domingo, 19 de abril de 2009

RESUMEN DE MEDIA ISLA, PUBLICACIONES GENERALES ,ARTE,CULTURA, POLIITCA, LITERATURA, ANALISIS, E IMAGENES DEL MUNDO





  1. sábado, 18 abril, 2009 1:02 PM

    Para:
    mediaIsla@gruposyahoo.com

  2. El arrecife , Los piratas de Somalia , Insólito animal , La profecía del 'Bolero', Comunicación Juan Marsé un escritor anómalo , Westfalia y Libertad , Galileo Galilei, y la razón , Toni Morrison saqueada , Las historias de Darwin , Alejandría: una biblioteca en busca de autores , Puertas y ventanas: Recital poético Víctor Villegas , Recordar a Sinán Portal de noticias , Número 18 de Sequpyah , Jardines de la lengua de Pastor de Moya , Ciclo El Visitante , Ángela Hernández en la Tertulia Poética Dan-Auta de José Ortega y Gasset , Las distintas caras del mal , Blog sobre comunicación , V Encuentro Internacional de escritores , Bolaño y Borges , Un poema para viernes en la noche , Imágenes del mundo

  3. El arrecife de mediaIsla en FB

  4. La historia es bien sencilla: de una u otra manera, el crecimiento vertiginoso de la ventana que abrimos bajo nuestro propio nombre en el portal de Facebook provocó que nos cerraran. El arrecife intenta reabrir el espacio que no tiene otro propósito que no sea el de compartir e intercambiar ideas con nuestros habitantes dentro y fuera de la mediaIsla. Tanto en El Arrecife como aquí no haremos otra cosa que mantener abierta una modesta sala de lectura donde convergen una serie de personas interesadas en la construcción de un puente de doble vía, a través de la reflexión y el ameno intercambio de información interesante. [mediaIsla]

  5. Somalia: nos mienten sobre los piratas
    Durante la Guerra de Independencia de Estados Unidos, George Washington y los padres fundadores pagaron a piratas para proteger las aguas territoriales de su país porque no tenían marina ni guardacostas propios.
    Johann Hari © Global Research – Rebelión
    ¿Quién podría imaginar que en 2009, los gobiernos del mundo declararían una nueva guerra a los Piratas? Mientras está leyendo esto, la Marina británica – apoyada por los buques de más de dos docenas de naciones, desde los Estados Unidos hasta China – se está internando en aguas de Somalia para perseguir a hombres que todavía vemos como villanos de circo con un loro en el hombro. Pronto estarán luchando contra buques somalíes y hasta persiguiendo a los piratas en tierras de Somalia, uno de los países más rotos de la tierra. Pero detrás de la extravagancia de este cuento, hay un escándalo por contar. La gente que nuestros gobiernos etiquetan como "una de las grandes amenazas de nuestros tiempos" tiene una historia extraordinaria que contar – y algo de justicia de su parte.
    Los piratas nunca han sido exactamente lo que creemos que son. En la "edad dorada de la piratería" – desde 1650 hasta 1730 – la idea del pirata como el ladrón salvaje e insensato que perdura hasta nuestros días fue creada por el gobierno británico en un gran esfuerzo propagandístico. Mucha gente corriente creyó que esto era falso: con frecuencia la muchedumbre les rescataba de la horca. ¿Por qué? ¿Qué vieron entonces que nosotros no vemos ahora? En su libro Villains of all nations (Villanos de todas las naciones), el historiador Marcus Rediker escudriña las pruebas para averiguarlo. Entonces, si te alistabas en la Marina Mercante o en la Marina británica – reclutado en los muelles de Londres, joven y hambriento – terminabas en un infierno flotante de madera. Trabajas a todas horas en un buque angosto y medio muerto de hambre, y si remoloneabas algo, el todo poderoso capitán te azotaba. Si remoloneabas constantemente, te podrían tirar por la borda. Y después de meses o años soportando esto, a veces te timaban en la paga.
    Los piratas fueron los primeros en rebelarse contra este mundo. Se amotinaron contra sus capitanes tiránicos – y crearon un modo distinto de trabajar en la mar. Una vez tomado un buque, los piratas elegían a su capitán, y tomaban todas sus decisiones colectivamente. Compartían el botín, lo que describe Rediker como "uno de los planes más igualitarios del siglo dieciocho para aprovechar los recursos disponibles" . Hasta acogían a esclavos africanos y convivían con ellos como iguales. Los piratas demostraron "de forma bastante clara y subversiva – que no hacía falta llevar el buque en la manera opresiva y brutal que lo hacían la Marina Mercante y la Marina británica". Es por esto que eran populares, a pesar de ser ladrones improductivos.
    Las palabras de un pirata de esa edad perdida – un joven británico llamado William Scott – deberían tener eco en esta nueva edad de piratería. Justo antes de que lo ahorcaran en Charleston, Carolina del Sur, dijo: "Lo que hice fue para no perecer. Fui obligado a hacerme pirata para sobrevivir". En 1991, cayó el gobierno de Somalia, situado en el Cuerno de África. Sus nueve millones de habitantes han estado al borde de morirse de hambre desde entonces – y muchas de las fuerzas más feas del mundo occidental han visto esto como una estupenda oportunidad para robar las provisiones de comida del país y verter nuestros residuos nucleares en sus mares.
    Sí: residuos nucleares. En cuanto desapareció el gobierno, llegaban misteriosamente buques europeos a la costa de Somalia, vertiendo enormes barriles en el océano. La población de la costa empezaba a enfermar. Al principio, padecieron extrañas erupciones, nausea, y nacieron niños malformados. Entonces, después del tsunami de 2005, cientos de estos barriles vertidos y con fugas terminaron en la orilla. La gente empezó a enfermar de la radiación, y más de 300 personas murieron. Ahmedou Ould-Abdallah, el enviado de Naciones Unidas a Somalia, declara: "Alguien está vertiendo material nuclear aquí. También hay plomo, y materiales pesados, tales como cadmio y mercurio – o sea, de todo." Se puede seguir su rastro hasta los hospitales y las fábricas europeos, y se entrega a la mafia italiana para que ésta se deshaga de ello de la manera menos costosa. Cuando pregunté a Ould-Abdallah qué hacían los gobiernos italianos para combatir esto, dijo con un suspiro: "Nada. Ni se ha limpiado, ni ha habido compensación ni prevención."
    Al mismo tiempo, otros buques europeos han estado saqueando los mares de Somalia de su mayor recurso: el marisco. Hemos destruido nuestras propias existencias de pesca por sobreexplotació n – y ahora queremos las suyas. Enormes palangreros roban cada año más de 300 millones de dólares en atún, gambas, langosta, etc. al internarse ilegalmente en los mares no protegidos de Somalia. Los pescadores locales han perdido de buenas a primeras su sustento, y se están muriendo de hambre. Mohammed Hussein, un pescador de la ciudad de Marka, a 100 kilómetros de Mogadishu, declaró a Reuters: "Si no se hace nada, pronto no quedará pesca en las aguas de nuestra costa".
    Éste es el contexto en el que han surgido los hombres que nosotros llamamos "piratas". Todo el mundo está de acuerdo en que eran pescadores corrientes somalíes que primero intentaron disuadir con lanchas veloces a los que vertían residuos desde los palangreros o por lo menos cobrarles un tributo. Se llaman a si mismos los Guardacostas Voluntarios de Somalia – y no es difícil entender por qué. En el transcurso de una entrevista telefónica surrealista, uno de los dirigentes piratas, Sugule Ali, dijo que su propósito era "parar la pesca ilegal y vertidos en nuestras aguas... No nos consideramos bandidos de los mares. Los bandidos son aquellos que pescan, vierten residuos y llevan armas en nuestros mares." William Scott habría entendido estas palabras.
    No, esto no justifica la toma de rehenes, y sí, algunos son evidentemente gángsteres – especialmente aquellos que han retenido los suministros del Programa Mundial de Alimentos. Pero los "piratas" tienen el apoyo abrumador de la población local por algo. El sitio web de noticias independiente somalí WardherNews encuestó a la población local sobre su opinión del tema – un 70 por ciento "apoyó la piratería como forma de defensa nacional de las aguas territoriales del país". Durante la Guerra de Independencia de Estados Unidos, George Washington y los padres fundadores pagaron a piratas para proteger las aguas territoriales de su país porque no tenían marina ni guardacostas propios. La mayoría de los estadounidenses los apoyaron. ¿Es esto tan diferente?
