El impacto que ha tenido la crisis del covid-19 en la economía, la producción y el empleo esta crisis del covid-19 nos ha mostrado que el sistema socioeconómico actual hace aguas. La deslocalización de empresas, la desindustrialización del país, la falta de algunos productos, las carencias del sector de la alimentación o una economía basada en el turismo han puesto en relieve que el modelo económico liberal tiene una grave falta de resistencia y resiliencia ante shocks como el que sufrimos actualmente.
Ante ello, la Economía Social y Solidaria (ESS) presenta un modelo económico basado en la proximidad, la solidaridad y valores éticos que han demostrado que se pueden crear tejidos económicos con una mayor resistencia y capaces de responder de manera diferente ante posibles futuras crisis similares a la actual.
Por eso, desde las distintas organizaciones de la ESS, como la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) o la Xarxa de Economía Social (XES), se están promoviendo acciones y políticas concretas teniendo en mente una salida conjunta a la crisis que no deje nadie atrás.
1. Circuitos cortos de producción y consumo
La ESS siempre ha tenido la vista puesta en el inmenso consumo de recursos y la excesiva contaminación que provoca una economía globalizada donde los productos que llegan a nuestras manos recorren miles de kilómetros. La producción basada en circuitos cortos, aquella donde los bienes se producen cerca de la persona que los consume, ha sido una de las principales apuestas de la ESS para crear circuitos económicos menos contaminantes. Otra de las consecuencias de este tipo de sistemas es que los beneficios generados de dicha actividad económica se quedan en el territorio, no se derivan a países donde no se respetan los derechos laborales o no cumplen las mínimas medidas ecológicas.
En esta crisis hemos sufrido desabastecimientos por culpa de haber deslocalizado industrias, por el parón industrial de países como China o por la parálisis de gran parte del sector logístico internacional. El modelo de relocalización de la producción y recortar los circuitos de transporte, tal y como propone la ESS, evita muchos de esos problemas en una crisis futura de estas magnitudes.
2. Transición agroecológica
Una de las evidencias que el covid-19 ha puesto encima de la mesa es que necesitamos un planeta limpio. La enfermedad se propaga más y mejor en áreas contaminadas y hay estudios que demuestran que la pérdida de biodiversidad está directamente relacionada con la proliferación de enfermedades. Es necesaria una transición industrial y energética hacia un modelos sostenibles.
La Economía Social y Solidaria, además de plantear circuitos cortos de producción y consumo, van más allá, plantean el bienestar de las personas y su entorno. Uno de los hechos que está poniendo en riesgo el cumplimiento del Acuerdo de París es la inversión financiera en fósiles. La ESS cuenta con banca ética, descarbonizada y no armada. Asimismo, los vínculos con la agroecología son muchos. Muchas de las empresas de la economía social que se dedican al sector de la alimentación o de la moda apuestan por productos sin químicos ni pesticidas. Par conseguir una transición ecológica y salir de esta nueva crisis, necesitamos decrecer, desurbanizar, destecnologizar, despatriarcalizar, descomplejizar, descolonizar y descarbonizar.
3. Comercio Justo
No todo se puede producir aquí y las importaciones, son inevitables para ciertos productos. El comercio internacional es, sin duda, otra de las estructuras establecidas globales que es necesario repensar tras esta crisis. La ESS, a través del comercio justo, lleva décadas cuestionando ese modelo de explotación laboral y de comercio injusto controlado por muy pocas manos. La ESS apuesta por una relación comercial que respete los derechos de las personas de los países del sur, que teje redes solidarias entre productores del sur y consumidores del norte, y que realiza un mejor reparto de los beneficios de ese comercio para que no caiga en manos de unos pocos y produzca más pobreza y precariedad para otros.
4. El procomún frente a las patentes
Las patentes en medicamentos o en productos sanitarios ha sido otra de las dificultades a las que se han tenido que enfrentar muchos países a la hora de querer producir este tipo de productos necesarios para combatir la crisis sanitaria. Frente a la propiedad intelectual, las patentes, la investigación privada o los datos no abiertos, la ESS propone una economía del conocimiento basada en el procomún, el open data o la colaboración. Compartir conocimiento, la intercooperación sin restricciones como la propiedad privada intelectual o las investigaciones con datos abiertos serán herramientas clave para transformar el actual mundo de las patentes en uno más preparado para futuras crisis.
