viernes, 9 de octubre de 2020

TRUMP VS. BIDEN: 3 FACTORES QUE DAN A LOS CATOLICOS UN INUSUAL PROTAGONISMO EN LAS ELECCIONES DE EE.UU

 Una noticia de fuentes  externas


Trump vs. Biden: 3 factores que dan a los católicos un inusual protagonismo en las elecciones de Estados Unidos

Gerardo Lissardy - BBC News Mundo, Nueva York
Banderas
Los católicos son cerca de 20% de la población de EE.UU., pero su voto adquiere una relevancia particular en varios estados.

Cuando el papa Francisco declinó reunirse el mes pasado con el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, algunos advirtieron que el telón de fondo del desencuentro eran las elecciones de noviembre en este país.

"El Papa ya ha dicho claramente que personajes políticos no son recibidos durante períodos electorales", indicó entonces el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin.

Pompeo, quien reclama una actitud más firme del Vaticano con China, negó que su viaje a Roma estuviera vinculado a las elecciones de EE.UU., pero incluso prelados y críticos del papa Francisco con quienes sí se reunió creen que la visita podía tener efectos políticos en el país.

De hecho, en estos días tanto el presidente de EE.UU., Donald Trump, como su rival demócrata, Joe Biden, se disputan con intensidad el voto católico, con mensajes directos y avisos publicitarios en particular en los estados "péndulo" que definirán al ganador el 3 de noviembre.

The British Broadcasting Corporation

Distintos factores dan a los católicos un protagonismo inusual en esta campaña. A continuación, tres de ellos:

1. Un voto clave

A diferencia de otros grupos religiosos, como los evangélicos blancos que votan en bloque a los republicanos o los protestantes negros que lo hacen por demócratas, los católicos en EE.UU. se dividen políticamente en mitades, según encuestas del Centro Pew de Investigación.

Más aún: la ligera mayoría del voto católico ha pasado de un partido a otro en las últimas cuatro elecciones presidenciales de EE.UU., dos veces hacia cada lado y en cada ocasión con el candidato ganador.

Votantes en Estados Unidos
La mayoría de los católicos ha solido votar al presidente ganador en las recientes elecciones de EE.UU., ya sea republicano o demócrata.

Todo esto, en un país tan polarizado y donde casi todos los electores ya parecen haber decidido su voto, vuelve a los católicos un objetivo crucial de ambos candidatos.

"En este momento, todos los políticos profesionales son muy conscientes de que el voto católico es movible, es persuasible en mayor medida que otros grupos", dice Andrew Walsh, director asociado del Centro Greenberg para el estudio de la religión en la vida pública del Trinity College de Connecticut, a BBC Mundo.

Y agrega que "muchos de los votos que se consideran en juego, que no son votos seguros para Biden o Trump, se encuentran en estados con una gran población de votantes católicos".

A su vez, estos votantes católicos se pueden dividir en dos grandes subgrupos: los latinos, con especial peso en estados como Arizona o Florida, y los blancos, más numerosos en estados como Michigan o Wisconsin, donde Trump ganó en 2016 por unos 20.000 votos.

Donald Trump da su discurso de la victoria.
Trump obtuvo en 2016 una mayoría del voto católico. ¿Podrá hacerlo de nuevo este año?

Se estima que Trump recibió en 2016 el 52% de los votos católicos, que en total constituyen cerca de una cuarta parte del electorado.

Pero algunas encuestas recientes sugieren que la diferencia a favor del presidente, sobre todo entre católicos blancos, tiende a disminuir.

2. Biden es católico

EE.UU. ha tenido en su historia sólo un presidente católico, John F. Kennedy, y Biden aspira ser el segundo.

El candidato demócrata asistió a un colegio católico, suele ir a misa, llevar un rosario consigo y dice que se apoyó en su religión para sobreponerse a tragedias personales como la muerte de su primera esposa e hija en un accidente de tránsito, o de un hijo por cáncer.