    ¿Esperábamos que los somalíes hambrientos nos mirasen pasivamente desde sus playas o mares en medio de nuestros residuos nucleares mientras robábamos sus peces para comerlos en los restaurantes de Londres, París y Roma? No actuamos cuando se cometían estos crímenes - pero cuando algunos pescadores respondieron interrumpiendo el pasillo de tránsito del 20 por ciento del suministro de petróleo mundial, empezamos a gritar sobre la "maldad". Si de verdad queremos ocuparnos de la piratería, necesitamos erradicar su causa – nuestros crímenes – antes de mandar los cañoneros para erradicar a los criminales somalíes.
    La guerra contra la piratería, también ésta de 2009, fue resumida por otro pirata que vivió y murió en el cuarto siglo antes de Cristo. Se le capturó y llevó ante Alejandro Magno, que quiso saber "qué quería decir con guardar el mar". El pirata sonrió y respondió: "Lo que quiere decir Vd. con apoderarse de toda la tierra; pero como yo lo hago con un barco insignificante, soy un ladrón, mientras que a Vd., que lo hace con una gran flota, lo llaman emperador." Una vez más, nuestras grandes flotas imperiales navegan hoy - ¿pero quién es el ladrón? [Traducido por Christine Lewis Carroll]
    De vez en cuando
    Insólito animal
    La felicidad no brota de la razón sino de la imaginación Emmanuel Kant
    Por René Rodríguez Soriano © mediaIsla
    Venturoso animal, de tan extraño es la felicidad. Obstinado animal que opera como nave o tren que te introduce por los raíles del amanecer o de las tardes tranquilas; helado que se sorbe a la orilla de la fuente, para encontrarse en el otro que no es uno mismo, pero se complementa. Será por ello que alguien dijo alguna vez que a los amigos no se les pide explicación, y sólo se les acepta como son o intentan ser. Sólo a ellos se les falla reiteradas veces. A nadie más le importa qué forma tiene el mundo que, en un pupitre inmundo, prefiguramos en pre-kinder.
    Acaso la felicidad no solamente sea desempolvar amarillentas portadas, lustrar anacrónicos larga duración, rebuscar en los baúles, o leer. Tiene nombre de mujer e instinto de animal, es una cabra loca que no tiene reglas ni principios y hay que buscarla por las plazas y las celdas, y conjugarla y conjurarla pluscuamperfectamen te, loca y sosa como es. Así sencillamente, no hay lógica ni ciencia en ello. Ni tiene que ver con los países que administran, fabrican, coordinan —y con espartana impunidad—, exportan y distribuyen la guerra y sus miserias. Mucho menos con los que, con tan bárbara impotencia, la reciben.
    Un estudio realizado por la World Values Survey en más de 65 países revela que Nigeria —seguida muy de cerca por México, Venezuela, El Salvador y Puerto Rico—, tiene el más alto porcentaje de gente feliz en el mundo. El estudio, una encuesta realizada cada cuatro años por un equipo de cientistas y estudiosos de la problemática mundial, pone de manifiesto una verdad que contrasta significativamente con la cruda realidad en que viven muchos de los pueblos —la mayoría de ellos con altísimos porcentajes de pobreza y desempleo—, donde se encuentra la gente más feliz del mundo.
    Eso me confirma más de un viejo dicho: la verdadera paz no es la virulenta capital de Bolivia; ni la felicidad, empalagarse con dulces en la escuela. Hace tiempo dejé atrás mis veinte años y, en vez de las real deseadas aletas no tengo más que manos, que me fallan al nadar contracorriente. Tal vez, quién sabe —como diría Freddy Ginebra—, "Hay que vacunarse contra la tristeza, contra el desánimo y seguir viviendo mientras se ensaya constantemente el gozo de existir".[
    www.rodriguesoriano .net]
    La profecía del 'Bolero'
    La ira, el silencio, la violencia y el hambre en el periodo de entreguerras marcan, al ritmo de la pieza de Ravel, la historia de la madre de Le Clézio, último Nobel de Literatura
    POR JOSÉ MARÍA GUELBENZU © BABELIA
    El hambre, el gusto y la memoria. Éstos son los tres elementos que convoca una voz, la voz del autor, al comienzo de la novela; es la misma voz que la cerrará reuniéndolos, o mejor será decir fundiéndolos, en una pieza de música, el Bolero de Ravel. ¿Qué sucede entremedias? He aquí una bella historia de amor y dolor en la que Le Clézio traslada a una figura femenina, Ethel, el espíritu de su madre. A Ethel Brun la conoceremos de niña, como adolescente y en su primera juventud. En todo ese tiempo, su vida se haya incursa en el torbellino de la Europa de entreguerras y se extiende hasta el ascenso del nazismo, la Segunda Guerra Mundial, la ocupación francesa, la ruina familiar..., y el hambre. Los Brun son una familia franco-mauriciana instalada en París. El tío abuelo de Ethel, el señor Soliman, es un hombre rico que abandonó Mauricio para no volver y que sueña con vivir en el pabellón de la India construido para la Exposición Colonial, que él ha adquirido y que piensa montar en un solar de su propiedad. En el salón de los Brun se reúnen parientes y amigos para hablar de todo -lo cual le permite al autor, además, hacer con toda eficiencia las transiciones históricas y dibujar igualmente el escenario social-. Poco a poco, la figura de Hitler empieza a ser frecuente en las conversaciones. El señor Soliman muere y deja su herencia a Ethel, pero ésta cede a las pretensiones de su padre y le entrega la herencia que él se encargará de dilapidar. El inicio de la guerra ya muestra el declive de esta familia atacada por múltiples problemas internos, el primero de los cuales es, para Ethel, la dificultosa relación entre sus padres. La ocupación de París y el exilio a Niza los acabará recluyendo en un pueblo de las montañas hasta el fin de la guerra. El padre morirá, la madre se queda sola, Ethel se casa con un amigo a quien conoció en las tertulias de su casa en París y queda encinta. El niño de quien queda encinta Ethel es el propio Le Clézio. Ethel es la representació n de su propia madre en la ficción. Es una joven que soporta valerosamente todas las vicisitudes que van desmoronando a su familia; que, en medio de semejante desastre, se hace con el mando de su propia vida y de su familia; que finalmente se convierte en madre y crea su propio mundo. "He escrito esta historia", concluye la voz del autor, "en memoria de una muchacha que fue a su pesar una heroína a los veinte años". La madre.
    La novela sigue en todo momento el desenvolvimiento de Ethel: su fascinación y amor por el tío-abuelo, su amistad con Xénia, una inmigrante rusa que vive en los márgenes de la pobreza en contraste con la buena posición de Ethel; un contraste que enriquecerá al personaje cuando éste vaya camino de la misma pobreza y que convierte a los Brun, en su huida hacia el sur, en una suerte de inmigrantes también ellos. Ethel es un personaje admirable, una luchadora que se forja en la dificultad; una muchacha sensible y soñadora que toca el piano, ama a Debussy y Ravel y reconoce que el Bolero le cambió la vida. "El Bolero", dice Le Clézio, "no es una pieza como las demás. Es una profecía. Cuenta la historia de una ira, de un hambre. Cuando concluye en medio de la violencia, el silencio posterior resulta terrible para los aturdidos supervivientes" . La música del hambre queda legada a Le Clézio por su verdadera madre, el cual se la devuelve en forma de una preciosa historia de amor y reconocimiento bajo el nombre de Ethel. El libro pertenece al género novela, pero estamos ante un ejemplo sugerente y singular de lo que hoy se llama "ficción real". Está contada con un lenguaje sencillo, pero impecablemente preciso; posee un ritmo seductor que recuerda la construcción misma del Bolero ascendiendo desde una cadencia constante y se vale de una frescura de expresión muy concentrada. El dilema y la lucha de Ethel quedan muy bien sugeridos con estos dos párrafos: "Para los demás -se refiere a los reunidos en casa de los Brun- había transcurrido la mayor parte de su vida, y las palabras no eran sino ruido, viento. No vivían una auténtica realidad. Quizá les sirviera para enmascarar su vida". Es a Ethel a quien la realidad obliga a mirar de frente: "Había que abandonar la infancia, hacerse adulta. Comenzar a vivir. ¿Todo eso para qué? Para no tener ya que fingir. Para convertirse en alguien. Para endurecerse, para olvidar". Un verdadero y poderoso homenaje literario.
    Mizaria Comunicación
    Por Joan Mateu © mediaIsla
    El hombre se dio de alta tres cuentas de correo electrónico, participó en los chats más seductores, abrió una cuenta de jabber, una de messenger y una de Gtalk; se registró en todas las webs de envío de SMS y lanzó mensajes a todo el mundo. Participó en innumerables foros, contrató varios números de telefonía fija, compró una palm con acceso a Internet y se dio de alta en Skype, se inscribió en toda web social que encontró: Facebook, MySpace. Hi5, etc. Se hizo una web personal, se registró en YouTube, se apuntó a cuatro listas de correo, colaboró en un servidor de noticias y en proyectos colaborativos como Wikipedia, se instaló un MMORPG para jugar en comunidad a través de Internet, se hizo un blog... pero todo fue inútil. Siguió sintiéndose tan solo como antes. [Joan Mateu, España]
    Juan Marsé: Siempre aspiré a ser un escritor anómalo
    Por primera vez, desde la creación del premio Cervantes en 1976, se premia a un autor catalán. "Para algunos (o para muchos, no sé), aquí en Cataluña soy un asunto incómodo". Y dispara contra el Nobel español Camilo José Cela: "No me gustan los fuegos artificiales, eso que se entiende por un gran estilo".
