sábado, 4 de julio de 2009

RESUMEN CULTURAL DE MEDIA ISLA, UNA RESENA PERIODISTICA, SOBRE POLITICA, ARTE, HISTORIA, ETC.

Libertad de la novela , …ese morir mientras crecemos, Sepropaga El mal del tiempoen RD , Apariencias , Juan Bosch cumple cien años , El libro también se suma a la crisis , Quéleen los grandes escritores , La identidad posthumana , ¿Michael Jackson tenía sed de eternidad ode olvido? , Puertas y ventanas: ¡Salvemosa Caliope! , Elblog de Silvia Loustau , La partidadel tren de Clarice Lispector , Sigue el El mal del tiempo en RD , Cantre,Reyes y Varela en Liricando , Imágenesdel mundo.

Libertad de la novela

PorANTONIO MUÑOZ MOLINA © BABELIA
Unanovela es la libertad. El acto físico de abrirla es tan simple, tan rotundo,tan cargado de sentidos posibles, como el de abrir una puerta, una puerta desalida y una puerta de entrada. Hasta la tapa del libro parece una puerta quese abre. Salimos de algo y entramos en algo, cruzamos un umbral que sedespliega entre nuestras manos, y al principio, como en algunos lugaresmisteriosos, nos encontramos en la sombra, y sólo gradualmente se acostumbranlos ojos a la nueva claridad que irradia del interior del libro. En la casa deveraneo de sus abuelos Proust se encerraba a leer en un retrete con una pequeñaventana desde la que veía el campanario del pueblo. Juan Carlos Onetti leía deniño encerrado en un armario, a la luz de una linterna, acompañado por un gatoal que acariciaba tan silenciosamente como pasaba las páginas, y decía que lacausa de su mala vista era haber gastado los ojos leyendo en aquel refugio.Muchas tardes de verano yo he leído en un granero lleno de trigo reciéncosechado, y en el tacto del papel había residuos del polvo de la trilla.


Perono siempre logra uno ese estado de encierro gustoso, de inmersión en aguas muyprofundas, ese fervor de libertad en el interior de una novela. Tan necesariascomo el libro en sí son las circunstancias: muchas páginas y mucho tiempo pordelante, sin distracciones, sin estorbos, con un grado de concentración quesegún nos dicen cada vez es más difícil, pero sin el cual la experiencia integralde la novela no llega a cumplirse. A lo largo de dos viajes sucesivos en tren yde las ocho horas de un vuelo transatlántico yo he tenido esa oportunidad delectura perfecta, y también la suerte de haber hallado el libro preciso parasatisfacerla, una novela recién publicada que un amigo me trajo de Londresjusto cuando preparaba el equipaje, The Winter Vault, de Anne Michaels.


Yo nosabía nada de esta autora. Tan sólo recordaba el título de una novela anterior,Piezas en fuga, que tuve en casa y no leí cuando se publicó hace años enespañol. Después he sabido que no es partidaria de dar demasiada informaciónsobre su propia vida para que ese conocimiento no interfiera en el encuentrodel lector con el libro, que debería ser lo más limpio posible.

"De verdadcreo que leemos de manera distinta un libro cuando sabemos incluso los detallesmás banales de la vida de su autor", ha dicho. Es verdad que yo me hebeneficiado de mi ignorancia: el deseo de la lectura lo despertó el título dela novela, La bóveda de invierno, y también un indicio sobre elargumento: en 1964 un ingeniero recién casado viaja con su mujer a la regióndel Alto Nilo para trabajar en el salvamento del templo de Abu Simbel, quehabría sido anegado por las aguas de la presa de Asuán.

Nada más. La libertadde la novela es también nuestra potestad de entrar en ella sin obligaciones niprejuicios y decidir soberanamente si seguiremos leyendo o la dejaremos al cabode unas páginas, porque en ese reino privado no obedecemos a nadie ni nosdejamos coaccionar por la opinión de otros que parezcan saber más y ni siquierapor la presión inmensa de lo que parece gustarle a todo el mundo. De nuestraspreferencia s o rechazos soberanos no tenemos que dar cuenta a nadie. La novelaexiste para nosotros en ese espacio de intimidad que nos protege tras la puertacerrada de la lectura.
En elfondo, empezar a leer se parece mucho a empezar a escribir: es encontrar unhilo y seguirlo, escuchar una voz y dejarse hechizar y guiar por ella. La vozde Anne Michaels, despojada de biografía, de información, de prejuicios a favoro en contra, empecé a escucharla con una claridad singular cuando abrí sunovela junto a la ventanilla del tren que me llevaba al norte, y luego meacompañó en la habitación de un hotel y en otra travesía de vuelta por losverdes cantábricos que se disolvían después en los ocres y amarillos de lasllanuras de Castilla.

Subí al avión y en cuanto me abroché el cinturón deseguridad ya abrí la novela para que la voz me acompañara, y mi viaje sobre elAtlántico se correspondía con los que emprenden los personajes de la novela, elingeniero Avery y su mujer, Jean, sus idas y vueltas entre Canadá y Egipto,entre el dulce amor compartido y la desgracia y el remordimiento, y también losviajes que se cuentan el uno al otro, los que se enredan con sus vidas y losque les dieron origen y permitieron que se encontraran.

La voz de la novelaestá hecha en realidad de muchas voces que se escuchan también en ella, y queno se pierden en el clamor general, tan poderoso sin embargo como el de losríos que alimentan literalmente el fluir de la trama, el San Lorenzo, enCanadá, el Nilo, y de golpe -con esa sorpresa de la lectura que sólo esplenamente efectiva cuando se carece de información previa- el Vístula, el río deVarsovia. En 1945, al otro lado del Vístula, las tropas soviéticas permanecíandetenidas mientras los alemanes aplastaban sanguinariamente la sublevación delos polacos y mientras metódicamente minaban y demolían una ciudad entera yaconvertida en cementerio.


"No hay dos hechos tan apartados entre sí que no puedan juntarse", dice uno delos héroes de la novela, otro ingeniero, el padre de Avery, que alentó en suhijo desde que era niño el amor por las máquinas y por las grandes obraspúblicas, por la capacidad humana de comprender y transformar el mundo. Lanieve de las cumbres que se ven a lo lejos desde el interior de una selvaafricana será luego el agua del gran río que fluye por el desierto. El empeñocolosal de domar su corriente para que haga fértiles campos de cultivo yproduzca la electricidad que mejorará las vidas de millones de personas tambiéntraerá consigo una escala de destrucción formidable: paisajes, aldeas, formasde vida, mundos enteros arrasados, miles o centenares de miles de otras personasque son despojadas de todo sin que se les pida su opinión en nombre de unprogreso del que ellas no se benefician. Los ingenieros desmontan piedra porpiedra el templo de Abu Simbel y lo reconstruyen en otra parte, pero el temploya es una falsificación. Terminada la guerra la Ciudad Vieja de Varsovia eslevantada de nuevo por los supervivientes, pero cuando más se parece a la quefue destruida más mentiroso resulta el simulacro.


Lanovela es la libertad: Anne Michaels acumula en la suya vidas inventadas,hechos históricos, informaciones sobre ingeniería y sobre botánica, exactitudesde la poesía y de la ciencia, y en esa acumulación hay un desbordamiento deabundancia y un rigor de arquitectura sin peso. La puerta de la novela da a laslatitudes del mundo y a las bóvedas más secretas de la experiencia humana. [fontanamoncada]


El mal del tiempo, ese morir mientras crecemos


Elmal del tiempo es una novela de viscosos escenarios, oscilante entre elsopor del mediodía, la angustia no declarada, el amor malagradecido y laconstancia del observador comprometido
Por Jimmy Valdez © mediaIsla


He estado en el oficio del no oficio pormucho tiempo. Quizás demasiado tiempo como para haberme acostumbrado a laangustia de la espera para que cuando se llegan las cosas, las cosas tantasveces pedidas, entonces se comienza a extrañar el compás anterior en donde seincuba el otro mundo, lo creativo, la lectura y hasta los gozos más extraños.


Mi baño está calzadode mosaicos blancos y negros, los he contado, los he mirado tratando de armarcaminos, figuras, destinos, en fin, imaginando la historia de lo que siendopiedra perteneció a un valle, a una cantera, a un entierro, a esas cosas quequizás recibieron la caricia de un estruendo, de un cincel.

Quiero creer que lanovela El mal del tiempo de René Rodríguez Soriano se vino aposta. Me ha reventado en la pared para volverse a verme en el respiro. Lanovela tiene ese melao de zigzag, de bumerán en su regreso, cruzando laventana, golpeando la raíz de lo cotidiano, de lo que es poesía y no se nombra.Esta es la segunda vez que escribo para presentar un libro en menos de un mes,de días.

René ha sido el de los pedidosy el problema es que yo sólo soy un mal lector que ha puesto tierra, un río ylos cementerios por el medio, también sería mejor decir que he puesto "todaslas líneas del tren" como para ser asiduo al compadreo cultural de nuestraestirpe en esta ciudad de acogida.
El mal del tiempo esuna novela de viscosos escenarios, oscilante entre el sopor del mediodía, laangustia no declarada, el amor malagradecido y la constancia del observadorcompromet ido con su saberse diferenciado, sediento, rabioso, e incompleto mientrasse llenan las páginas de su recorrer e interpretar el tiempo de su haber. Lanovela parece haberse escrito debajo de una mata de javilla, en soncontemplativo, meditabundo y cojeando del corazón.


Lo panorámico de unmundo empolvado, es la sensación que se me ocurre otorgarle a la novela; se vacontando de una forma maquinal, de ejes absortos, babeando los mil carajos delir en patines e irse de bruces en lo constante de quien sufre la propiaexistencia mirándose en el celuloide a grandes espacios de domingos.


El autor de esta novela no se empeña en contar cosas, simple y llanamente juega con lo fresco deuna pintura tan conocida, tan vivida por todos en nuestros altares. Esta obrase escribió para que, a modo de flash, ubiquemos contextos, pasiones,vehemencia s, destutanar la simbiosis psíquica del letargo, del ser diferente,sentirse diferente, pero obligado a un lugar, sucumbiendo ante el sino, antelas oportunidades, los deberes.


Me digo, me pregunto,susurro: ¿Acaso tengo alguna deuda conquien escribe? Parece que sí, que se cuela en mí como un déjá vu de cualquier momento no vivido, ¿o sí?... pero pongámosleun color, una superficie al asunto y entonces acertamos otra vez en el sopor,el tedio que se come todo, que lo ve todo, que lo protagoniza todo, que suspirapor una hembra, a noción estacionaria.
El mal del tiempo,refleja los aconteceres que el silencio apuñala. Habla de la maldad, del dañoque se hace desde el poder y para beneficio del poder. Del maldito poder de loscaciques, de los siempre bien fotografiados ídolos de la ignorancia, de los falsos.


Esta novela es buena,no porque yo lo diga, ni porque lo recomiende un premio, es buena porquetransmite ese morir mientras crecemos y ese sentir de quien lo mira todo y seretrata de pecho, de creer. Hablé de mosaicos en un principio, de la piedra, desu modelado espectro, pues El mal deltiempo está contado en brevedades, en poesía. Acuno una gran satisfacciónpor la lectura de sus páginas, simplemente la recomiendo.


Se propaga El maldel tiempo en RD


Rodríguez Soriano viaja esta semana a san Cristóbal, Santiago y Constanza
Santo Domingo, RD. – Luego delos exitosos encuentros de la Fundación Juan Mayí y la Universidad Apec, enSanto Domingo, René Rodríguez Soriano inicia la semana entrante un recorridopor las ciudades de San Cristóbal, Santiago de los Caballeros y Constanza paracontinuar la promoción de El mal del tiempo, ganadora del Premio de Novela UCE 2007.
Para el martes 7 de julio, el destacado narradordominicano residente en Florida, Estados Unidos, estará presentando su novela yleyendo un fragmento de la misma en la ciudad de San Cristóbal. El evento,propiciado por la Fundación Aníbal Montaño de dicha ciudad, tendrá lugar a las7 de la noche en el local del Colegio de Periodistas, en el segundo piso de laGobernación Provincial.


Como en una especie de diario, compuesto por 13cuadernos, El mal del tiempo recreaese sentimiento de generación reprimida que vivieron los dominicanos durantelos repetidos gobiernos del Dr. Joaquín Balaguer y narra de una forma muyparticular los más sonados asesinatos políticos, desapariciones y persecucionespatroc inados por el opresivo gobierno.
En Santiago de los caballeros, la presentación de lanovela de René Rodríguez Soriano está pautada para el miércoles 8 de julio, alas 6:30 PM en la Mediateca Aída Cartagena Portalatín, del Centro de laCultura, en la calle Del Sol a esquina Antonio Guzmán.


Para el viernes 10 de julio, la presentación de El mal del tiempo tendrá lugar en latierra natal del autor, Constanza, en un acto a celebrarse a las 6 de la tardeen el Multiuso Cultural de la calle Matilde Viñas de la ciudad donde siempre esprimavera.


Además del lanzamiento en el legendario Tower Theater deMiami, en febrero de este año, Rodríguez Soriano y El mal del tiempo han tenido un vertiginoso recorrido que cubre lasciudades San Juan y Cayey, en Puerto Rico, y Lawrence, Boston y Nueva York enlos Estados Unidos, donde la obra ha bien recibida por la crítica y consideradacomo un documento que invita "a repensar la dominicanidad" para noseguir tropezando continuamente con la misma piedra.


Dos veces ganador de los Premios UCE de literatura(Novela 2007 y Poesía 2008), René Rodríguez Soriano está considerado entre losprincipales autores dominicanos residentes en el extranjero desde que emigróhacia Estados Unidos donde desarrolla una amplia labor de promoción del arte yla literatura dominicana desde hace más de una década.

Entre sus títulosdestacan Su nombre Julia, La radio y otros boleros, Canciones rosa para una niña gris metal,No les guardo rencor, papá y Todoslos juegos el juego. Entre otros, ha sido merecedor del Premio de Cuento deCasa de Teatro 1996; Premio Nacional de Cuentos José Ramón López 1997; Premiode Novela UCE 2007 y Premio de Poesía UCE 2008. [www.rodriguesoriano .net]


Apariencias
Por José Saramago © Boomeran(g)


Supongo que en elprincipio de los principios, antes de que hubiéramos inventado el habla, quees, como sabemos, la suprema creadora de incertidumbres, no nos atormentaríaninguna duda seria sobre quienes éramos y sobre nuestra relación personal ycolectiva con el lugar en que nos encontrábamos.

El mundo, obviamente, solopodía ser lo que nuestros ojos veían en cada momento, y también, comoinformació n complementaria no menos importante, lo que los restantes sentidos –el oído, el tacto, el olfato, el paladar – consiguiesen comprender de él. Enesa hora inicial, el mundo era pura apariencia y pura superficie. La materiaera simplemente áspera o lisa, amarga o dulce, ácida o insípida, sonora osilenciosa, con olor o sin olor.

Todas las cosas eran lo que parecían ser porel simple motivo de que no había ninguna razón para que pareciesen y fuesenotra cosa. En aquellas antiquísimas eras no se nos pasaba por la cabeza que lamateria fuese "porosa".

Hoy, sin embargo, aunque sabedores de que desde elúltimo de los virus hasta el universo, no somos nada más que organizaciones deátomos y que en el interior, además de la masa que les es propia, aunque sobraespacio para el vacío (lo compacto absoluto no existe, todo es penetrable), seguimos, tal como hicieron nuestros antepasados de las cavernas, aprendiendo, identificando y reconociendo el mundo según la apariencia con que se nospresenta. Imagino que el espirito filosófico y el espirito científico,coinciden tes en su origen, se habrán manifestado el día en que alguien tuvo laintuición de que esa apariencia, al mismo tiempo que imagen exterior captablepor la consciencia y por ella utilizada, podía ser, también, una ilusión de lossentidos.

Se bien es verdad que habitualmente se refiere más al mundo moral queal mundo físico, es de todos conocida la expresión popular en que esa intuiciónse plasma: "Las apariencias engañan." Una ilusión, por tanto… [fontanamoncada]


JuanBosch cumple cien años
Por Luis Britto García © Rebelion
El intelectual y el exilio¿Cómo se me ocurrió mi primer cuento? Era yo un niño, y en la playa de Macutovi a Juan Bosch, echado en la arena y mirando hacia el horizonte marino, trasel cual se escondía su isla natal. Inventé un mal relato sobre un exiliado queplanificaba el regreso.