"Mi fe católica me ayudó a atravesar la oscuridad", dijo Biden este mes en una cena virtual para recaudar fondos para organizaciones benéficas católicas, en la que también participó Trump.

Joe Biden y papa Francisco
Biden, que es católico, se encontró siendo vicepresidente de EE.UU. con el papa Francisco en Washington en 2015.

Descendiente de irlandeses, el candidato demócrata también indicó que la doctrina social católica le ha servido como referente en la política.

Biden "tiene una identidad católica clara y cercana, así que eso hace una diferencia" para algunos votantes, señala Walsh.

Mientras enfatiza temas de justicia social y ayuda a los más necesitados, sobre ante una pandemia que ha matado a más de 210.000 estadounidenses, Biden apoya el derecho al aborto.

Por esto, algunos curas conservadores y antiaborto en EE.UU. han llegado a cuestionar que el candidato demócrata sea católico, en línea con los ataques que le lanza el presidente.

Manifestantes a favor y en contra del aborto protestan frente a la Corte Suprema de Estados Unidos.
El derecho al aborto es un tema divisivo en EE.UU. y también genera diferencias entre los católicos.

Trump, quien se ha definido como presbiteriano y en las elecciones pasadas se enfrentó al papa Francisco cuando éste indicó que "no es cristiano" promover cosas como el muro en la frontera con México, ha dicho que Biden está "contra Dios" y "contra la Biblia".

Todo esto genera divisiones dentro de la Iglesia en EE.UU., permeable a la creciente grieta política que vive el país y con parte de su clero escéptico al liderazgo del pontífice argentino.

Y el tema del aborto parece lejos de unificar a los adultos católicos en este país: una mayoría (56%) cree que esa práctica debería ser legal en todos los casos o en su mayoría, según encuesta del Centro Pew realizada el año pasado.

3. La jueza Barrett

La vacante que ha quedado en la Corte Suprema de Justicia tras la muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg el mes pasado también le ha dado prominencia a los católicos en esta campaña.

Para llenar la silla vacía, Trump nominó a la jueza Amy Coney Barrett, una devota católica y favorita de los conservadores sociales.

Amy Coney Barrett
La jueza Amy Coney Barrett, nominada por Trump para la Corte Suprema, es una devota católica.

Y, pese a haber cuestionado él mismo la fidelidad religiosa de Biden, el presidente advirtió contra hacer lo mismo con Barrett.

"No toleraremos ningún ataque contra la fe de la jueza Barrett. El fanatismo anti-católico no tiene absolutamente ningún lugar en Estados Unidos", sostuvo Trump en la misma cena virtual de caridad en que participó Biden.

El hecho de que haya destacado su nominación de la jueza Barrett frente a una audiencia católica muestra que Trump apuesta a eso y al rechazo al aborto para ganar votos de esa comunidad religiosa.

Sin embargo, con el escaso tiempo restante y al menos tres senadores republicanos que al igual que Trump han dado positivo por coronavirus en los últimos días, se desconoce si el Senado logrará confirmar rápidamente a la jueza en el cargo como quería la Casa Blanca.

De hacerlo, el máximo tribunal de justicia del país pasaría a tener seis jueces católicos entre sus nueve miembros, aunque en EE.UU. poco más de 20% de la población profesa esa religión.

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Politics

El peligro del terrorismo político interno aflora en Estados Unidos

Washington, 9 oct (EFE).- El plan para secuestrar a la gobernadora de Michigan, la demócrata Gretchen Whitmer, ha puesto al descubierto las actividades clandestinas de "Wolverine Watchman", una de las milicias de ultraderecha que han aflorado en Estados Unidos ante la pandemia del coronavirius y las protestas raciales.

Las autoridades destaparon este jueves un presunto complot de este grupo armado, prácticamente desconocido hasta ahora, destinado a secuestrar y quizá matar a la gobernadora, quien ha sido criticada por sus órdenes para contener el coronavirus, que estos sectores consideran que atentan contra sus libertades constitucionales.

