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Las leyes del asombro
Por JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS | © BABELIA
Casi a la misma edad, 39 años, en que muchos se retiran de la poesía, Piedad Bonnett (Amalfi, Antioquia, Colombia, 1951) publicó su primer libro de poemas. Hasta entonces, esta mujer menuda y sonriente que salta en la conversación de Neruda a Lou Reed y de la política al cine, era una reputada profesora de literatura en la Universidad bogotana de Los Andes. Pero aquel libro inaugural, De círculo y ceniza, que había tardado diez años en escribir y que le valió una mención de honor en el concurso hispanoamericano de poesía Octavio Paz, descubrió una voz ya hecha, una autora que, como dice ella misma en la cafetería de la Casa de América de Madrid, "había escrito toda la vida": "Tardé en publicar, eso es todo. Nunca creí que la gente se iba a tomar en serio lo que escribía. Imagino que eso le pasa a todos los que empiezan ¿no?".
El caso es que desde que Piedad Bonnett puso el pie en la literatura como autora, su carrera ha sido meteórica. De hecho, su segundo libro de poemas, Nadie en casa (1994) ganó el Premio Nacional de Literatura de su país. Más tarde vendrían títulos como El hilo de los días (1995), Ese animal triste (1996) y Todos los amantes son guerreros (1997). En España se dio a conocer en 2003 con Lo demás es silencio (Hiperión), una amplia antología de su obra a la que siguieron las novelas Después de todo (2001), Para otros es el cielo (2004) y Siempre fue invierno (2007), todas publicadas por Alfaguara.
"Me tiene muy sorprendida" , apunta la escritora, "este repentino interés mutuo entre España y América Latina. En 1991 vine a Madrid a hacer un curso y comprobé que el interés por Latinoamérica era nulo. Le preguntaba a un profesor de la universidad si conocía a tal o cual escritor y me contestaba tranquilamente: 'No me interesan'. Nosotros también estábamos desentendidos y menospreciando la literatura española. Y de repente, este interés. Es paradójico porque se da justo cuando América está invadiendo España con inmigrantes, y cuando parte de España rechaza esa inmigración. Es casi simbólico".
Cuando se le pide que defina su poesía, Bonnett prefiere hablar más de intenciones que de resultados: "Intento que sea muy contenida". Y así es, sobria y seca, a veces narrativa, siempre clara. "Será por la edad que tengo", añade. De la edad, precisamente, trata en parte su nuevo libro, Las herencias (Visor). En él conviven los poemas familiares con una descarnada meditación sobre el amor: "Su belleza / era la de la luz de los cuchillos", dice. Y también: "alrededor del gozo vibra el miedo / pues la felicidad siempre husmea su muerte". Si para los clásicos, allí donde crece el peligro crece también lo que nos salva, para Piedad Bonnett es, es cierto sentido, lo contrario. No hay claridad sin sombra. Ni intuición sin reflexión. Ley sin asombro. De hecho, buena parte de los textos que abren Las herencias hablan del asombro ante el mundo y ante las palabras destinadas a nombrarlos.
De ahí, también, que sus poemas estén siempre atravesados por la pregunta sobre el propio sentido de la poesía. Algo que se acentúa cuando la escritura se enfrenta, como en el poema Campo minado, a la historia de una mujer a la que le estalla una mina mientras, campo a través, lleva en brazos a su hijo. El episodio lo contó en enero pasado el diario El Tiempo, de Bogotá, y Bonnett lo convirtió en unos versos que terminan: "Quiero nombrar aquel escalofrío. / Entonces el poema, / como una flor inútil que entre el estiércol crece, / se quiebra, avergonzado" .
¿Puede la poesía dar cuenta de un hecho así? "Sí, claro. Es lo que hace un poeta, dejarse tocar por el mundo y transformar eso en palabras. Y no ser un sentimental, eso lo puede hacer cualquiera. El sentimentalismo es uno de los lastres de la poesía, que se mueve siempre en la frontera entre lo más hondo y lo más cursi". Sólo huyendo del sentimentalismo, insiste, puede escribirse un poema que no se rompa de vergüenza: "Los escritores estamos siempre usando a los demás. Un escritor es un saqueador. A veces la poesía se nutre de cosas muy dolorosas. Y, sí, un poco da vergüenza".
