Dirección Federal de Redes Sociales Internacional.
Publicamos todo tipo de noticias relacionadas con análisis y comentarios sobre Economía, Finanzas, Educación, Relaciones Publicas, Ciencias Políticas, Negocios, Internet, Tecnología Electrónica, Contabilidad, Impuestos, Redes Sociales. Todo lo Relacionado a la División Internacional – Seccionales del Exterior PRD, la Dirección Técnica Internacional, Coordinación Internacional de Comunicaciones
WWW.ENILDODIPUTADO.COM
Zelenski está dispuesto a negociar un plan de paz con Putin, pero no es la primera vez que ambos líderes evocan el diálogo y que se lanzan reproches mutuamente. Así ocurrió al inicio de la guerra: El 28 de febrero de 2022, cuatro días después de que Moscú comenzara su invasión Ucrania, las fuerzas rusas ya habían ocupado algunas ciudades de la costa del mar de Azov, se habían acercado a la central nuclear de Zaporiyia y a la ciudad de Mariúpol, y avanzaban hacia Kiev.
Mientras millones de personas en todo el país se refugiaban de los incesantes ataques con misiles y aviones no tripulados, funcionarios ucranianos y rusos se sentaron para el primer intento de negociaciones para poner fin a la guerra.
Las delegaciones se reunieron en la frontera con Bielorrusia, aliado clave de Moscú, tras la llamada entre el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y su homólogo en Minsk, Alexander Lukashenko. "Acordamos que la delegación ucraniana se reuniría con la rusa sin condiciones previas en la frontera entre Ucrania y Bielorrusia, cerca del río Prípiat", declaró Zelenski, mientras Ucrania pedía un alto el fuego inmediato y la retirada de las fuerzas rusas. Moscú no reveló su objetivo en la negociación.
Zelenski y el presidente ruso Vladímir Putin no participaron en persona
Se celebraron tres rondas de conversaciones en Bielorrusia antes de que se pusieran en marcha el 14 de marzo. Para entonces, las fuerzas rusas habían ocupado las ciudades de los alrededores de Kiev y comenzado las supuestas atrocidades contra la población de Hostomel, Irpin y Bucha.
Cuando las fuerzas de Moscú fueron expulsadas de la región de Kiev, surgieron algunas de las pruebas fotográficas y de vídeo más crudas de la brutalidad rusa en Ucrania, lo que echó por tierra el proceso de las primeras negociaciones.
En una visita a Bucha a principios de abril de 2022, donde se encontraron cadáveres de civiles en las calles, atados y tiroteados a quemarropa por las tropas rusas antes de su retirada, Zelenski afirmó: "Lo que han visto aquí es un auténtico genocidio".
Sin embargo, mientras Kiev se embarcaba en la investigación de crímenes de guerra, tras descubrir por primera vez las fosas comunes y las cámaras de tortura rusas, Zelenski afirmó que las conversaciones de paz continuarían con Moscú "porque Ucrania debe tener paz. Estamos en la Europa del siglo XXI. Seguiremos esforzándonos diplomática y militarmente", afirmó. Sin embargo, admitió: "Es muy difícil hablar cuando ves lo que han hecho aquí".
Unos meses después, en septiembre de 2022, Putin anunció la toma ilegal de cuatro zonas de Ucrania, las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón, diciendo que ahora eran territorio ruso. En respuesta, el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania impuso una prohibición de negociaciones directas con Putin, que sigue vigente.
En enero, Zelenski explicó que la prohibición se introdujo para frenar el separatismo, ya que "los rusos intentaban presionar a Ucrania a través de muchos corredores diferentes que Ucrania no podía controlar".
"Respecto a si podemos hablar con Putin o no y la decisión del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa, ¿por qué firmé este decreto? Porque Putin había empezado muy rápidamente a establecer un gran número de canales diferentes, en colaboración con separatistas y funcionarios de otros Estados, para influir en Ucrania, en nuestra independencia y en mí directamente", explicó Zelenski.