Los detenidos por este plan son seis hombres a los que se imputan cargos federales relacionados con el complot para secuestrar a Whitmer antes de las elecciones del 3 de noviembre, con el presunto fin último de desencadenar una guerra civil en el país.

También hay otros siete sospechosos detenidos, que enfrentan cargos estatales bajo la ley antiterrorista de Michigan.

Ya desde abril, grupos armados han protagonizado protestas frente al Capitolio estatal en Lansing, la capital de Michigan, oponiéndose a las medidas de la gobernadora, y en una ocasión varios de estos milicianos fueron detenidos intentando acceder al hemiciclo.

Según la información dada por las autoridades, el grupo, que había sido infiltrado por informantes de la policía federal (FBI), en un principio consideró la toma del Congreso estatal de Michigan, pero ante la magnitud de una operación, que calcularon que requeriría más de 200 milicianos, cambiaron de objetivo.

Su plan pasó a ser el secuestro de la gobernadora demócrata para llevarla a un escondite situado en un lugar remoto de Wisconsin y juzgarla por "traición", sin descartar acabar con su vida.

Uno de los detenidos, Joseph Morrison, considerado el "fundador" y "comandante supremo" de la milicia, utilizaba una propiedad destartalada en un área rural en la localidad de Munith, unos 120 kilómetros al este de Detroit, para adiestrar a los miembros.

Los vecinos venían escuchando disparos y ráfagas de armas de alto calibre procedentes de ese lugar, sobre todo los fines de semana, como si se llevase a cabo prácticas de tiro, por lo que sospechaban que se trataba de entrenamientos de una milicia.

La presencia de estos grupos ultraderechistas armados, que antes mantenían un perfil más bajo, se ha hecho bastante habitual en Estados Unidos a raíz de la pandemia, pero sobre todo en respuesta a las protestas contra la brutalidad policial y el racismo.

Ahora es frecuente ver a grupos de milicianos armados en protestas antirracistas, según ellos, para proteger la propiedad privada y mantener el orden en caso de disturbios o saqueos.

Estos grupos parecen haberse visto envalentonados por el presidente de EE.UU., Donald Trump, que ha visto en ellos un nicho de votos y en ocasiones ha eludido condenar sus actividades o incluso las ha respaldado.

Pocos meses después de ocupar la Presidencia, Trump se negó a condenar la violencia de los supremacistas que en agosto de 2017 protagonizaron una exhibición de fuerza en Charlottesville, vestidos de milicianos y con un desfile con antorchas de tono neonazi, y que terminó con la muerte de una manifestante antirracista.

Trump responsabilizó entonces de la violencia tanto a los grupos neonazis como a los manifestantes de izquierda y aseguró que había gente "muy buena" entre los supremacistas.

En el debate que mantuvo hace dos semanas con su rival electoral, el demócrata Joe Biden, Trump se negó también a condenar a otro de estos grupos, los "Proud Boys", al que pidió que "diera un paso atrás y permaneciera preparado" ante posibles disturbios raciales.

Un día después, las redes sociales se llenaron de mensajes en los que los nacionalistas blancos adoptaban esa frase como eslogan y celebraban el respaldo tácito de Trump.

En el caso del complot contra la gobernadora, Trump escribió el pasado 17 de abril un tuit que rezaba: "¡Liberen a Michigan!", supuestamente dirigido a los militantes de extrema derecha que se oponían a las medidas de confinamiento decididas por Whitmer.

Preguntado si pensaba que el tuit de Trump animaba a las milicias radicales, Biden respondió afirmativamente y dijo que "las palabras que pronuncia son importantes".

La gobernadora, por su parte, dijo que los extremistas escucharon el debate e interpretaron las palabras de Trump "no como una censura, sino como un grito de guerra" y "una llamada a la acción".

