jueves, 9 de abril de 2020

AFRICA COVID-19: LOS AFRICANOS DEL ATAUD; LA FAMOSA HISTORIA REAL TRAS LOS MEMES DE MODA QUE INUNDAN LOS GRUPOS DE REDES SOCIALES INCLUYENDO WHATSAPP




Los africanos del ataúd: la historia real tras los memes de moda que inundan grupos de WhatsApp y redes sociales


El coronavirus se ha propagado rápidamente por el mundo y millones de personas se encuentran confinadas en sus casas, con importantes restricciones en el movimiento con el objetivo de frenar la epidemia.


Africanos bailando en un entierro en Ghana. Es una de las escenas que se han hecho virales con la crisis del coronavirus (Youtube/BBC).
Africanos bailando en un entierro en Ghana. Es una de las escenas que se han hecho virales con la crisis del coronavirus (Youtube/BBC).

En estas circunstancias tan excepcionales se han hecho virales una serie de vídeos que tienen un comienzo distinto, pero que terminan de la misma manera. Una escena que se repite en los memes de WhatsApp y las redes sociales y que está protagonizada por un grupo de africanos que bailan mientras que llevan el féretro de un difunto. De fondo suena la canción Astronomia de Tony Igy y Vicetone.
La gran pregunta que se hacen muchos internautas, que han recibido alguno de estos memes tan populares, es de dónde han salido esos africanos y por qué bailan en los entierros. Para responder a esta cuestión hay que viajar hasta el año 2017 cuando la BBC hizo un reportaje titulado ‘Bailarines funerarios de alquiler’.
La cadena británica se desplazó hasta Ghana, un país situado en el golfo de Guinea en el África Occidental, para documentar una práctica muy distinta a las habituales a la hora de despedirse de los seres queridos.
Normalmente los entierros son celebraciones tristes en las que familia y amigos se lamentan por la pérdida de alguien, pero una empresa, llamada Nana Otafrija Pallbearing Service, propone un enfoque diferente: celebrar de manera alegre la vida que han tenido los fallecidos en su último adiós.
Su fundador, Benjamin Aidoo, empezó trabajando como portador de féretros para poder pagar sus estudios, pero pronto desarrolló una manera más creativa de hacer estos funerales y que la gente sonriera en mitad de un evento tan devastador como es la pérdida de un ser querido.
Así, lo que empezó como una idea innovadora ha terminado convirtiéndose en un floreciente negocio que ya cuenta con más de 100 empleados. Estas personas se encargan de amenizar los entierros haciendo coreografías de baile y canto acompañadas por el ataúd. En esta escenografía, que es diferente en cada funeral, tiene mucha importancia el vestuario y ellos siempre lucen un traje informal acompañado de un vistoso sombrero, gafas de sol y zapatos blancos y negros.
Su proyecto ha tenido mucho éxito y cada vez más personas recurren a este tipo de entierros tan coloridos y vistosos que inciden en la alegría y la felicidad de haber compartido la vida con el difunto en lugar de en la pérdida de ese ser querido.
“Estas personas bailan mientras que llevan a tus seres queridos a su descanso final, así que decidí darle a mi madre un viaje de baile en su muerte”, contaba una mujer que había contratado este servicio.

Un exitazo en las redes

Pero esta práctica ha terminado cruzando fronteras y ha llegado a los vídeos virales de las redes sociales. Estas piezas tiran de sarcasmo y de ironía para hacer humor en un momento en el que miles de personas están falleciendo en el mundo por la COVID-19.
El esquema es siempre el mismo. Primero se presenta una situación previa (por ejemplo a Boris Johnson rechazando el confinamiento en Reino Unido o al Gobierno español pidiendo acudir al 8-M) y de ahí ya se salta a los vídeos de los africanos bailando en el entierro con los féretros, reflejando cuál es la consecuencia de esas decisiones previas (la muerte). Normalmente se han usado como respuesta a una metedura de pata en la gestión de la crisis del COVID-19.
Estos vídeos además no solo se han limitado a la política, sino que han sido usados en muchos más ámbitos como hospitales o incluso en programas de televisión tan exitosos como La Resistencia.
Uno de los casos más exitosos en redes ha sido este en el que un autobús intenta dar la vuelta en una carretera muy pequeña y está a punto de volcar en varias ocasiones.


Una anciana abre una cuenta de Tik Tok durante su confinamiento y se hace viral en tan solo 3 días

Suele decirse que las redes sociales e Internet son cosas de millenials, adolescentes o gente joven y que las personas de más edad están desconectadas y les cuesta mucho mantenerse a la última. Pero el éxito de Nancy Roqueta con sus vídeos compartidos en la plataforma TikTok confirman que las redes sociales no son algo vetado a los abuelos y abuelas. Poco sabemos de Nancy Roqueta, la que algunos han bautizado como la Abuela Tiktokera, pero en solo tres días ya cuenta con 130.000 seguidores, más de 600.000 me gusta en su cuenta de TikTok y miles de comentarios cargados de cariño. En su biografía solo encontramos la frase “Amo a la gente que me hace reír”, pero todo apunta a que la mujer es de origen argentino o uruguayo por su acento y afición al mate. De sus grabaciones también se desprende que toca el piano y que se abrió la cuenta para hacer frente al confinamiento por el coronavirus. Los vídeos que la han llevado a convertirse en la abuela más famosa de TikTok son playbacks de canciones como ‘Super Freak’ de Rick James, el mítico ‘I Will Always Love You’ de Whitney Houston o ‘A Quién le Importa’ de Fangoria. Además, todas estas actuaciones van acompañadas de una original coreografía. Pero la más viral de sus grabaciones es una que ya lleva 7,5 millones de reproducciones y 5.000 comentarios. En ella, la mujer canta la pegadiza melodía ‘Tones and I’ de Dance Monkey con un sombrero en la cabeza y una cuchara sopera a modo de micro. El vídeo lo graba ella misma con su teléfono móvil colocado estratégicamente en la encimera para que se pueda ver toda la puesta en escena desde la cocina de su casa. No sabemos si la Abuela  Tiktokera seguirá compartiendo vídeos cuando termine el confinamiento por el COVID-19, ya que en su última entrega afirma, con un cómico efecto de audio de niña pequeña, que el día que termine la cuarentena, va a salir de su departamento y no va a volver en tres meses.

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