Con todo, Piedad Bonnett es consciente de que la poesía pierde terreno frente a la imagen y la música en la educación sentimental de la gente: "Así es, lastimosamente. Pero estoy absolutamente convencida de que siempre habrá una pequeña secta de adeptos. Kundera dice que un hombre con un libro en la mano es como una consigna, una señal que transmites a otros congéneres. Te ven con un libro y saben que eres afín".
En el fondo, Bonnett no tendría problemas para encontrar seres afines en cada esquina. Además de poesía y novela ha escrito cuatro obras de teatro montadas por el Teatro Libre, de Bogotá. Además, no hace tanto que decidió hacer un master en Teoría del Arte y la Arquitectura. "La separación entre disciplinas no me parece natural", explica, "sobre todo en el mundo de hoy, en el que no hay límite entre las artes. Unas invaden a las otras. Además, odio la especializació n. De hecho, lo que más me choca de la academia es que te encajonan. Un escritor es un intelectual, aunque el poeta muchas veces no se autodenomine así. Parece que eso queda para los novelistas, el hecho de pensar el mundo a través de la literatura, y que el poeta se maneja más con las intuiciones. No es que crea en la diletancia, es que creo que un artista debe ser culto, en el sentido más amplio de la palabra, desde lo popular a lo más elevado. Sin olvidar lo más extravagante" .
Así es, también, Las herencias, un libro en el que la metafísica se mezcla con lo cotidiano, incluida la violencia cotidiana. Piedad Bonnett está resignada a dar cuenta a cada paso de la realidad colombiana. ¿La visión de Colombia que se tiene en España se ajusta a la realidad? "Ninguna visión se ajustará nunca a la realidad colombiana. Es tan inextricable, tan absolutamente incomprensible que nosotros mismos no nos entendemos. Lo que hacen los escritores, los sociólogos y los historiadores es tratar de entender. Eso sí, lo que se puede entender hasta un punto. Llegado un momento, paramos porque lo que sucede no lo entiende nadie. Y menos desde aquí. Los tópicos nos amenazan". [fontanamoncada@ yahoo.es ]~
Los desafíos de Obama: Iraq, Pakistán y Afganistán
Por Noam Chomsky | © The New York Times Syndicate
La buena voluntad de Barack Obama para "hablar" con el enemigo fue uno de los temas que definió su campaña por la presidencia. ¿Puede Obama estar a la altura de esa promesa?
La diplomacia es la única alternativa sana al ciclo de violencia desde el Medio Oriente hasta Asia Central que amenaza con devorar al mundo. Un corolario es reconocer que la violencia solamente engendra violencia. También ayudaría si la administració n de Obama, y Occidente, enfrentaran tópicos que impulsan la política en la región.
Irak
El gobierno de Irak ha forjado un Acuerdo sobre el Status de las Fuerzas de ocupación que Washington aceptó con renuencia. El acuerdo tiene como propósito terminar con la presencia militar de Estados Unidos en la nación árabe. El acuerdo es el último paso en el proceso de resistencia masiva no violenta que ha obligado a Washington, paso a paso, a aceptar las elecciones y el aumento de la independencia del país ocupado.
Un vocero iraquí dijo que el tentativo acuerdo "se ajusta a la visión del presidente electo de Estados Unidos Barack Obama". La "visión" de Obama no está claramente definida, pero él probablemente aceptará, de alguna manera, las demandas del gobierno iraquí. Si es así, eso exigirá reformas en los planes de Estados Unidos de asegurarse el control sobre las enormes reservas de petróleo de Irak mientras establece bases para reforzar su dominio en la región más importante de producción de energía del mundo.
Es bueno señalar que recientes encuestas a nivel mundial muestran una fuerte oposición a la existencia de bases navales de Estados Unidos en el Golfo Pérsico. La oposición es muy fuerte dentro de la región.
