FINANCIAL TIMES
25 Mayo 2011, 10:39 PM
Europa no debería controlar el FMI; Lagarde tiene limitaciones
Christine Lagarde, la ministra de Finanzas de Francia, tiene experiencias limitadas
Martin Wolf
El rey está muerto; larga vida a la reina. Dominique Strauss-Kahn, el francés exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI), aún no había renunciado antes de que los europeos comenzaran a unirse en torno a Christine Lagarde, la ministra de Finanzas de Francia, como su sucesora.
Atrás han quedado las promesas de una selección abierta. Los europeos insisten en el principio “lo que tenemos eso mismo mantenemos”. El antiguo régimen sobrevive.
Lagarde es una candidata perfectamente respetable. Ella es francesa, casi un requerimiento, que frecuentemente es lo que parece, para la central europea de una institución internacional. Ella es una mujer, lo que seguramente es una ventaja, al menos cuando su predecesor está enfrentando cargos de intento de violación.
Ella fue presidente de Baker & McKenzie, una famosa firma de abogados de Estados Unidos y habla inglés con fluidez. Es una persona extremadamente agradable e impresionante, pero realmente no es una perfecta candidata: sus experiencias económicas son limitadas.
Si ella fuera a convertirse en jefa de la organización tendría que depender de la asesoría de los que la rodean. Si efectivamente fuera a conseguir el puesto, sería esencial ser un economista de primer nivel para quien sea que reemplace a John Lipsky, el primer subdirector americano, cuya salida está prevista en agosto.
Yo escribo como si ella fuera a conseguir el empleo. Yo estoy bastante seguro de eso. A partir de hoy la Unión Europea todavía tiene un 32% de los votos y Estados Unidos otro 16.7%.
Si Estados Unidos los apoya, como yo sospecho que lo hará, los europeos no tendrán dificultad en obtener votos adicionales de los países que dependen de ellos. ¿Por qué debe Estados Unidos apoyar a los europeos una vez más? Una razón es que Estados Unidos todavía no ha renunciado al antiguo trato, lo cual le da un cierre permanente sobre la presidencia del Banco Mundial.
Ciertamente, los americanos probablemente se dirán que las oportunidades de conseguir dinero del Congreso para los programas del Banco Mundial serían nulas (sobre todo, su división de financiamiento en condiciones favorables, la Asociación Internacional de Desarrollo) en caso de que el jefe del Banco no sea americano.
Para ser justos en relación a los europeos, la incidencia del FMI durante el curso de la crisis actual como lo que es, en efecto, un fondo monetario europeo da una urgencia comprensible en lo que respecta a su deseo de controlar una institución que ha jugado un rol vital catalítico en la respuesta a la crisis, no sólo en la periferia oriental y occidental de Europa, sino dentro de la misma eurozona.
A partir de abril de 2011, un 79.5% del crédito del FMI era para los países europeos, un 52.9% en el este y un 26.6% en el oeste del continente.
La respuesta de los críticos de Europa es una de vociferante desaprobación: ellos preguntan, ¿alguien piensa que el jefe del FMI debía ser un asiático para lidiar con la crisis asiática de finales de los años 90? Por supuesto que no. Así que, ¿por qué se necesita un europeo para limpiar el desorden que los mismos europeos han hecho?
La demanda tradicionalmente hecha por parte de los países avanzados es que sus propios ciudadanos puedan manejar organizaciones internacionales, debido a que son relativamente competentes. El desorden europeo de hoy, según denotan los críticos, es una refutación de su proposición.
El argumento de los europeos es, en mi opinión, más fuerte que lo que estos críticos admitirán.
La eurozona es una creación muy especial (y, en mi opinión, muy peligrosa). Cada vez que el FMI le presta a Grecia, Irlanda o Portugal, está directamente afectando la estabilidad financiera y monetaria de todos los demás miembros de la eurozona. Es casi como si se tratara de rescatar, por ejemplo, a California de una inminente moratoria.
Es compresible, según yo pienso, que los líderes de países poderosos, tales como Alemania o Francia, quieran sentir completa confianza en el manejo de una institución que está rindiendo una función tan vital para ellos mismos.
Verdaderamente, fue por esta razón que inicialmente yo pensé que el FMI no debería haber estado involucrado en el interior de la eurozona, ya que en última instancia este afectaría la propia independencia del FMI.
Mientras yo encuentro que este argumento europeo tiene cierta fuerza, realmente este no tiene suficiente fuerza. El contra-argumento es que está en el interés de los europeos el poder recibir asesoramiento imparcial e independiente del FMI. Eso, Strauss-Kahn podría no ofrecerlo. Lagarde, tampoco será independiente.
Pero alguien tendrá que hacer que los europeos reconozcan que la reestructuración de deuda casi ciertamente se necesitará y que, dado esto, sería mejor arreglar los sistemas financieros directamente, antes que indirectamente, por vía de un posible financiamiento para los gobiernos muy insolventes.
En balance, yo no creo que el caso de elegir un jefe europeo del FMI sea necesario por la crisis actual. En ese sentido, uno tiene que reconocer las enormes ventajas en términos de legitimidad y efectividad global, no sólo del FMI, sino del orden institucional multilateral, de hacer una transición para abrir la selección abierta global del nuevo jefe del FMI.
Hay que reconocer que el lugar de los antiguos países avanzados y de Europa, en particular, en la economía mundial está declinando rápidamente.
De acuerdo con las propias estadísticas del FMI, la acción de la Unión Europea en la producción global, en la paridad del poder adquisitivo, se reducirá desde un 25% en el 2000 hasta un 18% en el 2015, un tasa de declive sorprendentemente rápida. La U.E. queda sobre-representada en el FMI; incluso después de todas la reponderaciones, la acción de votación de los Países Bajos será de un 1.76%, contra un 2.62% para la India.
El mejor curso, yo creo, sería comisionar un comité de investigación de alto nivel. Los candidatos deberían también exponer sus proyecciones para el futuro del FMI: Hay muchos grandes asuntos por delante, incluyendo la reforma monetaria global. Entonces, la elección debería hacerse por el mérito por parte de los miembros.
El criterio usado podría, no obstante, ser mucho más que tecnocrático. Un entendimiento de la economía es ciertamente importante. Así, también, debe demostrarse la habilidad política, la dureza y experiencia como formulador exitoso de políticas de alto nivel.
La persona elegida debería estar dispuesta a tomar los riesgos del liderazgo. En ese respecto, Strauss-Kahn se destacó. Yo no excluiría un europeo, como algunos que respeto. Pero, ha llegado el tiempo en que los poderes incumbentes reconozcan que no pueden continuar dominando la escena global.
La cifra
79.5
Por ciento. Es el porcentaje de crédito del FMI para los países europeos a partir de abril de 2011.
1. Los regímenes que no se inclinan a los vientos de cambio, vuelan lejos. Los europeos necesitan reconocer la verdad a tiempo, pero ellos no lo harán.
2. Si persisten en manejar el FMI y el BMl, las potencias que surjan se alejarán de ellos para crear reemplazos que puedan controlar. Esto balcanizaría la gestión de la economía global.
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