La historia real era mucho mejor y menos creíble.Nacido en 1909, a los 27 años Bosch es un narrador que escribe cuentos ynovelas en lenguaje diáfano sobre las bellezas y los males de su país.

Eldictador Rafael Leonidas Trujillo, hombre cruel pero inteligente que sabe loque vale un intelectual, intenta incorporarlo a su Poder Legislativo.

Don Juanprefiere la democracia, que a veces en nuestros países es escoger el exilio,elige fundar en La Habana el Partido Revolucionario Dominicano, decide lanzaren 1947 una invasión naval garibaldina desde Cayo Confites, que es interceptaday lo lleva a una prisión y una larga huelga de hambre en La Habana hasta queson liberados sus compañeros. El dictador Trujillo no será eliminado por undesembarco, sino por un atentado conocido y quizá permitido por la CIA.

Tras uncuarto de siglo de exilio, Juan Bosch puede volver a su obra. El intelectual y laDemocraciaPero la obra del escritor latinoamericano y caribeño se confunde con la pasióndel pueblo. En diciembre de 1962 Juan Bosch triunfa en las elecciones comocandidato del Partido Revolucionario Democrático. El pueblo, que sabe mejor queun tirano lo que vale un intelectual, lo elige con casi el 60% de los sufragiosy más del doble de votos que los otros candidatos.

Pero el Imperio cree sabermejor que el pueblo lo que es la Democracia: votar para que nada cambie. Enlugar de eso, Juan Bosch promueve la sanción de la Constitución de abril de1963, que proscribe el latifundio, impone la reforma agraria, prohíbe a losextranjeros ser propietarios de tierras, reconoce el derecho de los trabajadoresa participar en las ganancias de las empresas, separa la Iglesia del Estado,consagra la educación laica, y prohíbe el exilio y la violencia o exacción decualquier género sobre las personas para obligarlas a declarar (Pierre-Charles, Gerard: El Caribe a la hora de Cuba, Casa de las Américas, La Habana, 1980,250).

El Intelectual y el TercerMundo Son medidas revolucionarias: el Tercer Mundo no puede superar su atraso sinadoptarlas. Bosch las impone legalmente, con escrupuloso respeto de losderechos humanos reconocidos en la Constitución, tratando de lograr elasentimiento de las clases dominantes e intentando disminuir la influencia deEstados Unidos a través de la ampliación de las relaciones con los intereseseuropeos, a los cuales contrata préstamos para las represas de Vavera yValdesis y la planta eléctrica de Santo Domingo.

El intelectual asimismorescinde un convenio de instalación de refinería con la Esso Standard Oil,invalida el contrato con la empresa inglesa The Overseas Co. para construir unaplanta hidroeléctrica y el acueducto de la capital por 150 millones de dólares,y dispone que cuando el azúcar se venda por encima del precio tope de 5,95centavos de dólar por libra, el excedente no quedará exclusivamente para lospropietarios, sino que se aplicará en parte para obras sociales y deinfraestructura; medida que consideran perjudicial para sus intereses lasempresas estadounidenses y nacionales privadas.

El gobierno consolida el sectorestatal de la economía al reorganizar la administració n de centrales azucarerosy empresas manufactureras propiedad del dictador Trujillo y nacionalizadas trassu muerte, que el Consejo de Estado manejaba en forma ineficaz y se disponía aprivatizar a favor de particulares, sobre todo empresas extranjeras( Pierre-Charles, Gerard: El Caribe a la hora de Cuba, Casa de las Américas, LaHabana, 1980, 248-249). El intelectual y laGlobalizació n Todo país, toda persona que intente superar la condición subordinada delllamado Tercer Mundo topa tarde o temprano con los intereses de laGlobalizació n, vale decir, con los de la subordinación al Imperio. Sus medidasy la negativa a reprimir a las izquierdas le atraen a Juan Bosch laanimadversió n de Estados Unidos y de los grandes propietarios.

Sectores importantesde las masas y organizaciones de izquierda querrían mayor rapidez en lasreformas, mientras la oligarquía, el alto clero, los medios de comunicación ylos diplomáticos estadounidenses se coaligan con sectores neotrujillistas delejército y los apoyan para dar un golpe de Estado. Las intentonas comienzandesde que toma el poder: Theodore Draper reseña que poco después de asumir lapresidencia el 27 de febrero de 1963, "Bosch... se enteró de una conspiraciónpara derrocarlo, programada para el 9 de marzo, diez días después.

Otro golpeestaba preparado para abril, así también uno de gran envergadura por poco tienelugar en julio, un tercero fracasó en agosto y el que tuvo éxito se realizó enseptiembre 17" (Draper, Theodore: "The roots of the Dominican Crisis", The NewLeader, vol. XLVII, p.3. mayo 1965, cit. por Pierre-Charles, 1980, 250).La Globalización contra laDemocracia Y en efecto, la Globalización, que tanto predica la Democracia, no vacila enextinguirla en cuanto amenaza con sacudir un estatuto de subordinación. Lossectores neotrujillistas encabezados por el coronel Wessin y Wessin derrocanpor la fuerza a Bosch el 25 de septiembre de 1963, cuando su gobierno apenaslleva siete meses.

Sirve de enlace entre la CIA y los golpistas Lawrence Berry,apodado "Wimpy" por poseer un supermercado que lleva igual nombre, quien porservicios prestados llega a ser propietario de la Compañía Dominicana deAviación durante el posterior gobierno de Reid Cabral.
El enlace oficial es el funcionario de la embajada dominicana en Washington, Mencia Lister,recompensado con el nombramiento de viceministro de Relaciones Exteriores durante el posterior gobierno de García Godoy (Selser, Gregorio: ¡Aquí, SantoDomingo! La tercera Guerra Sucia; Editorial Palestra, Buenos Aires, 1966, 21)

.El pueblo defiende la Democracia El Partido Revolucionario Democrático no se atreve a contrarrestar elcuartelazo con grandes movilizaciones de masas.

El partido de izquierda másimportante, el 14 de Julio, en lugar de concentrarse en manifestaciones civilesurbanas pone en acción seis focos guerrilleros, rápidamente destruidos y engran parte asesinados tras un mes de intensa represión militar (Cassá, Roberto,José Israel Cuello y Rubén Silié: "50 años de Historia Dominicana" en: AméricaLatina, historia de medio siglo, T.2. Siglo XXI Editores, México, 1984, 489).

El exterminio de los insurgentes es tan feroz que el presidente de la Junta,Emilio de los Santos, dimite como protesta, y es sustituido por Donald ReidCabral.
Contra éste vendrán la arrolladora protesta popular y la sublevación dela oficialidad joven; a su favor, la sangrienta intervención de la potenciamilitar más poderosa de la tierra. El pueblo lucha por laconstitucionalida dEl nuevo presidente del triunvirato militar neotrujillista que derroca a Juan Bosch en 1963 es Donald Reid Cabral, importador de automóviles Austin y hombre de confianza del Departamento de Estado, quien en 1964 revierte las medidas nacionalista s del Presidente electo, congela salarios, libera precios y encarcela 800 taxistas para terminar una huelga en 1964 (Selser 1966, 23).

Tales políticas represivas y antipopulares ponen en su contra tanto a los sectores más pobres como al estudiantado, a grupos significativos de los estratos medios e incluso de la oligarquía, que intentan la fallida huelgageneral de mayo de 1964 e integran un movimiento constitucionalista con el lemade "retorno a la Constitución de 1963 y al gobierno de Juan Bosch".

El 24 deabril de 1965 un grupo de jóvenes oficiales constitucionalistas lanza una rebelión militar que arresta a Reid Cabral, reparte armas a los civiles, recibe un poderoso apoyo de las masas y se convierte en insurrección popular.Soldados, civiles, trabajadores, intelectuales y estudiantes se organizan en comandos dirigidos por oficiales elegidos entre las propias filas populares, que presentan una heroica resistencia.

Según testimonia el corresponsal francésMarcel Niedergang, "el principal personaje de las primeras cuarenta y ochohoras fue el pueblo anónimo, a ratos furioso, pleno de esperanzas e inquieto" [luisbrittogarcia. blogspot. com]


El libro también se suma a la crisis


Tras años de crecimiento, las ventas cayeron un 6% en el primer semestre de 2009
Por JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS
© ElPaís


La fiesta ha terminado. La tozuda realidad hadespertardo de su sueño a los que sostenían que el libro era un refugio de ociobarato en tiempos de crisis. Las cifras de 2008 aguantaron el tipo, pero lasdel primer semestre de 2009 suponen un serio toque de atención.

La fiesta ha terminado. La tozuda realidad hadespertardo de su sueño a los que sostenían que el libro era un refugio de ociobarato en tiempos de crisis. Las cifras de 2008 aguantaron el tipo, pero lasdel primer semestre de 2009 suponen un serio toque de atención.

Según los datos que ayer hizo públicos la Federaciónde Grenios de Editores de España (FGEE), el mercado interior del libro crecióel año pasado un 2%. Eso sí, se ganó más dinero (3.219 millones de euros) perose vendieron menos ejemplares. Concretamente, un 4,1% menos, lo que supone algomás de diez millones de volúmenes (de 250.860.000 se pasó a 240.660.000) . Unade las explicaciones para el desfase entre ganancias y ventas reside en lasubida del precio medio por ejemplar, que pasó de 12,45 euros a 13,26.


Las buenas noticias se acabaron en diciembre. Altiempo que presentaba los datos de 2008, Antonio María Ávila, directorejecutivo de la FGEE, reveló que durante la primera mitad de este año lasventas descendieron un 6% con respecto al mismo periodo del año pasado. Además,lo que ahora, en palabras de Ávila, es "grave" empezó siendo"catastró fico". Durante los meses de enero y febrero las ventascayeron un 40%.

El día de San Jordi y las diversas ferias consiguieron atajarla hemorragia, pero "de nada sirve llenar el restaurante con lascomuniones si el resto del año está vacío". Lo dice el propiorepresentante de los editores, que, sin perder el optimismo, sostiene que"la tendencia es recuperarse" .


Aunque subraya que los datos de 2008 son"verificables" y que los de 2009 se basan en "muestras yproyecciones" , Antonio María Ávila apunta una explicación para elsangrante descenso del comienzo del año: las devoluciones masivas por parte delas librerías. "Creo que la razón fue administrativa" , argumenta,"ademá s de explicable en tiempos de crisis. Después de un excelentediciembre, limpiaron el almacén de golpe. Los datos reflejan más ese efecto queuna situación real".


Michèle Chevallier, directora de la ConfederaciónEspañ ola de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), tiene un argumento másconcreto y menos optimista: "La librerías devuelven porque novenden". Y añade: "Los libreros están asustados. En los cuatroprimeros meses del año, las ventas de mostrador han bajado alrededor de un25%". Y lo que no es mostrador es venta a instituciones, una rama que lacrisis hace tambalearse.

"Muchas instituciones se están retrasando en lospagos o anulando pedidos ya cursados", explica Chevallier. "Si a estose suma que los bancos no están renovando las pólizas de crédito... La tabla desalvación es devolver. Hay que sanear y ser precavido: si antes pedía diezejemplares, ahora pide cinco".


Otra de las grietas entre editores y libreros es unasobreproducció n que sitúa la oferta muy por encima de la demanda. Frente a los70.520 de 2007, el año pasado se publicaron 72.982 títulos, de los que el 52,1% fueron novedades y el resto, reimpresiones.

Para Antonio María Ávila, el "aparente"exceso está distorsionada por los libros de texto (unos 17.000 títulos):"Multipliqu e 33 editoriales por ocho disciplinas por 17 autonomías y porcuatro lenguas oficiales". Chevallier no pierde de vista esas operaciones, pero matiza: el resultado de la multiplicació n no tendría por qué crecer cadaaño. Y remacha: "Es una huida hacia adelante de las editoriales.

Cuandoconsiguen ocupar un espacio en las mesas de novedades, publican y publican parano perder la posición. Aparte de que esa política ha terminado con el fondo decatálogo, las librerías no pueden absorber tantas novedades". SegúnChevallier, "hay muchos libros que no duran ni un mes en las tiendas;algunos ni 15 días".


Los editores juegan sus números en busca de un bestseller. Varios de ellos -Rowling, Ken Follet, Zafón, Larsson, Meyer-engrosaron las cifras del año pasado. Este otoño, si el nuevo Dan Brown noviene al rescate, los números quedarán en manos del último Larsson, de lavuelta al colegio y de la Navidad. Sigrid Kraus, directora de Salamandra, laeditorial de Harry Potter y de El niño con el pijama de rayas,sostiene que la "lotería" de la apuesta única falsea el mercado: sevende mucho de muy pocos títulos.

Ella ha conseguido una marca de catálogo quesostiene la editorial al margen de sus superventas, pero reconoce que cada vezcuesta más: "Al contrario de lo que se dijo, este año en la feria deMadrid nos fue peor que el pasado. Y algunos libreros me comentan que ha habidosemanas en las que no entraba ni un solo cliente". Según datos de la FGEE,la industria editorial supone un 0,7% del PIB de España y da empleo directo eindirecto a más de 30.000 personas.


Los números dellibro en España
- La venta de libros en España descendió un 40%entre los meses de enero y febrero de este año. El motivo principal: lasdevoluciones masivas por parte de los libreros.
- La bajada media en la facturación delsector editorial a lo largo del primer semestre de 2009 fue del 6%.


- La venta por mostrador en el conjunto delas librerías españolas experimentó un descenso de hasta el 25% en los cuatroprimeros meses de 2009.


- El número de ejemplares vendidos en Españaen 2008 fue de 240,66 millones, un 4,1% menos que en 2007. La cifra de negociose situó en 3.219 millones de euros, 2% más que en 2007. Una de las razones: lasubida del precio medio por libro.
- El precio medio por ejemplar en 2008 fue de13,26 euros, 81 céntimos de euro más que en 2007.


- La tirada media en 2008 fue de 5.035ejemplares. [lilibrik]
Qué leen los grandes escritores
Losautores y las lecturas que cautivaron a Huxley, Coetzee, Bloom y Ginzburg, ycómo lo plasmaron en otros libros.


PorALBERTO MANGUEL © BABELIA


Lalectura suele no detenerse en la última página de un libro, sino continuar másallá, contagiando a otros lectores y engendrando nuevos libros. Un libro quenos conmueve, nos irrita o nos hace reír, nos incita a hablar de él, a rodearlode comentarios y glosas, a reescribirlo según nuestro entendimiento.

Paraapropiarnos de él, le otorgamos nuestro aval o nuestro rechazo, echándolo porla ventana u ofreciéndoselo a un amigo, a otro lector, para que prosiganuestras labores. Bibliotecas enteras han nacido de este canibalismo literario,cuyos autores más célebres (Averroes, Samuel Johnson, Alfonso Reyes, WalterBenjamin) son leídos para saber qué han leído ellos, dando lugar a nuevaslecturas y nuevas bibliotecas. Quizás por eso Mallarmé supuso que sólo un buenlibro debería bastarnos puesto que, a partir de él, sus lectores se encargaríande componer todos los otros.


Librosde lectura en el sentido más literal, las colecciones de ensayos literariosarman no ya un modelo del mundo (como hacen poetas y novelistas) sino modelosde ese modelo. Michel de Montaigne, inventor del género, advierte que el ensayono tiene otro fin que el "doméstico y privado"; el ensayo literarioinsiste aún más sobre ese fin íntimo, ya que su propósito evidente es darcuenta de una cierta lectura, singular, ocasional y tal vez arbitraria.


Sinembargo, a veces, el ensayo literario se presenta, no como la lectura de undeterminado individuo sino como una suerte de juicio universal. Talgrandilocuencia es en pocas ocasiones convincente, quizás porque en estos casosel gusto literario se confunde con el dogma. El prolífico profesor dehumanidades de la Universidad de Yale, Harold Bloom, es uno de los másnotables representantes de esta escuela dogmática.

Los cánones le encantan,como prueban los títulos de sus últimos libros: Cómo leer y por qué, Genios:un mosaico de cien mentes creativas ejemplares, Dónde se encuentra la sabiduríay otros más. El más reciente, Cuentos y cuentistas: el canon del cuento,sigue el mismo esquema.

