domingo, 30 de noviembre de 2025

EE.UU. CONFIRMA EL DESEMBARCO DE CHINA EN CUBA EN UN DEJA VU DE LA GUERRA FRIA: " EROSIONA NUESTRA VENTAJA ESTRATEGICA"

 EE.UU. CONFIRMA EL DESEMBARCO DE CHINA EN CUBA EN UN DEJA VU DE LA GUERRA FRIA: " EROSIONA NUESTRA VENTAJA ESTRATEGICA"

Una noticia de fuentes externas- Una noticia en progreso de la agencia noticiosa  AS US NEW LATINO

Cortesia del blog educativo de noticias del Lic. Enildo Rodriguez Nunez MBA,, PhDP 

Consultor de Marketing Politico-Asesor Educativo Coordinador Internacional de Comunicaciones en redes.

Historia de Mariano Tovar

Un guardia paramilitar chino permanece de guardia frente a un gran retrato del difunto líder chino Mao Zedong en la Puerta de Tiananmén el 5 de noviembre de 2025, en Pekín, China. El retrato de Mao que domina la Plaza de Tiananmén sigue siendo uno de los símbolos políticos más reconocibles de China.© Cheng Xin (Getty Images)

¿Te imaginas estar en Miami, tomándote un café mirando al mar, y saber que a 160 kilómetros hay una antena gigante escuchando cada movimiento militar, cada lanzamiento espacial, cada conversación que no debería salir de EE. UU.? Pues eso está pasando. Y no son los rusos esta vez. Son los chinos. Sí, los mismos que fabrican tu móvil y que ahora han plantado cuatro bases en Cuba para espiar a lo grande.

La historia parece sacada de una novela de John le Carré, pero no hay ficción aquí. Hay imágenes satelitales, informes de think tanks y congresistas que se han puesto nerviosos en Washington. El Center for Strategic and International Studies (CSIS) soltó la ‘bomba’ primero. En Cuba hay cuatro instalaciones equipadas con antenas SIGINT, esas que no sirven para ver la tele, sino para interceptar señales a miles de kilómetros. Y cuando digo miles, no exagero: una CDAA (Circularly Disposed Antenna Array) puede escuchar cosas que pasan a 15.000 kilómetros. Si lanzan un cohete en Cabo Cañaveral, esas antenas lo saben antes que nadie, y también pueden captar señales críticas en cualquier punto del país. Para ponernos en contexto, de Cuba (La Habana) a Alaska (Anchorage) hay unos 6.600 kilómetros, a Seattle hay unos 4.600, y a Chicago unos 2.350 en línea recta.

Viendo la distancia efectiva de una CDAA, cualquiera pensaría que China no necesita ponerlas en Cuba y que podría escucharlo todo desde casa. Sobre el papel suena fácil, pero en la práctica la eficacia aumenta con la cercanía, y eso convierte a Cuba en un punto estratégico clave. Y por eso las grandes potencias llenan el mapa de CDAA: para mejorar la cobertura y no dejar puntos ciegos.

Imagen satelital de las instalaciones de Bejucar tomada por el CISI.

¿Dónde están esas joyas del espionaje? Pues en sitios que suenan a postal caribeña: Bejucal, Calabazar, Wajay y El Salao. Bejucal es la estrella del show. Allí, al sur de La Habana, se levanta una antena circular que parece un crop circle tecnológico. No es nueva en esto: en los años 60, cuando la URSS jugaba a la Guerra Fría, Bejucal ya era uno de los centros neurálgicos del espionaje soviético. Ahora, China ha cogido el relevo y ha metido dinero y tecnología para que vuelva a ser el oído más fino del Caribe.

Calabazar y Wajay son más discretas, pero no menos inquietantes. Wajay, por ejemplo, tiene su propia granja solar. ¿Por qué? Porque los apagones en Cuba son tan frecuentes que hasta los espías necesitan plan B para seguir escuchando. Y luego está El Salao, en Santiago de Cuba, muy cerca de Guantánamo. ¿Casualidad? Ninguna. Si quieres espiar a EE. UU., ¿qué mejor que poner una antena a tiro de piedra de su base naval más famosa?