    Por Josep Massot © La Vanguardia - Clarín
    "No, no, ahora no puedo, estoy muy ocupado escribiendo el discurso", desalentaba hasta hace unos días Juan Marsé, con una sonrisa pícara de disculpa, a cuantos le planteaban mil y una propuestas que le hubieran apartado de sus hábitos tranquilos. "Ahora no tengo tiempo, esto del viaje a Alcalá de Henares, la Zarzuela..., es mucho lío", repite estos días, dibujando con la mano un gesto de espanto. Y aunque Marsé maneja siempre la vertiente humorística de la ironía, esta vez sí es verdad que se ha preparado el discurso a conciencia. Para alguien como él, alérgico a la retórica, la loa y al empalago, tanta gala y boato le abruma y, al tiempo, el reconocimiento, aunque tardío, le regocija. El próximo jueves, día del Libro, será el primer escritor catalán en recibir de manos del Rey el galardón más prestigioso de las letras españolas. Han tenido que pasar 32 años desde que, en 1976, fuera premiado un escritor del exilio, Jorge Guillén, para que un premio auspiciado por el Ministerio de Cultura reconociera a una generación catalana que dio poetas como Gil de Biedma o narradores como Juan Marsé. El autor de Últimas tardes con Teresa o Si te dicen que caí aprovechó la Semana Santa para ultimar en Calafell los últimos detalles del discurso. Hablará de cómo se hizo escritor, de la influencia de Paulina Crusat, del proyecto (Castellet, Sacristán, Gil de Biedma...) de convertirlo en un escritor obrero, de su compromiso artesanal con el lenguaje y de su compromiso ético; de cómo, lloroso, vio a su padre adoptivo, un independentista, dar al fuego los libros peligrosos, cuando acabó la guerra. Y quizá hable también de sus lecturas primeras, novelas del Oeste, de los autores, ya en serio, favoritos, de la decisiva influencia del cine y, sobre todo, de la memoria, uno de los elementos fundamentales de su narrativa. "¡Buf! No, ahora no puedo. Ya sabes, todo ese lío del Cervantes", intenta filtrar Marsé el cúmulo de peticiones de entrevistas de distintos medios. Pero al cabo de unos segundos, acepta contestar un breve cuestionario. —El nombre de Cervantes suele utilizarse para definir un idioma, el castellano, cuando, sobre todo, es una narrativa, una forma de escribir, una manera de contar un mundo propio. Muchos españoles tuvieron que leer la obra de Cervantes mediatizados por la pompa falangista. ¿Cuándo leyó por primera vez El Quijote?—Leí El Quijote enteramente por vez primera en 1949, con dieciséis años, después de dos intentos fallidos a los quince años. La pompa falangista de la época no afectó para nada mi lectura. La poderosa figura del loco caballero y sus aventuras se impusieron enseguida por encima de cualquier otra consideración. —¿Qué pasajes le gusta releer? ¿Qué significó para usted? —Tengo cierta predilección por el capítulo XLIX y siguientes. Me divierten mucho los coloquios entre Sancho y su Señor, el cura, el canónigo y el barbero. Aunque yo abro la novela por cualquier página y siempre me engancho. El Quijote es un libro inagotable. —¿Podría avanzar en síntesis sobre qué tratará su discurso del 23 de abril? —No podría. En realidad, el discurso ya es en sí mismo una síntesis, y otra más sobre la misma síntesis sería un disparate. Además, nunca me gustó hablar de la faena. Sólo puedo decir que hay referencias a la imaginación y a la memoria (dos palabras que en cualquier narrador van siempre muy unidas). Al aprendiz de escritor durante la dictadura franquista y a la dualidad cultural y lingüística de Catalunya. —De entre los novelistas nacidos entre 1924 y 1936, la llamada generación del 50, usted será el cuarto en recibir el premio. Entre ustedes y la generación que ganó la guerra hubo notorias discrepancias. ¿Cree que el escritor, además de saber contar bien historias, ha de tener una ética de la escritura? —Déjame que responda a esta pregunta con palabras de Ezra Pound, el poeta fascista: "El esmero en el trabajo es la única convicción moral del escritor". Pero no las suscribo al cien por cien. El cuidado de la lengua es importantísimo, pero lo que se dice con la lengua también lo es, y mucho. Nunca me gustaron los fuegos artificiales de la lengua, eso que se entiende por un gran estilo (caso de Cela, y Umbral, por ejemplo) y tampoco esa narrativa que se mira el ombligo, generalmente muy complacida. Soy partidario de lo que aconsejaba Josep Pla: "No pierdas nunca de vista los problemas esenciales del oficio: la claridad, la sencillez, la vivacidad, la intención, el sentido común literario". —Sobre los escritores en castellano que viven en Barcelona recaen muchos prejuicios. Incluso han criticado su castellano de Barcelona. ¿Es así? —Supongo que para algunos (o para muchos, no sé), aquí en Cataluña soy un asunto incómodo, puesto que soy catalán y escribo en castellano. Bien, yo siempre aspiré a ser un escritor anómalo. Me encanta ser un escritor anómalo. Pero aquí de nuevo viene al pelo aquello que dejó escrito Stephen Dedalus: "Me estás hablando de nacionalidad, de lengua, de religión. Estas son las redes de las que yo he de procurar escapar". Los escritores anómalos siempre nos estamos escapando. Fíjate en Joseph Conrad, en Nabokov, en Kafka. Anómalos totales. —¿Cómo se ve vestido de chaqué dirigiéndose a tanto académico? —No consigo verme. Pero no quiero ser desdeñoso ni descortés. Así que me vestiré de pingüino e iré a Madrid. Después volveré y seguiré trabajando en la nueva novela.
    Marsé según Marsé Adolescencia escamoteada "El rostro magullado y recalentado acusa diversas y sucesivas estupefacciones sufridas a lo largo del día, y algo en él se está desplomando con estrépito de himnos y banderas. (...) Hay en los ojos harapientos, arrimados a la nariz tumultuosa, una soñolienta nostalgia del payaso de circo que siempre quiso ser. Es fláccida la encarnadura facial, quizá porque la larga invernación intelectual y muscular, el aburrimiento, el alcohol y la luctuosa telaraña de casi cuarenta años de censura han abofeteado y abotargado las mejillas. La escarcha triste de la mirada y el incongruente rizo indómito son memoria de una adolescencia que le fue escamoteada. (...) (Fragmento de Señoras y señores revisado por el escritor para 'Ronda Marsé', de la editorial Candaya)
    Westfalia y Libertad
    "El mundo por dos cosas trabaja: la primera, por aver mantenençia; la otra era por aver juntamiento con fembra plasentera.. ." Juan Ruiz
    Por Juan Carlos Mieses © mediaIsla
    Un paseo sin zapatos por los senderos del tiempo
    Al comienzo del siglo diecinueve en nuestra isla quedaban apenas los remanentes de los aventureros que zarparon de Cádiz, de Moguer o de Sanlúcar en el curso de los últimos siglos y que se reprodujeron al azar de los deseos o las oportunidades como para ilustrar alegremente la afirmación del Arcipreste de Hita. Dos siglos atrás, muchos de esos primeros pobladores europeos habían abandonado la isla para ir hacia tierras más promisorias, como aquellas descubiertas por Don Hernán y Don Francisco por los trópicos de Cáncer y Capricornio.
    Los que se quedaron tenían la impresión de ser náufragos abandonados por las flotas imperiales. Aun no existía la patria, pero ya nos llamábamos dominicanos; reivindicábamos desde entonces el apelativo de "Perros del Señor" con los que soñó una noche el monje Tomás de Aquino y cuyos frailes llegarían a la isla siglos más tarde para salvar las almas de los infieles mientras sus coterráneos destruían al pueblo que acababan de descubrir y de esclavizar.
    ¿Qué significaba el exterminio para esos hombres de Dios para quienes la vida terrenal era un rito de paso, una línea existencial en el horizonte de la eternidad, una fugaz ordalía donde se ponía a prueba la fe y la esperanza?