"Fue mi Departamento de Justicia el que los arrestó", pero Whitmer "va a montar su espectáculo político", respondió Trump a estas criticas, mientras que su secretaria de prensa, Kayleigh McEnany, aseguró que el gobernante "ha condenado continuamente a los supremacistas blancos y todas las formas de odio".

Aunque en Estados Unidos, los neonazis y supremacistas blancos siguen siendo muy minoritarios, su presencia ha ido en aumento.

En una encuesta de YouGov, hace tres años tan solo un 8 % de los estadounidenses consideraba justificado que un partido usara la violencia para promover sus objetivos políticos, pero en otra realizada en septiembre de este año esa cifra era más del 30 %.

Hernán Martín

(c) Agencia EFE

COMO CHINA PUDO HABER DESCUBIERTO AMERICA SIETE DECADAS ANTES QUE COLON...NO VIENE MAL AHORA QUE RECORDAMOS LOS 528 ANOS DE LA LLEGADA DE LOS EUROPEOS AMERICA

 Cortesia de blog educativo de noticias del Lic. Enildo E Rodriguez Nunez MBA PhDP

Una publicacion de fuentes externas

Cómo China pudo haber "descubierto" América siete décadas antes de Colón

Vinicius Mendes - Para BBC Brasil
Barco
La idea de que los chinos pudiesen haber llegado antes al continente americano siempre ha sido una teoría marginal en los libros de historia.

Cuando Cristóbal Colón se lanzó a atravesar los grandes espacios vacíos al oeste de la Ecúmene (la zona habitada de la Tierra), había aceptado el desafío de las leyendas.

"(...) Y el mundo era entonces el mar Mediterráneo con sus costas de ambigua proyección hacia el África y Oriente. Los navegantes portugueses aseguraban que el viento del oeste traía cadáveres extraños y a veces arrastraba leños curiosamente tallados, pero nadie sospechaba que el mundo sería, pronto, asombrosamente multiplicado".

Así es como el uruguayo Eduardo Galeano comienza su clásico "Las venas abiertas de América Latina", un libro publicado en 1971 que narra la historia de la región y su lugar en el mundo.

El escritor, así como toda la historiografía occidental, parte del primer viaje del navegante genovés para contar el primer encuentro entre los habitantes de lo que se conocería como América y los exploradores que llegaban desde otras partes del planeta.

El encuentro, narrado por Colón, aparece en respetadas colecciones como la "Historia de América Latina" del historiador británico Leslie Bethel, o en los volúmenes de "Historia de la Conquista", escritos por el estadounidense William Prescott en la primera mitad del siglo XVIII.

En los márgenes, están las historias de posibilidades alternativas, como la de que los vikingos de Groenlandia tenían colonias en el litoral de Canadá, o de que la "gran tierra, fértil y de clima delicioso" encontrada y descrita supuestamente por un capitán fenicio al otro lado del océano en el año 500 a.C. era América.

Aquel contacto inédito —relatado por Colón— marcaría el inicio de toda la historia de invasiones europeas y de posteriores colonizaciones de los territorios y pueblos existentes de este lado del globo, y sería también el marco inaugural de una narrativa hegemónica que perdura hasta hoy en torno de un "descubrimiento de América" ​​por parte de Europa.

El "descubrimiento" chino

Hace casi dos décadas, sin embargo, se extendió una historia alternativa del "descubrimiento" de América.

En oposición al consenso historiográfico, esta historia dice que flotas encabezadas por dos almirantes chinos, Zhou Man y Hong Bao, habían navegado desde África hasta la desembocadura del río Orinoco, en la actual Venezuela, y que luego habían bajado por toda la costa del continente hasta el estrecho de Magallanes en el año 1421.

Es decir, 71 años antes del viaje de Cristóbal Colón.

Barco
En el siglo XV, China estaba tecnológicamente más avanzada que Europa.