Prohibición de las negociaciones para detener el separatismo
"Había muchas conversaciones en marcha y muchos pasillos políticos en la sombra. Rápidamente le puse fin. Simplemente detuve el separatismo en nuestro país prohibiendo a cualquiera, a cualquier figura política de Ucrania, que mantuviera negociaciones con el bando ruso, con los partidarios de Putin, durante la guerra", concluyó.
La decisión afirmaba que el NSDC había decidido "declarar la imposibilidad de mantener conversaciones con el líder ruso Vladímir Putin". No especificaba a quién se prohibía mantener conversaciones. Zelenski subrayó que él es el único que puede negociar: "Soy el presidente de Ucrania, dirijo todas las negociaciones y he prohibido a todos los demás". A Putin, dijo, "esto no le gusta porque tiene muchos canales".
Las autoridades rusas han criticado repetidamente esta decisión y han exigido que se reconsidere.
Putin ha utilizado este argumento para echar la culpa a Ucrania, afirmando que Zelenski no tenía derecho a firmar ningún acuerdo de paz y haciendo referencia al decreto del presidente ucraniano que prohibía las negociaciones con el líder ruso en respuesta a la anexión de cuatro regiones ucranianas por parte de Moscú.
Sin embargo, Zelenski y Putin ya se reunieron en la mesa de negociaciones. En diciembre de 2019 se reunieron en París junto a los líderes de Francia y Alemania. Se suponía que la llamada cumbre del Formato Normandía en la capital francesa debía encontrar una manera de poner fin a lo que entonces eran cinco años de combates en el este de Ucrania y descongelar el proceso de paz de Minsk, un conjunto de conversaciones que condujeron a dos acuerdos separados que se suponía que eran jurídicamente vinculantes.
En septiembre de 2014, Protocolo de Minsk (Minsk I), Rusia se comprometió a retirar de Ucrania los grupos armados ilegales y el material militar. En febrero de 2015, el Acuerdo de Minsk II (Minsk II) prometió la retirada de todas las fuerzas armadas y mercenarios extranjeros bajo supervisión de la OSCE y el desarme de los grupos ilegales.
Moscú no cumplió estas promesas y, en su lugar, se embarcó en su invasión a gran escala de Ucrania dos años después de que Zelenski y Putin se reunieran en París.
En su cuenta de X, Zelenski escribía: "Esto demuestra que la excusa de Putin para invadir Ucrania no tenía nada que ver con la OTAN. En todo caso, su agresión empujó a más países a unirse a la OTAN. La gente teme a Rusia. Confía en las garantías de seguridad de la OTAN. Finlandia, que comparte una larga frontera con Rusia, entendió que Ucrania era sólo el principio. Sabían que Putin quería ir más allá. Por eso se apresuraron a unirse a la OTAN".
El presidente ucraniano ha reiterado en varias ocasiones que Kiev necesita sólidas garantías de seguridad, no "acuerdos de situación". Recuerdo todo lo que ocurrió en cuanto llegué a la presidencia: estaba el acuerdo de Minsk, había una línea de contacto, y la gente moría a lo largo de ella todos los días. Definitivamente no iremos a por un Minsk-3".
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que impondrá sus aranceles durante el fin de semana, apostando a que gravar a las empresas estadounidenses por los bienes importados en última instancia funcionará como un castigo a los países que fabrican los productos que los estadounidenses quieren, y llevará a esas naciones a la mesa de negociaciones. Sin embargo, se trata de una apuesta arriesgada que fácilmente podría volverse en contra de los consumidores estadounidenses y la economía.
En Estados Unidos, los aranceles suelen cumplir un propósito limitado pero importante: están destinados a hacer crecer la economía estadounidense al incentivar la compra de bienes fabricados en EE.UU. Lo logran penalizando efectivamente con altos impuestos a las empresas estadounidenses que compran productos extranjeros.
Los economistas creen que, en circunstancias limitadas, los aranceles pueden ser herramientas efectivas para el crecimiento económico. Pero Trump cree que los aranceles tienen un propósito completamente diferente.
¿Por qué Trump quiere aranceles?
Trump ha elogiado durante mucho tiempo los aranceles como una política económica efectiva. El lunes, Trump dijo que “arancel” es la cuarta palabra más hermosa del diccionario, detrás de “Dios”, “amor” y “religión”.