    Para finales del siglo dieciocho éramos los súbditos de una corona en bancarrota, indiferente, olvidadiza e irresponsable que aún hoy pudorosamente tildamos de Boba. El "nosotros" de entonces apenas se refería a una minoría de familias; parece que los esclavos no se contaban en las estadísticas al servicio de los muy católicos soberanos.
    Al entrar el siglo diecinueve las cosas se volvieron más sencillas. El nacimiento de una entidad westfaliana en el poniente de La Española, ayudó a revelar, gracias a los contrastes, la identidad de un corpus social en el lado oriental. Se podía, al fin, definir claramente un "nosotros" por oposición al "ellos" que acaba de aparecer.
    Pocos años más tarde el concepto vistió nuevos ropajes. La separación, o independencia, en su euforia entusiasta se proclamó libertadora. De golpe y trabucazo, según la aceptada mitología, nos despertamos libres y soberanos en una radiante mañana de mil ochocientos cuarenta y cuatro. En aquella época, "nosotros", ya no se refería - aunque casi todos lo ignoraban - a un grupo de castas, sino a un conjunto de clases. La naciente revolución industrial lo exigía. Eran tiempos modernos. En esos mismos momentos, un gentleman alemán descifraba en la lejana Europa la dinámica de las clases sociales y su incidencia en la evolución de las sociedades humanas.
    Algunos más informados, más astutos que la mayoría, se apoderaron del mundo de las palabras, el último campo de batalla; allí donde se ganan las guerras de las definiciones y del porvenir. Años más tarde, habrían de aparecer los héroes como deus ex maquina en el firmamento de nuestra historia. Hacía falta santos para los altares republicanos había proclamado un tirano, no por azar; el poder no sólo reposa sobre el miedo y la violencia, también sobre el orgullo. El pueblo necesitaba saberse valiente, poder cantar a la faz del mundo sus victorias sobre el enemigo, el hombre diferente; saber que no era ni servil ni indolente, que estaba dispuesto al sacrificio por los siglos de los siglos, amén
    Hubo quizá que recrear ciertos detalles, borrar un párrafo o dos, rescribir algunas páginas o recomponer una que otra batalla; en fin, alterar el pasado, una vez más; la realidad tiene la mala costumbre de no siempre ser conveniente.
    Recordemos, no obstante, que al final de aquellas jornadas independentistas el poder quedó en las manos de quienes ya lo ejercían en nombre un monarca lejano; que a pesar de lo que afirman los poetas, las victorias nunca son serenas; que podemos cantar con una viva emoción, libertad, libertad, libertad, pero que la libertad no se adquiere a fuerza a cantos, que hay que parirla, amamantarla, enseñarle a caminar, a veces bajarle la fiebre, educarla, guiarla por sendas llenas de trampas y que todo eso requiere tiempo, sacrificios y que al final hay que compartirla con los demás, como a un hijo y como a un hijo permitirle crecer, madurar y perdurar a través de las generaciones; que las riquezas no cambian de propietarios al ritmo de las repúblicas; que el destino final de los impuestos no garantiza por sí solo el ejercicio de la soberanía; que la élite de los grandes sobrevive a las vicisitudes y se adapta a todos los bailes de máscaras y hasta a las revoluciones.
    Recordar, sobre todo, que la constitución era ya un pedazo de papel mucho antes de que lo declarara el aforismo de un cínico. [
    Juan Carlos Mieses]
    Galileo Galilei, o el camino a la razón desde el corazón Las proyecciones del invento del telescopio hace 400 años con el uso que hiciera Galileo de éste para la astronomía, guardan aún sorpresas inimaginables, porque la riqueza y los secretos del Universo han demostrado ser siempre superiores a nuestra imaginación.Por GASPAR GALAZ LLADSER © El MercurioDepartamento de Astronomía y Astrofísica Pontificia Universidad Católica de Chile.Si la frase que identifica a Arquímedes es "dadme un apoyo y levantaré el mundo", la de Galileo (1564-1642) podría ser "dadme un telescopio y les mostraré nuevos mundos". En octubre de 1608, un holandés llamado Hans Lipperhey (1570-1619) solicitó una patente para un novedoso aparato que hacía que objetos lejanos parecieran próximos. Al oír hablar de este invento, Galileo intentó mejorarlo, y después de un tiempo relativamente corto tenía en sus manos un telescopio con nueve aumentos, tres veces más potente que el telescopio de Lipperhey. Después de un año, había diseñado uno de 30 aumentos.Observación y deducciónEn 1609, Galileo apuntó al cielo su telescopio. Dotado de una capacidad de observación y deducción sobresalientes, habría de remecer la imagen del Universo para siempre, incorporando los cielos al resto del mundo natural. Ahora, los fenómenos celestes podrían ser comprendidos por medio de la observación y la deducción lógica. Si bien tal gigantesco paso ya estaba siendo realizado por Johannes Kepler (1571-1630) al estudiar el movimiento de los planetas, el aporte de Galileo fue generalizar la observación de los cielos a fenómenos que no son observables a simple vista: solamente se pueden detectar con un telescopio.La Luna ya no parecía ser un disco perfectamente liso, sino que estaba llena de montañas y cráteres. La Vía Láctea ya no aparecía como una franja luminosa uniforme, sino que en realidad estaba hecha de miles de estrellas separadas. Pudo observar que Júpiter tenía cuatro lunas que lo circundaban de manera periódica, y mostró que el Sol no era un objeto "perfecto", sino que tenía manchas en su superficie. El descubrimiento de las lunas de Júpiter, conocidas hoy en día como satélites galileanos, y el descubrimiento de las manchas solares, chocaron con la doctrina geocéntrica imperante en Occidente y con la "perfección" del Sol como símbolo eterno e imperturbable.En enero de 1610 Galileo publicó su obra "Sidereus Nuncius" (Nuncio Sidéreo), que contenía sus descubrimientos, los que claramente lo situaron al frente de la astronomía contemporánea. La consecuencia inmediata de estos descubrimientos fue el considerarse totalmente incapaz de seguir enseñando teorías aristotélicas. Al mismo tiempo, su fama le permitió conseguir un puesto de trabajo en Florencia como matemático y filósofo de la corte del duque de Toscana.Al telescopio tiempo completoUna vez libre de las obligaciones de la enseñanza, Galileo al fin pudo estar dedicado tiempo completo a su telescopio. Entre muchos otros descubrimientos, mostró que Venus tenía fases como la Luna, lo cual implicaba de manera directa que Venus y la Tierra giraban en torno al Sol. Aunque con su telescopio no pudo detectar los anillos de Saturno, observó que este planeta, tal como Júpiter, tenía lunas a las cuales atribuyó, incorrectamente, la forma oblonga del planeta. Aún no era posible visualizar la rápida rotación de Saturno, que causa esta forma.Si bien la Iglesia Católica romana apreció sus descubrimientos, discrepó totalmente de la interpretació n que les daba. En 1613, Galileo publicó las "Cartas sobre las manchas solares", en la que defendía por primera vez de manera impresa el sistema copernicano de un Universo heliocéntrico. El trabajo fue rápidamente atacado, Galileo denunciado, y la Santa Inquisición guardó cuidadosamente un ejemplar. El estallido se produjo en 1616, cuando Galileo publicó una teoría de las mareas, que creía demostraban el movimiento de la Tierra, y fue llamado a Roma a responder por sus ideas, bajo apercibimiento de arresto.Un consejo de teólogos promulgó un edicto en el cual se establecía que Galileo hacía "mala ciencia" al usar el modelo copernicano. Sin embargo no fue condenado en ese momento. Su amistad con el Papa Pablo V le hizo creer que no corría riesgo al seguir publicando y enseñando la teoría heliocéntrica, aunque varios amigos le señalaron el peligro inminente que existía si seguía haciéndolo, y se le advirtió que las teorías copernicanas eran contrarias a las escrituras, y que sólo podían ser presentadas como hipótesis. Al fallecer Pablo V, el cardenal Barberini, amigo de Galileo, fue elegido Papa. Galileo supuso que con mayor razón no habría problema en seguir publicando y promoviendo sus descubrimientos, mostrando cómo encajaban perfectamente en el modelo heliocéntrico de Nicolás Copérnico (1473-1543).Sin embargo se equivocó, y fue sentenciado a cadena perpetua bajo arresto domiciliario. La gota que rebasó el vaso, y que provocó la condena sobre Galileo, fue su magnífica publicación "Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo". Esta obra llena de humor e imaginación, consiste en una polémica entre un partidario de Ptolomeo y Aristóteles y otro de Copérnico, que intentan convencer con sus respectivas filosofías del mundo a un hombre común. Los personajes son Salviati, Sagredo