domingo, 27 de octubre de 2019

LA MUERTE ESTUVO TODO EL TIEMPO PRESENTE EN EL GOBIERNO DE LOS 12 ANOS DEL DR JOAQUIN BALAGUER





Los 12 de los 12: En 1970 la muerte dijo presente










Si le preguntan a Eulogio Santaella y a Domingo Batista (Dominguito) de dónde viene el temor que tienen los que vivieron los Doce Años a sentarse de espaldas en los sitios públicos sé que responderían, sin vacilar, que eso se originó en 1970, el año más extraordinario, dramático y sangriento de aquel período nefasto.


En ese año, el gobierno instalado bajo los auspicios de los que intervinieron el país en 1965 había perdido toda legitimidad, sumándose a la oposición el propio vicepresidente de la República, así como los síndicos de Santiago y la capital.


Presentaré doce hechos que respaldan lo que digo, el primero de los cuales se produjo en el mismo mes de enero con el secuestro de “Los tres de Hato Mayor”, a los que se llevó al hospital de Sabana de la Mar, donde los torturaron y les sacaron la sangre hasta verlos morir (uno).


Dominguito no puede olvidar que un mes más tarde, el 15 de febrero, explotó el avión de Dominicana de Aviación, donde viajaba la esposa y una hija del general Antonio Imbert Barreras, quien fue uno de los tiranicidas. En este hecho, que se dudó fuera un accidente, murieron los 102 ocupantes, incluyendo al campeón de boxeo Carlos Teo Cruz (dos).
El 15 de marzo el terror movió la batuta, acelerando el ritmo del réquiem frenético. Dominguito recuerda el día del mitin celebrado en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte que, a decir de El Nacional, congregó a más de 200 mil personas, bajo las consignas de “Tierra arrasada contra el reeleccionismo” y “Si Juan Bosch no coge el mando, volveremo’ a lo’ comando”.
Mientras hablaba Peña Gómez, “desconocido” ametrallaron la multitud, muriendo un panadero y un cabo de la Policía, que estaba vestido de civil (tres).


Ese mitin puso a temblar todo el armazón reeleccionista, llenándolos de odio y desesperación, al punto de que al otro día, 16 de marzo, el que sería conocido luego como el “Sargento Ráfaga”, apresó a cuatro infelices en el puente de “El Birán”, en Barahona, y los condujo hasta la playa Azul, donde los acribilló con 53 balazos (cuatro).

A continuación, esas contracorrientes quisieron dar otro ejemplo el 19 de marzo, haciendo saltar por los aires el vehículo de Juan Bolívar Díaz, jefe de prensa de Radio Comercial (seis), uno de los bastiones de lucha contra el despotismo, que siempre lanzaba este desafío:
https://www.youtube.com /watch?v=AjLSCfE_



Pero, Dominguito sonrió el 24 de marzo, al saber que el “Comando Unificado Anti reeleccionista” había secuestrado a un coronel estadounidense, llamado Donald J. Crowley, exigiendo la liberación de una buena cantidad de revolucionarios (seis).


El teórico de Gualey vio en aquel hecho una señal de que la victoria no estaba tan lejos, pues además supo que el profesor Juan Bosch, quien estaba en Benidorm, España, volvería el 15 de abril para integrarse a la lucha del pueblo.










Ese día fue a la cabeza del puente y vio un carro Daihatsu que se dirigía hacia el aeropuerto, en el que iba Eulogio Santaella, de la Universidad Católica Madre y Maestra (UCMM). Pero, en eso se produjo una balacera, donde cayeron varias de las personas que esperaban en la cabeza del puente (siete).