Si bien Bloom lamenta que ciertos cuentistasautorizad os (por él, claro) no han hallado lugar en su volumen (Alice Munro,Saki, Tolstói, entre otros) los que sí están aquí presentes lucen su nihilobstat y son propuestos al público ceñidos de eruditos comentariosbrumosam ente esclarecedores. Según Bloom, a Borges, vigésimo octavo en sucanon, le faltan agallas para cometer lo que Bloom llama "la extravaganciadel narrador"; Maupassant, que ocupa el undécimo lugar, "puedeparecer simple pero es siempre profundamente sutil"; en Kafka, númeroveintiuno, "lo negativo kafkiano es sencillamente su judaísmo".

No séqué lector se beneficiará de este inventario inobjetable, clínico y banal.Ciertamente no un ávido lector de cuentos.


NataliaGinzburg fue lo contrario de un promotor de cánones. En sus escritos, queapenas aspiran al rótulo de relato o ensayo, retrató los personajes de sudifícil vida e intentó la crónica de sus experiencias cotidianas. Su actividadpolí tica, clandestina durante el fascismo y oficial después (fue senadora enlos años ochenta) no aparece casi nunca en los textos aquí reunidos, salvo ensu irónica descripción del Partido Comunista ideal, de los "añosperdidos" del editor Giulio Einaudi durante el régimen de Mussolini, y dela ley contra la violencia de género que olvida las raíces de la violenciasexual.

La mayor parte de estas reflexiones íntimas, refinadas, sagaces, hablande lo que la conmueve o le aburre, o le hace detenerse y reflexionar, enpelículas y libros, recuerdos de muertos y de vivos, eventos contemporáneos, pequeños temas circunstanciales. Natalia Ginzburg es una de las figurasesenciales de la literatura italiana del siglo veinte: estas crónicas (lapalabra Ensayos que trona en la cubierta no conviene a su delicadoestilo) lo prueban cabalmente.


En Mecanismosinternos (el tétrico título anuncia el tono del libro), J. M Coetzee,magnífico novelista que recibió en 2003 el Premio Nobel, comenta sus lecturasde unos veinte autores contemporáneos. Desgraciadamente, aquí también, como enBloom, prima el modo didáctico. Coetzee, el imaginativo y sutil estilista de Desgracia,desparece, y en su lugar surge un profesor universitario, sin duda inteligentey letrado, pero aterrado de demostrar la más mínima emoción en sus juicios. Unejemplo: comparando dos novelas de Italo Svevo, el profesor Coetzee nosinstruye:

"La atmósfera moral de esta última obra [El viejo y lajovencita] puede ser más oscura y la autocrítica más cáustica que la quepodemos percibir en Zeno, un libro esencialmente cómico, pero es sólo unacuestión de grado de oscuridad o de causticidad" . Tomamos nota, pero nadasabemos, como lectores, del verdadero sentimiento del lector que las describe.Ni siquiera la admirable versión castellana de Eduardo Hojman logra concederalgo de ardor a estas páginas glaciales.


AldousHuxley pertenece a ese notable círculo de genios menores que regularmenterescata mos del olvido para volver a olvidarnos de ellos al cabo de unatemporada en nuestras estanterías. Leo a Huxley desde mi adolescencia: lo leo ylo admiro.

Sus ensayos no proponen ni la instrucción ni la conversión, sólo lapasión que lo lleva a querer compartir un descubrimiento, una iluminación, ungoce intelectual o estético. Caballero eduardiano que llegó a conocer ellanzamiento de los Beatles, Huxley gozó de una curiosidad casi sin límites: intentócon éxito la novela psicológica, la utopía literaria, la crónica de viajes, elrelato policiaco, la experiencia de las drogas, las ciencias ópticas, lamúsica, las artes visuales y, por supuesto, la lectura.

Esta antología, Simi biblioteca ardiera esta noche, seleccionada con exquisito gusto einteligencia por Matías Serra Bradford, es una espléndida introducción a susabiduría que, como dice Bradford, puede "torcer el destino de un lectorque nunca podría haberlo anticipado". Sin arrogancia ni dogmatismo, Huxleyse convierte en nuestro contemporáneo, compartiendo con nosotros ciertasiluminacione s olvidadas: "La cultura no deriva de la lectura delibros", escribe en uno de estos ensayos, "sino de la lecturaexhaustiva e intensa de buenos libros". Lectores, editores, libreros,responsabl es de las páginas literarias, todos necesitamos que alguien comoHuxley nos recuerde estas verdades esenciales. [fontanamoncada]


La identidad posthumana
Por Nieves y Miro Fuenzalida (c) mediaIsla


Qué lejos estamos hoy día de "Juan Cristóbal", "Corazón", "Así se Templo el Acero", "Hijo de Ladrón" y tantas otras lecturas queeran parte de esa popular tradición narrativa que contaba historias acerca de la formación denuestra identidad y crecimiento personal interior. Historias acerca de lastransformaciones con las que cada uno de nosotros podíamos relacionarnos y quepodemos trazar a los últimos dos o tres siglos como resultado de la fusión dela literatura, la filosofía y el desarrollo del yo.

A diferencia de los cuentosfolkló ricos, de las historias para niños, de las leyendas o los textos sagradosel interés de este relato literario era el del crecimiento esencial del individuo humano dejando bien poco espacio paracaracteres no humanos o agentes ambientales.


La creencia del cultivo de si mismo a través de la moral,la racionalidad, la educación científica y la estética hunde sus raíces en el Iluminismo y supone laautonomía y relativa integridad del sujeto, su potencial energético autocreativo y un número relativo deopciones que los determinantes de sucircunstancia material, económica, social y psicológica le ofrezcan.

Es laidea humanista de moldear al individuo através de la experiencia social con el fin de desplegar su esencia y lograr la madurez. El gótico, la novela dedetectives y la de ciencia ficción, en cambio, es la contrapartida de estegénero literario.

En el gótico presenciamos la herencia podrida que seencuentra debajo de la superficie del mundo burgués. La perversión de los chupadoresde sangre, la corrupción eclesiástica o los restos supernaturales del viejomundo.

La historia de detectives,enmarcad a en el orgullo burgués del progreso y la racionalidad, apunta hacia elcorazón corrompido de la ciudad que, aunque oculto y omnipresente, existe enlas ciudades modernas.

Y las historias de la ciencia ficción rompen con la promesa del mundo burgués paraabrirse a una multitud de mundos utópicos o diatópicos posibles. Los tresgéneros llaman la atención a las tres fuentes temporales posibles decorrupción.

El pasado, el presente y el futuro. Sus mecanismos son losupernatural, lo cotidiano y lo tecnológico. Lo común, además de la condena de la sociedad moderna, es el rechazo almodelo de la identidad contenido en lanovela humanista.


En la visión posthumana el individuo ya no se ve como la expresión de una si mismidad coherentey es la coherencia misma la que pasa aser el problema central de la historia.Aquí no se trata del triunfo de la voluntad sobre los obstáculos externos, sino que la voluntadmisma se forma gracias a los efectos de las fuerzas exteriores.

Las historiasmantienen los relatos de educación y crecimiento, pero su fin es tratar deestabilizar al sujeto y construir una representació n del yo que sea consistente con las expectativas de la circunstancia social.

Enun artículo reciente sobre cultura postmodernista Davin Heckman sostiene que el protagonista del nuevo relato posthumano conserva las nociones modernistas de la comprensióndel sujeto y también cuentan historias de cómo el individuo se transforma en una persona completa de acuerdoal consenso social. Pero, difieren de manera significativa en los medios yfines de llegar a la madurez.


Cuando Susan Boyle se presento al concurso de televisióninglesa "Britain's Got Talent" se transformo, después de su primera canción, enuna celebridad mundial instantánea. 200 millones de espectadores escucharon su voz y desde ese momento latranquila vida de solterona quedisfrutaba en la compañía de su gato se transformó en un torbellinoincontrol able ¿No es este un índice de la tremenda popularidad que los programas de "reality television" han alcanzado hoy en todos losgrupos demográficos? Junto a su contenido discursivo centrado en el auto mejoramiento, los logros personales, lavida profesional, las citas amorosas, la autodisciplina o las prácticas deconsumo es posible notar operando en todos ellos un principio más básico.

Los individuos que producen "la realidad" son sujetosque supuestamente están viviendo enfrente de las cámaras el momento tal y como se da. Y es justamente aquí donde radica su atracción (Super Nany, BigBrothers, American Idol, Extreme Makeover, Fear Factor, Sorviver) Si miramoscon más atención, sin embargo, pronto podremos notar que sus subjetividades son, inevitablemente, construidasenterame nte por contextos, montajes y consumismo. Caracteres desarrollados porun editor y un sofisticado aparato sociocultural.

El hecho de que "Reality television" juegue un papel crucial en la audiencia contemporáneo alproporcionar instrucciones que antes eran dadas por la literatura tradicional indica que a través de la popularidad delmedio televisivo entramos en contactocon nuevas técnicas de dominación que ejercemos en nosotros mismos y en otrospara lograr una integración más completa en los sistemas de poder vigentes."Reality television", en lugar de ofrecer una representació n naturalistica delmundo tal como se presenta a nuestros sentidos, educa al espectador en unaversión idealizada de la construcción de la identidad compatible con la cultura de consumo.


En el género cinematográfico hay, también, una corrienteen la que encontramos la misma idea de "reality televisión" al jugar con la ideadel supuesto carácter real, no prefigurado de "reality televisión", pero invertida. Aunque no exactamente acerca de "reality televisión"las historias se nutren del mismo método. Vigilancia, montaje e imágenes ocupanun papel prominente en el desarrollo del personaje.

En las novela de detectivesque acostumbrábamos a leer el protagonista navegaba a través de diferentes narraciones quecompetían entre ellas para ocupar el lugar de la verdad. En esta nuevacorriente cinematográfica, en cambio, el protagonista debe descubrir suidentidad a través del curso de la narración. ("Memento's Leonard", "MinorityReport" , "Paycheck", "A Scanner Darkly", "Blade runner", "Total Recall") Laidea común a todas ellas es que laidentidad puede ser codificada, borrada y re escrita nuevamente con lasimágenes, objetos e informaciones que la rodean.

En "Memento", debido a unaherida cerebral, el personaje central no puede recordar nada de su pasadoy cada día se le presenta como unmisterio. Para descubrir quien es el y como su mujer fue asesinada se ayuda con "mementos", pequeñas claves enla forma de fotografías, tattoos, instrucciones, notas. A través de ellasconstruye una autobiografía para recordarse a si mismo quien es. En "BladeRunner" , la versión cinematográfica deuna novela del legendario autor Philip K. Dick, se describe un mundo diatópico en el ano 2019 enLos Angeles. Unos seres genéticamente manufacturados y visualmente indistinguibles de los humanosllamados replicantes, se sublevan obligando a la fuerza policial especializada conocida como "bladerunner" a cazarlos y eliminarlos. RickDeckard, un blade runner semi retirado, es llamado para ayudar en lamision que acepta a regañadientes.

Para su sorpresa, al final descubre que el mismo estabaimplicado desde el comienzo en el objeto de su aventura al conocer que eltambién era un replicante que erróneamente se percibía a si mismo como serhumano inconsciente de su verdadero estatus.

La implicación con la que nostopamos en el universo de Blade Runner va más allá de la mera idea de que el serhumano es un replicante que no sabe que lo es. La tesis, en verdad, es lade que cada contenido sustancialpositivo, incluyendo nuestras mas intimas fantasías y recuerdos no sonnuestros, sino implantados.

En este mundo la recuperación de la memoria designaalgo incomparablemente más radical que la perdida total de la identidadsimbó lica del héroe. En ultima instancia este se ve forzado a reconocer que elno es lo que pensaba que era. Si algún consuelo nos queda es el hecho de que a pesar de que las memoriasmas intimas son implantadas los replicantes se subjetivizan a si mismoscombinando estas memorias en un mito individual, una narrativa que les permiteconstruir su lugar en el universo simbólico.

Lo que es de ellos es la formaúnica en que cada uno las subjetiviza, como las integra en el universo social.


¿No son también nuestras memorias humanas implantadas enel sentido de que todos tomamos prestado los elementos de nuestros mitosindividuales del tesoro cultural? Los medios de comunicación desde hacebastante tiempo están concientes de que nuestra percepción de la realidad,incluso de la realidad de nuestras experiencias mas profundas, depende deficciones simbólicas. En la revista Timeun articulo afirmaba que las historias son preciosas e indispensables.

Cada uno debe tener su historia, sunarrativa. Uno no sabe quien es hasta que uno posee una versión imaginativa desi mismo. Sin ella uno solo existe a medias.
Si hasta no hacemucho nos veíamos como poseedores de una profu

nda si mismidad que teníamos quedescubrir, sujetos definidos últimamente por una autenticidad esencial que la voluntad actualizaba en lucha con los obstáculos del mundomaterial, en este genero la intención no es descubrir nada mas autentico oprofundo, sino permanecer en la superficie del proceso.

En lugar de la búsquedade aquello que se oculta debajo de la superficie los personajes se componen con elementos externos y espacios subjetivos determinados por ensamblajes de signos exteriores más que por estados interiores.

Un géneroradicalmente diferente, no solo porque construye las identidades a través delmontaje de superficies e imágenes, sino también por su ambigua relacion con lospropósitos que persigue. Si antes era unacuestión acerca de lo bueno y lo malo, ahora es una batalla acerca de la existencia misma de la identidad del yo.

Si alguien todavía presupone la existencia de un conocimiento capaz de revelar unarealidad inherentemente interna, de unahumanidad enajenada que necesitamos recuperar, estos nuevos caracteres parecieran no saber de su existencia o notener conciencia de ella.


Cuan lejos estamos aquí de la noción modernista de laidentidad. Incluso Ortega y Gasset, que afirmaba que el ser humano no teníanaturaleza, sino historia, en última instancia trato de salvar un centro interior al afirmar en "El Espectador"que solo tenemos una relacion intima conuna sola cosa.

Esta cosa, dice, es nuestra individualidad, nuestra vida. Laintimidad es el verdadero ser de cada cosa, lo único suficiente. El yoautentico es un proyecto, una pretensión, un programa vital, un personajenovelesco.

Pero, un personaje novelesco que no se elige gratuitamente. El serhumano se siente llamado a ser alguien, a cumplir su vocación y destino que noes impuesto, sino propuesto.
Uno no elige su destino, por eso es destino. Pero,uno elige entre serle fiel o no, entre aceptarlo o rechazarlo. El ser autenticoes el ser que quiere su destino, el que adhiere a si mismo. Lo que encontramos en esta nueva narrativa cinematográfica es algo biendiferente.

En ella, los protagonistas desarrollan una personalidad libre de lahistoria, de la interioridad o de un ser esencial que confirma y da formaa la idea posthumanista que sugiere quela persona es el punto en donde distintos discursos convergen en lugar de serla expresión de un estado inmutable o eterno.

La identidad personal es, más queninguna otra cosa, una interpretació n basada en una subjetividad culturalmenteconstr uida. Esta noción libera al ser humano de todo esencialismo. Pero, también lo libera de su propia autonomía. [Nieves yMiro Fuenzalida, profesores de filosofía, Ottawa, ON]


¿Michael Jackson tenía sed de eternidad o de olvido?
PorTomás Modesto Galán

© mediaIsla

El 25 de junio pasado le decía a una amigaque, con su muerte, la vida de Michael Jackson podría a ser el gran tema de laliteratura de los próximos años. Hace mucho que es un gran silencio. Una apatíaangustiosa y miserable. Fue el héroe que nos deleitó con fruición y que luegonos despertó con una dosis de morfina en un concierto al miedo.


Lo que hoy podemos aplaudir (como se hace enel Bronx) es que haya recuperado la coherencia. Necesitaba un guía que losalvara de su propia desaparición. Definitivamente, ha pasado a ser el siervodel Pop, el energúmeno de nuestras pesadillas, el don nadie que se desvive pormorir su vida o por creer que muere todos los días a cierta hora de la tarde.El que quiso ser neutro. No tuvo ocasión de saber que era un mito. Era el logosde una mercancía que invadía nuestras recámaras para devorar la intimidad. Fueobjeto del canibalismo más perverso.


