quizás simplemente te regale una fosa
Un político, un banquero y un militar deciden, la noche del 23-F, montar un prostíbulo. Se reúnen 25 años después para celebrarlo. Ahí empieza El bordell, de Lluïsa Cunillé, que se representa en el Lliure, dirigida por Xavier Albertí
Por MARCOS ORDÓÑEZ | © BABELIA
Una muchacha (Chantal Aimée) llega al puticlub de una carretera perdida: al parecer, su padre la ha llamado. Comienza El bordell (El burdel), la nueva obra de Lluïsa Cunillé, en el Lliure, dirigida por Xavier Albertí. Luces rojas, sillones de escay, metales brillantes sin alcurnia, plafones de espejo, lámpara supernova estallada. Un trueno anuncia tormenta. A los dos minutos de función, la Madame (Mercè Arànega) le dice a la muchacha que su padre a quien quería ver era a su hermana mayor, pero la primogénita le colgó el teléfono. Ese arranque tal vez anuncie la estrategia de la obra: el "detonante incitador" es un malentendido; no hay trama sino situación, y la presunta protagonista queda reducida, por un buen rato, al rol de observadora de un agua estancada, concéntrica. El padre (Enric Majó), tirado en un sofá, viste de mujer. "Así las chicas me tienen más confianza, me cuentan su vida y no me aburro. ¿A ti no te aburre ser siempre tú misma y oír las mismas cosas?". ¡Feliz ocurrencia! El bordell podría ser la cara B (o la otra cara de la luna) de Salón Primavera, que Cunillé estrenó la anterior temporada. Salón Primavera era muy Achard y ésta es muy Anouilh: una pièce grinçante. Cunillé no había nacido, claro, cuando Achard y Anouilh estrenaban, pero el teatro es a menudo como el gabinete de una médium. Se concitan aquí, por azar o no, muchos fantasmas remotos. Cocktail de la casa: 1/3 del último Tennessee (Aviso para embarcaciones pequeñas, por supuesto), 1/3 de Genet enculado por Copi, 1/3 de Dry Anouilh. Y angostura española: las ceremonias barrocas y degradadas de Nieva, el sacramentalismo de Romero Esteo, la sorna opaca de Martínez Mediero. Guinda negra: El desastre de Annual, de Ricardito Franco. A Ricardito, que en gloria esté, le hubiera encantado El bordell. Por su tono, esa ferocidad disparada con silenciador, como los apartes shakespearianos que sueltan los personajes, en voz baja, casi avergonzados. Flashback: la noche del 23-F, un político, un banquero y un militar, de camino a Francia, decidieron unirse y montar una gran casa de putas, su "única y verdadera patria". Se han reunido de nuevo, veinticinco años después, para brindar "por este burdel dentro de otro gran burdel llamado España". Una frase un tanto campanuda para Cunillé. A esos tres ya les cuadra, pero les prefiero cuando hablan como si estuvieran soñando, o en el nivel 13 de la curda. El político es el padre: ahora ha decidido encerrarse en el váter, como Fernán-Gómez en El anacoreta. "¡Qué tiempos más absurdos", diagnostica, "en los que la ciencia desea desterrar cualquier duda, en los que las maldiciones ya no se cumplen y por un solo vínculo hay cien deserciones! ". El banquero (Jordi Banacolocha) hace su entrada poco más tarde. Está estupendo Banacolocha, casi un Michel Serrault a la catalana: un pajarraco chabroliano, turbio y malicioso, que apostó por quien no debía. También se sale Mercé Aránega, esa Madame todavía llena de fuerza y de vida, altiva y sardónica, que le canta las cuarenta al lucero del alba y amenaza con publicar sus memorias, "más de veinte rollos de papel de váter, escritos por ambas caras", y está como nunca Enric Majó (lástima que se le oiga tan mal en las escenas del lavabo: hay que mejorar la sonorización) , y Jordi Dauder en el rol del militar paralítico, bronco e infantilizado, que blande una pistola de fogueo porque "la de verdad la guarda su madre bajo llave". Hay repeticiones circulares, discos rayados, movimientos sin éxito salpicados por fulgurantes mots d'esprit: "A mi edad se habla para no pensar", le dice el banquero a la muchacha. "Toda mi vida fingí ver lo que no veía y cerré mis ojos ante lo que veía de verdad", dice el padre, más Gloucester que Lear. Y la Madame, advirtiendo de los peligros de la danza, en otra gran frase inesperada: "No prometas nunca nada mientras estés bailando. El baile puede conducirte a tal éxtasis que te obligue a bajar la guardia y ponerte en manos de cualquiera".