y Simplicio (Queda al lector el imaginar qué filosofía representa a cada uno...)El triunfo de GalileoBien podría presentarse a Galileo como el padre de la astronomía moderna. Fue el precursor de la ciencia de observar objetos y fenómenos celestes que no se ven, ni se van a ver nunca a simple vista. Galileo nos enseñó que la observación paciente, una buena dosis de imaginación, ingenio y la tecnología adecuada son capaces de atravesar las profundidades del espacio.Tal como en la época de Galileo, hoy en día los descubrimientos en astronomía siguen modelando nuestra imagen del Universo de manera contundente. Felizmente, hoy se viven tiempos de más tolerancia y la ciencia con sus métodos de modelar la realidad ya son parte de la cultura humana a gran escala. El ejercicio de entender cómo funciona la naturaleza usando el método científico que nos enseñó Galileo es finalmente parte de nuestro mundo. Si entendemos que los límites de nuestros modelos son los límites de nuestro mundo, el triunfo de la razón como herramienta de descubrimiento, más allá de cualquier medio de fuerza o dogma, fue al final de cuentas el triunfo de Galileo, y ese es el gran modelo que Galileo aportó a la humanidad."Sorpresas inimaginables"La astronomía hoy en día es una ciencia altamente desarrollada. Hay decenas de gigantescos telescopios que observan el cielo todos los días y noches en casi todas las longitudes de ondas, desde los rayos gamma hasta las ondas de radio. La gran ventana que Galileo abrió en 1610 con el telescopio parece insignificante al lado de los descubrimientos, el tamaño y la variedad de los fenómenos celestes que se observan hoy. Las preguntas actuales de la astronomía tienen que ver con el origen de las galaxias, la naturaleza de la energía oscura y la búsqueda de vida en los cientos de planetas extrasolares que se han descubierto y que se seguirán descubriendo.Estas interrogantes ni se sospechaban en la época de Galileo, porque además muchas de ellas tienen que ver con fenómenos que no se habían aún observado. La respuesta de preguntas necesariamente abre nuevas interrogantes. Por ejemplo, hoy se sabe que las manchas solares, que observó por primera vez Galileo tienen su origen en zonas de la superficie del Sol donde pasan intensas líneas de campo magnético. Sin embargo, todavía no está del todo claro cómo se producen estas manchas y cómo evoluciona el campo magnético del Sol.Al mismo tiempo, sabemos que los bloques básicos de la distribución de materia en el universo son las galaxias, constituidas de estrellas, gas y polvo (tal como Galileo vio que la Vía Láctea estaba hecha de millones de estrellas). Sin embargo, nadie sabe qué tipo de procesos físicos dominan en la formación de una galaxia, modelando sus características propias. Desde Chile, con los telescopios de última generación que se construyen -con nombres tan sugerentes como abismales, tales como Atacama Large Millimeter Array (ALMA), Large Synoptic Survey Telescope (LSST), Giant Magellan Telescope (GMT) o el ESO-Extremely Large Telescope (E-ELT)-, una nueva ventana del Universo se nos abrirá dentro de algunos años.Y si bien han pasado siglos desde los descubrimientos de Galileo, y la tecnología de hoy es infinitamente superior a la que él tuvo acceso, esto no nos asegura que encontremos respuestas a las preguntas que nos hacemos hoy sobre el Universo. Para poder responderlas, es necesario recordar (re-cordar es volver al corazón) el legado más importante que nos entregó Galileo y sus antecesores: la búsqueda de la verdad y la expansión del conocimiento sólo avanza en total libertad y sin ataduras de ninguna especie. Debemos estar lo suficientemente abiertos de mente y de espíritu, para recibir y aceptar lo que el Universo nos mostrará en el futuro gracias a los grandes telescopios, y a estar preparados a recibir sorpresas que son inimaginables, porque la riqueza y los secretos del Universo han demostrado ser siempre superiores a la imaginación.[
    zoiladulceuva]~
    Toni Morrison: Nuestra cultura fue saqueada Toni Morrison, Premio Nobel 1993, habla de su novela "Una bendición", recién traducida al castellano. La historia se desarrolla durante la Norteamérica de fines del siglo XVII. Años en que la esclavitud era una forma de vida y "lo negro" un atributo satánico.POR ALESSANDRA FARKAS © La Nación – El MercurioEn el restaurante Lahieres, en el corazón de Princeton, profesores con títulos prestigiosos van y vienen a su mesa, siempre reservada en el mejor rincón de la sala, para homenajear a la colega Premio Nobel, autora de novelas consideradas obras maestras de la literatura norteamericana. Toni Morrison los despide con gracia y con un ligero movimiento de su espléndida cabellera plateada, antes de pedir "lo de siempre": ostras fritas y un vodka on the rocks.Su nuevo libro, Una bendición, ambientado en 1680, antes del nacimiento de Estados Unidos -cuando la esclavitud recién comenzaba y cuando el continente americano era tierra de contrastes étnicos, religiosos y políticos- ha recibido elogiosas reseñas. En The New York Times, Michiko Kakutani lo definió como una "deslumbrante piedra preciosa", y "junto a Beloved, una de sus obras inolvidables" . Para el Washington Post, "es una imperdible obra maestra de poesía, historia y agudeza psicológica".En Italia, donde será publicado por Frassinelli el próximo 5 de mayo, Toni Morrison espera que el título permanezca sin variaciones. "No fue una casualidad que haya empleado el artículo indeterminado antes del sustantivo. Quería distinguirlo respecto de la misericordia de Dios: una bendición (a mercy) significa precisamente un acto humano de clemencia". El libro comienza dos años antes del proceso contra las brujas de Salem, "cuando Estados Unidos era todavía una tierra de conquista abierta y cualquiera podía tomarla por asalto"."Quería comprender cómo podía sentirse una esclava negra en el período de transición en que la esclavitud era normal, pero no lo era el racismo. Desde los antiguos egipcios, griegos y romanos, cada civilización grande o pequeña fue construida por los esclavos, llamados con nombres diferentes: campesinos, peones, siervos". La protagonista, Florens, una jovencita "con las manos de esclava y los pies de una señora portuguesa", descubre que es despreciada no estrictamente por racismo, sino porque los cazadores de brujas piensan que Satanás es un hombre negro.Terror oscuroEl color de la piel no era sinónimo de inferioridad, sino, al contrario, "estaba asociado con el concepto de una temible y terrible potencia". Y, sin embargo, en Estados Unidos, durante el siglo XVII, por primera vez se conjugarán racismo y esclavitud. "La estrategia del divide et impera -como la llama Morrison- fue ideada por los propietarios de las plantaciones para incitar a los jóvenes blancos pobres contra los negros pobres, limitando así el riesgo de una rebelión de los oprimidos". Los inmigrantes europeos que entonces llegaban a Norteamérica eran indentured servants, "siervos deudores", ligados a los patrones por un contrato que podía ser rescindido o prorrogado según su propia voluntad y sin preaviso. "La ventaja de los indentured respecto de los esclavos africanos era el color de la piel, que les permitía huir sin ser descubiertos" . Y agrega: "En realidad, el destino de los dos grupos era casi idéntico, y es por ello que la tentativa de unirse fue interrumpida con violencia".En el libro, la escritora vuelve a indagar acerca de la rebelión de Bacon de 1676 (así llamada por el nombre del líder, Nathaniel Bacon), cuando la rabia de las clases subalternas instigó a los esclavos negros y a los siervos blancos a tomar el control del estado de Virginia durante algunos meses, hasta que fueron vencidos por una fuerza naval enviada desde Inglaterra. Tras dicha insurrección, el empleo de los esclavos africanos aumentó considerablemente por el temor de los propietarios a una nueva revuelta, de manera que los negros sustituyeron a los siervos contratados como principal fuente de mano de obra en Virginia."La revuelta de Bacon llevó a las autoridades a modificar la ley, para consentirles a los blancos matar a cualquier negro sin motivo. Con esto se les entregaba a los siervos "deudores" el poder sobre la vida y la muerte de los negros, si bien pertenecían a la misma clase social". El privilegio conferido por la piel blanca -según Toni Morrison- es todavía el factor clave en la política de los estados del Sur.La situación en Europa no es mejor, "sólo es distinta". En noviembre de 2006, luego de los tumultos de París, Toni Morrison encabezó un congreso en el Louvre para debatir sobre emigración y exilio con los jóvenes marginados de las banlieues [suburbios]. Una ocasión para