Trump ha dicho en repetidas ocasiones (e incorrectamente) que “el sheriff de los aranceles”, el expresidente William McKinley, inauguró una era de prosperidad estadounidense a fines del siglo XIX al apostar a fondo por los aranceles. Aunque es cierto que la economía creció con fuerza en la década de 1890, eso se debió en gran medida a un proceso inmigratorio prácticamente sin restricciones, entre otros factores.
Aun así, Trump ha usado y prometido emplear aranceles con tres propósitos principales: aumentar los ingresos, equilibrar el comercio y llevar a los países rivales a la mesa de negociaciones.
Estados Unidos tiene déficits masivos, y el plan de recorte de impuestos de Trump podría hundir aún más el presupuesto. Trump ha dicho que los aranceles compensarán la pérdida de ingresos: en su discurso inaugural en el Foro Económico Mundial predijo que los aranceles traerían cientos de miles de millones de dólares —quizás hasta billones de dólares— al Tesoro de EE.UU.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aparece en una pantalla gigante durante su discurso por videoconferencia en la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos el 23 de enero. - Fabrice Coffrini/AFP/Getty Images
Trump critica sistemáticamente la política comercial estadounidense por “subsidiar” a Canadá y a México, y dice que Estados Unidos está “perdiendo” cientos de miles de millones de dólares a manos de los países vecinos. También habla de manera imprecisa sobre la brecha comercial, la diferencia entre lo que Estados Unidos exporta e importa. Algunos economistas advierten que el lenguaje de Trump sobre la brecha comercial de Estados Unidos es una representación injusta de lo que se ha convertido en un mecanismo crucial para la economía estadounidense: su capacidad de comprar servicios ofrecidos por otros países, así como productos que no se producen en el país, como el café.
Y a Trump le gustan los aranceles porque pueden obligar a los países a renunciar a algo que él cree que es lo mejor para Estados Unidos. Aunque los aranceles se cobran a los importadores, pueden disuadir a los compradores de adquirir bienes de los países sujetos a aranceles, lo que perjudica a las economías de esas naciones. Eso ha llevado a algunos de ellos a buscar acuerdos para evitarlos. Trump ha dicho que quiere que Canadá y México detengan el flujo de inmigrantes indocumentados y drogas ilegales a Estados Unidos. En cuanto a China, Trump dijo que los aranceles tendrían como objetivo obligar al país a cumplir su promesa de que ejecutaría a las personas que enviarían fentanilo a Estados Unidos.
¿Cuándo se aplicarán los aranceles?
Trump y su Gobierno han sido coherentes: los aranceles de alguna forma llegarán el sábado. Pero no dijeron nada sobre cuándo exactamente entrarán en vigor y han ofrecido información contradictoria sobre qué aranceles serán anunciados este fin de semana.
Durante una ceremonia en la Oficina Oval en su primer día en el cargo, Trump dijo que impondría aranceles generales del 25% a México y a Canadá el 1 de febrero. Al día siguiente dijo que impondría un arancel del 10% a todos los productos procedentes de China el 1 de febrero. La secretaria de prensa Karoline Leavitt reiteró el miércoles que los aranceles entrarían en vigor el 1 de febrero. Y nuevamente el jueves desde la Oficina Oval, Trump dijo que su administración anunciará aranceles del 25% a Canadá y México el sábado.
Sin embargo, en un discurso ante los republicanos de la Cámara de Representantes el lunes, Trump detalló los artículos específicos a los que su administración impondría aranceles (en lugar de aranceles generalizados), incluidos productos farmacéuticos, microchips y el acero. Confusamente, ese mismo día, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, presionó para imponer un arancel del 2,5% sobre todos los bienes que se aumentará gradualmente, según el Financial Times. Pero Trump dijo a los periodistas en el Air Force One que rechaza ese plan, porque “eso no sería aceptable” para él, y que los aranceles debían ser “mucho, mucho más grandes”.