Quizás por meses o años resurjan estosobituarios, las condolencias solidarias, los velones en la acera de enfrente,las imágenes turbias que descubrimos al salir de un supermercado donde noshemos robado un espacio para comer en La Matica de la dominicanidad. Algunos sededicarán a explotar tu muerte con la inteligencia de estos días de crisisdemocrá tica, para decirnos cuánto te amamos Michael, siempre estarás ennuestros corazones arrepentidos de pecar igual que tú. Podemos bendecirteaunque sea sin agua bendita por haber escrito un final inesperado.

Ya no podíasocultar más el asco, la piel herida en un quirófano. Las drogas no pudieron salvartede este epitafio que precede tu entrada al paraíso. Los negros de tu tallasiempre mueren así. Te explotaron como una prostituta de Hunt Point. No eras túel de la máscara del mono ni el del maquillaje misterioso.

Te fuistetransformando en un extraño al reinventar un rostro. Te escondías en un colorcolonial. Tuviste más agallas que yo: luchaste por dejar de ser tú. Te fuistecomo un negro que divirtió el circo.
Saltaste al vacío de este ayer paraimaginar que ya por fin encontrarías tu identidad. Nada más terrible que morirsin ella. Los más diestros escribirían tu última biografía desautorizada. Hiciste lo mejor posible por dejar la casa en paz. Cabalgaste en tus caballosuna vez más. Te columpiaste, como era de rigor y luego entraste, desnudo, en elzoológico vital.

Tu vida fue como un sueño que duro demasiado. Ya ni O JSimpson, Jackie Robinson, ni el gran Mohamed Ali, ni los otros boxeadoresnegros que abrieron un signo de interrogación. Ni Martin Luther King ni losPanteras Negras ni el movimiento negro indígena de ahora y de ayer, ni Lemba niEnriquillo, ni siquiera Rosa Park, pueden contener la presencia del llanto queun buen día derramamos por la caída de Jacques Viau un día como hoy de 1965.


Nadie puede perdonar tu imperfección aunquete exonere la grandeza. Tu muerte me ha hecho recordar a los budas de Bamiyan.El saqueo a la infancia no se inició con el asalto a la biblioteca de Irak. Tumuerte es el Tsunami de una hora sin color.

Volviendo al tema, creo que nosfaltaba algo grande. Necesitábamos con urgencia matar el aburrimiento y no fuesuficiente con la cosecha mortuoria de Carradine, Farah Fawcett o Mía Farrow.

Los políticos nos hastiaban con sus mentiras y sus necedades. Hacía falta la nada. Un vacío inoportuno ybrutal. El hueco diario a donde nos hundimos sin la gracia de Dios, castigadospor su masculinidad, desoído por su incertidumbre.


Mientras escribimos, alguien camina o haceel amor y mata desdeñosamente. Destruye con pasión algo de lo que queda. Hacemucho tiempo que Michael invade nuestra rutina para decirnos cómo mover lasmanos.
Qué bueno que nunca tuviste pudor en la cintura cuando saltaste, hastaque el frenesí se apoderó de la breve vida de una orquídea o de los girasolesborrachos de este sol tan esperado. Algo se deshace en el misterio. La corduramás loca también se aprovecha de unos brazos cansados o de una cadera capaz dedecirlo todo de una vez por toda.
]
El rey del pop ha muerto. En venganza hicimosel amor sin que la tristeza se aposentara en la tierra. Nos dimos a seguircaminando, destapamos botellas de cicuta para brindar por esta muerte decididaantes de ayer. Hace mucho que eras un museo, una galería sumergida en un barcoebrio, en el destierro de la dicha.


Ahora la memoria ya no es Marilyn mostrandosus nalgas serpentinas, ni los sombríosimitadores de Elvis, ni tú lector que amaste y odiaste a Michael en su absolutacomplejidad . Insisto en que el Bronx es un buen lugar para celebrar su muerte ypara abrazar su legado. Después de todo, la acera que piso tiene la virtud deser vituperable.

El Bronx podría ser la tierra del santuario o quizás el cementerio negro deesta estrella fugaz, aunque no sepamos nunca cuando ocurrió este deseo, estepaso indiferente hacia una eternidad ambigua. Los pretéritos nos traicionan. Fueen el Bronx que aprendimos a caminar por las calles, las cruzamos como toda lacivilizació n.

Ya no le tenemos miedo a los semáforos, aunque hayamos adoptadoel asfalto de esta ciudad segregada por todos lados. Nos alcanza una historianegra. Aquí robamos por primera vez o matamos a alguien o fuimos a la cárcel o violamos un niño o conocimos nuestroprimer amor. El Bronx podría ser una buena tierra para que el eterno descansodel rey del Pop, la casa maldita donde todo es malo, excepto yo y mis ancestros.

Tenemos ganas de inmolarnos de una vez por toda, para imitar a Michael. Peronadie se atreve a administrar nuestras pastillas ni a donarnos una balsa vacía,dispuesta a sacarnos de aquí cuanto antes, de regreso a las telarañas delprogreso.


Si nos garantizan el viaje, estoy seguro que desde Mahattan despegará un avión cargado de alimentos y medicamentos paralanzarlos sobre Grand Concourse. Desde los helicópteros que diariamente iluminan las noches de Saint Nicholas, saltarán paracaidistas abrazando paquetesde comida rápida o con papelitos que caen como cuando yo era niño, desde loalto de una azotea donde crecen peces demuchos colores, asaltada por gringos.

Todos me dicen que el rey del Pop hamuerto pero yo no lo creo. La muerte es el lujo que nos gastamos los de abajo,todos los días. Nos regalan ese paquete profundo y brillante, y esos huesos quehay que incinerar cuanto antes. [Tomás Modesto Galán, escritor dominicano.Reside en NY]


Puertas y ventanas
¡Salvemos a Caliope!


Con elpropósito de lograr la reapertura de la simbólica librería Caliope, símbolo de los dominicanos en NY, un grupo de amigas yamigos ha tomado la iniciativa de realizar un sorteo para adquirir los fondos necesarios. $10.00 por Boleto. El mismo se llevará a cabo, con el apoyo deQuisqueya Tour y American Business Travel, el próximo domingo 12 de julio en elprograma "Que pasa Nueva York" que dirige el comunicador Nazario Brea y que setransmite por el Canal 35 de Time Warner a las 10 pm.

Los boletos se pueden adquirir en el Audubon Partnership (de donde surgió la idea), contactando aJulio Alvarado, 212.544.2400 x 15. Tambiénfrente a Caliope, donde montaremos guardia todos los días de 2:00 pm a 7:00 pm.Informació n, inquietudes, sugerencias: Cesar González, 917.440.7346, Diógenes Abreu (212) 822-8300 ext. 322..
1er Premio: Dos pasajes de ida y vuelta a Rep. Dom. O Centro y Sur América
2do Premio: Una Enciclopedia Dominicana (11 Tomos)
3er Premio: Una Enciclopedia Dominicana (11 Tomos)
El blog de Silvia Loustau
Correspondiente al mes de julio viene, como siempre, cargado de imaginación e información: www.silvialoustau. blogspot. com


El mal del tiempo de Rodríguez Soriano enRD
Luego de los exitosos encuentros de la Fundación JuanMayí y la Universidad Apec, en Santo Domingo, René Rodríguez Soriano inicia lasemana entrante un recorrido por las ciudades de San Cristóbal, Santiago de losCaballeros y Constanza para continuar la promoción de El mal del tiempo, ganadora del Premio de Novela UCE 2007.

Presentación enSan Cristóbal: Martes 7 de julio a las 7:00 PM. Colegio de Periodistas, Segundo piso de la Gobernación Provincial de San Cristóbal. Contacto 809 7033812 / 809 961 6513. Presentación enSantiago: Miércoles 8 de julio a las 6:30. Mediateca Aída CartagenaPortalatí n, Centro de la Cultura de Santiago. Calle Del Sol a esquina AntonioGuzmán. Contacto 809 226 5222. Presentaciónen Constanza: Viernes 10 de julio a las 6:00 PM. Multiuso Cultural, CalleMatilde Viñas, Constanza. Contacto: 809 791 2755
Cantre, Reyes y Varela en Liricando


Te invito a leer los últimos poetas incluidos en Liricando: JamesCantre (Puerto Rico), George Reyes (Ecuador) y Paula Varela(Argentina). Puedes hacerlo a través del enlace: http://amartinez. marquez.googlepa ges.com/liricand oQue lo disfrutes.
Imágenes del mundo


mediaIsla másque un grupo o comunidad cerrada, constituye hoy por hoy una modesta sala delectura donde convergen una serie de personas interesadas en la construcción deun puente de doble vía, a través de la reflexión y el ameno intercambio deinformación interesante.
poeMARTES
proSÁBADO
RenéRodríguez Soriano
mediaIsla Editores

martes, 23 de junio de 2009

RESUMEN CULTURAL, LITERARIO , POLITICO, ECONOMICO, CIENCIA, FICCION, LITERARIO DE MEDIA ISLA

El tiempo del deseo Apunte a lápiz Sueño blanco, pesadilla negra Noam Chomsky y el neoliberalismo La impaciencia de Rimbaud Norberto James Rawlings, noble maestro Música y poder, una relación peligrosa La ficción del éxito Literatura Judas Puertas y ventanas: Café literario Río de letras Vuelo Nocturno de Chelo Ponsoda Arte fotográfico dominicano en NY Tarde de poesía en Bs As El kosmonauta del azulejo III Premio de Microrrelatos Eróticos "Jeanne Traumnovelle" Imágenes del mundo