medir la diferencia entre guetos europeos y guetos estadounidenses. "Los artistas negros que encontré en Francia, Turquía e Italia están mucho más politizados que los nuestros. Lamentablemente, nuestra cultura negra fue saqueada y se transformó en un producto de consumo de los jóvenes blancos de las periferias. Ningún negro compraría esa basura".Pero también Europa tiene sus vicios, comenzando por el Premio Nobel. "Es extraño que lo haya obtenido Dario Fo y no Edward Albee, Arthur Miller o Tennessee Williams". ¿Jean-Marie Gustave Le Clézio? "Aquí, en Estados Unidos, nadie había escuchado hablar jamás de él. Pero la culpa es nuestra porque no traducimos de otras lenguas y nos aislamos". Cuando lo obtuvo ella, hay quien la bautizó "la reina de la literatura negra". "Estúpido y absurdo", contesta la autora, y añade: "Si yo escribo de afroamericanos, los críticos me definen como black writer; si John Cheever escribe de los blancos de Nueva Inglaterra, la discusión se entabla acerca de la complejidad de la narración. Espero que un día la literatura no se divida más en negra y blanca, porque estoy bastante cansada de que me consideren una socióloga en vez de una escritora".Las mujeres primeroAl día siguiente de la noticia del Nobel, el autor de "Oxherding Tale", el afroamericano Charles Johnson, la acusó de ser "el triunfo de lo políticamente correcto". "A los 77 años, ciertos comentarios no me tocan en lo más mínimo. Lo que hoy me hace mal son los problemas verdaderos, como la muerte y la enfermedad, no la maldad de alguien que no aprecia mi trabajo". Toni Morrison entrevé detrás de ciertos ataques el miedo y los celos de algunos sectores masculinos de la Norteamérica negra contra las escritoras afroamericanas. "Nos acusaron de ser favorecidas respecto de los hombres. Y, sin embargo, durante toda la historia fueron ellos quienes se afirmaron: desde Richard Wright hasta James Baldwin, de Ralph Waldo Ellison a W.E.B. Du Bois". Pero la superioridad cultural de las mujeres afroamericanas no es sólo un mito. "Una vez, si una familia negra debía mandar un hijo al college, elegía a las mujeres, porque los varones arriesgaban la vida ni bien tenían éxito. El primer linchamiento al que asistió mi padre fue el de un hombre de negocios negro del estado de Georgia".Generaciones enteras de mujeres afroamericanas se abrieron camino en la universidad mientras sus coetáneas blancas quedaban excluidas. "Las negras instruidas no eran una amenaza para nadie -afirma- y por ello me encontré en una posición privilegiada, cuando mis compañeras italianas y judías debían luchar para no terminar encerradas en un convento o víctimas de un matrimonio ya arreglado". Por eso, hoy es fácil encontrar una familia negra con cinco mujeres recibidas. "Si nuestros hombres negros son menos instruidos, es porque la comunidad los protegió".Toni Morrison tenía doce años cuando comenzó a leer a Nabokov y a Jane Austen. "No recuerdo nada de mi vida antes de los libros. Fue mi hermana Lois, dos años mayor que yo, quien me introdujo en la lectura antes de la escuela primaria; en la escuela h0abía sólo dos personas que sabían leer: la maestra y yo". En casa de los Morrison, los libros eran sagrados. "Mi abuelo se enorgullecía de haber leído la Biblia tres veces desde el principio hasta el final. Hasta la Emancipación, quienquiera que enseñase a los negros el abecedario corría el riesgo de ir a la cárcel". La actual indiferencia por la lectura la indigna. "Pienso en mis antepasados que tenían las escuelas en los bosques, sentándose en los troncos de los árboles para enseñarles el alfabeto a los hijos".En 1963, a los 32 años, después del máster en Lengua Inglesa en la Cornell University perteneciente a la Ivy League, Morrison fue contratada como editora por la prestigiosa Random House de Nueva York. "Acepté, decidida a descubrir a los grandes talentos negros que ningún agente tomaba en consideración, desde Toni Cade Bambara hasta Henry Dumas, para hacer entender que no sólo existía James Baldwin". Aprendió velozmente que, si hubiese publicado cuatro libros de autores negros en una única temporada, los críticos los hubieran reseñado juntos en una "sola ensalada".Conversa devotaEntre sus autores figuran Muhammad Ali y Angela Davis. "Angela es una intelectual y una persona maravillosa. Nuestra relación profesional dio lugar a una amistad genuina basada en el mutuo respeto: una verdadera rareza". Entre los nuevos talentos afroamericanos, Morrison cita a escritores como Colson Whitehead, Edwidge Danticat y Edward P. Jones. "Lamentablemente -agrega-, el éxodo de los mejores a Hollywood, donde hay dinero, es inexorable". Una de sus amigas, Oprah Winfrey, legendaria animadora del club literario más potente de Norteamérica, "proviene de la Meca del cine", quiere aclarar. "Oprah promovió siempre mi trabajo y yo me he beneficiado mucho con su apoyo. Me gusta porque es una mujer generosa y optimista". A diferencia de Oprah, bautista devota, Morrison es católica. "Me convertí a los 10 años y estoy feliz de haberlo hecho porque en el catolicismo se puede incorporar el misticismo de las religiones africanas de nuestros antepasados. Nuestras iglesias son lugares más privados que de meditación -explica-, y si hay algo que decir, se dice en la confesión, no en un teatro abierto". Y si la mayor parte de los negros son protestantes, "lo son porque lo eran los abolicionistas" , y la Iglesia Bautista "fue la primera en admitir a los negros en el Paraíso".Tras el éxito del libreto para la ópera "Margaret Garner", Morrison está colaborando con Peter Sellars para una secretísima nueva ópera lírica que la autora espera estrenar en la Scala de Milán. "Le confieso solamente que se trata de una nueva versión de un gran clásico", afirma. "Adoro Italia porque no es presuntuosa como Francia, y cada vez que llego me acoge una multitud enorme y calurosa. Aprecio a la editorial Frassinelli y a Carla Tanzi, la editora a quien le envié el primer manuscrito porque me importaba mucho su parecer, que fue positivo".Toni Morrison recién empieza a pensar en su próximo libro, todavía en estado embrionario. "Cuenta la vida de los afroamericanos en los pueblitos del centro-sur de Estados Unidos durante los años cincuenta, cuando los soldados negros regresaban de Corea y eran linchados -explica-, mientras que en estados como Oklahoma los editores negros publicaban incluso quince periódicos negros. Es un capítulo de nuestra historia que nadie conoce". [zoiladulceuva]
    Las historias de Darwin
    Los textos del gran naturalista inglés son magníficas narraciones que atrapan al lector. La celebración de su segundo centenario ha provocado una avalancha de publicaciones.
    JOSÉ MANUEL SÁNCHEZ RON © BABELIA
    Doscientos años después del nacimiento de Charles Darwin (1809-1882) y 150 de la publicación de su gran libro, El origen de las especies, aún existen quienes niegan, o desconocen, su teoría, empeñándose en sostener que las especies que pueblan nuestro planeta son -somos- frutos de actos de creación divina específicos. Es difícil, por supuesto, convencer a todos, tan diversas son las convicciones, intereses e ignorancias humanas, pero de lo que no hay duda es de que en este Año Darwin disponemos de un número elevado de fuentes bibliográficas para formarse una opinión de lo que hizo y pensó, al igual de cómo vivió, el gran naturalista inglés. Es como si de repente se hubiese producido un tsunami, una gran ola que inunda el mercado editorial hispano: el tsunami Darwin.
    Al contrario de lo que sucede en otras ocasiones, esta avalancha bibliográfica no se limita a lo que se ha escrito sobre el personaje en cuestión, sino que incluye también nuevas traducciones y reediciones de algunas de sus obras. Y es bueno que sea así, ya que en general los textos de Darwin constituyen magníficas narraciones que consiguen mantener la atención del lector. Esto es particularmente evidente en dos de sus títulos: el Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo y su Autobiografía. Publicado por primera vez en 1839, el Diario relata el viaje que el joven Darwin realizó alrededor del mundo entre diciembre de 1831 y octubre de 1836, en un barco de la Marina británica, el Beagle. Muy del gusto de la sociedad victoriana de entonces, una época en la que se viajaba más con la mente (esto es, leyendo) que en persona, este libro tuvo bastante éxito, dando a Darwin una cierta notoriedad pública. De hecho, ha mantenido su atractivo a través del tiempo y del espacio (ha sido traducido a numerosas lenguas, el castellano entre ellas), siendo la edición que ahora ve la luz en Espasa una nueva reedición, aunque, eso sí, en una presentación bastante más atractiva que las anteriores.