En Wall Street hay una incertidumbre generalizada de que Trump se apresure a poner en vigor esos aranceles masivos con toda su fuerza el sábado. Para promulgar los aranceles, Trump probablemente declarará una emergencia económica nacional, invocando la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional, conocida como “IEEPA”, que autoriza a un presidente a gestionar las importaciones ddbido a una emergencia nacional, según ya ha informado CNN. Pero Chris Krueger, analista de TD Securities, señaló que Trump aún no ha activado la ley IEEPA y se está quedando sin tiempo para hacerlo con los aranceles prometidos para el sábado. Eso tendría que hacerse en la mañana de este viernes, dijo Krueger.
Si no es el sábado, o si algunos aranceles limitados entran en vigencia el sábado, se podrían implementar aranceles más severos hacia finales de este año. El elegido por Trump para secretario de Comercio, Howard Lutnick, insinuó una segunda ola de aranceles contra México y Canadá que podría llegar en la primavera boreal, tal vez en abril. Sugirió que los aranceles iniciales, que entrarán en vigencia el sábado, son aranceles “orientados a la acción”, destinados a reducir el fentanilo y contra los inmigrantes ilegales que cruzan la frontera de Estados Unidos.
Y dijo que esos aranceles orientados a la acción pueden evitarse por completo: “Hasta donde sé, están actuando rápidamente, y si logran ejecutar lo que se plantean, no habrá arancel”, dijo Lutnick el miércoles en su audiencia de confirmación. “Si no lo hacen, entonces habrá aranceles”.
Los portacontenedores atracan en el puerto de Vancouver en julio de 2023. - Chris Helgren/Reuters
Canadá espera evitar los aranceles precisamente de esa forma: trabajando con Estados Unidos y comprometiéndose a crear una “fuerza de ataque” contra el fentanilo para golpear a los narcotraficantes “más duro y más rápido”, y desplegando dos helicópteros Black Hawk, 60 drones y nuevos equipos caninos especialmente entrenados en la frontera.
La ministra canadiense de Relaciones Exteriores, Mélanie Joly, dijo el miércoles que tenía la esperanza de evitar los aranceles tras su reunión con el secretario de Estado, Marco Rubio, pero reconoció que nadie sabe qué sucederá el 1 de febrero, solo el presidente, dijo.
Sin embargo, Canadá también se está preparando para tomar represalias contra los aranceles, si fuera necesario. Los funcionarios canadienses están trabajando en una lista de docenas de productos que Estados Unidos exporta a Canadá, apuntando a artículos que envían un mensaje político e infligen una cantidad razonable de daño económico —dijeron dos fuentes— incluidos productos cerámicos, productos de acero, muebles, ciertas bebidas alcohólicas como el whisky Bourbon y Jack Daniels, jugo de naranja y comida para mascotas, entre otros bienes.
El segundo tipo de arancel, que Lutnick dijo que serían los “aranceles ordinarios”, podrían implementarse después de un estudio sobre los efectos macroeconómicos de imponer impuestos a las importaciones a los vecinos de Estados Unidos. Ese estudio estará listo en abril, como lo ordena un decreto que Trump firmó en su primer día en el cargo, dijo Lutnick.
Trump también ha propuesto aranceles del 10% a todos los demás bienes que ingresan a Estados Unidos, aunque la semana pasada dijo que su administración no estaba lista para implementarlos todavía. Y propuso implementar aranceles a Dinamarca con el objetivo de que ceda el control de Groenlandia a Estados Unidos. (También ha amenazado con usar la fuerza militar para tomar Groenlandia.) Trump dijo el jueves que los bienes de las naciones BRICS —una coalición de economías emergentes respaldadas por China y Rusia— enfrentarían aranceles del 100% si intentan abandonar el dólar estadounidense en el comercio internacional.
Es importante destacar que Trump tiene un historial amenazando con imponer aranceles, solo para luego dar marcha atrás. La semana pasada, por ejemplo, anunció fuertes aranceles a Colombia en represalia por no aceptar aviones militares estadounidenses con deportados. Diez horas después, dijo que los aranceles no entrarían en vigor después de que Colombia revirtiera su postura.
