Precio del barril de petróleo: por qué Trump pasó de "odiar" a la OPEP a colaborar con ella para subir el valor del crudo
CORTESIA DE FUENTES EXTERNAS
EFE
Mohamed Bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudita, ha establecido
una relación cercana con Donald Trump.
Fue un mensaje breve pero que contravenía
abiertamente una postura política que Estados Unidos había mantenido vigente
durante más de medio siglo.
"Acabo de hablar con mi amigo MBS (el
príncipe heredero, Mohamed Bin Salman) de Arabia Saudita, quien habló con el
presidente (Vladimir) Putin de Rusia, y espero y deseo que ellos recortarán
aproximadamente 10 millones de barriles, y quizá más", tuiteó el 2 de
abril el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
"Si eso ocurre será estupendo para la
industria de petróleo y gas", agregó.
Lo llamativo no era tanto que Trump
trabajara para un acuerdo entre Arabia Saudita, líder oficioso de la Organización
de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y Rusia, sino el objetivo del
pacto en cuestión: reducir la producción de petróleo para lograr un aumento en
el precio.
A inicios de marzo, el precio del barril
ya se encontraba presionado a la baja debido a la ralentización de la economía
mundial causada por los primeros embates del coronavirus, por lo que Arabia
Saudita propuso a la OPEP+ (conformado por la OPEP, Rusia y otros nueve países
productores) sacar a partir de abril del mercado 1,5 millones de barriles
diarios adicionales.
Las negociaciones fracasaron y Riad le
declaró a Moscú una especie de "guerra de precios" que ha derrumbado
el valor de mercado del crudo hasta niveles no vistos desde 2002.
- La guerra de precios entre Arabia Saudita y Rusia que hundió el valor del petróleo y las bolsas en medio de la crisis por el coronavirus
- Las consecuencias para América Latina de la caída del precio del petróleo en medio de la crisis por el coronavirus
Este jueves está prevista una reunión del
OPEP+ para explorar un nuevo acuerdo.
Sin embargo, los analistas dudan si un
nuevo recorte será suficiente para recuperar los precios pues en el mes
transcurrido desde que descarrilaron de las negociaciones la economía
mundial prácticamente ha quedado paralizada por las cuarentenas para frenar la
pandemia, lo que ha derrumbado aún más la demanda.
Al menos desde la década de 1970, la OPEP
ha recurrido a los recortes de producción para apuntalar los precios, una
práctica que siempre fue duramente criticada por Washington y por el resto de
potencias occidentales.
La Royal Dutch Shell era una de las "Siete Hermanas". Foto
"Históricamente, a los efectos de
Estados Unidos, la OPEP es un cartel y eso es algo que en ese país no es
aceptado
y, de hecho, es considerado ilegal", dice el economista José Toro Hardy,
quien fue director principal de la petrolera estatal venezolana PDVSA
hasta la llegada al poder de Hugo Chávez, en una entrevista con BBC
Mundo.
La existencia de un grupo de productores
con control del mercado que se ponen de acuerdo para fijar los precios se ubica
en las antípodas del libre mercado que pregona Estados Unidos. Y esa es justo
la idea que por décadas ha prevalecido en Washington acerca de la OPEP.
"He estado en contra de la OPEP toda
mi vida. ¿Por qué? Porque es ilegal, lo puedes llamar cartel, monopolio. No me
puede importar menos la OPEP", dijo hace unos días el presidente.
"Solía odiar a la OPEP", dijo el
miércoles.
Pero, entonces, ¿de dónde viene este giro
de Trump?
"Los mafiosos del
petróleo"
Surgida en 1960 por iniciativa de Arabia
Saudita, Venezuela, Irán, Irak y Kuwait, la OPEP buscaba inicialmente
garantizar que esos países recibieran un precio más justo por su petróleo que,
entonces, era explotado principalmente por las llamadas Siete Hermanas, un
grupo de transnacionales que controlaban el mercado en el lado capitalista de
la Cortina de Hierro.
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La Royal Dutch Shell era una de las "Siete
Hermanas".
"Cada una de estas compañías estaba
integrada verticalmente y tenía control tanto de la operaciones upstream (exploración,
desarrollo y producción de crudo) y, en un grado significativo aunque menor,
las operaciones downstream (transporte, refinación y mercadeo)",
explican Bassam Fattouh y Lavan Mahadeva en un artículo publicado en la revista
Annual Review of Resource Economics.
"Al mismo tiempo, las Siete
Hermanas controlaban la oferta de petróleo que entraba al mercado a través
de la propiedad compartida de compañías que operaban en varios países",
añaden.
Los países petroleros recibían de estas
empresas pagos por los permisos requeridos para explotar sus recursos
energéticos y por concepto de impuestos, pero no tenían mucha capacidad para
incrementar esos ingresos.
Sin embargo, a partir de la década de
1970, los países de la OPEP se hicieron cargo en gran medida de la explotación
de sus propios recursos, en muchos casos a través de la nacionalización de la
industria petrolera.
En 1973, los países árabes productores de
petróleo paralizaron sus envíos de crudo hacia Estados Unidos y hacia Países
Bajos como castigo por el apoyo que estos dieron a Israel durante la guerra de
Yom Kippur.
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En 1974, el embargo petrolero causó
escasez de gasolina en Estados Unidos.
Como consecuencia de este embargo los
precios del crudo se cuadruplicaron para 1974 y hubo problemas de escasez de
combustible en Estados Unidos, lo que llevó al gobierno de Richard Nixon
a plantearse una acción militar para tomar el control de los pozos petroleros
de Arabia Saudita y Kuwait.
Esa invasión no se concretó gracias a un
acuerdo que puso fin al embargo petrolero, pero la crisis llevó tanto a Estados
Unidos como al resto de potencias occidentales a reevaluar su dependencia
energética de Medio Oriente y a impulsar su producción interna, así como la
eficiencia en el consumo.
Desde entonces, cada vez que el precio del
petróleo sube mucho resurgen las voces en Estados Unidos que llaman a tomar
medidas contra la OPEP.
Una de esas ha sido la del propio Trump,
quien en su libro de 2011 Time to Get Tough, se refiere a esa
organización como los "mafiosos del petróleo".
"Estamos transfiriendo centenares de
miles de millones de dólares cada año a países de la OPEP que odian nuestro
coraje. Y, de nuevo, estamos dando todo este dinero a gobiernos que bullen
en odio antiestadounidense. Es una política estúpida", escribió Trump.
"Con un liderazgo apropiado, podemos
hacer que el precio baje a US$40-US$50 por barril, si acaso no a US$20 como
previamente sugerí. Pero para llegar allí necesitamos un presidente que se
ponga duro con los que verdaderamente especulan con el precio: no tu estación
de gasolina local, sino el cartel ilegal que ha tomado como rehén a la
riqueza de Estados Unidos, la OPEP", agregó.
Trump proponía entonces demandar a los
miembros de la OPEP ante los tribunales por violar las leyes antimonopolio, una
posibilidad que para ser viable requiere de la aprobación de una ley especial
pues la normativa estadounidense actual concede inmunidad a esos estados.