5. La vida en el centro
Como llevan años repitiendo desde la economía feminista, necesitamos poner la vida en el centro. Las soluciones austericidas aplicadas en la anterior crisis, en la que se rescató al sistema financiero pero no a las personas, provocó una mayor desigualdad y precariedad en la vida de la mayoría de las personas. La ESS asegura que de esta nueva crisis no podemos salir con las mismas recetas que, además de haber resultado inútiles, han debilitado más aún el tejido social y económico. Además, como también denuncian desde la economía feminista, esa precarización de nuestras vidas, los recortes sociales y las medidas liberales tienen un impacto mayor en las mujeres.
Frente a las políticas económicas neoliberales, la ESS y la economía feminista proponen poner a las personas en el centro, tomar medidas enfocadas al sostenimiento de la vida y los cuidados e invertir en aquellas actividades que favorecen un sistema social donde no se deje a nadie atrás y donde las mujeres no sean las que tengan que cargar con todo el peso de la crisis.
6. Finanzas éticas
Aunque pueda parecer un oxímoron, en tiempos de crisis o no crisis, hay entidades financieras que no funcionan como las demás. Frente a los buitres que intentan aprovecharse de las situaciones de crisis o a los bancos que estrangulan a las empresas y personas en momentos de apuros, las finanzas éticas han demostrado ser una herramienta de financiación más comprensiva y solidaria.
Las finanzas éticas integradas en REAS el Estado español, con entidades con el bagaje como Coop57, Fiare o la aseguradora CAES, llevan años siendo el músculo financiero de la ESS y el tejido cooperativista, basando su estrategia en promover empresas éticas, ecológicas y que luchan contra la desigualdad. Además, estas entidades han demostrado una mayor resiliencia en situaciones de crisis financiera al no estar expuestas a productos financieros complejos o no haber prestado dinero a inversiones especulativas. Reforzar el tejido de las finanzas éticas servirá para desarrollar un sistema financiero que rescate a las personas y no al contrario.
7. Tejidos vecinales y de apoyo mutuo
Si hay algo positivo que hemos visto en estas duras semanas de confinamiento ha sido la cantidad de proyectos ciudadanos o movimientos vecinales que han enarbolado redes de apoyo mutuo y ayuda. Personas voluntarias haciendo la compra a otras de población de riesgo, redes de cuidados o para conseguir material sanitario o cubrir otras necesidades básicas. Redes que funcionan con los mismos valores de desmercantilización y apoyo que la ESS lleva desarrollando y promoviendo años. Esta crisis nos ha mostrado que colaboración y la solidaridad son valores fundamentales para poder responder a momentos de crisis sociales y ahí la ESS lleva décadas de ventaja al capitalismo.
8. Contratación pública responsable
La reconstrucción o recuperación de la economía va a necesitar que el Estado sea uno de los motores de reactivación económica y de cambio. Las compras públicas representan un gran porcentaje de la economía de este país, pero ese dinero, si no se dirige bien, puede acabar aumentando la desigualdad, provocando más precarización o directamente a un paraíso fiscal.
Desde la ESS se lleva varios años trabajando para que los criterios de justicia social, sostenibilidad y los derechos laborales se incluyan en los pliegos de contratación y compra pública. Los esfuerzos y recursos económicos públicos que se pondrán encima de la mesa en los próximos meses deben buscar una mayor efectividad y que realmente sean capaces de arrancar una economía real y más justa. Las políticas de compra pública ética que se llevan promoviendo desde REAS y algunos municipios son una herramienta perfecta para que así sea y el poder de compra de las administraciones públicas se traduzcan en un verdadero impulso de otro tipo de economía.
9. Recuperación y Reciclaje
En la búsqueda de nuevos negocios e industrias que puedan revitalizar la economía, vuelve a sonar con fuerza en Europa la economía circular, aquella en la que se recuperan y aprovechan los recursos una y otra vez basándose en el principio de que la basura es comida y emulando a las cadenas tróficas de la naturaleza. Lo que ahora se ha puesto de moda en Europa, la ESS lo lleva practicando durante años a través de entidades como la Asociación Española de Recuperadores de la Economía social y Solidaria (AERESS). La ESS siempre se ha sumado a la teoría del decrecimiento y el uso de los productos hasta el agotamiento total. Sin duda una práctica necesaria para poder enfrentarnos a la siguiente gran crisis que viene, la climática.