Nos habíamos olvidado de la muchacha, varada en un extremo de la barra, cuando de repente, primera sorpresa, reemerge, desea: tiene un amor secreto, un alumno, un menorísimo al que todos toman por su hijo. Aparece el chaval (Rubèn de Eguía): se ha pegado un trastazo con el coche y no recuerda nada. Buero habría salivado con ese muchacho, tan simbólicamente amnésico "como este maldito país en los últimos treinta años", dice el padre travestido. Y añade: "Quizás te convendría otro golpe en la cabeza para recuperar la memoria". El crío sólo anhela dormir. "No dejen que se duerma", repite la muchacha. "Si se duerme, ya no despertará". Pero, segunda sorpresa, le toma en sus brazos y le acuna con una nana del Orfeo de Monteverdi. La Madame agita una campanilla y el bello durmiente vuelve a abrir los ojos y mirar, quizás, desde el ensueño.
(Kafka: "Basta un falso llamado de la campanilla nocturna para que lo irreparable se produzca"). De lo alto baja entonces un viejo cliente (Jordi Serrat), muy atildado, muy ceremonioso: se presenta como el rey de España y, según la Madame, acaba de hacer algo muy feo, feísimo, algo que no debe de hacerse bajo ningún concepto. Tan y tan feo que ni a Valle se le hubiera ocurrido. La Madame sale por pies, maleta en mano, para que no le carguen el mochuelo. El sonriente monarca pone sus ojos en el crío, al que quiere convertir en futuro jefe de la Casa Real. El padre susurra a su hija: "Síguele la corriente, es el único que está loco aquí y no lo sabe". Hay una última sorpresa, insólitamente mal servida por Xavier Albertí. Y un desajuste fundamental: el clima alucinatorio, las revueltas del texto y las excelentes interpretaciones pierden gas en la sala grande del Lliure, en ese enorme (y precioso) espacio diseñado por Lluc Castells. Las obras de Lluïsa Cunillé requieren proximidad, y ésta, más que otras suyas, una escucha atenta. Me encanta la locura sonámbula de El bordell, pero me temo que esta vez Albertí, casi su director de cabecera, no ha acabado de pillarle el truco. Quisiera verla de nuevo, cuando esté más adensada. [fontanamoncada@yahoo.es]~
Puertas y ventanas
Tomás Modesto Galán en Nosotros contamos, NY
Domingo 30 de noviembre a las 5:00 PM. En la Sala Andrés Francisco Requena del Comisionado de Cultura en Estados Unidos. 541 W 145 St (Casi esq. Broadway) New York, NY 10031. Tel. 212 234 8149
La nariz de Ryunosuke Akutagawa
Incluimos el cuento clásico de la semana, seleccionado por Luis López Nieves: La nariz, por el autor japonés Ryunosuke Akutagawa (1892-1927). Pulse sobre el título para leer el cuento en CiudadSeva.com.
Bigotes contra el cáncer de próstata
Vela al Viento Ediciones Patagónicas
Vela al Viento Ediciones Patagónicas informa la aparición del libro "El viaje de los Dioses", cuyo subtítulo reza "Migración, creencias y folklore en Comodoro Rivadavia". Los compiladores y coordinadores responsables de este libro son Graciela Ciselli y Aldo Enrici, y básicamente centran el trabajo en los barrios Laprida, Manantial Rosales y Valle C.
El libro fue presentado el 7 de noviembre en Bariloche, y el 14 de noviembre en la Feria del libro de Puerto Deseado (Santa Cruz). El sábado 29 de Noviembre vuelve a presentarse pero esta vez en Río Gallegos en las Jornadas de Hermeneutic de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA). El libro es de 204 páginas con un apartado con 27 fotos actuales y antiguas de los barrios estudiados en este libro. Se puede adquirir por internet vía el sistema de contrarreembolso. Precio $ 38. www.velaalviento. blogspot. com
Blog imaginería
Amigos y amigas de Imaginería, quedan invitados a una nueva función de asombros en http://imagineriabr uja.blogspot. com
Imágenes del mundo
mediaIsla
más que un grupo o comunidad cerrada, constituye hoy por hoy una modesta sala de lectura donde convergen una serie de personas interesadas en la construcción de un puente de doble vía, a través de la reflexión y el ameno intercambio de información interesante.
poeMARTES
proSÁBADO
René Rodríguez Soriano
mediaIsla Editores