El tiempo del deseo
El amor vuelve a rondar el epicentro de la literatura. Medio centenar de libros reivindica un género eterno. Varios escritores dan las claves del porqué de este regreso que coincide con la celebración de los 400 años de los Sonetos de Shakespeare.
Por WINSTON MANRIQUE SABOGAL © BABELIA
Y no puedo impedirme que yo el cómplice sea De ese dulce ladrón que tan cruel me saquea. Shakespeare (Sonetos)
Mientras la mimaba / Con sus arrumacos. / Seis días y siete noches, / Enkidu, excitado, / Hizo el amor con Lalegre". Es el primer atisbo de amor de la historia de la humanidad en la literatura. Ocurrió hace 35 siglos en las estepas de Uruk, en la baja Mesopotamia, como dan fe las tablillas de la epopeya de Gilgamesh que narra las aventuras y avatares del rey que no quería morir, y que constituye el primer texto literario del que se tiene noticia. Desde entonces, un rosario de epopeyas, cantares, novelas, cuentos, obras de teatro, poemas y ensayos ha encadenado el tiempo hasta este mismo instante y los siguientes, teniendo al amor muchas veces como protagonista o desencadenante del destino o como pretexto para contar la vida y sus alrededores. Aunque con vaivenes, de tal manera que en los últimos meses ha empezado a rondar el epicentro de la literatura, con personajes que aspiran a heredar un día las resonancias de aquellos que están al principio de estos 3.500 años de páginas literarias.. .
Enkidu y Lalegre, Paris y Helena, Ulises y Penélope, Fedro, Adán y Eva, Amada y Amado (Cantar de los cantares), Dafnis y Cloe...
Después de unos cuantos años de una relación más o menos distante con los escritores, el amor se ha tomado su revancha. Más de medio centenar de títulos este semestre en España, nacionales y extranjeros, con algunos convertidos en best sellers, prueba que este sentimiento vuelve a latir con fuerza entre los narradores. Y sin prejuicios ni vergüenzas. Pero ¿por qué esa coincidencia de volver a contar el mundo a través del amor?, ¿acaso una doble reivindicació n: por el propio sentimiento y por un género literario visto por algunos como de segunda categoría? Son interrogantes sobre los cuales reflexionan varios de los autores que recientemente han abordado el tema: desde Álvaro Pombo, Ángeles Mastretta, Andrés Trapiello y Lola Beccaría en la narrativa, hasta Jesús Ferrero y José Antonio Marina a través del ensayo, pasando por Paolo Giordano, el italiano revelación con La soledad de los números primos , y el poeta Juan Antonio González Iglesias, y un noveno invitado: William Shakespeare, cuyos Sonetos hablan por sí solos en la celebración de sus 400 años: "O ensáñate si quieres, tiempo anciano: / mi amor será en mis versos siempre joven".
Triste, incoherente y preocupante es la paradoja en la que coinciden los escritores. Porque justo ahora cuando el amor se ha desencorsetado de milenarios prejuicios sociales, religiosos, morales y económicos, de tabúes e incluso ganado batallas de represiones y emancipaciones, hasta alcanzar una libertad ideal, el ser humano está perplejo al sentirse emboscado por tantas opciones de bienestar que le despiertan la sensación de desamparo. Como si saber muy bien qué hacer, mientras contempla cómo sus decepciones adquieren el mismo tamaño de sus ilusiones. Como pigmaliones dispuestos sólo a enamorarse de sus propios sueños.
Asoma así la literatura como celestina del amor y las personas. "Es que la narrativa es particularmente sensible a la situación del mundo y el estado de las cosas. Es imitativa en esencia, y lo que hace ahora es mostrar las fluctuaciones de su tiempo", afirma Álvaro Pombo , quien suele basar sus obras en relaciones sentimentales, como Virginia o el interior del mundo (Planeta). Una de las fluctuaciones, a la que se refiere el escritor y académico, tiene que ver con que entendemos el mundo peor y vemos el amor como un buen refugio: "En vez de ir hacia fuera, el amor nos lleva dentro de nosotros mismos, ante la complejidad de la vida y la multilateralidad. Y lo que hace la literatura es reflejar todo eso". Da cuenta así de una geografía amorosa en perpetuo cambio según la época, como la de refundación y creación de mitos y leyes que vivió el amor entre la Edad Media y el Renacimiento cuya herencia llega hasta hoy con títulos inolvidables. ..
Tristán e Isolda, La Celestina, El libro del buen amor, Romeo y Julieta , Cyrano de Bergerac, Las amistades peligrosas ...
Cada época tiene su clase de amor. "Hoy los niños quieren magia cuando el mundo los desafía con la guerra; los adultos, historias de amor en épocas de crisis y guerra. El amor es el exorcismo de los adultos; el sexo, la magia, el abandono", sentencia la mexicana Ángeles Mastretta, autora de Mal de amores, Maridos y Arráncame la vida (Seix Barral), cuya versión cinematográfica clausura hoy el I Festival de Granada Cines del Sur. Sí, cada época tiene su clase de amor, y ésta es la de los amores en tránsito. Eso piensa Pombo para quien "la inestabilidad laboral es correlativa a la inestabilidad emocional". La gente no sabe de qué manera vivir ni enfrentarse a ese amor libre de hoy. En parte por "la sensación permanente de que nos perdemos algo, lo cual lleva a una vida sentimental de picoteo, aunque en el fondo se aspira a lo de siempre, a un amor eterno".
Como advirtiera la escritora Dominique Simonnet en la entrevista de La historia más bella del amor (Anagrama), "nuestra época se caracteriza por una exigencia extrema de los individuos en relación con su ideal: la felicidad a cualquier precio". Y pregunta si lo que se esconde es sólo el miedo a ser románticos. Recuerda que "hoy la unidad básica es el individuo, que ya no sacrifica su felicidad individual a la entidad familiar".
Así es como el rostro del amor en los albores del siglo XXI estaría esculpido por ideas y palabras como sobreoferta, mareo, vaivén, Yo, fragilidad, accidental, individualidad, fluctuante, inseguridad, líquido, miedo, disponibilidad, incertidumbre, cobardía, máscara, capricho, picoteo, inquietud, ansiedad, peregrinaje, dolor, intransigencia, volátil. Desencanto. O naufragio según los conceptos más usados por los escritores.
Mientras unos buscan la palabra adecuada para retratarlo y otros la mejor aliada para expresarlo, el amor sigue inasible y reviviendo en la literatura, ante lo cual Mastretta lanza una invitación alegre: "¡Sigamos tejiendo el mito". Por ahora tratando de explicar el porqué de esta coincidencia temática en las librerías, que podría resumirse en las siguientes ideas: cambio o reordenación de valores ante el desplazamiento de uno esencial como el amor, vuelta de la esperanza y del derecho a ser feliz después de un siglo XX catastrófico en guerras y culpas como el Holocausto, por la sentimentalizació n de la sexualidad y respuesta al imperio del individualismo y la soledad. Verdades a medias para Jesús Ferrero , ganador del Premio Anagrama de Ensayo por Las experiencias del deseo, que insiste en que "más que el amor, lo que arrastra al lector a los libros, por carecer de ella, es la búsqueda de la pasión en vista de que es la gran ausente de la historia de ahora". Como si la gente echara en falta aquellas magistrales y telúricas pasiones del siglo XIX y comienzos del XX, de seres en simbiosis con la felicidad y la desdicha creados por autores esenciales para el desarrollo de la novela...
Las hermanas Brontë, Jane Austen, Alejandro Dumas, Gustave Flaubert, León Tolstói, Jorge Isaacs, Eça de Queiroz, Henry James, Leopoldo Alas Clarín
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Sus libros dejan claro que el amor de hoy es un invento nuevo. Paolo Giordano , un fenómeno literario entre los jóvenes por La soledad de los números primos (Salamandra) , del que ha vendido más de un millón de ejemplares en Italia y cien mil esta primavera en España, reconoce no tener una perspectiva profunda sobre si el amor se ha mostrado explícitamente en la literatura de los últimos veinte o treinta años, pero de lo que sí está convencido es de que ahora es un hecho llamativo. Recuerda que "la literatura de amor siempre ha estado presente y ha sido EL TEMA de las historias. Aunque todavía hay cierta timidez en algunos a la hora de reconocer que lo tratan, o que se atrevan a decir: 'Mi novela es sobre el amor". Giordano advierte que hay una tendencia más comercial dirigida especialmente al público joven con visiones estereotipadas, y que probablemente no son de la mejor literatura.
El autor italiano es el penúltimo destello universal de esta tendencia literaria. Las vísperas de este viaje al centro de la narrativa empezaron a notarse en 2001. Fue con la adaptación al cine de El diario de Bridget Jones (Lumen), de Helen Fielding, que reforzaría el subgénero del chiclit . En paralelo crecía la novela romántica, con más fuerza en Internet, y aumentaba la literatura emocional, donde destacan nombres como la francesa Anna Gavalda. A mediados de la década, Haruki Murakami empezó a hacerse popular entre los jóvenes gracias a una historia de amor de 1987 y que se tradujo como Tokio Blues (Tusquets), convertido en long seller. A esto siguió un gran movimiento de jóvenes italianos con la novela de Federico Moccia Perdona si te llamo amor (Planeta), que ha hecho que las parejas imiten su literatura al ir hasta el puente romano de Milvio y colocar un candado en promesa de amor eterno. Casi simultáneamente, en Estados Unidos llegaba el adolescente amor vampírico de Stephenie Meyer y su Saga Crepúsculo (Alfaguara), cuyos libros figuran entre los más vendidos. Y ahora, La soledad de los números primos refuerza el interés por la temática. Amores audaces, rompedores, glamourosos, periféricos, indecisos, platónicos, mezquinos o libertinos, algunos irrealizables o frustrados o victoriosos después de muchos obstáculos y a la vez contemporáneos como los vividos por parejas de antes de la II Guerra Mundial...
Charles Swan y Odette de Crecy, los matrimonios Ashburnham y Dowell, Lady Chatterley y Mellors, Daisy y Gatsby, Aschenbach y Tadzio, Maurice y Clive y Alec...
Con amores así acaba una época. Con la II Guerra Mundial empieza otra. Y de allí procede parte del brillo que empieza a tener esta temática. Andrés Trapiello , autor de Los confines (Destino), reflexiona: "Siguiendo a Adorno: ¿quién se hubiera atrevido a hablar de amor después de Auschwitz? El genocidio y el Gulag supusieron el final de toda forma de idealismo, origen éste como es sabido de todos los totalitarismos. Acaso es ésta la razón de que la felicidad haya estado bajo sospecha en la segunda mitad del siglo XX: por reaccionaria o, peor, por cursi, sin contar con que algunas formas de la felicidad, como la conyugal, arrastraban desde el siglo XIX su propia y descarnada caricatura. Y sin embargo tampoco nos es posible vivir sin esperanza, y el amor, de origen incierto y oscuro, hace de nuestra vida algo luminoso, y según cómo es lo único que hace de nosotros criaturas semejantes a los dioses. El amor y la felicidad se oponen de modo radical a la idea de que esto es un valle de lágrimas. No parece posible ni recomendable un retorno al idealismo, pero nadie tiene derecho a condenarnos a vivir, y mucho menos por moda, en el nihilismo o en una realidad nauseabunda".
Palabras que recuerdan que la historia del amor es la historia de una tragedia. De un desencuentro entre los deseos y la realidad. Quizá porque, como escribiera Gabriel García Márquez, "la fuerza invencible que ha impulsado al mundo no son los amores felices, sino los contrariados". Mastretta afirma que con el pasar de los años se olvidó algo elemental: la magia y el mito. Y ahí es donde entran los escritores como grandes oteadores de la vida, porque, dice la novelista mexicana, "el amor es único, nos pasa por encima y luego desaparece, y a partir de ese instante o años construimos historias novelescas para atrapar el mito que a todos interesa". Lo cierto es que tras la II Guerra, y a mediados del siglo pasado, la literatura dio pocos amores legendarios, pero los surgidos fueron creados por autores casi más famosos por otros temas que dejaron en estas novelas una entrañable sombra de tristeza...
Graham Greene y El fin del romance , Julio Cortázar y Rayuela, Yasunari Kawabata y País de nieve, José Donoso y El lugar sin límites, Ernesto Sábato y El túnel, Mario Vargas Llosa y La tía Julia y el escribidor.. .
En la actualidad, el escritor va tomando el pulso de la realidad como un rastreador indio que pone el oído en la vía del tren, asegura Lola Beccaría , ganadora del Azorín con El arte de perder (Planeta). Y lo que los autores oyen, agrega la novelista, "es que la crisis ha dejado al descubierto que somos nada sin objetos materiales. Pero esa desnudez es buena porque nos refugiamos en los valores universales. Anhelamos el contacto humano tras el cansancio de una sobreoferta del bienestar. Hemos descubierto que el amor no tiene alternativa, porque no hay nada en la gastronomía del ser humano como el sentimiento amoroso".
Desencanto y banalización. Es la pareja de conceptos que preside las palabras de Juan Antonio González Iglesias, que prepara su poesía reunida en Del lado del amor y ganador del Premio Loewe 2007 por Eros es más. "Hay personas que concentran su vida en todo lo que no es el amor y en los últimos tiempos se han encontrado con un cierto desencanto por esos otros valores, incluida la sexualidad como tal. Hay una banalización del amor difícil de frenar porque los jóvenes ya están formados en ese vértigo que la narrativa y la poesía tratan de advertir". Para el poeta, ahora que el amor ha quedado desvinculado de ciertas cosas tiene que volver al primer plano. Para ello sugiere una reconstrucció n de una teoría independiente de la religión y de la moral tradicional: "Es el momento de una reeducación amorosa que debe ser poética y literaria".
Sobre las rutas que han desviado el tema del amor hacia el sexo y la sexualidad, el filósofo José Antonio Marina considera que ahora hay un camino de vuelta. Autor de Palabras de amor (Temas de Hoy), una antología de la correspondencia amorosa entre escritores, Marina dice que cuando escribió El rompecabezas de la sexualidad creyó detectar una nueva "sentimentalizació n de la sexualidad, tras un interés por la sexualidad a secas, producida a partir de los sesenta, como un fenómeno liberador". Añade que las grandes encuestas sobre valores que se hacen en Occidente recogen que la mayoría de la población, cercana al 95%, piensa que las relaciones amorosas son el camino más transitable hacia la felicidad. "Es posible, aunque lo digo con toda cautela, que estos dos aspectos hayan influido en el fenómeno y el renacer del amor en el epicentro de la literatura". Aunque justo antes de este presente, algunos de los libros que han entrado en la memoria colectiva hablan de épocas lejanas y cercanas recorriendo los laberintos del amor con preocupaciones actuales, ya sea con personajes reales o ficticios...
Bélver Yin y Nitya Yang de Bélver Yin, Florentino Ariza y Fermina Daza de El amor en los tiempos del cólera, el conde Laszlo Almasy y Katharine de El paciente inglés, Hervé Joncourt y Hélène y la joven japonesa de Seda, Joe y Violet y Dorcas de Jazz, Cecilia Tallis y Robbie Turner de Expiación , Ennis del Mar y Jack Twist de Brokeback Mountain ...
De amores censurados, de amores peligrosos, de amores sobrenaturales, de amores aventureros, de amores despechados y de muchos más trata la oferta de títulos recientes. Incluso exploran nuevos territorios y trazan coordenadas de su mundo en el ciberespacio. Un atajo donde se ve "la necesidad de hallar esa alma gemela en un catálogo de ofertas sentimentales que es en sí misma una paradoja", asegura Beccaría, que abordó estas relaciones en su novela. Para la autora gallega es como si se estuviera haciendo el camino de vuelta a casa: "Como Ulises, que encuentra los cantos de sirena y muchas cosas más que retrasan su regreso junto a Penélope. Pues ahora los escritores hemos cogido el barco rumbo a Ítaca, que es el amor, oyendo cantos de sirena y contándolo a los lectores junto con los otros desvíos, pero dejando claro el destino y el puerto de llegada". Una idea a reforzar por el alto grado de individualismo actual.
En ese Yo sobredimensionado anida parte de la realidad y de la literatura que es imitativa. José Antonio Marina cree que se vive un momento interesante de creación amorosa: "El individualismo actual, el énfasis en la autonomía y la realización personal, que ha triunfado por muy buenas razones, está dificultando mucho la 'vinculación amorosa'. No tenemos un sistema sentimental claro para mantener la relación afectiva entre dos personalidades autónomas e independientes, y por ello las relaciones se han fragilizado excesivamente".
Lo que sucede, según Álvaro Pombo, es que "el amor no acaba de salirnos del todo bien porque no terminamos de creer en él". El académico considera que se ha perdido la idea del concepto de persona íntegra: "Ahora somos menos sustanciales y más accidentales". Su imagen es la de que la gente naufraga y los escritores reflejan esas titilaciones y movimientos de rebrillo de los vaivenes de las relaciones contemporáneas.
Un ejercicio nada fácil, advierte Ángeles Mastretta. "Escribir novelas de amor es caminar por el borde de un acantilado debido a que es muy fácil volverse cursi y estereotipado. Hay que escribir llevando el control de las riendas, conteniéndose, y atento a los desvíos. Como en todos los temas, se han escrito malos libros y eso ha servido para considerar la literatura de amor un género superficial. Y eso es injusto, porque también se han escrito malos libros sobre asuntos como el Holocausto, pero a ellos se les perdona. No hay que olvidar que el amor es algo trascendental". Insiste en que no es una entelequia. Está convencida de que su regreso al corazón de la narrativa es una buena noticia: "Es volver a contar el mundo emocional hacia dentro y para fuera". Como varios de los escritores, recuerda que el amor es la mayor y más imprevisible aventura a que se puede enfrentar el ser humano, como se refleja en algunos de los personajes y parejas literarias recientes...