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Dominguito intercambió banderas con Santaella que, al llegar al aeropuerto, se encaramó en la segunda planta, donde había una multitud que, bajo la consigna de “Bosch, timón, de la revolución”, hacía temblar el edificio, amenazando con derrumbarlo.
Pero Bosch no llegó ese día y Santaella y los otros de la UCMM tuvieron que regresar a Santiago con las manos vacías. Fue al día siguiente, 16 de abril, cuando Bosch llegó, en los momentos en que el país ardía por los cuatro costados. El fuego comenzaba en el barrio Capotillo y se extendía por Los Pepines, de Santiago. Se regaba en San Francisco de Macorís y se multiplicaba en Barahona.
Y los hechos se sucedieron rápidamente: la oposición pactó con Balaguer para que éste le cediera el puesto al presidente de la Suprema Corte de Justicia, Manuel Ramón Ruíz Tejada, para poder continuar su campaña reeleccionista (ocho).
Santaella sufrió una gran decepción por todo aquello y fue de los que más se asombró cuatro días después cuando, no pudiendo aguantar la terrible presión de esos días, el doctor Héctor García Godoy cayó fulminado por un infarto mortal (nueve).
Así, el 16 de mayo se consumó el fraude electoral, volviendo Balaguer a subir las escalinatas del edificio de la avenida México a esquina Doctor Delgado.
Oculto en las sombras de la noche, esperando el momento para saltar sobre su presa, el gobierno que gobernaba al gobierno dominicano dio la orden fatídica y el 16 de julio, Otto Morales, sindicado como uno de los cerebros del secuestro del coronel Crowley, fue asesinado salvajemente, con la saña y el estilo de las iniciales del poema que publicó Héctor Díaz Polanco: “Cien infiernos ardientes” (diez).
Santaella estaba conmovido y más aún cuando, el 24 de septiembre, la bestia ultramarina a la que se refirió Díaz Polanco, volvió a tronar para que cayera asesinado, en presencia de su esposa y en su propia casa, Amín Abel Hasbún (once).
Continuaba, pues, el réquiem de terror. Aunque muchos de nosotros, como Domingo Batista y Eulogio Santaella, anidábamos la esperanza de que se cumpliese lo dicho por Juan Bosch, a través de “Tribuna Democrática”: “Cuando la noche es más oscura es cuando va a amanecer”.
Pero, cuán lejos estábamos de llegar a ese final feliz del cuento infantil: “Y colorín colorado, este cuento se ha…”. Porque Bosch, mientras le “sugería” a Peña Gómez irse a estudiar a Francia, condenó la política de “Tierra arrasada contra el reeleccionismo”, lanzando la campaña que impuso un reflujo total: “Desgarrapatizar al buey”, “La lucha no es contra el gobierno sino contra el sistema” y “Hagamos que el gobierno vuelva a su propia legalidad”.
Y, finalmente, el año cerró con un negro presagio: el 31 de diciembre de 1970 el doctor Balaguer tenía en sus manos el decreto que nombraba a Enrique Pérez y Pérez como jefe de la Policía Nacional quien, al tomar posesión al día siguiente, engendraría el monstruo más letal y sanguinario de los Doce Años: “La Banda Colorá” (doce).
Fueron, pues, doce los acontecimientosque harían que muchos se preguntaran lo mismo que expresa Chucho Avellanet, al cantar el éxito de San Remo de ese año, que pueden oir pinchando aquí:
https://www.youtube.com /watch?v=YMzmlylzYpU
¡Qué cosa! Estoy tentado a continuar con el tema, pero otros asuntos reclaman mi atención. Sin embargo, no puedo poner el punto final a este ciclo, sin antes decir lo que pasó el día en que la pintora Ada Balcácer y el poeta Enriquillo Sánchez invitaron al mundo intelectual revolucionario a la casa de Milagros Ortiz Bosch, donde el líder haría una invocación a la unidad para… Bueno, mejor esperemos la próxima entrega, pues lo que sucedió allí fue algo tan espectacular que sólo el que lo vivió tiene derecho a contarlo.
Afortunadamente, yo puedo decirlo.
Yo estaba allí












































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