Demasiada soberbia
La soberbia ligada con exceso de poder, es una bomba de tiempo
Escrito por: JOSÉ LOIS MALKUN
Para Enrique Rojas, catedrático español en Psiquiatría, la soberbia es fuente y origen de muchos males de la conducta y es ante todo una actitud que consiste en adorarse a sí mismo: sus notas más características son prepotencia, presunción, jactancia, vanagloria, situarse por encima de los demás. La inteligencia hace un juicio deformado de sí en positivo, que arrastra a sentirse el centro de todo, un entusiasmo que es idolatría personal. Es la trampa del amor propio.
Pero la soberbia ligada con el exceso de poder, es como una bomba de tiempo. Cuando estalla lo hace hacia dentro y lo hace hacia fuera. Es implosión y explosión al mismo tiempo.
Leonel Fernández es el prototipo perfecto del hombre soberbio, pero con la peligrosidad del poder. No hay que ser sicólogo o siquiatra para comprenderlo. Solo basta ver su comportamiento en los círculos donde se mueve, su desprecio por los humildes, su autoestima y su jactancia de que sabe más que nadie y de que nadie puede contradecirlo.
Cuando leí el artículo de Andrés L. Mateo en su columna de los jueves en este periódico, también comprendí que la soberbia es inhumanidad. Es carecer de sentimientos y de corazón. Ese gran escritor expresaba su angustia por la indiferencia del Presidente de la República ante la tragedia donde murieron ahogados más de 50 dominicanos tratando de buscar una mejor vida. Ni una palabra, ni una condolencia, ni un minuto de silencio. Es la indiferencia del hombre soberbio. Que desprecia a los humildes y desprecia todo lo que signifique dudas o cuestionamientos sobre su régimen de injusticias, miseria, desigualdad, corrupción y violencia. Los que se van del país, lo hacen porque quieren ya que aquí estamos mejor que en cualquier parte del mundo.
Pero esa soberbia también se expresa en otros frentes. Ante la pregunta sobre la terminación del acuerdo con el FMI, el Presidente Fernández dijo, con su clásica arrogancia, que eso no afectará el desarrollo del país ni la estabilidad macro-económica. Minimizó ese hecho trascendental como hombre que se jacta de estar por encima de todo. El típico juicio deformado del hombre soberbio.
Y como es su costumbre, recurre a la mentira, porque la mentira es un problema patológico en los soberbios.
Después de esas declaraciones le dijo a la prensa que el FMI iniciará un programa post monitoreo a final de este mes, como si el país que gobierna fuera un nido de analfabetos, estúpidos y tarados.
Ese monitoreo al que se refiere el Presidente, es parte del Artículo IV, contemplado en la constitución misma del FMI y donde se establece que cada año todos los países miembros son evaluados para medir el estado de sus economías.
O sea, el monitoreo nada tiene que ver con el acuerdo que acaba de morir y que el gobierno mató con premeditación y alevosía para tener las manos sueltas en el proceso electoral. Tampoco se trata de la tarifa eléctrica, otra de las tantas mentiras populistas con la que se quiere justificar la decisión.
El FMI estaba dispuesto a que el ajuste en la tarifa se hiciera gradualmente, minimizando sus efectos hasta mayo. O sea, el gran ajuste vendría después de las elecciones, algo que es irremediable, con o sin acuerdo. Pero eso no era suficiente, ya que continuar atado al FMI les impedía desguañangar las finanzas públicas a finales del 2011 y en los primeros cinco meses del 2012, como lo están haciendo con total impunidad.
Mientras tanto, Fernández manipula a su antojo al candidato de su partido, porque el soberbio tampoco acepta competencia.
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