    Tampoco es la primera vez que ve la luz en español su conmovedora y sincera Autobiografía -uno de mis dos textos preferidos de Darwin-, aunque no existan tantas ediciones de ella como del Diario. Sucede, sin embargo, que la mayoría de esas versiones seguían la primera edición inglesa (publicada cinco años después de su muerte), de la que su familia suprimió un buen número de pasajes, preocupada por lo que pudiesen pensar sus lectores. La edición que ahora publica la editorial Laetoli dentro de la Biblioteca Darwin, dirigida por Martí Domínguez, es una de las completas. Para facilitar la identificació n de los pasajes suprimidos inicialmente, éstos aparecen en negritas. Algunos eran comentarios críticos con otras personas (por ejemplo, con Robert Owen, que se convirtió en uno de los más enconados opositores a la teoría de la evolución de las especies, y al que Darwin calificaba como dotado de "una capacidad de odio" que "no tenía rival"), pero la mayoría tocaban sus opiniones religiosas. Y aunque no podamos aceptar el expurgo al que fueron sometidos sus sinceros recuerdos, sí que podemos comprender cuánto debieron doler a su devota esposa, Emma, frases como: "Me resulta difícil comprender que alguien deba desear que el cristianismo sea verdadero, pues, de ser así, el lenguaje liso y llano de la Biblia parece mostrar que las personas que no creen -y entre ellas se incluiría a mi padre, mi hermano y casi todos mis mejores amigos- recibirían un castigo eterno. Y ésa es una doctrina detestable".
    La Autobiografía nos familiariza con la vida de Darwin, conmoviéndonos con las luchas interiores, de fuerte calado psicológico, a las que se enfrentó, pero El origen de las especies (1859), su obra cumbre y uno de los mojones literarios de la historia de la humanidad, ilumina nuestro entendimiento. No es sólo que en ella Darwin presentase su teoría de la evolución de las especies mediante selección natural, sino que lo hizo desplegando un amplísimo conjunto de evidencias y argumentos, mostrando así el exigente y completo naturalista que era. Traducida por primera vez al castellano en 1877 (por Enrique Godínez), la versión que Espasa (en cuyo catálogo ha estado habitualmente) y Alianza presentan ahora es una reedición de la que la editorial Calpe publicó en 1921, traducida (de la sexta edición, de 1872) por el genético Antonio de Zulueta (1885-1971). También es una reedición la versión abreviada traducida por Joandomènec Ros, que vio la luz en 1983 en Ediciones del Serbal y que ahora ha sido resucitada como contribución del Parque de las Ciencias de Granada al Año Darwin. Los lectores tienen, por consiguiente, la posibilidad de elegir. ¿En base a qué razones?, se preguntarán algunos. En cuanto a las de Espasa y Alianza -ambas espléndidamente presentadas- , la respuesta a tal cuestión es difícil, si no imposible: difieren en las introducciones y en que la de Espasa añade algunas notas aclaratorias al texto darwiniano, pero no son éstas diferencias sustanciales. Por su parte, la edición recuperada ahora por el Parque de las Ciencias granadino suple su carácter abreviado -siempre una limitación en textos fundamentales- con la espléndida introducción de Richard Leakey y un magnífico conjunto de ilustraciones que van acompañadas de buenos textos explicatorios.
    Darwin y El origen de las especies ocupan el trono supremo en la jerarquía de la visión evolutiva del mundo vivo, pero incluso aunque el presente sea su año, sería injusto no dedicar al menos un momento para recordar a otro naturalista británico que intervino de manera decisiva en que Darwin se decidiese a dar a conocer públicamente sus ideas sobre la evolución de las especies. Me estoy refiriendo a Alfred Russel Wallace (1823-1913), quien desde una isla del archipiélago malayo envió en febrero de 1858 a Darwin un manuscrito que contenía la esencia de las ideas en las que éste llevaba por entonces trabajando aproximadamente veinte años. Como cualquiera puede imaginar, se creó entonces una situación delicada, que se resolvió con gran elegancia publicando en la revista de la Sociedad Linneana el manuscrito de Wallace, otro de Darwin y una carta de éste al botánico norteamericano Asa Gray fechada el 5 de septiembre de 1857, en la que le había informado de sus opiniones. Estos materiales, junto a un extenso ensayo que Darwin había preparado para su propio uso en 1844 y un informativo estudio introductorio de Fernando Pardos, se reproducen en La teoría de la evolución de las especies, publicado por Crítica en 2006 y ahora reeditado.
    Más allá de El origen de las especies. A pesar de que muchos parezcan ignorarlo, la obra de Darwin no se limita a El origen de las especies. De hecho, en mi opinión su grandeza científica reside en el ciclópeo esfuerzo que realizó por sustanciar su teoría con evidencias tomadas de prácticamente todos los rincones de la naturaleza, lo que le llevó a trabajar en dominios como la botánica, la zoología, la taxonomía, la anatomía comparada, la geología, la paleontología, la cría doméstica de especies, la biogeografía o la antropología, esfuerzos que se plasmaron en un buen número de libros (y de artículos, naturalmente) . Hace tiempo que disponemos en castellano de El origen del hombre (Edaf), el texto de 1871 en el que se atrevió a hacer lo que no quiso en El origen de las especies: aplicar a nuestra propia especie las lecciones de su texto de 1859, y de La expresión de las emociones en los animales y en el hombre (Alianza), que debería haber sido parte de El origen del hombre (no lo fue para no alargar excesivamente el volumen; apareció en 1872). Mucho más recientemente se han traducido La estructura y distribución de los arrecifes de coral (Los Libros de la Catarata / CSIC, 2006) y La fecundación de las orquídeas (Laetoli, 2007), publicados originalmente en 1842 y 1862, respectivamente; libros ya reseñados en Babelia.
    A estas obras se suman ahora nuevas traducciones. Comenzando por un libro extenso (dos tomos que totalizan más de novecientas páginas): La variación de los animales y plantas bajo domesticación (1868), un texto importante no sólo por los análisis de muy diversas especies domesticadas que Darwin efectuó allí, sino también porque en él se enfrentó con uno de sus grandes problemas, el de que aunque descubrió el hecho de la existencia de la selección natural y contribuyó notablemente a dilucidar la historia de la evolución animal y vegetal, no sabía explicar por qué surgen variaciones hereditarias entre organismos y cómo se transmiten éstas de generación en generación. Fue en esta obra -en donde, por cierto, empleó por primera vez el término acuñado en 1864 por Herbert Spencer, "supervivencia de los más aptos"- donde presentó su teoría hereditaria, la de la pangénesis, según la cual cada célula del organismo generaba unas "gémulas" diminutas que a través del proceso reproductivo transmitían a la descendencia los rasgos heredables. Fue el suyo un noble y ambicioso esfuerzo, a la postre, sin embargo, equivocado.
    Y junto a La variación de los animales y plantas bajo domesticación, otro de sus libros sobre botánica, disciplina que se ajustaba bastante bien a las posibilidades de Darwin en su propiedad de Downe, donde pasó los últimos cuarenta años de su vida y donde podía realizar él mismo experimentos, bien al aire libre o en los invernaderos que construyó. Se trata de Plantas carnívoras, el título de la traducción publicada por Laetoli, o Plantas insectívoras, el encabezamiento elegido en la Biblioteca Darwiniana encabezada por Los Libros de La Catarata. Porque 133 años después de no haber merecido el honor de ser traducido al español, ahora aparecen, simultáneamente, dos traducciones diferentes. Se trata de uno de los libros más especializados escritos por Darwin (de hecho, no se volvió a reimprimir mientras vivió), pero merece la pena que esté en nuestro idioma. Es impresionante ver cómo un anciano y muy debilitado Darwin (el libro se publicó en 1875, siete años antes de su muerte) se mostraba en esta obra como un consumado e imaginativo experimentador que estudiaba el efecto de todo tipo de sustancias en las hojas de plantas carnívoras, o que analizaba sus movimientos y procesos de digestión cuando colocaba pedacitos de carne sobre ellas.
    Alejandría: una biblioteca en busca de autores
    Si uno la mira desde el mar, la nueva Biblioteca de Alejandría parece un disco que, lanzado por algún gigante, quedó incrustado en la antigua gran ciudad del norte de Egipto.
    Por Manuel Toledo © BBC Mundo
    La institución, inaugurada hace siete años, se inspira en la Gran Biblioteca de Alejandría, fundada en el siglo III a. C. por Ptolomeo I.
    "Dicen que los volúmenes que abarca / Dejan atrás la cifra de los astros / O de la arena del desierto", escribió sobre el fabuloso centro cultural de la antigüedad Jorge Luis Borges, en su poema "Alejandría, 641 A.D.".
    La nueva Bibliotheca Alexandrina, que es su nombre oficial, también espera reunir millones de libros y convertirse en un centro de producción y diseminación de conocimiento, además de fomentar el diálogo intercultural.
    El complejo, diseñado por la empresa noruega Snohetta, incluye varios centros de investigación académica, cuatro galerías de arte para exposiciones temporales, nueve muestras permanentes, un planetario y tres museos.
    Pero su colección dista mucho de la que supuestamente tenía el Mouseion, o Templo de las Musas, hasta que comenzó a decaer en los tiempos de Cleopatra.
    Literatura latinoamericana
    A Borges le hubiera alegrado saber que sus Obras Completas se encuentran en los estantes de la biblioteca moderna.
