El proximo 9 de Noviembre se cumpliran 30 anos desde que cayo el muro de Berlin y es oportuno recordarlo y necesario que hagamos un repaso de esta historia para que no volvamos jamas a repetir los mismos errores del pasado.
Un jueves 9 de noviembre, pero de 1989, se abren las puertas del Muro de Berlín que mantuvo encerrados a los alemanes del Este por casi tres décadas.
Para quienes tienen menos de 30 años quizá esta noticia no les despierte ningún interés, pero ciertamente fue uno de los acontecimientos más importantes del Siglo XX (en el cual ustedes nacieron). Para quienes tenemos más de 30, seguramente recordamos que cuando veíamos las Olimpiadas o Campeonatos Mundiales, siempre competían 2 Alemanias, y cuando estudiamos geografía existían dos Alemanias en la división política de Europa: la República Democrática Alemana (RDA) y la República Federal de Alemania (RFA).
Pero, ¿por qué había dos Alemanias?
Pues ciertamente fue algo que los alemanes no decidieron. Alemania siempre ha sido una de las naciones más fuertes pese a que sufrió mucho durante el Siglo XX. Fue el gran perdedor en la Primera Guerra Mundial (1914-1919) y, sin embargo, logró reponerse y convertirse en un país tan fuerte con Hitler que era un peligro para las demás naciones. De hecho, durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), las naciones más fuertes tuvieron que unirse para derrotar a los nazis.
Al perder nuevamente Alemania los países “Aliados” (Inglaterra, Francia, Estados Unidos y Rusia), deciden dividir la capital alemana, Berlín, en 4 sectores, uno para cada país. Esto con la idea de impedir que Alemania se volviera a unir y recuperarse como lo hizo después de la Primera Guerra. Pero la división no fue en partes iguales, dado que Rusia había sido quien invadió Berlín, la parte rusa era la mitad de la capital.
Entre 1945 y 1949 trataron de ponerse de acuerdo para ver como gobernar Alemania, lo cual no era fácil dada la gran diferencia de ideolgías. Por una parte, los Aliados querían convocar a elecciones para que los mismos alemanes definieran su nuevo dirigente y pudieran empezar a reconstruirse (claro, todo controlado por los Aliados).
Pero Rusia, acostumbrada a que el gobierno tomaba las decisiones sin consultar a nadie, se oponía. Pero además, Estados Unidos quería evitar que el comunismo se propagara a otras naciones europeas.
Las diferencias entre Rusia y Estados Unidos se volvieron tan graves que, para evitar otro conflicto bélico (lo cual nadie quería), deciden separar el sector ruso pensando en que sólo en esa área Rusia impondría su comunismo.
Y fue así que, en 1949 se crean las dos Alemanias: República Democrática Alemana (RDA – Alemania Oriental) -, que de “democráctica” no tenía nada-, y la República Federal de Alemania (RFA – Alemania Occidental), controlada por los Aliados.
Esto marcó el inicio de la “Guerra Fría”, que no era un conflicto bélico como tal pero claramente era un conflicto de ideología e intereses que llevarían a enfrentar a Rusia y Estados Unidos durante muchos años más.
A partir de entonces los alemanes vivían “separados pero juntos”, pues no había ningún control estricto para pasar de uno a otro lado.
Quienes vivían en el lado occidental tenían más libertades, más oportunidades de trabajo, recibían toda la propaganda estadounidense e inglesa y podían manifestar sus ideas sin ser reprimidos.
Mientras que del lado Oriental, la rigidéz soviética, la austeridad del comunismo, la falta de oportunidades de trabajo, las limitantes en los salarios, la nula libertad de expresión y la gran diferencia de los privilegios entre los dirigentes del gobierno y militares contrastaban con las austeridades del pueblo.
Esto hizo que muchos alemanes tomaran la decisión de irse a vivir del lado Occidental.
Para darnos una idea, entre 1949 y 1961 aproximadamente 2.7 millones de personas habían abandonado la RDA para irse a vivir a la RFA. El sistema comunista provocó un colapso social y económico del lado Oriental, por lo que la migración aumentó.
Fue entonces cuando el dirigente ruso, Nikita Jruschov para “solucionar” el problema se le ocurrió levantar un muro entre las dos Alemanias para impedir la migración al lado occidental. Pero obvio, para no plantearlo así, declaró que el muro era para evitar que entraran las ideas “facistas” a su territorio.
La madrugada del domingo 13 de agosto de 1961 los soldados alemanes empezaron a levantar un cerco de alambrado sobre la frontera con la Alemania Occidental e impidieron el paso a los alemanes que quisieron cruzar. Todos los pasos fueron cerrados.
De un día para otra las calles, plazas y casas quedaron divididas, el servicio de transporte urbano quedó interrumpido. Las casas cuyo frente daba al lado occidental y su patio trasero al oriental, les cerraron con tabiques las puertas y ventanas del lado occidental de modo que solo podrían entrar a sus casas por su patio trasero.
Los Aliados trataron de negociar con Jroschov pero la situacíon se volvió tan tensa que para el 25 de octubre los tanques de Estados Unidos y los soviéticos se encontraron frente a frente en el “paso fronterizo para extranjeros” en la Friedrichstrabe conocido después como “Checkpoint Charlie”.
Estuvieron ahí 16 horas hasta que se produjo la retirada. La diplomacia de Kennedy, Presidente de los Estados Unidos en ese momento solo logró confirmar con Jroschov el estatus de cuatro poderes en Berlín.