Estos almirantes habían sido entrenados y dirigidos por el gran navegante chino de la época: el eunuco musulmán Zheng He.

Y, ahora, estas figuras históricas están siendo evocadas por la alta cúpula del gobierno chino para reafirmar los reclamos globales de la potencia asiática.

La tesis del "descubrimiento" chino, cuyas versiones existían antes, se hizo famosa a través de dos bestsellers escritos por el excomandante de la Armada británica Gavin Menzies a principios de la década de 2000: "1421: el año en que China descubrió el mundo" (Bertrand, 2006) y Who Discovered America? The Untold History of the Peopling of the Americas ("¿Quién descubrió América? La historia oculta de la ocupación de las Américas", sin traducción).

A pesar de que la tesis ha sido fuertemente criticada por algunos historiadores por el tratamiento poco ortodoxo de la evidencia histórica, la discusión permanece abierta entre expertos de todo el mundo.

Algunos de ellos afirman que, aunque los chinos, de hecho, no navegaron por la costa americana antes de Colón, es posible decir que tenían los medios para hacerlo.

"Tecnológicamente hablando, China estaba en condiciones de llegar a América u otras tierras, y ni siquiera podemos descartar que esto haya sucedido", explica Rita Feodrippe, investigadora de la Escuela de Guerra Naval, especializada en la marina china.

"Muchos navegantes pudieron haber llegado allí y morir a su regreso, o incluso haber dejado constancia de los descubrimientos. Sin embargo, la cuestión es que la tecnología por sí sola no responde a esta pregunta.

"Los europeos salieron a explorar el Atlántico porque el Mediterráneo estaba cerrado y necesitaban encontrar nuevos mercados. China, por el contrario, tenía un comercio terrestre muy bien establecido con África, con lo que ahora llamamos Oriente Medio e incluso con Europa.

"Como hubo un relativo éxito comercial, económico, cultural y migratorio, no habría habido necesidad de buscar nuevas tierras, incluso con la tecnología disponible ", dice la investigadora.

Marina china
Hoy día, China intenta ampliar su influencia en el mundo a través de inversiones en infraestructura, entre otros proyectos.

Para Vitor Ido, investigador del South Centre en Ginebra, Suiza, la reacción a la posibilidad de que Colón no haya sido el primero en navegar por el continente americano también dice mucho sobre la hegemonía de la narrativa europea.

"¿Cuáles son las razones para que nos resulte incluso inconcebible, a la mayoría de nosotros, reconocer que China podría haber tenido una superioridad tecnológica sobre los europeos en ese momento? Esta pregunta muestra nuestra forma de pensar sobre la historia".

El controvertido libro de Gavin Menzies

Menzies, quien falleció hace pocos meses, sostenía que, a principios del siglo XV, alrededor de 1403, el emperador chino Yongle (tercero de la dinastía Ming) le dio a Zheng He la misión de dar la mayor vuelta al mundo que se había dado hasta ese entonces.

El objetivo era ir "hasta el fin del mundo a recoger tributos de los bárbaros esparcidos por el mar".

Él tenía que entrenar a navegantes para que salieran a los océanos mientras, en paralelo, el imperio construía cientos de ba chuan, unos barcos de dimensiones sin precedentes.

Fueron ellos quienes, en los años siguientes, emprendieron seis viajes alrededor del planeta tomando contacto con diferentes pueblos y llegando a tierras cuya existencia se desconocía. El único lugar ausente en el trayecto fue Europa.

Los viajes habrían continuado si, en 1424, Zhu Di no hubiese muerto, interrumpiendo el proyecto de expansión y el contacto con otras civilizaciones (un séptimo viaje se realizaría en 1433, después de su muerte, y una octava flota llegó a partir más tarde, pero no llegó a mar abierto).