Virginia y Casimiro, de Álvaro Pombo; Alice y Mattia, de Paolo Giordano; Claudia y Álex, de Andrés Trapiello; Amélie y Rinri, de Amélie Nothomb; Hans y Sophie de Andrés Neuman; Félix y Luz, de Rubén Abella; Sara y Enzo, de Lola Beccaría; Ruth y Mo, de Daniel Vázquez Selles; Mario y Beatriz, de Marta Rivera de la Cruz; Carmela y Lucas, de Marcos Aguinis; Godwin y Lydia, de Roland Vernon; Giacomo y Michela, de Fabio Volo; Sebastián, de Ray Loriga; Naser y Fiore, de Sulaiman Addonia; Step y Babi, de Federico Moccia...
Aventuras que confirman que 35 siglos después siguen vigentes en la literatura las leyes de esa parcela de deseos atisbada en Enkidu y Lalegre del Gilgamesh y Tristán e Isolda, y que los libros se podrían dividir entre los que cuentan la vida a través de historias de personas que se aman y desean y los que no. Como sucede en La vida ante sí, de Romain Gary, pero donde el autor pone en boca de Momo, un niño huérfano, la pregunta que le hace a Hamil, un anciano musulmán, de si se puede vivir sin amor. El hombre guarda silencio, y el niño le reclama la respuesta, a lo que Hamil contesta:
-Eres muy joven, y cuando se es tan joven es mejor no saber ciertas cosas.
-Señor Hamil, ¿se puede vivir sin amor?
-Sí -dijo él, bajando la cabeza como si le diera vergüenza. [fontanamoncada]
Apunte a lápiz o lo bajito con que se grita lo trascendente
Por Jimmy Valdez © mediaIsla
Casi al oído, fino, elegante, de portada en verde y al carboncillo; un librito escaso en páginas, trabajado por orfebres, en lo referente a su edición; luchado a pulso e insuperable en todo lo que tengo de conocer de los poemas. René hace añicos el concepto que tenía sobre nuestra poesía de isla; en todo caso, pensada al respecto como inmensamente buena, dados los protagonismos y la densidad a metro cuadrado… pues su poesía, la que tengo conmigo, y único vestigio del género que tengo del autor, pertenece a una clase de atmósfera irrefutablemente universal, tan buena o mejor que aquellas ya declaradas clásicas y espectaculares por lo que son capaces de transmitir.
Rodríguez Soriano, quizás se intimide con esta manera que tengo de ver las cosas, soy todo lo honesto de un insensible colector de mariposas. Leí su novela [El mal del tiempo], la presenté a los amigos y hasta escribí de ella una cojera de patas de lo que más o menos descubrí que me decía; ahora le suelto otro elogio al poeto, al promotor y guía de muchos y otros, a los años y los días desde que se le metiera entre los sesos semejante afán de sufrimientos; en fin, al amigo que apenas dejó su cubil de sol y se nos vino de relámpago a entusiasmar la cazuela.
Apunte a lápiz tiene esa brevedad orgásmica, ese dejo a lo precioso, a lo natural, al regreso con los pies descalzos, al sí en el chapoteo, en lo lindo. Se me antoja decir que es la mejor poesía impresa que he leído en meses; tan buena, discúlpenme las comparaciones, a un librito que me regalara Antonio Cisneros, en una noche bohemia junto a William Kastillo en el Intercontinental, me refiero a Canto ceremonial contra un oso hormiguero, por cierto, un "Don nadie" siempre es presuntuoso con los amigos.
Qué más se puede decir si el poeto, además de ser grandullón, tiene esa vaina de ingenio. Léase el librito y verá qué coño e poesía es de la que hablo. [mediaIsla]
Sueño blanco, pesadilla negra
A lo largo de su historia moderna, África ha sido un territorio dominado y repartido entre las grandes potencias. Después de un complicado proceso de descolonizació n, junto a instrumentos de progreso, persisten conflictos que en su momento fueron estimulados.
Por Andrés Criscaut © Letra Ñ
"Exterminad a todos los salvajes" es lo que recomienda, en el relato de Joseph Conrad El corazón de las tinieblas un personaje llamado Kurtz, quien abrió, a golpe de masacre y esclavismo, la cuenca superior del río Congo al progreso europeo de principios del siglo XX. Si bien ya han pasado más de cien años de esta historia, esa gran masa de territorio que se extiende al sur del Mediterráneo sigue siendo aún una terra incógnita, un pedazo de mapa incompleto. Pestes, conflictos, inestabilidades, hambrunas y barbarismos continúan siendo las claves de lectura de un continente que, si bien geográficamente se encuentra mucho más cerca de la Argentina que Europa o los Estados Unidos, en el imaginario occidental posee un lugar y una dimensión mucho más distante, vasta y amenazadora que la real. Como dijo el periodista y cronista polaco Ryszard Kapuscinski en su libro Ebano: "Este continente es demasiado grande para describirlo. Es todo un océano, un planeta aparte, todo un cosmos heterogéneo y de una riqueza extraordinaria. Sólo por una convención reduccionista, por comodidad, decimos 'África'. En la realidad, salvo por el nombre geográfico, África no existe". Sí existen dos regiones bien definidas, separadas por ese inmenso y refractario mar de arena que es el desierto del Sahara y el Sahel. El Africa que queda al norte es una estrecha franja que bordea el Mediterráneo y que histórica y culturalmente posee una homogeneidad muy marcada, ya que siempre estuvo orientada hacia el mundo árabe. Vista desde los grandes imperios musulmanes que dominaron desde Oriente Medio y Egipto, esta es una importante prolongación de su área de influencia, que en algún momento llegó incluso a poseer en sus confines a España, Sicilia, Córcega y Cerdeña. El uso del camello permitió sortear el desierto y, junto con las rutas comerciales árabes, entre el 600 y el 1500, el islam llegó a extenderse más hacia el sur y al oeste, marcando una segunda gran divisoria, esta vez religiosa y cultural, a lo largo del norte de la línea del Ecuador y de la costa del océano Indico. Varios conflictos actuales, como el de Sudán o Nigeria, tienen un importante componente que bordea esta línea de alta tensión entre un norte islámico y un sur evangelizado por el cristianismo. Hacia el sur, Africa subsahariana o "negra" presenta una complejidad geográfica y social, así como un desarrollo histórico, mucho más acentuado. Entre los siglos XVI y XVIII sus costas se vieron salpicadas de enclaves comerciales europeos que extrajeron, de una miríada de pequeños "estados" autónomos, 15 millones de esclavos y valiosos productos. Sin embargo, con el gran auge de la industria y la tecnología europea del siglo XIX, ese "gran interior" llegó a ser penetrado y pasó a ocupar un lugar de reservorio de materias primas del sistema imperial. La difusa figura del misionero, explorador y comerciante concentró la "carga del hombre blanco", que bajo toda una panoplia ideológica y política, devino en la del soldado. Entonces, la conquista dejaba de ser un emprendimiento "privado" y/o científico limitado, y se transformaba en parte de una política militar y a gran escala de los gobiernos de las metrópolis. Comenzaba una gran carrera imperial en la que Africa, más que cualquier otra parte del mundo, pasó a ser parcelada en colonias, protectorados y condominios, y donde grandes zonas y poblaciones eran piezas de un gran juego militar y diplomático. En 1884 las potencias se reunieron en el Congreso de Berlín para intentar poner orden al caos y a las tensiones entre ellas, repartiéndose casi todo el continente. Sin embargo, 1898 sería el año decisivo para una nueva "pax britannica" en el continente. Tanto Portugal como Francia ansiaban lograr una continuidad territorial de sus colonias, una línea este/oeste entre el Atlántico y el Indico: la primera uniendo Angola y Mozambique, en lo que se conoció como el "mapa cor-de-rosa", por el color que utilizaban en su cartografía; los franceses debían alcanzar su pequeño puerto de Djibouti (o Yibuti) sobre el Mar Rojo, con sus vastos territorios de Africa Occidental y Central, que se desparramaban desde Senegal hasta Sudán. El gran eje británico norte/sur, entre El Cairo y Ciudad del Cabo, precisamente interceptaba estos planes en seco. Una pequeña guerra fría se desató en ese momento, cuando los portugueses fueron fácilmente sacados del circuito cuando Inglaterra los intimó a abandonar sus pretensiones sobre lo que sería luego Rhodesia (hoy Zambia y Zimbabwe) y las fuerzas francesas tuvieron que retroceder al encontrarse cara a cara con los británicos en la ciudad de Fachoda (hoy Kodok, en el sur de Sudán). La evolución de la zona sur del continente mostró quizás uno de los pocos casos de una guerra colonial entre blancos. En su lucha contra Napoleón, Londres tomó nuevamente el enclave estratégico de El Cabo en 1806, desplazando hacia el interior a los colonos holandeses, asentados en la región desde el siglo XVII y, por entonces, aliados de los revolucionarios franceses (la palabra apartheid es, de hecho, de origen holandés). Los bóeres o afrikaners establecieron dos repúblicas en el interior, Orange y Transvaal, que entre 1899 y 1900 mantuvieron una feroz resistencia de guerrillas. Doblegarla le costó a Inglaterra casi 22.000 muertos, de un total de 70 mil muertos (28 mil civiles bóeres y 20 mil negros). Los ingleses no sólo vieron en riesgo su honor militar sino que tuvieron que desplegar las técnicas más modernas de combate y control social: fue la primera vez en la historia que se establecieron campos de concentración y confinamiento para civiles. A partir de entonces y hasta ahora, el predominio blanco sudafricano ha influido en toda la zona: llegó a ser el baluarte anticomunista durante la Guerra Fría, intervino en las guerras civiles de Angola y Mozambique contra tropas cubanas, apoyó la independencia de facto de 250.000 rhodesianos blancos sobre cuatro millones de negros en 1965, invadió Namibia y estuvo presente con mercenarios y traficantes en casi todo conflicto. Ente 1885 y 1908, el Estado Libre del Congo, adjudicado al rey Leopoldo II de Bélgica en nombre del comercio libre, la evangelizació n y la filantropía de sus habitantes, resultó ser el mayor campo de trabajo forzado privado de la historia; y quizás la máxima premonición de un Estado presente sólo para generar ganancias. Peter Forbath en su libro El río Congo no dejas dudas: "El Congo no había pasado a ser una colonia de Bélgica (...). Se había decretado la aparición de un Estado flamante en medio del vasto territorio africano", y cita a un periodista estadounidense que dijo en aquel entonces que "Leopoldo II es el dueño del Congo al igual que Rockefeller es el dueño de la Standard Oil". Allí fueron esclavizados, mutilados y exterminados más de 10 millones africanos que trabajaban en la extracción de marfil y en la naciente industria del caucho. El famoso y lúgubre explorador Henry Morton Stanley fue la mano derecha del rey en esta empresa, y Conrad, Mark Twain y Arthur Conan Doyle, junto a varios misioneros protestantes, participaron de la primera gran campaña por los derechos humanos contra esta explotación. Los africanos fueron muy probablemente los primeros en conocer las ametralladoras a repetición, la guerra química, e incluso el bombardeo aéreo estratégico de poblaciones civiles, durante la conquista española de Marruecos. El sistema de "gobierno indirecto", como lo llamaban los británicos, no sólo aprovechó y ahondó diferencias existentes entre los colonizados, sino que en muchos casos inventó estas discrepancias. Muchos conflictos "étnicos" actuales, como el de los hutus y tutsis, deben ser analizados dentro de esta mecánica de "artificialidad". Ella fue heredada tras años de un sistema gestor de desequilibrios. Así, más que un continente de bárbaros o "brutos", Africa fue y sigue siendo una zona barbarizada y embrutecida hasta un nivel todavía desconocido, mucho mayor que lo ocurrido en Asia o en las Américas. Sin embargo, cierta "devolución" de este salvajismo colonial, comienza a verse, al menos en algunas interpretaciones de la Guerra Civil Española (Franco pertenecía al ejército colonial de Marruecos), de la Segunda Guerra Mundial, e incluso del genocidio nazi, como continuidad y como partes de un mismo contexto. Las aplicadas en aquellos casos fueron políticas semejantes a la aplicada en Africa, sólo que en estos casos se ejercía sobre la población autóctona europea, de manera aún más industrial. Si hasta 1950 sólo Egipto, Liberia y Etiopía lograron mantener cierta independencia, a partir de ese momento comenzaría una verdadera revolución descolonizadora. La Primera Guerra Mundial demostró a los batallones de africanos que lucharon contra los alemanes la vulnerabilidad del hombre blanco. Y el fin de la Segunda Guerra Mundial, que los imperios ya no podían sostener sus colonias. A su vez, las elites africanas aprendieron los conceptos de Estado e independencia en las mismas escuelas europeas. Así como también "que si no hubiera sido por Rusia, el movimiento africano de liberación hubiera sufrido la persecución más brutal", como dijo el ghanés Kwame Nkrumah, uno de los primeros líderes independentistas africanos. Aunque luego se sucedieron dictadores y cruentas guerras civiles, las condiciones de vida básica de los africanos mejoraron y produjeron un importante crecimiento poblacional. Kapuscinski mostraba en sus crónicas de Africa cómo la simple introducción del bidón de plástico permitió a los niños acarrear agua a sus poblados y mejorar así su bienestar. Sin embargo, el fracaso, la inoperancia de los gobiernos, el derrumbe del bloque socialista, y el capitalismo salvaje han invocado una nueva versión del colonialismo en suelo africano. Así como los limites de la administració n colonial se perpetuaron casi sin grandes modificaciones en las fronteras de los actuales países africanos (aún mucho más que en América, y sin duda alguna que en Europa o Asia), el espíritu del rey Leopoldo II sobrevuela el continente, ahora con otros ropajes. El niño de las minas de ese pedazo de Zaire arrebatado por Laurent Nkunda (líder militar tutsi y predicador mesiánico adventista de los Rebels for Christ, una de las casi 9.000 sectas que proliferan como hongos en el caldo de cultivo de la miseria africana) sólo sabe que la vida es corta; que su padre fue asesinado y que su madre fue violada. Nada sabe de que ese polvo que busca es coltan y que terminará dentro de algún celular en Calcuta. [giecoleon]
Noam Chomsky: El neoliberalismo es la raíz común de las crisis actuales
Insta a desmantelar el edificio de ilusiones que se vende como democracia de libre mercado. Deplora que casi todos se refieran a los problemas financieros y pocos a la hambruna mundial. ¿Por qué no ocupar una planta para producir transporte masivo?, cuestiona en referencia a GM.
Por David Brooks © La Jornada
Cuando se habla de la crisis, casi todos se refieren a la financiera, ya que afecta directamente a los ricos, pero la crisis de los mil millones de seres humanos que enfrentan hambruna –entre ellos unos 40 millones en Estados Unidos– no es la de mayor prioridad, porque todos los aquejados son pobres, afirmó Noam Chomsky.
Con voz tranquila, Chomsky cuidadosamente devastó los mitos del llamado libre mercado, y documentó de manera sintética las múltiples crisis –la financiera y económica, la del militarismo, la del medio ambiente y la alimentaria, entre otras– y sus hilos en común, construyendo una radiografía de un sistema que se enmascara como democracia, pero que al fin tiene el objetivo de socializar costos y privatizar ganancias y defender el privilegio de la cada vez más reducida minoría rica, con consecuencias cada vez más siniestras para las mayorías y el propio planeta.
Es necesario desmantelar el edificio de ilusiones que se vende como democracia de libre mercado para que el ser humano sobreviva, y para hacerlo se requiere un enfrentamiento con el modelo que busca proteger los intereses de la minoría de la opulencia contra las mayorías, aseveró.
El pueblo paga los costos
Chomsky habló el pasado viernes, ante unas mil 500 personas, desde el podio famoso de la iglesia Riverside –el mismo en que Martin Luther King Jr ofreció su histórico discurso de 1967 contra la guerra de Vietnam y el sistema imperial estadunidense, donde también se ha escuchado a Nelson Mandela, y más recientemente a Arundhati Roy–, en un acto organizado por el Brecht Forum, centro independiente de estudios de izquierda.
Las crisis de hoy están entretejidas de varias maneras, dijo, y algunas son de mayor prioridad que otras, por la simple razón expresada por Adam Smith de que los principales arquitectos de las políticas aseguran que sus propios intereses son los que imperan, sin importar los costos.
Y Chomsky, como siempre, ofreció ejemplo tras ejemplo, documentando la historia. Habló de la historia de Haití, desde los franceses y la invasión estadunidense de Woodrow Wilson, hasta el manejo que hizo Washimgton del desafío de Jean Bertrand Aristide, tanto por el republicano George Bush (padre) como por el demócrata Bill Clinton, imponiendo el modelo neoliberal, con el resultado inevitable de destruir la soberanía económica de ese país, el cual ahora está en las primeras filas de la crisis alimentaria.
Esa historia es muy parecida por todo el mundo, agregó, señalando a Bangladesh y decenas de ejemplos más.
La raíz común de las crisis de hoy en el Sur y el Norte es el giro hacia el neoliberalismo que se da en los años setenta, declaró. Eso marcó el fin del crecimiento sostenido de la era de posguerra, conocido como la edad de oro del capitalismo, con su estado de bienestar y sus incrementos en niveles de ingreso y derechos, lo que fue un capitalismo de Estado.
Hoy día, el libre flujo del capital crea un Senado virtual que realiza un referendo instantáneo que vota en contra de intentos de beneficiar a las mayorías a costa de sus intereses.
Ahora, con la crisis actual que afecta a los ricos, se adopta la misma estrategia de siempre: la población paga los costos y asume el riesgo, mientras las ganancias son privatizadas.
Desde el púlpito de la iglesia Riverside de Nueva York, Noam Chomsky dijo el fin de semana que ante las crisis existentes el sistema neoliberal protege a las minorías opulentas en detrimento de las mayorías Foto Elizabeth Coll
También se enfocó en el plano de la política exterior, indicando que Washington no desea abandonar tan rápidamente su presencia en Irak, y advirtió que el nuevo enfoque sobre Pakistán y Afganistán es un juego muy peligroso, ya que amenaza la paz mundial y la supervivencia humana, por las armas nucleares que están ahí.