En 2019, Trump amenazó con un arancel del 5% a todas las importaciones mexicanas que aumentaría al 25% si México se negaba a tomar medidas para reducir el número de inmigrantes indocumentados que cruzan la frontera. Pero después de que los funcionarios mexicanos viajaran a Washington para una semana de negociaciones en persona —y se llegara a un acuerdo para restablecer la política migratoria de “Permanecer en México”— los aranceles nunca se implementaron.
¿Qué productos se gravarán?
Si Trump sigue adelante con los aranceles limitados, éstos se centrarán en los productos farmacéuticos, el acero y los chips de computadora. Trump dijo el jueves que el petróleo podría no ser parte de ningún arancel a México y Canadá, y que su administración decidiría esto a la brevedad.
Pero si los aranceles se amplían, podrían provocar un aumento de los precios en muchos productos de las compras cotidianas, con un impacto bastante rápido.
Por ejemplo, debido a que la mayoría de los automóviles estadounidenses se fabrican parcialmente en México y Canadá, los aranceles añadirían un mínimo de miles de dólares al costo de los automóviles, según los expertos.
Un camión cargado de camionetas avanza para cruzar a Estados Unidos junto al muro fronterizo en el puerto comercial de Otay en Tijuana, estado de Baja California, México, el 26 de noviembre de 2024. - Guillermo Arias/AFP/Getty Images/File
Los precios de la gasolina, los alimentos y el alcohol también aumentarían si Trump impusiera aranceles a Canadá y México.
Los precios de las zapatillas aumentarían si Trump aumentara los aranceles a China: aproximadamente el 99% de los zapatos que se venden en Estados Unidos son importados, en su mayoría de China, según Footwear Distributors & Retailers of America, un grupo comercial que representa a Nike, Steve Madden, Cole Haan y otras marcas de calzado. Estados Unidos también obtiene la gran mayoría de sus productos electrónicos de allí.
¿Cuánto más pagaré?
En determinadas circunstancias, los aranceles no generan inflación. Los aranceles del primer mandato de Trump no aumentaron significativamente la inflación, aunque su alcance fue mucho más limitado que lo que Trump está proponiendo ahora, y la pandemia que siguió sesgó algunos de los aspectos inflacionarios de los aranceles, muchos de los cuales se mantuvieron vigentes durante la administración Biden.
Pero los economistas coinciden en gran medida en que los aranceles causan inflación. Esto se debe a que los importadores, no los países que exportan los bienes, pagan el impuesto y, por lo general, trasladan ese costo a los consumidores en forma de precios más altos. Una nueva investigación del Instituto Peterson de Economía Internacional sugiere que la agresiva campaña arancelaria de Trump obligará a los consumidores estadounidenses a pagar más por prácticamente todo, desde zapatillas y juguetes fabricados en el extranjero hasta alimentos.
También pueden conducir a guerras comerciales. China, Europa y Canadá, por ejemplo, tomaron represalias contra Estados Unidos con sus propios aranceles sobre determinados artículos después de que la primera administración Trump impusiera aranceles.
Los aranceles propuestos por Trump podrían añadir US$ 272.000 millones al año a las cargas fiscales, según Karl Schamotta, estratega jefe de mercado de Corpay Cross-Border Solutions. El Instituto Peterson ha estimado que los aranceles propuestos por Trump costarían al hogar estadounidense típico más de US$ 2.600 al año.
Aun así, algunos defensores del plan de Trump dicen que el riesgo vale la pena. Jamie Dimon, CEO de JPMorgan, dijo la semana pasada a CNBC que si los aranceles causan un poco de inflación pero abordan un problema de seguridad nacional, entonces la gente debería “superarlo”.
Lutnick se hizo eco de esas declaraciones el miércoles.
“Si Canadá depende de Estados Unidos para su crecimiento económico, ¿por qué no tratar a nuestros agricultores, ganaderos y pescadores con respeto?”, dijo. “Y por eso creo que el presidente y el Gobierno están enfocados en mejorar las vidas de nuestros productores”.
Al final, Lutnick argumentó que los aranceles significan que “la economía de Estados Unidos será mucho, mucho mejor”.
Matt Egan, Elisabeth Buchwald, Alicia Wallace, Kayla Tausche y Paula Newton de CNN contribuyeron con este reportaje