Poco a poco la alambrada se convirtió en muro de hormigón que se alargó por más de 165 km, y los puntos de control se volvieron más estrictos y peligrosos. Los soldados tenían orden de disparar a cualquiera que intentara cruzar.
Sé que puede parecer exagerado pero fue una realidad hace tan solo 56. El muro separó familias, amigos, trabajos. Pese a las prohibiciones y a lo peligroso que era intentar escapar se calcula que más de 100,000 alemanes trataron de hacerlo.
Muchos lo lograron, muchos otros murieron en el intento o fueron encarcelados y torturados por “traicionar” al régimen.
Si alguna vez tienes oportunidad de visitar Berlín, hay un museo en el Checkpoint Charlie muy interesante en donde se muestran con fotos y diferntes artículos lo ingenioso que eran los alemanes para poder escapar del regímen comunista.
Durante los 28 años que duró el “muro de hierro”, muchas personas trataron de negociar para derribarlo. Pero hubo 3 personajes en especial que influyeron de manera definitiva en la caída del muro y la liberación de la Alemania del Este del comunismo:
* Mijail Gorbachov, Jefe de Estado de la URSS (1989-1991). Su gobierno preparó el camino para cambios importantes en el sistema político y económico socialista, con una política de transparencia y reformas como la Perestroika.
M. Gorbachov sabía que la caída del muro precipitaría el derrocamiento del régimen socialista en los países del Este con el desprestigio que eso sería para la Unión Soviética, además de la posibilidad de una reunificación para Alemania, sin embargo, reconocía que el socialismo soviético estaba totalmente desgastado.
* Ronald Regan, Presidente de los Estados Unidos (20 enero 1981 – 20 enero 1989). Durante un discurso pronunciado el 12 de junio de 1987 a tan solo 500 metros de la Puerta de Brandemburgo, Reagan pidió a Gorbachov derribar el muro: “Secretario general Gorbachov: si usted busca la paz, la prosperidad para la Unión Soviética y la Europa del Este, si persigue la liberalización, venga a esta puerta, ábrala y derribe este muro”.
Reagan dejó el cargo 10 meses antes de la caída del muro, pero su influencia fue definitiva en la decisión de Gorbachov.
* S.S. El Papa Juan Pablo II (16 octubre 1978 – 2 abril 2005). Un gran líder espiritual sin igual, vivió en carne propia la Guerra Fría.
Nacido en Polonia, país ocupado por el comunismo, conocía los grandes defectos de una ideología autoritaria, sin libertades, que dejaba a su paso millones de muertos.
Iniciado su Pontificado viajo a Polonia en varias ocasiones animando a sus compatriotas a defender su libertad y enfrentar la tiranía.
Combatío el comunismo con su gran personalidad e inteligencia. Sabía que si Polonia lograba liberarse los demás países comunistas intentarían hacer lo mismo. Y así fue, su papel fue decisivo en la caída del muro.
Para 1989 la situación era insostenible en Alemania Oriental. La escasés de alimento, de trabajo, la pobreza seguían creciendo.
El 4 de noviembre más de medio millón de personas se agruparon en la Alexander Platz para protestar contra el gobierno y pedir la tan ansiada “libertad”.
Dos días después el partido SED publicó un proyecto de ley sobre las entradas y salidas del territorio, pero la presión de la gente era tal que el 9 de noviembre, por la mañana, Schabowki anunció antes de tiempo la entrada en vigor de una ley que permitía salir al extranjero sin presentar condiciones especiales.
En las noticias de la noche el título era: “La RDA abre sus fronteras”, y de inmediato los berlineses del Este salieron de sus casas hacia los pasos fronterizos, la cantidad de gente era tal que los guardias empezaron por abrir el paso de Bornholmer Strasse y poco a poco tuvieron que abrir todas las fronteras.
La alegria de la gente era inmensa, alrededor de 20,000 personas pudieron salir esa noche. Finalmente, el 22 de diciembre, se abrió el paso por la emblemática Puerta de Brandemburgo.
Tan sólo han pasado 30 años de la caída del muro y Alemania unificada es, nuevamente, una potencia mundial.
Su dirigente, la Primer Ministra Angela Merkel, quien vivió los horrores y carencias de la Alemania del Este, es, sin lugar a dudas, una de las líderes mundiales más inteligentes e influyentes de nuestra era. Pocas naciones en el mundo podrían levantarse 3 veces, en un mismo siglo y volver a ser potencia mundial.
Esto habla mucho del coraje, trabajo, valores y educación del pueblo alemán.
Pero también tenemos el lado opuesto, en pleno Siglo XXI, en plena era global y liberal, el nuevo Presidente de los Estados Unidos quiere construir un muro en la frontera con México cuando el intercambio comercial entre ambas naciones fue de más de 1,400 millones de dólares AL DÍA en 2016.
O al señor Pak Pong-ju, Primer Ministro de Corea del Norte jugando con armas nucleares y amenazando con usarlas cuando las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki para terminar la Segunda Guerra Mundial mataron a 105,000 y 120,000 personas en cada ciudad y dejaron mutiladas a 130,000 más, y esto sin mencionar la cantidad de víctimas que murieron después por lesiones o enfermedades debidas a la radiación liberada por las bombas.
¿Qué pasa con el mundo?… ¿Acaso se nos olvida la historia?… O más bien, ¿por qué no aprendemos los errores del pasado?
Fuente: www.berlin dlarie.ge
Por Claudia Plasencia
para www.asdeporte.com
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