Imagen satelital de las instalaciones de Calabazar tomada por el CISI.

En mayo de este año, el Congreso de EE. UU. dedicó una audiencia al temaCarlos Giménez, congresista por Florida, lo dijo sin rodeos: “Es como tener una central de espionaje vigilando Miami desde Alligator Alley”. Rick Crawford fue más dramático: “Esto erosiona nuestra ventaja estratégica sin disparar un solo tiro”. Y un exanalista de la NSA, citado por CSIS, lo resumió con una frase que da escalofríos: “Estas antenas son como orejas gigantes. Si hay un susurro en Cabo Cañaveral, ellos lo oyen”. No son los únicos que se han puesto nerviosos. Porque esto no va solo de escuchar llamadas. Va de saber cuándo despega un cohete, qué maniobra hace un submarino y qué dice un diplomático cuando cree que nadie le oye.

¿Y Cuba qué gana con todo esto? Dinero, claro. China ha metido más de 8.000 millones de dólares en la isla desde el año 2000. Puertos, telecomunicaciones, carreteras… y ahora antenas. El régimen cubano necesita oxígeno económico y Pekín se lo da, aunque el precio sea convertir la isla en un peón de la nueva Guerra Fría. Porque sí, esto huele a Guerra Fría 2.0. Antes eran los soviéticos con la base de Lourdes, la mayor estación de espionaje del mundo en su época. Ahora son los chinos, con tecnología que hace que aquello parezca un walkie-talkie.

Imagen satelital de las instalaciones de Wajay tomada por el CSIS.

¿Y Rusia? ¿Dónde queda en todo esto? Pues en segundo plano. Durante años se rumoreó que Moscú y Pekín compartían secretos en Cuba, y algo de eso hay. Pero el protagonismo es chino. Ellos ponen la financiación, la tecnología y la estrategia. Rusia, bastante tiene con Ucrania y con mantener su influencia en otros rincones.

Lo más curioso es cómo se niega todo oficialmente. Pekín dice que es “desinformación”. La Habana afirma que son “campañas de intimidación” e incluso ha publicado artículos de desmentido en sus medios oficiales, como Cubadebate. Pero las antenas están ahí, visibles desde el espacio. No hay mucho que discutir cuando tienes fotos satelitales mostrando círculos perfectos de mástiles en medio del campo cubano. Desde arriba parecen arte moderno, como un Stonehenge futurista, pero son pura ingeniería para escuchar señales a miles de kilómetros.

Imagen satelital de las instalaciones de El Salao tomada por el CSIS.

Y aquí viene la pregunta del millón: ¿por qué importa tanto? Porque esas antenas no solo escuchan. Analizan, descifran y almacenan información que vale más que el oro. En un mundo donde los datos son poder, tener un oído gigante a 90 millas de Florida es como jugar al póker viendo las cartas del rival. Y eso, en geopolítica, es dinamita.

Para rematar, varias curiosidades que parecen sacadas de un thriller: Bejucal fue uno de los puntos donde se instalaron misiles soviéticos durante la crisis de los misiles de 1962. Hoy, es el centro de inteligencia más moderno del Caribe. El Salao está levantando una CDAA con tres anillos concéntricos que parecen diseñados por Kubrick. Y Wajay, con su granja solar, demuestra que hasta los espías sufren los apagones cubanos.

Así que la próxima vez que escuches hablar de Cuba, no pienses solo en mojitos y música. Piensa en antenas gigantes, en ingenieros chinos ajustando frecuencias y en congresistas estadounidenses sudando frío. Porque la Guerra Fría nunca se fue. Solo cambió de protagonistas y de tecnología. Y ahora, el tablero está más cerca que nunca

No hay comentarios: