miércoles, 12 de febrero de 2025

EE.UU. vrs UCRANIA Y LA OTAN: EL SECRETARIO DE DEFENSA DE EUA; DESCARTA EL INGRESO DE UCRANIA A LA OTAN Y DICE QUE EUROPA DEBE SER RESPONSABLE DE LA SEGURIDAD.

 SECRETARIO DE DEFENSA DE EUA, DESCARTA EL INGRESO DE UCRANIA A LA OTAN; Y DICE QUE EUROPA DEBE SER LA RESPONSABLE DE LA SEGURIDAD.

Historia de Por Natasha Bertrand y Haley Britzky, CNN

El Secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, se reúne con el Secretario de Defensa británico, John Healey, en vísperas de una reunión de ministros de Defensa de la OTAN en la sede de la alianza en Bruselas, Bélgica, el 12 de febrero de 2025.© REUTERS/Johanna Geron/Reuters

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, dijo este miércoles que la guerra entre Ucrania y Rusia “debe terminar”, que la incorporación de Kyiv a la OTAN no es realista y que Estados Unidos ya no priorizará la seguridad europea y ucraniana, dado que la administración Trump se enfoca en asegurar las fronteras de Estados Unidos y disuadir la guerra con China.

En declaraciones previas a una reunión del Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania, Hegseth también dijo que las tropas europeas deberían ser la fuerza principal para asegurar una Ucrania de posguerra, algo en lo que las tropas estadounidenses no participarán, agregó.

“Estados Unidos no cree que la membresía de Ucrania en la OTAN sea un resultado realista de un acuerdo negociado”, dijo Hegseth. Y agregó que cualquier garantía de seguridad “debe estar respaldada por tropas europeas y no europeas capaces”. .

“Para ser claros”, agregó, “como parte de cualquier garantía de seguridad, no habrá tropas estadounidenses desplegadas en Ucrania”.

Hegseth también dijo que volver a las fronteras de Ucrania anteriores a 2014 “es un objetivo poco realista”.

Sin duda, los comentarios preocuparán al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, quien dijo esta semana que Europa por sí sola no puede proporcionar garantías de seguridad significativas a Ucrania sin el liderazgo estadounidense.

Hegseth tampoco anunció nueva ayuda estadounidense para Ucrania. “También estamos aquí hoy para expresar de manera directa e inequívoca que la dura realidad estratégica impide que Estados Unidos se centre en la seguridad de Europa”, dijo.

Los comentarios de Hegseth no necesariamente sorprendieron a los aliados de Estados Unidos. La OTAN y la Unión Europea se han estado preparando para que Estados Unidos de un paso atrás en el rol que había desempeñado desde 2022 en la prestación y coordinación de la ayuda militar a Ucrania. Es por eso que la OTAN estableció su propio mecanismo de seguridad para ayudar a coordinar la ayuda militar al país.

“Escuchamos sus preocupaciones sobre la intensificación de la ayuda a Ucrania, y escuchamos sus preocupaciones sobre la intensificación de la ayuda a la seguridad europea”, dijo en respuesta el secretario de Defensa del Reino Unido, John Healey.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, dijo este miércoles que está de acuerdo con Trump en que se debe equilibrar la ayuda en seguridad que se da a Ucrania, pero añadió que para modificar realmente la trayectoria del conflicto, hay aún más trabajo que hacer.

Sin embargo, los comentarios del secretario de Defensa de Estados Unidos fueron la articulación más clara hasta ahora de cómo la administración Trump buscará desvincularse de Europa y convertir el conflicto de Ucrania en un problema completamente europeo. Es un cambio radical respecto del enfoque de la administración Biden, que hizo de la alianza transatlántica y el apoyo a Ucrania la pieza central de su política exterior.

Hegseth también se hizo eco de los llamados del presidente Donald Trump para que los aliados aumenten su gasto de defensa al 5% de su PIB, en lugar del 2%, diciendo que esto último “no es suficiente”.

Hacia el final de su intervención, Hegseth subrayó que Estados Unidos “sigue comprometido con la alianza de la OTAN y con la asociación de defensa con Europa. Y punto. Pero Estados Unidos ya no tolerará una relación desequilibrada que fomente la dependencia”.

REPUBLICA DOMINICANA,VRS HAITI 1823 EL DOMINIO DE LA INSURRECCION EN SAN FRANCISCO POR UN DONINICANO

 San Francisco de Macorís: 1823. Capitán Lázaro Fermín dirigió insurrección contra autoridades haitianas



Autor:  Oliver Batista Lemaire


EXAMINANDO DOCUMENTOS HAITIANOS EN las bibliotecas de París para esta investigación sobre las Elites dominicanas ante el dominio haitiano (1822-1844), “descubrimos” un acontecimiento inédito y por ende desconocido por los historiadores dominicanos: el capitán hispano-dominicano Lázaro Fermín, después de neutralizar con sus hombres al jefe local de la policía rural, en la aldea de San Francisco de Macorís (2,500 habitantes), se vio compelido a enfrentar a más de cuatro mil soldados haitianos enviados por el dictador Jean Pierre Boyer.


¿Qué ocurrió para que este modesto oficial nombrado por los haitianos capitán de la guardia rural de la sección Cueva Arriba de San Francisco de Macorís, dirigiera, en un gesto desesperado, una insurrección de envergadura y enfrentara a la séptima parte del pletórico ejército haitiano, a apenas un año de la ocupación? A fin de disminuir los costos en la mantenimiento de caminos y en las tareas de producción de las haciendas de sus altos oficiales, el dictador generalizó el sistema “corvees” , es decir trabajos forzados, inspirados del sistema señorial francés. Era un impuesto en trabajo.