Menzies dice en el libro que, junto con otros viajes del mismo período, los almirantes liderados por Zheng He también entraron en lo que hoy es Australia, 350 años antes de la expedición británica dirigida por el capitán James Cook, quien llegó a la playa de Kamay Botany Bay (hoy un parque nacional en Sídney) en abril de 1770.

Dado que la mayoría de los mapas chinos originales fueron destruidos por funcionarios del imperio años después de la muerte de Zhu Di, los que quedan presentan solo viajes menores a India y otras islas del sudeste asiático.

Ahora solo se puede acceder a los dibujos de los años 1421 y 1423, cuando los barcos de Zheng He habrían ido más lejos, solo a través de reproducciones, como una que encontró Menzies.

Realizada por el cartógrafo veneciano Zuane Pizzigano, la reproducción muestra las islas de Guadalupe y Cuba, las costas americanas, Australia e incluso la Antártida, y según Menzies, este material fue utilizado probablemente por el propio Colón para llegar a las Antillas.

Marinero chino
El nombre del navegante Zhen He a vuelto a la palestra en momentos en que China quiere crear la marina más grande del mundo.

Décadas más tarde, en 1512, el cartógrafo turco Piri Reis diseñó un mapa del mundo que incluía no solo las Américas, sino que detallaba el terreno de la Patagonia, en el sur del continente.

Esto solo fue posible, según Menzies, por la información obtenida décadas antes por los chinos y ya esparcida por los territorios de Asia.

En estos viajes ausentes de los registros originales, los barcos dirigidos por Zheng He habrían cruzado el cabo de Buena Esperanza antes que Bartolomeu Dias, pasando por Cabo Verde, en África, las islas de las Azores, hoy territorio portugués, las Bahamas (Caribe) y las Malvinas.

Incluso habrían establecido algunas colonias en lo que ahora son Australia, Nueva Zelanda, California, la isla de Puerto Rico y México, a donde habría llevado los primeros caballos.

Además, supuestamente estas colonias fueron pioneras en la crianza de gallinas en América del Sur y en la creación de un comercio de diamantes encontrados en la Amazonía con el resto del mundo.

Los libros del excomandante naval son cuestionados principalmente por la debilidad metodológica. "Las extraordinarias conclusiones del autor son validadas únicamente por sus experiencias personales y por el relato de su lucha por llegar a ellas", señala Robert Finlay, profesor emérito de Historia Mundial de la Universidad de Arkansas, en EE.UU.

"Este método es lo que hace posible atraer a tantos lectores que de otra manera nunca abrirían un libro de 500 páginas, cuyo tema son los emprendimientos marítimos chinos y la exploración europea ", añade.

También hay críticas a la evidencia utilizada: en un análisis extenso de la obra de Gavin Menzies, el historiador y oficial de la Armada portuguesa, José Manuel Malhão Pereira, y el profesor Jin Guoping, especialista en relaciones portuguesas en China, señalan inconsistencias que van desde corrientes de vientos a las coordenadas astronómicas utilizadas por los almirantes chinos, pasando por graves errores de análisis cartográfico (el mapa de Piri Reis, por ejemplo, describe islas de África, no del Caribe).

Según ellos, el autor más vendido no solo trató de "engañar a los lectores", sino que tergiversó varias pruebas históricas para construir su caso.

Un mapa antiguo

La tesis de que los chinos llegaron a América antes que Colón, sin embargo, nunca murió.

En 2006, un abogado chino llamado Liu Gang dijo a la prensa internacional que había encontrado un objeto que lo demostraba: un mapa con los cinco continentes del planeta elaborado en 1763, pero con una anotación en la parte posterior que decía que era una reproducción de otro mapa de 1418.

El mapa fue comprado por un precio insignificante en una librería de Shanghái hace años y Gang dijo que había pasado ese tiempo estudiando cartografía con otros expertos.

Llegó a una conclusión similar a la de Menzies: "La información en el mapa puede cambiar la historia", dijo Gang.

