sábado, 9 de junio de 2018

CANCILLER DOMINICANO MIGUEL VARGAS CELEBRA EL HITO DE LOGRARLO UN ASIENTO EN EL CONSEJO DE SEGURIDAD DE LAS NACIONES UNIDAS

Un hito para la diplomacia dominicana Alcanzar un asiento como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas había sido una aspiración de larga data de la diplomacia dominicana, como lo ha sido para muchos de los más de 190 países que integran la organización mundial. El Consejo de Seguridad es el órgano cúpula, decisivo, de la entidad mundial, por las facultades que tiene para incidir en todo lo que represente amenazas a la paz y de ahí el interés que despierta en los países que aspiran a formar parte de él, que son 15, cinco permanentes y el resto en alternabilidad cada dos años. Se asume como un éxito diplomático el alcanzar uno de los diez asientos no permanentes, que se asignan de cinco en cinco cada año, porque lograrlo supone un sistemático trabajo de lobbies entre los miembros. El reparto se hace de manera regional, una parte para el continente africano, otra para Latinoamérica y el Caribe, otra para Asia y Europa Occidental y Europa Oriental, incluyendo el mundo árabe. En razón de que las grandes decisiones sobre la paz mundial de la ONU la toman los 15 miembros del Consejo, la República Dominicana tendrá la oportunidad de sacar provecho a esta membresía no permanente entrando al conocimiento a fondo de los problemas que suscitan las mayores inquietudes, como las guerras, tensiones militares, y amenazas de conflagración nuclear. Y para ejercer un adecuado rol en la toma de decisiones, la Cancillería dominicana debe estar muy bien informada y preparada para reunir elementos de juicio y de prueba indispensables a la hora de votar resoluciones mandatorias para el resto del mundo, aunque exista la alternativa del veto, un privilegio que solo ejercen los cinco miembros permanentes, Estados Unidos, Inglaterra, China, Francia y la Federación Rusa. Llegar al cerrado círculo del Consejo, y con un apoyo abrumador de 184 países, es un indudable éxito de los esfuerzos desplegados por el canciller Miguel Vargas Maldonado, continuando una perseverante aspiración de la diplomacia dominicana. Lo que falta, ahora, es que desempeñe su rol con altura y calidad diplomática, en la defensa sin dobleces de un mundo menos desigual, menos tenso y volátil y más enfocado en la paz y en el bienestar de la humanidad.