Añadió que es alarmante que un asesino miembro de las fuerzas especiales de ojos enloquecidos, el general Stanley McChrystal, haya sido nombrado comandante de las fuerzas estadunidenses en Afganistán.
Por otro lado, señaló que ahora es momento clave para definir la sobrevivencia humana ante la crisis climática.
Tenemos que enfrentar tal vez lo más importante: cómo revertir el modelo corporativo- estatal establecido durante la posguerra, promovido por las empresas automotrices, petroleras y llanteras, entre otras, que ha llevado a esta crisis ambiental y otras.
En su repaso de las crisis del mundo, expresó que para imponer políticas que no reflejan el interés de las mayorías en Estados Unidos y en otros países, se recurrió menos a la fuerza que al control de la opinión pública a través de la industria de relaciones públicas, con el fin de crear la manufactura del consenso.
Pero siempre impera, desde los inicios de esta república, la noción de proteger los intereses de la minoría opulenta contra todos los demás, con conceptos de que una minoría inteligente tiene que gobernar a una mayoría ignorante y metiche. Ahora eso es manejado por una elite tecnocrática, pero con la misma doctrina.
Resaltó la resistencia popular para enfrentar el proyecto de la elite, y subrayó que las rebeliones de los años sesenta tuvieron un efecto civilizador. Agregó que siempre se han lanzado ataques de la elite contra la democracia y que el modelo de libre mercado corporativo permanece como el obstáculo a la eficiencia y la toma racional de decisiones.
No hay razón para permanecer pasivos, comentó a su público de izquierda. ¿Por qué no ocupar una planta (en referencia a los recortes de General Motors) para convertirla en centro de producción de transporte masivo? No es un planteamiento exótico. Que los trabajadores controlen sus plantas es tan típicamente estadunidense como la tarta de manzana.
De hecho, abundó, parte del objetivo de los administradores del sistema actual es borrar toda memoria de las luchas sociales, pero advirtió que sospecha que estas tendencias siguen latentes en los de abajo y pueden ser despertadas. Éste es un momento propicio para hacerlo.
La tarea, añadió, es superar el déficit democrático y promover una sociedad democrática que funcione en realidad. Entre las claves para lograrlo identificó la renovación de los sindicatos, la lucha educativa y cultural y lo necesario para desmantelar el edificio de ilusiones por la minoría que gobierna en las llamadas democracias formales.
La crisis fundamental hoy día, resumió, es tal vez la del déficit democrático, esa brecha que existe entre los intereses de las grandes mayorías y las políticas de los gobernantes. [ibyqueen]
La impaciencia de Rimbaud
El poeta sintió siempre que el tiempo le faltaba y buscó la libertad a través de libros, idiomas o países de lo desconocido. Sus cartas son un canto a la vida errante lejos de cualquier sometimiento
Por LOLA MARTÍNEZ DE ALBORNOZ © BABELIA
Acabo de leer la correspondencia de Rimbaud y debo confesar que me ha desilusionado, ya que pensaba que trataría sobre temas más extensos. Rimbaud, a lo largo de su vida, tuvo un campo amplio"; así reaccionó Alfred Bardey al leer la primera edición del epistolario de su antiguo empleado en Adén y Harar. Si el valor de la información que brindan las cartas de un hombre de letras suele ser proporcional a su carácter revelador para el conocimiento de su obra, en el caso del poeta maldito Jean-Arthur Rimbaud la correspondencia es el único hilo más o menos firme para trazar el perfil de un hombre esquivo y hermético.
Bajo el título Prometo ser bueno: cartas completas, la editorial Barril & Barral ha iniciado su andadura con la publicación, por primera vez en castellano, de toda la correspondencia del poeta francés. Esta novedad coincide con la reciente aparición, en Francia, de una nueva edición de sus Obras completas en La Pléiade y de una monumental Correspondencia en las ediciones Fayard.
Más que en cualquier otro campo, en el epistolario es pertinente la distinción entre dos partes en la vida de Rimbaud: una literaria, entre los quince y los veinte años, y otra posliteraria. La correspondencia de la primera etapa es escasa -se conocen 21 cartas- pero de intenso valor poético: a los poemas que contienen se añade la poética formulada en sus dos "cartas del vidente" (mayo de 1871), imprescindibles para entender al Rimbaud que en cinco años pasa de las formas de poesía más antiguas, el hexámetro en latín, a los poemas en prosa libres de toda atadura formal de las Iluminaciones. Por lo que se refiere a la correspondencia posliteraria, que abarca un frenético periodo de viajes tras el abandono de la poesía, diez años de comerciante en las costas del mar Rojo y unos meses en Francia antes de morir, el epistolario es más abundante -194 cartas-, pero de escaso valor literario. Es inútil buscar aquello que Rimbaud daba por definitivamente zanjado: las cartas son las de un hijo a su madre y las que cabe esperar de un comerciante en una zona hostil. Sin embargo, es el mismo Rimbaud quien escribe todas estas cartas y el tono seco, patético, impaciente, mordaz y pragmático se percibe desde la primera misiva hasta la última.
Idéntico patetismo muestra el adolescente que expresa sus ansias de libertad al profesor y primer confidente Georges Izambard -"me muero, me consumo en la mediocridad, en la malevolencia, en la monotonía. Qué quiere usted que haga, me empecino espantosamente en adorar la libertad libre"- que el joven comerciante que, a 10.000 kilómetros de distancia, muestra a su familia su desconsuelo por el clima de Adén, las condiciones de vida mediocres, el trabajo extenuante, las ganancias escasas, el aburrimiento y la soledad -"me encuentro bien a pesar de todo y os deseo lo mejor. Estamos en nuestras estufas primaverales; las pieles chorrean, los estómagos se estropean, los cerebros se turban, los negocios son infectos, las noticias malas"-. La misma acritud que le reprochó su amigo el poeta Paul Verlaine, invocando su "perpetua indignación contra todas y cada una de las cosas", se transparenta en su epistolario africano: "La mala alimentación, el alojamiento malsano, las ropas demasiado ligeras, las preocupaciones de todo tipo, el aburrimiento, la rabia continua entre unos negros tan tontos como canallas, todo esto actúa muy profundamente en la moral y en la salud, en muy poco tiempo. Un año aquí equivale a cinco en otra parte. Se envejece muy deprisa, aquí, como en todo Sudán".
Se ha criticado que el dinero sea un tema recurrente en la correspondencia del antiguo poeta, que las cartas respondan a necesidades demasiado pragmáticas. El interés es en efecto uno de los principales móviles de Rimbaud, quien a los diez años afirmaba querer ser rentista, y si en sus primeras cartas pide libros y favores o busca interlocutores que le ayuden a abrirse camino como poeta, en su "segunda vida" las cuestiones pecuniarias abundarán tanto en las cartas comerciales como en las que dirige a su madre, buena administradora de su economía, con la que Arthur mantuvo una relación fría pero que fue su mayor interlocutora en su exilio. En la correspondencia habitan claramente sus dos naturalezas: la del hombre que busca la libertad pero sabe que el dinero la hará más accesible.
La impaciencia, la imposibilidad de una vida sedentaria y la incapacidad para someterse a normas y personas, auténticas constantes en la vida del "hombre de las suelas de viento", serán también las constantes de su epistolario. Como escribe el poeta Bernard Noël: "En su búsqueda de 'la verdadera vida' Rimbaud corre incansablemente y esa carrera se transforma en su obra. Ya durante los siete meses que pasa en París, cambia siete veces de domicilio, como si fueran la repetición a escala de los perpetuos desplazamientos que llevarán a Rimbaud de París a Bruselas, de Bruselas a Londres, de Londres a Charleville, de Charleville a Londres otra vez, luego de Alemania a Italia, de Austria a Holanda y de Holanda a Sumatra, Java, Chipre, Egipto, Adén, Harar... Se diría que algo escapa siempre en el momento de ser alcanzado de modo que la 'verdad' está aún más allá, en la siguiente ciudad o detrás del cercano horizonte. No hay renuncia, que es sólo literatura para literatos; no hay más que un movimiento que actúa en el interior a la manera de esa lengua nueva de la que Rimbaud dijo que sería 'pensamiento que engancha al pensamiento y tira de él". El fundamento de Rimbaud será por encima de todo el canto a la vida errante. Su vida fue, como predijo en Una temporada en el infierno, "demasiado inmensa para consagrarla a la fuerza y a la belleza" y se caracterizó por la búsqueda constante, a través de palabras, libros, idiomas o países, de lo desconocido, de la libertad. La buscó en la poesía, adelantándose a su época; una vez instalado en el cuerno de África, se dispuso a "traficar en lo desconocido". Intentó componer una obra sobre Harar y los países gallas para la Sociedad Geográfica, para lo que encargó decenas de libros técnicos, instrumentos de precisión y un aparato fotográfico gracias al cual conservamos las pocas pero sugerentes imágenes del Rimbaud abisinio. Algunos de sus escritos como explorador, no exentos de fuerza narrativa y analítica y salpicados de la más pura ironía rimbaldiana, merecieron en su momento la atención de medios como el periódico cairota Le Bosphore Egyptien o el Boletín de la Sociedad Geográfica de París.
Por las cartas atraviesan sueños extravagantes (formar una tropa de cazadores de elefantes, crear una raza superior de mulos, instalar una fábrica de fusiles y municiones) y sus proyectos de viajar a India, Tonkin, Panamá, Siria, China, Japón y sobre todo Zanzíbar. En el momento de proyectar acuden a él recursos narrativos e imágenes vivas que es capaz de trasladar a las cartas con optimismo. Habla de las montañas de Abisinia, "que es la Suiza africana, sin inviernos ni veranos: ¡primavera y verdura perpetuas y la existencia gratuita y libre!", o de su alegría de "dejar este espantoso agujero de Adén donde tanto he sufrido" cuando se dispone a llevar una caravana de armas al rey de Choa, Menelik: "Voy a hacer un camino terrible: de Tadjura a Choa, hay cincuenta días de marcha a caballo por desiertos abrasadores. Pero en Abisinia el clima es delicioso, ni frío ni caliente, la población es cristiana y hospitalaria; se lleva una vida fácil, es un lugar de descanso muy agradable para quienes se han embrutecido durante algunos años en las riberas incandescentes del mar Rojo". Pero sus proyectos, concebidos con entusiasmo y las dotes imaginativas propias del poeta vidente, fracasan antes de ser emprendidos, como si se consumaran en su imaginación, y llega el desencanto: "Me aburro mucho, siempre; no he conocido a nadie que se aburra tanto como yo. Además, ¿no es ésta una miserable existencia, sin familia, sin ocupación intelectual, perdido entre negros cuya suerte quisiera uno mejorar mientras que ellos intentan explotarte y te ponen en la imposibilidad de liquidar los negocios en un breve plazo? ¡Estoy obligado a hablar sus jerigonzas, a comer sus comistrajos, a padecer mil engorros originados por su pereza, su traición, su estupidez!".
El hombre que en 'Vagabundos' se decía "apremiado por encontrar el lugar y la fórmula" sintió siempre que el tiempo le faltaba y esa sensación de impaciencia e impotencia invade sus cartas. En Arabia y en África los múltiples retrasos (encargos y cartas que se demoran; cuentas que tardan en saldarse; rutas de caravanas que se interrumpen paralizando sus negocios
...) le descorazonará n y le harán derivar hacia cierto determinismo: "Como los musulmanes, sé que lo que llega llega, y eso es todo"; "lo más probable es que uno vaya más bien a donde no quiere y que más bien se haga lo que no se quiere hacer, y que uno viva y muera de manera muy diferente a como jamás quiso, sin esperanza de ninguna especie de compensación". También hará uso de buenas dosis de sarcasmo, recordándonos al poeta cáustico que había sido, al comentar la inestable situación política de la zona, al describirse a sí mismo o al caricaturizar a sus coetáneos, lo que ofuscó a algunos y encandiló a otros, como el ingeniero Alfred Ilg, en quien Rimbaud encontró a su mejor corresponsal, el más inteligente y menos susceptible, y a un amigo en su soledad africana. "Al regreso de una breve excursión", le escribía el suizo en 1888, "me encuentro con su amable carta. Me reí mucho, se lo aseguro; observo con el mayor de los placeres que esa terrible máscara de hombre horriblemente severo oculta un buen humor que muchos tendrían razón en envidiarle".
Arthur Rimbaud nunca dejó de escribir, ni tras expediciones agotadoras ni siquiera tras la amputación de su pierna. Desde su lecho de muerte compuso epístolas desgarradoras, añorando la vida errante de sus últimos diez años: "¡Qué hastío, qué agotamiento, qué tristeza cuando pienso en todos los viajes que hice, lo activo que yo era hace apenas cinco meses! ¿Dónde están esas carreras por los montes, las galopadas a caballo, las excursiones, los desiertos, los ríos y los mares? ¡Y ahora mi vida de lisiado! ¡Y yo que precisamente había decidido volver a Francia este año para casarme! ¡Me despido del matrimonio, familia, futuro! Mi vida ha pasado y no soy más que un trozo de carne inmóvil". El 10 de noviembre de 1891 moría en Marsella. Desde entonces, su mito no ha dejado de crecer. [fontanamoncada]
Norberto James Rawlings, noble maestro
Por Néstor E. Rodríguez © Listín Diario
Toronto, Canadá.- Hay un poema de "Patria portátil" (2008), el libro más reciente de Norberto James Rawlings (San Pedro de Macorís, 1945), que condensa en sus poderosas imágenes toda una pedagogía del vivir exiliado. Me refiero al primer texto del conjunto, el bellísimo poema titulado "Lección": "Observa hijo cómo rasguña el mar las orillas de la playa/ cómo a dentelladas húmedas/ impone su reino salobre./ Cuando canta el mar/ se embriaga de sol la brisa/ se cuela su música amarga/ entre blancas cortinas de agua/ y construye la distancia/ con invisibles partículas/de transparencia diurna".
La voz del poeta, confundida aquí con la brega de ese mar inconmovible, arropa con su luminosidad la memoria de los días idos. Lo que queda de ese gesto afincado en la lejanía no puede ser menos que una ganancia. Este noble maestro nos exige una tarea, una lección sencilla de humanidad: saber escuchar esa "música amarga" de nuestro mar más próximo, el mismo que tres generaciones atrás impulsara a los James jamaicanos de Ocho Ríos hasta el polvo del Ingenio Consuelo y su miseria. A esa estirpe secreta de los cocolos macorisanos, ninguneados como muchos otros hijos del Caribe en la República Dominicana de ayer y hoy, le dedicó el joven Norberto, en 1969, acaso su más grande creación:
"Los inmigrantes"
Aún no se ha escrito/ la historia de su congoja./ Su viejo dolor unido al nuestro./ No tuvieron tiempo/ -de niños-/ para asir entre sus dedos/ los múltiples colores de las mariposas./ Atar en la mirada los paisajes del archipiélago. / Conocer el canto húmedo de los ríos.// No tuvieron tiempo de decir:/ -Esta tierra es nuestra./ Juntaremos colores.
Haremos bandera./ La defenderemos. // Hubo un tiempo/ -no lo conocí-/ en que la caña
los millones// y la provincia de nombre indígena// de salobre y húmedo apellido tenían música propia// y desde los más remotos lugares// llegaban los danzantes./ Por la caña.// Por la mar./ Por el raíl ondulante y frío/ muchos quedaron atrapados.// Tras la alegre fuga de otros/ quedó el simple sonido del apellido adulterado/ difícil de pronunciar./ La vetusta ciudad./ El polvoriento barrio/ cayéndose sin ruido./ La pereza lastimosa del caballo de coche./ El apaleado joven/ requiriendo/ la tibieza de su patria verdadera./ Los que quedan. Éstos.// Los de borrosa sonrisa./ Lengua perezosa/ para hilvanar los sonidos de nuestro idioma son/ la segunda raíz de mi estirpe./ Vieja roca/ donde crece y arde furioso
el odio antiguo a la corona./ A la mar.// A esta horrible oscuridad/ plagada de monstruos.// "yeme viejo Willy cochero/ fiel enamorado de la masonería./ "yeme tú George Jones/ ciclista infatigable. / John Thomas predicador./ Winston Brodie maestro./ Prudy Ferdinand trompetista. / Cyril Chalanger ferrocarrilero. / Aubrey James químico.
/ Violeta Stephen soprano./ Chico Conton pelotero.// Vengo con todos los viejos tambores/ arcos flechas espadas y hachas de madera/ pintadas a todo color ataviado// de la multicolor vestimenta de "Primo"/ el Guloya-Enfermero. // Vengo a escribir vuestros nombres/ junto al de los sencillos./ Ofrendaros// esta Patria mía y vuestra/ porque os la ganáis/ en la brega diaria/ por el pan y la paz./ Por la luz y el amor./ Porque cada día que pasa/ cada día que cae/ sobre vuestra fatigada sal de obreros/ construimos/ la luz que nos deseáis./ Aseguramos/ la posibilidad del canto/ para todos".
Hace unos días, mientras escuchaba a Norberto leer entre poetas marinos de Jamaica, Nigeria y Sierra Leona en la lluviosa Birmingham de Inglaterra, pensé en la magnanimidad de su legado literario y la poca atención que le prestan los entendidos que con tanta pasión consagran vates o demeritan prodigios en nuestro país. A ellos, y a todos nosotros, nos amenaza con dulzura desde una pequeña buhardilla en Boston, persistente y severa, la poesía de Norberto James Rawlings. [lilibrik]
Música y poder, una relación peligrosa
En la historia, muchos músicos han sido instrumento de gobernantes ambiciosos. La incursión de cantantes populares en la política y un libro que analiza la vinculación del Tercer Reich con una de las mejores orquestas del mundo vuelven a poner sobre el tapete este cruce delicado
Por Pablo Gianera © LA NACION