    También hay algunas novelas de Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, aunque no necesariamente las más importantes.Sin embargo, a pesar de que hay unos 5.000 libros en español sobre diferentes materias, muchos otros escritores latinoamericanos están ausentes, en especial la mayoría de los poetas. Los autores de España están mejor representados.Uno de los bibliotecarios, Ayman Saleh, le explicó a BBC Mundo que esto se debe a que la colección depende en gran parte de donaciones.Basta echarles una mirada a los libros en castellano para comprobar que casi todos han sido donados por universidades o editores españoles y muy pocos por instituciones latinoamericanas."Nos gustaría tener más obras de América Latina, pero ahora las prioridades para nuestras adquisiciones son Egipto, la región del Mediterráneo, África y el Medio Oriente", dijo Saleh."Si alguna institución o individuo nos quiere hacer donaciones, puede ver en nuestro catálogo en internet lo que no tenemos y enviárnoslo", añadió.Otra bibliotecaria, Ghada Elabbady, señaló que también les interesa reunir publicaciones periódicas, pero en series completas.
    Estudiantes universitarios
    La membresía anual cuesta unos US$10 para adultos y la mitad de ese precio para estudiantes, retirados y discapacitados.En estos momentos, la biblioteca tiene unos 14.500 miembros.
    Elabbady le dijo a BBC Mundo que la mayoría de los usuarios son estudiantes universitarios.
    Además, hay una sección infantil y otra para jóvenes, que son las únicas que por ahora hacen préstamos.
    A Borges, el gran bibliotecario ciego, también le hubiera gustado saber que la Bibliotheca Alexandrina incluye un departamento, de membresía gratuita, para las personas con problemas de visión.
    Otra de las secciones está dedicada a las artes, multimedios y materiales audiovisuales, y acaba de presentar un programa especial sobre las contribuciones de las mujeres en el mundo árabe.
    Una bibliotecaria de ese departamento, Sylvia Stavridi, le dijo a la BBC que quisieran recibir donaciones de películas latinoamericanas, idealmente con subtítulos en inglés.
    Cavafis y Neruda
    Las notables lagunas de la biblioteca no se limitan a los autores latinoamericanos.
    Incluso sobre el poeta más destacado de Alejandría, Constantino Cavafis (1863-1933), hay pocos libros en su colección.
    Horas antes de visitar la biblioteca, me asombró comprobar que, como descubrió Vargas Llosa, "Cavafis es poco menos que un desconocido en esta ciudad que sus poemas han inmortalizado" .
    Durante un largo rato traté de encontrar su casa y sólo un anciano ex marinero -que, según me contó, solía viajar de Alejandría a La Habana- supo decirme cómo llegar. En la casa del poeta, que ahora es un museo, yo era el único visitante.
    Hace nueve años Vargas Llosa se lamentaba de que "no hay una calle que lleve su nombre ni una estatua que lo recuerde, o, si las hay, no figuran en las guías y nadie sabe dónde encontrarlas" .
    Cuando salía de la Bibliotheca Alexandrina, me resultó esperanzador ver que, cerca de la sección infantil, hay un nuevo busto de Cavafis, al lado de una placa con el rostro de Pablo Neruda.
    Unos niños que me vieron haciéndoles una foto, se acercaron a descubrir quiénes eran y también los retrataron, con sus teléfonos celulares.
    Tal vez en el futuro lleguen a conocer, a través de esta creciente biblioteca, sus colosales obras.
    Puertas y ventanas
    Recital poético Víctor Villegas
    La Academia Dominicana de la Lengua se complace en invitar al Recital Poético Víctor Villegas con la presencia y participación del el poeta y un nutrido grupo de escritores que rinden homenaje a su obra. Sábado 18 de abril de 2009. 5:00 PM. Salón de Conferencias de la Academia Dominicana de la Lengua. Casa de las Academias, C/ Mercedes 204, Ciudad Colonial. Santo Domingo, República Dominicana.
    Recordar a Sinán
    Jueves 23 en el programa radiofónico Clásicos de Chinchilla se presentará el cuento Lulú en los tribunales a través de
    www.ysuca.org. sv a las 21 hs, tiempo salvadoreño. También visitar el blog http://caminodecruc es-ramon. blogspot. com
    Nuevo portal de noticias
    www.laprensadigital -laprensa. blogspot. com
    Número 18 / Revista Sequpyah
    En este número textos de Alfredo Collado Villanueva, Carlos López Dzur, Arturo Cardona Mattei, Jaim Najman Bialik, Paul Celan, M. R. Kropko, Norma Segades y otros.
    Jardines de la lengua de Pastor de Moya
    Presentación del libro Jardines de la lengua de Pastor de Moya el sábado 25 de abril a las 7:00PM en Librería Thesaurus Santo Domingo, República Dominicana.
    Inauguración del Ciclo El Visitante
    Martes 21 de abril a las 19 hs. nos visita Cecilia Quílez (España). Acompañan: Rodolfo Edwards, Delfina Muschietti. Coordina: Florencia Abadi. Un espacio de lectura y reflexión para los socios y amigos. Los esperamos el martes 21 de abril a las 19 hs. Sociedad de escritoras y escritores de Argentina. Auditorio Francisco Madariaga. Bartolomé Mitre 2815 - Of. 225 a 230 Frente a Plaza Once. (C1201AAA) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Argentina. Tel. (00 54 11) 4864 8101 /
    administracion@ lasea.org. ar www.lasea.org. ar
    Ángela Hernández en la Tertulia Poética
    Como tercer martes de cada mes, el próximo martes 21 de Abril a las 7:00 PM realizaremos nuestra Tertulia Poética con Ángela Hernández, reconocida escritora, que no tiene fronteras de género en la literatura, tanto poesía, cuento, ensayo o novela. Como siempre en la Librería Thesaurus. Dr. Eduardo Gautreau de Windt, coordinador.
    Dan-Auta de José Ortega y Gasset
    Incluimos el cuento clásico de la semana, seleccionado por Luis López Nieves:
    Dan-Auta, por el autor español José Ortega y Gasset [1883-1955]. Pulse sobre el título para leer el cuento en Ciudad Seva.
    Ciclo de conferencias "Las distintas caras del mal"
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LOS RANKING DE LAS PRIMERAS 10 EMPRESAS EN LOS ULTIMOS 5 ANOS

Investigación Juicio Baninter

Juicio Baninter


Una larga polémica

Escrito por: ROBERTO B. SALADÍN SELÍN

Resulta interesante analizar los argumentos del sector industrial

A raíz de lo que se ha denominado el “tsunami financiero” del siglo XXI, la crisis detonada en Wall Street en el 2008, se ha reactivado una larga polémica en el sector industrial de los Estados Unidos de América, en torno a la rentabilidad de la industria del petróleo y gas de dicho país, alegando otros segmentos del sector industrial que los beneficios de la industria petrolera son supuestamente demasiado elevados. La polémica que comenzó desde el 2006, se reactivó en el 2008.
Resulta interesante analizar los argumentos esgrimidos por los diferentes segmentos del sector de la industria norteamericana. Ya en enero del 2006, la Industria del Petróleo y Gas de los EE.UU. publicó un mensaje en los medios de comunicación escritos y en la televisión, donde expuso los márgenes de beneficios por sector industrial, entre octubre del 2000 a septiembre del 2005 (centavo por dólar de ventas).
De acuerdo a los datos publicados en el mensaje o comunicado aludido, publicado en el Washington Post en enero del 2006, los bancos tenían una rentabilidad de 17.3 centavos por cada dólar invertido, la industria farmacéutica 10.2 centavos, el sector inmobiliario 10.8 centavos, la industria del petróleo y gas 5.8 centavos, todo el sector industrial 5.5 centavos, los servicios públicos (electricidad, teléfonos, etc.) 5.2 centavos y la industria del detalle 3.4 centavos.
La industria del petróleo y gas en el referido mensaje público se defendió señalando que en los últimos cinco años, su rentabilidad fue menor que la de otros sectores industriales importantes como el sector bancario, la industria farmacéutica y el sector inmobiliario por supuesto, antes de la crisis sub-prime. Su principal defensa alega la industria del petróleo y gas es que se requieren inversiones masivas, en billones de dólares para explorar, producir, refinar y distribuir, los productos que demandan los consumidores.
Sin embargo, cuando se analiza, el cuadro público por la revista Fortune sobre las 75 corporaciones norteamericanas que tuvieron mayores ingresos en el 2007, llama la atención que en el ranking de las primeras diez empresas, en orden descendente figuran las siguientes: Wal-Mart Stores, Exxon-Mobil, Chevron, General Motors, Conoco, Phillips, General Electric, Ford Motor, Citigroup, Bank of America Corporation y AT&T.
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