viernes, 13 de octubre de 2023

BIDEN, NETANYAHU Y EL DILEMA DE ESTADOS UNIDOS POR ISRAEL

 

Biden, Netanyahu y el dilema de Estados Unidos

Por Edward Luce
Una publicacion de fuentes externas
Una noticia de la agencia noticiosa Financial Times

Cortesia del blog educativo de noticias del Lic. Enildo E Rodriguez Nunez MBA, PhDP
Consultor de Marketing Politico, Asesor Educativo
COORDINADOR INTERNACIONAL DE COMUNICACIONES EN REDES E INFORMATICA

El presidente de EEUU, Joe Biden y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, durante una reunión bilateral el mes pasado. FOTO: Kent Nishimura - The New York Times.
ilCopy Lina tentación es mantener un apoyo incondicional al líder de Israel, pero sería más sabio intentar romper el ciclo de violencia.

Opinión de Edward Luce

No hay contradicción entre repudiar el terrorismo y abordar sus raíces. Ambas de las siguientes afirmaciones son ciertas: Hamás ha alcanzado nuevos niveles de crueldad inhumana; Benjamin Netanyahu e Israel han privado de recursos a las alternativas palestinas no violentas. Joe Biden expresó conmovido su indignación ante la primera declaración el martes. No ha reconocido públicamente la segunda. 

El mundo debe esperar, pero no asumir, que también en privado haya dejado en claro a Netanyahu que se opondrá firmemente al castigo colectivo de los palestinos.

El peligro para Estados Unidos en la respuesta de Israel es agudo. Además del riesgo de una conflagración en el Medio Oriente, Estados Unidos será culpado en todo el mundo por cualquier exceso de las Fuerzas de Defensa de Israel. 

Durante años, Washington ha hecho la vista gorda ante la repetida violación de Netanyahu de los Acuerdos de Oslo. Los nuevos asentamientos en los territorios ocupados, la expansión de los antiguos y el socavamiento de la Autoridad Palestina han humillado a los palestinos moderados y han expuesto a Washington como un intermediario parcializado.

La última vez que Estados Unidos intentó negociaciones para formar dos estados fue durante la presidencia de Barack Obama. Esto fue un esfuerzo tibio ya hace más de una década. 

Cuando Netanyahu se opuso a Obama, este dio vuelta atrás. Donald Trump fue el animador del desprecio cada vez más abierto de Netanyahu por el proceso de una solución con dos estados. Biden ha actuado como si el problema palestino ya no existiera. 

Dado sus otros desafíos geopolíticos, el pensamiento ilusorio de Biden puede haber sido comprensible. Ahora le ha vuelto a afectar. Estados Unidos ya no puede permitirse hacer la vista gorda.

Dos cosas han cambiado desde el fallido intento de Obama de revivir las conversaciones de paz. En primer lugar, Netanyahu ha alienado a la gran mayoría de los judíos estadounidenses.

 Han desaparecido los días en los cuales Israel podía contar con el apoyo automático de los judíos de EEUU. Por esto, el primer ministro israelí es casi el único responsable. En 2015, rompió todo protocolo cuando se opuso al acuerdo nuclear de Irán, el acuerdo insignia de Obama, en un discurso ante el Congreso. 

Dado que la mayoría de los judíos estadounidenses son demócratas, y dado que la derecha estadounidense ha coqueteado cada vez más con tropos antisemitas, esta fue una apuesta temeraria. Apoyar a la Israel de Netanyahu se convirtió en algo republicano.

En segundo lugar, Israel tiene el gobierno más derechista del mundo democrático. Netanyahu ha tomado imágenes antisemitas de George Soros de figuras como Trump y Viktor Orbán de Hungría. Su lógica es que los judíos solo pueden tener seguridad en Israel, lo que le da una afinidad distorsionada por los grupos nativistas en todo Occidente. 

Para la mayoría de los judíos no-israelíes y aproximadamente la mitad de Israel, los compañeros ideológicos de Netanyahu son repugnantes. Sin embargo, es el miembro más moderado del gobierno que lidera.

La alianza de Netanyahu con la corriente estilo-Trump de la política estadounidense le da a Biden más espacio que a sus predecesores para desempeñar el papel de intermediario honesto. Cada poro del cuerpo de Biden resistirá hacer eso. 

Durante casi toda su carrera política, respaldar a Israel ha sido sentido común bipartidista. Hace exactamente medio siglo, justo nueve meses después de que Biden se convirtiera en senador de Estados Unidos, Egipto atacó a las fuerzas israelíes en la guerra de Yom Kippur. 

Al igual que ahora con Hamas, fue un ataque que agarró a Israel desprevenida. A diferencia del presente, Israel era el contrincante débil. El espacio más seguro para un demócrata ambicioso en los años siguientes fue apoyar a Israel en todo el proceso. 

Esa es ahora una posición controvertida, y particularmente peligrosa para Biden.

Las masacres del fin de semana pasado estuvieron diseñadas para que Israel respondiera con sus propias atrocidades hacia la Franja de Gaza, lo que validaría la visión maniquea de Hamás y su reclamo de ser la principal voz legítima del pueblo palestino. 

Socavaría aún más el control de Fatah sobre la Cisjordania ocupada y avivaría el extremismo en Israel. Cada uno de estos efectos secundarios perjudicaría la posición de Estados Unidos y socavaría aún más la seguridad de Israel.

 La tentación emocional es ofrecer un apoyo incondicional al gobierno de Netanyahu. Es difícil escuchar historias de bebés sacrificados y no sucumbir a la venganza ciega. La posición racional es rechazar el manual que desea Hamás.

La prioridad inmediata de Biden será asegurar la liberación de los rehenes estadounidenses. 

Ha enviado un grupo de portaaviones a la región. Pero su objetivo principal debe ser romper el ciclo de escalada de violencia. La masacre del sábado pasado fue horrible, pero no debería sorprender. Gaza, como otros han señalado, es la prisión al aire libre más grande del mundo. 

Netanyahu ha privado a los palestinos de la esperanza de un futuro y de salidas pacíficas para expresar sus frustraciones. John F. Kennedy, el héroe emblemático de Biden, declaró: "Aquellos que hacen imposible la revolución pacífica hacen inevitable la revolución violenta". 

Israelíes y palestinos están al borde de escribir un capítulo aún más oscuro en su historia. Biden tiene los medios para secuestrar ese guion. Es lo más pro-Israel que podría hacer.

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