En el principio, podría haber dos frases. La primera es de Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda del régimen nazi, a propósito de lo que él entendía sería la "música del futuro": "El arte alemán del próximo siglo será heroico, aceradamente romántico será nacional y con pathos o no será". La segunda pertenece al pianista y compositor Ferruccio Busoni, que definió la música como "aire sonoro". Si es cierta esta idea de Busoni, que tanto le gusta citar a Daniel Barenboim, quedaría por saber cómo, por qué y por intermedio de quiénes la música se carga de otros atributos y sentidos. Quedaría por saber por qué el poder necesitó y necesita tanto de la música; saber, en el fondo, si la política llega a la música desde afuera, o bien el poder encuentra algo en ciertas músicas que puede proyectarse hacia fuera.
En cierto modo, esta ambigüedad es propia de la música en toda su historia. En su progreso a la autonomía, tributó siempre a una instancia externa: las iglesias, los monarcas, la naturaleza y, en medida no menor, al sujeto mismo en cuanto artista. Más que del poder de la música, asunto que merecería otro tipo de consideraciones, se trata aquí de la música del poder y de los modos en que el poder moldea la música. Es cierto que la música no porta significados referenciales, pero las razones por las que algunos poderes políticos se sirven de determinadas músicas son también musicales. La naturaleza escasamente conceptual de la música es su blindaje y su debilidad; blindaje, porque, en primera instancia, nada en ella impone un sentido unívoco; debilidad, porque la ausencia de concepto parece autorizar la adjudicación del que se quiera o del que convenga en determinadas circunstancias. Por su misma naturaleza (la microforma, que la torna portátil), la canción, y especialmente la canción popular (ver página 8) ha sido proclive a semejantes utilidades. Hay entonces legiones de cantantes que hacen campaña política, gobernadores más preocupados por exhibir sus trofeos en la vidriera de los recitales masivos que por políticas culturales a largo plazo, o presidentes que subvencionan con dinero público a aquellos artistas que serán los responsables de la banda de sonido de su gestión. Todo para conseguir el mayor reconocimiento (cercanía emocional) con sus posibles, afectivos y efectivos votantes.
Claro que la relación entre la música y el poder se torna crítica -como tantas otras relaciones- en los casos de autoritarismo. Sin embargo, concluir que cada poder tiene la música que merece nos pondría en una situación vergonzosa. Mucha de la música que odiamos procede de quienes ejercieron inmoderadamente el poder. Y también -he ahí el problema- mucha de la que amamos.
Absolutismo en la música absoluta
Tal vez no sea inoportuno volver a contar aquí la pequeña historia de Gott erhalte Franz der Kaiser , el himno que Franz Joseph Haydn compuso hacia 1797 para el Emperador del Sacro Imperio Romano Francisco II, con letra de Lorenz Leopold Haschka, uno de los vínculos más felices entre un monarca y un compositor. Se trataba, en pocas palabras, de componer una obra que compitiera simbólica y políticamente con La Marsellesa , y que tuviera alguna vaga alusión al God save the King inglés. Como hace notar el musicólogo argentino Esteban Buch en La novena de Beethoven , libro imprescindible para la comprensión de los vínculos entre música y política, "a diferencia de sus dos precedentes, el himno austríaco no surge del espacio público para ser luego incorporado a los rituales oficiales: es un alto funcionario quien toma la iniciativa de imponer un ritual de canto colectivo".
Esa música fue luego el himno del Imperio Austrohúngaro y, más adelante, también de Alemania, con el famoso texto "Deutschland, Deutschland über alles". Casi inmediatamente, Haydn la utilizó en el segundo movimiento del Cuarteto para cuerdas op. 76 nº 3 , significativamente llamado "Kaiserquartett". Es una melodía simple en Sol mayor, algo grave, cantabile , una de las más bellas del compositor. La música instrumental en general, y en particular los cuartetos de cuerda, carecen de objeto y de objetivo; no expresan más que el ser de la música. En un fascinante trompe-l´oreille , Haydn despliega allí una serie de variaciones que no se generalizan a la melodía. Todos los parámetros varían, menos la melodía. Consigue que todo parezca cambiar mientras que, en realidad, nada cambia. Haydn introdujo así el poder (y un homenaje musical a la permanencia del soberano) en el corazón mismo de la música absoluta, paradigma estético de la cultura musical alemana del siglo XIX, sin que esa música perdiera su autonomía. Cuando escuchamos ese segundo movimiento, no escuchamos su origen político. Según Buch, "[Haydn] no habrá visto, como podría suceder hoy, ninguna discontinuidad estética en ese paso de lo público a lo privado".
Tras la humillación que implicó el tratado de Versalles y la primavera inconclusa de la República de Weimar había que buscar algo que fuera singular, y completamente propio de la nación alemana, largamente acosada por un provincialismo secular. Ahí estaba esperando Beethoven. La música de Haydn podía ser un himno oficial, pero había otro himno, no oficial: la Novena Sinfonía, y, en especial, su movimiento coral con el poema de Friedrich Schiller. En verdad, había una relación entre ambas. "Esa pieza está tallada en la misma madera que aquella melodía sobre la alegría que el más grande discípulo de Haydn escribiría unas décadas después", observó el genial director Wilhelm Furtwängler en Ton und Wort (Sonido y palabra), libro que recopila sus inteligentísimos ensayos y artículos y que ilumina el pensamiento de un músico durante el nazismo (salvo un puñado de excepciones, la mayoría de los textos fueron escritos entre 1933 y 1944). Hitler vampirizó, para pervertirla, toda la gloria musical y poética del prerromaticismo y del romanticismo alemanes. Ajustó su infinitud y su trascendencia a la finitud crasa de sus criminales metas políticas. Incluso en el caso de Richard Wagner, no debería creerse que su asociación con el nazismo se debió únicamente al antisemitismo rampante de su opúsculo, ahora casi inhallable, Das Judentum in der Musik (El judaísmo en la música, panfleto inmundo que empieza con la frase "No necesitamos confirmar la judeización del arte moderno; salta a los ojos por sí misma"). Después de todo, y aunque por causas meramente cronológicas, Wagner no fue nazi, ignoramos si lo hubiera sido y por lo tanto tampoco fue el compositor oficial de ningún régimen. Hitler era asiduo visitante del templo de Bayreuth por otras razones: "Richard Wagner -decía- es más que un gran artista; en su persona y en su obra se realiza el anhelo alemán de una unidad infinita de la forma simbólica". Emerge aquí la profanación nazi de la herencia romántica.
Sin embargo, había en todo esto algo artísticamente enrarecido. "No debemos juzgar a los artistas por sus opiniones políticas", parece que le dijo Hitler al arquitecto Albert Speer en una ocasión. Desde luego, eso no impidió un cuidadoso sistema de exclusiones en el repertorio, donde, desde ya, Felix Mendelssohn, Giacomo Meyerbeer, Gustav Mahler y Arnold Schönberg fueron excluidos por judíos, y otros, como Ernst Krenek o Alban Berg, por cultivar una estética "degenerada". Con todo, no puede pasarse por alto que las músicas excluidas como "degeneradas" eran fuertemente disruptivas, ajenas tanto al colectivismo como al retorno a las formas feudales y precapitalistas que alentaba el Tercer Reich. Las tensiones sin reposo y la supresión de las relaciones de jerarquía entre los sonidos de la escala que definen el atonalismo libre, por ejemplo, difícilmente podían encontrar una correspondencia en un orden totalitario y jerárquico (será un breve período de aparente libertad; tiempo después, el dodecafonismo y sus prohibiciones introducirán una nueva legalidad). Y, más allá de la apropiación por parte del régimen nazi de las ideas de Wagner (y de los elementos internos de su música que alentaban esa apropiación), es claro que el nazismo no advirtió que el radicalismo de muchos de estos músicos era una consecuencia del cromatismo wagneriano. La paradoja es que la impugnación del atonalismo y del dodecafonismo se realizaba en nombre de un "humanismo tonal" (como si el humanismo fuera un valor que consideraran defendible) y como hará Furtwängler aun después, en un artículo de 1953, por razones "biológicas".
Pero una cosa era la tarea de selección casi racial que el nazismo realizó sobre la música del pasado y otra, muy distinta, las obras cuya escritura fue permitida; obras que apenas han sobrevivido y que se oyen como meras excrecencias del régimen. Entre 1933 y 1944, se estrenaron en Alemania alrededor de 174 óperas de compositores alemanes. Con la notable excepción de las últimas óperas de Richard Strauss, nadie las representa ahora y nada ha quedado de ellas. Nada salvo la cantata Carmina Burana , de Carl Orff, escrita para las Olimpíadas de 1936, alianza perfecta de los instrumentos más preciosos para el poder: la música y el deporte. El primitivismo rítmico y mitológico de Orff, no exento de una belleza amoral, tiene un signo muy distinto de la mitología wagneriana, que nunca fue artísticamente regresiva. La idea parece ser que todos puedan "cantar" el poder para que algunos lo ejerzan. En cierto modo, el kitsch es la introducción del mal en el sistema de valores del arte. "La esencia del kitsch consiste en la sustitución de la categoría ética con la categoría estética; impone al artista la obligación de realizar, no un "buen trabajo" sino un trabajo "agradable": lo que más importa es el efecto." Esto escribía Hermann Broch en su artículo " Kitsch y arte de tendencia" fechado, emblemáticamente, en 1933. Para el autor de La muerte de Virgilio , el que produce kitsch no es un mal artista; más bien, es un "ser éticamente abyecto, un malvado que desea el mal". En la medida en que espera la consecución de un cierto efecto (la persuasión casi hipnótica), el poder no puede mantener con el arte otra relación que no sea kitsch . El hecho de que Carmina Burana , cumbre de la sublimidad kitsch , sea seguramente la obra del siglo XX más ejecutada debería provocar, por lo menos, alguna consideración acerca del consumo de la música en nuestras democracias.
La canción de cuna del "Padrecito"
Pocas cosas habrían complacido más a Sergéi Prokófiev que recibir la noticia de la muerte de Josef Stalin. Lamentablemente, no tuvo tiempo. Los dos murieron el mismo día, el 5 de marzo de 1953. Hubo una gran confusión nacional que conspiró contra el funeral del músico, sofocado por las regias exequias del "padrecito de los pueblos". Pocos músicos lo habrán llorado. Incluso, alguien encontró llorando a la hermana del pianista Emil Gilels y trató de consolarla. "Ya tendremos otros líderes", le dijo. Pero la mujer respondió: "Me importa un bledo Stalin; lloro por la muerte de Prokófiev".
Prokofiev fue posiblemente el primer compositor ruso del siglo XX que sufrió el asedio de las autoridades soviéticas. Pero, en el martirologio del régimen, nada se compara con el destino de Dmitri Shostakovich, alternativamente usado y humillado durante el estalinismo, y aun después. El itinerario estético de Shostakovich, que formó parte de la primera generación de músicos realmente soviéticos, fue el resultado de exigencias externas. Con su énfasis maquinista, Stalin creía que los artistas eran "ingenieros del alma", lo que derivó en que él mismo se convirtiera en un ingeniero de artistas. Una sinfonía como la nº 7, "Leningrado" , tiene ahora un sentido casi arqueológico. La música que Shostakovich compuso impelido por las exigencias del estalinismo muestra la forma torturada de una mascarilla distorsionada por el horror. Las cosas empezaron a andar mal cuando Stalin se retiró indignado de una representació n de Lady Macbeth de Mtsenk , de 1934. Evidentemente, la muerte del tirano en escena le sentó mal al tirano en el poder. La obra fue acusada de "formalista", como si existiera otra cosa que la forma, o como si lo social no fuera también, en el arte, pura forma. "Caos en lugar de música" tituló Pravda , el periódico del Partido Comunista. La consigna general era que para guiar al pueblo hay que hablar el lenguaje del pueblo. La babel musical de algunas de sus obras (como el Concierto para piano, op. 35 ) se fue escindiendo. En lugar de forzar su estética para complacer al pueblo tal como quería su "padrecito", Shostakovich empezó a componer con dos públicos en mente: de un lado quedaron las obras de compromiso; del otro, las especulativas, como los 24 Preludios y fugas op. 87 .
Después de la radical ironía de la Sinfonía n° 4 , la Sinfonía nº 5 , llevó el título "oficial" de "Respuesta de un artista soviético a unas críticas justificadas". En verdad, la "respuesta del artista soviético" estuvo en otros lugares, un poco más secretos, inaudible para el idiotismo musical de los jerarcas. Por ejemplo, en la proliferación de la passacaglia (esa danza típica de las suites con un bajo ostinato que se repite sin variación con una voz superior libre) desde Lady Macbeth hasta el final de su última sinfonía, la n°15 . La opción por la passacaglia es en sí misma alegórica: allí está la pugna entre lo que no varía y lo que puede variar. Es la imagen del terror y la presunción de que la muerte podría ser preferible a ese terror. Shostakovich era un hombre espiritualmente débil. Y los poderosos no quieren la compañía de los débiles.
No se ha salido de eso. La coerción consiste, desde hace tiempo, en la exigencia de inmediatez: arte para aquí y para ahora. También en este caso, la música, desde su mera forma, nos dice algo acerca de quienes ejercen el poder. En un artículo dedicado al compositor renacentista Carlo Gesualdo ("Gesualdo: Variations On A Musical Theme"), Aldous Huxley se asombraba de quiénes eran en esa época los destinatarios de los encargos. El juicio, emitido en el siglo que pasó, se proyecta de manera aciaga sobre el que corre: "Uno queda sorprendido por el buen gusto de los soberanos de Europa. Papas y emperadores, reyes, príncipes y cardenales: nunca cometían un error. Invariablemente, infaliblemente, elegían como maestros de capilla o compositores de la corte a hombres cuya reputación había resistido el paso del tiempo y a quienes reconocemos ahora como los más talentosos. ¿Qué músicos elegirían patrocinar nuestros monarcas y presidentes del siglo XX? Da escalofríos al pensarlo". [giecoleon]
La ficción del éxito
Por Basilio Baltasar © Boomeran(g)
Lluïsa Forrellad recibió el Premio Nadal en 1953. La autora de Siempre en capilla tenía 26 años y, según confiesa hoy en La Vanguardia, no supo llevar a cuestas el peso de su éxito. La autora, que regresa al mercado editorial, recuerda aquella angustiosa sensación de agobio y denuncia haber padecido una auténtica "persecución": ser el centro de las miradas, que te atosiguen... tenía que atenderlos a todos...
Como si hiciera el inventario de las penalidades más espantosas que pueden tocarle en suerte a un ser humano, Forrellad lamenta haber sido víctima de lo que al principio parecía un logro. Pero en lugar de preguntarse si la efímera gloria de un premio justifica 50 años de silencio literario, la autora no se resiste a dedicarnos un suave reproche. Como si hubiéramos formado parte de aquéllas hordas de lectores entusiastas.
Obviamente, estas experiencias dependen de la peculiar sensibilidad de cada uno y es digna de admirar la rabia de esta mujer indignada por igual con los anónimos amenazantes y los cronistas de sociedad que en aquél tiempo vigilaban los detalles de su vestuario. Inmersos en el actual espectáculo mediático -en donde todos se pirran por existir a través de la imagen pública- nos parece entrañable la resistencia de aquella joven al jolgorio de la fama.
Pero detrás de tan elogiable delicadeza percibimos una desmesura igualmente reseñable: la noción de éxito que preside nuestras relaciones sociales. ¿De qué triunfo se trata? ¿Qué éxito se celebra? La verdadera perturbación no la producen los vítores ni la aclamación sino descubrir que el logro nos deja solos frente al vacío de la verdad personal. La pregunta entonces, al borde del abismo interior, será: ¿para qué sirve todo esto? Los premios literarios forman parte de un juego de notoriedad y prestigio cuyas bazas se deben manejar con una ironía elegante. De lo contrario cualquier premiado se arriesga a sufrir un mutismo existencial que irá más allá de la esterilidad literaria. [lilibrik]
Literatura
Por Jack Farfán Cedrón © Diario
En toda esta fauna no me queda más que ser honesto. Y de hecho, no engañarme. Para quién escribo, una pregunta que nadie se debería esforzar en responderse. Hay muchas cosas en el mundo que las hacemos por algo. Pero la literatura es casi regalarlo todo para ir tras el Señor, o, más o menos, ser el esclavo de esa musa que es la vida, informe, con altibajos, alegrías y sufrimientos, pero nuestra. Una pérdida material, pero la ganancia de una comarca sin precedente: Literatura.
Hacer algo sin interés alguno puede resumirse en una de las tres cosas que un sabio principio oriental sentencia para ser una persona realizada: un hijo, un árbol y un libro. Pero la literatura se ríe y serpea su cola dorada bañando al valle que despierta. Pero la literatura es la maraña de un nudo `concha' que nos lleva y nos enreda, nos peina y nos despeina, para por fin ceder y entregarnos nuestro florilegio, el texto; bien que mal, el texto; bien que mal, pero algo satisfechos, cuando no casi siempre desbordantes de felicidad por haber llegado a una especie de orgasmo, la catarsis literaria, sucedida en un breve lapso, que, será el magma que tal vez te mantenga entretenido durante mucho tiempo o aun, toda la vida. Esculpiendo y esculpiendo, puliendo y puliendo la gema, hasta ver el producto final, el libro; pero este señor de lomo y hojas no debe preocuparnos mucho; más bien lo preocupante es que haya muchos y apresurados libros, y más bien lo correcto sería ver aparecer un libro paciente, que al final deslumbrará a los lectores por su edad eterna salida desde el centro mismo de las montañas de sabiduría, experimentado, pulido, sabio al nacer como un árbol que aparece de improviso.
Los seres dotados de más o de menos talento lanzan sus plegarias al vacío que los llena de una satisfacción espiritual insondable, y ése vacío es el equilibrio perfecto con uno mismo.
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