El proyecto expansionista de los mulatos de Puerto Príncipe, cuyos miembros eran grandes propietarios de ingenios, latifundios de café o algodón y hatos, se caracterizó por el afán de hacerse de tierras fértiles en la parte Este, repartirlas entre sus generales, y oficiales y a los miles de habitantes enviados desde el occidente para distender las tensiones por el acceso a la tierra en el Oeste. 


El corolario político de estas medidas fue la implementación de leyes coercitivas de trabajo, propias a una dictadura militar. Los ex esclavos dominicanos integrados al ejército (por un salario de dos pesos), después de jornadas agotadoras debían trabajar en cañaverales o cafetales para los comandantes distritales. Era obligatorio. 


Esas leyes, impuestas primero en Haití a toda la población, fueron extendidas al ejército. Tal fue la impopularidad suscitada, que el presidente vitalicio Petión las abrogó en 1817. 


Boyer, para minimizar los costos del rústico sistema vial, restauraría esas “corvees” mediante un decreto en 1818, y la movilización ocasional de la población civil. Para los hispano-dominicanos, mayoritariamente libres y propietarios (campesinos comuneros, estancieros y hateros) durante la España Boba, a excepción de reos y esclavos, se trataba de medidas reaccionarias, impropias a sus formas de vida tradicionales donde primaba la libertad. 


Provocó desde los primeros meses de la presencia haitiana, protestas y conatos preinsurreccionales en Santo Domingo y al Este de La Española (Bayaguana, El Seibo, Higüey) así como en el Cibao, es decir en toda la parte hispano-dominicana. 


Los vejámenes contra la población de habla hispana comenzaron desde el primer mes de la masiva presencia militar haitiana. 


En Puerto Plata, por ejemplo, en 1822 (acontecimiento inédito también), un mes después de la invasión, el Batallón 27, compuesto exclusivamente de haitianos, cometió hurtos, saqueos y tropelías contra la población. 


Para detener estos desórdenes, Boyer, mientras escuchaba las quejas del capitán y campesino Alejo de los Santos sobre las depredaciones cometidas por su ejército en los conucos de La Vega, envió a Balthazar Inginac, segundo hombre del régimen, con una brigada de fusileros a la ciudad del Norte, a fin de reprimir severamente a elementos de su ejército.


Los informes que llegaban a manos de Boyer durante el verano y otoño 1823 eran alarmantes, según el gran historiador haitiano Madiou, pariente cercano del dictador. 


En un informe (1823) del comandante de Samaná, Charlie Charlot, se consignó el sentir de los dominicanos; textualmente dice que “negros, mulatos y blancos manifestaban su aversión contra la anexión del territorio hispano-dominicano a Haití y expresaban sin temor su adhesión al Rey de España”.


En este contexto de descontento, Lázaro Fermín, después de recibir órdenes humillantes para hacer trabajos forzados con sus hombres, en castigo a una acalorada discusión sostenida con un coronel, lo ultimó. Se desató así una insurrección mayúscula contra las autoridades. 


Temeroso de que se desatase una guerra en la parte hispano-dominicana, Boyer escogió a la crema y nata de la oficialidad del ejército haitiano para dirigir la represión. Los generales Guerrier, Bienvenu, Lacuyere, Souffront, y el coronel Becker, dirigidos todos por un hombre de su confianza, el general Magny, trajeron consigo desde el Norte unidades de élite. 


Se les dio las órdenes de entrar por Puerto Plata donde el ambiente estaba caldeado. 


No es ocioso subrayar que Lacuyere y Bienvenu, así como Boyer, habían formado parte como simples capitanes de la expedición de Leclerc que acostó en 1802 en la Isla para neutralizar a Toussaint Louverture.


Es de advertir que no movilizó a los tres batallones compuestos de dominicanos (31, 32 y 33), que se habrían negado a ultimar a sus hermanos, humildes soldados como ellos. Ni tampoco a los dos batallones haitianos estacionados en territorio hoy en día dominicano. No daban abasto. Calculamos que los hombres de Fermín sumaban alrededor de ochenta a ciento cincuenta combatientes, o más, guardias rurales de base (entre ellos ex esclavos) y campesinos comuneros, todos armados, a diferencia del ejército, de escopetas y tal vez de armas escondidas del periodo español.


La represión culminó con el apresamiento de 26 insurrectos. El movimiento fue tan importante, que Fermín fue secundado por otros líderes como Marcos Acevedo, Buenaventura Lantigua, Olivares Lefebre, apresados y castigados con la horca. 


Los relatores haitianos, no dicen cuántos haitianos e hispano-dominicanos fallecieron en los combates. Mantuvieron el silencio sobre Fermín, quién seguramente pereció.


El comandante distrital Placide Lebrun, en un discurso (enero 1824) dirigido a los pobladores de las localidades de Moca, La Vega, Cotuí y San Francisco, que componían el distrito de La Vega, acusó a Lázaro Fermín de haber querido fomentar una revolución, lanzando una insurrección “criminal”. 


El susto fue tal para las autoridades haitianas, que en sus cortas memorias de 120 páginas sobre el período de 26 años de Boyer, Inginac no puede omitir tan importante acción. 


Es incluso uno de los pocos hechos de los veintidós años de dominio haitiano en la parte Este que mereció ser incluido. 


No exageramos si afirmamos que Lázaro Fermín fue a su manera uno de los pioneros de la idea nacional, expresada con el fusil. 


Es menester que se le haga pasar por la gran puerta al panteón de nuestra historia, sin regatear mezquinamente su sitial y, que este hecho de resistencia armada sea integrado a la Historia Nacional.