Ilustración de Cristóbal Colón
De ser cierta la teoría propuesta por Menzies, los chinos habrían llegado al nuevo continente 71 años antes que Colón.

En 2014, surgieron otras pruebas de los descubrimientos marítimos chinos: durante una expedición a la remota isla de Elcho, en Australia, un equipo de arqueólogos del país encontró una moneda de la dinastía Qing de entre los años 1735 y 1795.

En ese momento, Mike Owen, jefe de la excavación, llegó a decir que el objeto se sumaba a las ya fuertes indicaciones de que los chinos habían hecho contacto con los aborígenes en la región antes de Cook.

Para Júlia Rosa, quien realizó una maestría en Estudios Chinos Contemporáneos en la Universidad Renmin en Pekín, y es cofundadora de la plataforma Shūmiàn, el tema principal de este debate también gira en torno a las posibilidades chinas en ese período.

"Por un lado, la dinastía estaba involucrada en proyectos de expansión y exploración de nuevos mercados para el comercio, y por otro, tenía la tecnología para hacerlo, ya que la literatura dice que los barcos chinos en ese momento eran mejores que los italianos", señala Rosa.

"Si hubiesen sabido que podía haber una tierra desconocida al otro lado del mundo, es posible que hubieran intentado llegar a ella", explica.

"Además, existe cierto consenso de que China era más avanzada tecnológicamente que Europa hasta el siglo XIV", añade.

Rita Feodrippe sostiene que, de hecho, la industria naval de China fue una de las más avanzadas del mundo hasta antes del siglo XV.

"Hay muchas fuentes históricas que muestran que China llegó al siglo XV con programas y políticas específicas para su desarrollo naval a nivel local. Es decir, quería navegar por el Pacífico y comerciar con los pueblos del sudeste asiático ", explica.

El "regreso" de Zheng He

Hace tres años, el nombre de Zheng He volvió a salir de la boca de un gobernante chino: fue durante el discurso de apertura del presidente Xi Jinping del primer Foro de la Franja y la Ruta (BRF), un evento en el que delegados de más de una centena de países se reunieron en Pekín en 2017 para discutir proyectos de infraestructura financiados por China en todo el mundo.

En esa ocasión, Xi afirmó que Zheng fue uno de los "pioneros chinos que entraron en la historia no como conquistadores, con buques de guerra, armas o espadas".

"En cambio, son recordados como emisarios amigos en caravanas de camellos y navegando en barcos repletos de tesoros. De generación en generación, estos viajeros de las rutas de la seda han construido un puente para la paz y la cooperación entre Occidente y Oriente", agregó.

Según Júlia Rosa, la mención del presidente chino no fue casual: en un contexto de disputa geopolítica y reafirmación en el escenario global, con la construcción de puertos y carreteras en países de África, Asia y América Latina, el navegante del siglo XV pone a de las dinastías más gloriosas de la historia de China en diálogo con las pretensiones actuales del Partido Comunista, que ha gobernado el país desde mediados del siglo XX.

"Como en la dinastía Ming hubo una intensa participación de China más allá de su territorio, no necesariamente en conflictos bélicos, sino en el comercio con sus vecinos. Zheng He se plantea como la figura que ilustra las intenciones de China hoy: comprometerse con otras poblaciones a través de intercambios positivos, ganancias mutuas y comercio pacífico ", señala Rosa.

"Así, Zheng He es un ejemplo que se usa para decir que China ha tenido este tipo de contacto con otros pueblos durante mucho tiempo", agrega Rosa.

Vitor Ido dice que la reanudación del uso de símbolos nacionales como Zheng He, también es parte de otra ambición china.

"El país también ha hecho esto con Confucio, a través del Instituto Confucio, para expandir lo que llamamos poder blando, aunque el gobierno tiene una interpretación muy específica del confucianismo, así como de la historia de Zheng He", señala.

"De cualquier forma, este proceso me parece muy importante en la China contemporánea".

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