La perspectiva de trasladar las fuerzas desde Irak hacia Afganistán hizo que The Washington Post señalara en un editorial: "En tanto Estados Unidos tiene interés en evitar la resurgencia del Talibán afgano, la importancia estratégica del país palidece ante la de Irak, que reposa en el centro geopolítico de Medio Oriente y contiene algunas de las reservas de petróleo más grandes del mundo". Este es un reconocimiento de la realidad. Los pretextos sobre la seguridad y la promoción de la democracia no pueden seguir ocultando los reales intereses e intenciones.
El comando de la NATO también está comenzando a reconocer los temas cruciales de la energía. En junio del 2007, el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Jaap de Hoop Scheffer, informó en una reunión de miembros que "las tropas de la OTAN tienen que cuidar los oleoductos que transportan petróleo y gas hacia Occidente". También necesitan proteger las rutas marítimas usadas por los tanqueros, y otra "crucial" infraestructura del sistema energético, dijo el funcionario de la OTAN.
La tarea podría incluir el proyectado oleoducto TAPI, que será construido a un costo de 7.600 millones de dólares y enviaría gas natural desde Turkmenistán hasta Pakistán y la India, atravesando la provincia de Kandahar, en Afganistán, donde están emplazadas tropas canadienses.
El objetivo es "bloquear un oleoducto competitivo que traería gas a Pakistán y la India desde Irán" y "disminuir el dominio de Rusia sobre las exportaciones de energía de Asia Central", informó The (Toronto) Globe and Mail, bosquejando de manera verosímil algunos de los contornos del nuevo "Gran Juego" (cuando Gran Bretaña y Rusia competían por la influencia en Asia Central durante el siglo XIX).
Pakistán
Obama ha respaldado la política de George W. Bush de atacar a presuntos líderes de al-Qaida en países que Estados Unidos no ha (todavía) invadido. En particular, no ha criticado las incursiones de aviones Predator guiados por control remoto que han matado a muchos civiles en Pakistán.
En este momento una despiadada mini-guerra se está llevando a cabo en el área tribal de Bajaur en Pakistán, cerca de la frontera con Afganistán. La BBC describe una destrucción extensa a raíz de los combates. "Muchos en Bajaur consideran que las raíces del levantamiento provienen de un presunto ataque norteamericano con misiles contra un seminario islámico, o madrassa, en noviembre del 2006, que mató a alrededor de 80 personas".
El ataque fue denunciado en la prensa de Pakistán por el respetado físico disidente paquistaní Pervez Hoodbhoy pero ignorado en Estados Unidos. Las cosas suelen parecer diferentes del otro lado del garrote.
Hoodbhoy señaló que el resultado usual de ese tipo de ataques "ha sido casas arrasadas, niños muertos y mutilados, y una creciente población local que busca venganza contra Pakistán y contra Estados Unidos".
Bajaur permite ilustrar el círculo vicioso de ataques y represalias que Obama no parece desear romper.
El 3 de noviembre, el general David Petraeus, recientemente designado jefe del comando central de las fuerzas armadas de Estados Unidos, que cubre Medio Oriente, tuvo su primera reunión con el presidente paquistaní Asif Ali Zardari, con el jefe del ejército general Ashfaq Parvez Kayani, y con otros funcionarios.
La preocupación principal de los funcionarios paquistaníes fue "los continuos ataques con aviones manejados por control remoto en nuestro territorio, que causan la pérdida de preciosas vidas y de propiedades, son contraproducentes, y difíciles de explicar por parte de un gobierno elegido de manera democrática", le dijo Zardari a Petraeus. El gobierno de Islamabad, dijo Zardari, está "siendo presionado para reaccionar con más agresividad" frente a los ataques. Esto podría conducir a que exista una "repercusión negativa contra Estados Unidos" que es ya profundamente impopular en Pakistán.
Petraeus dijo que había oído el mensaje, y que "nosotros tendremos que tomar en cuenta (la opinión paquistaní)" cuando se lancen ataques. Se trata de un requisito práctico, sin duda alguna, si se toma en cuenta que más del 80 por ciento de los suministros para la guerra que libran Estados Unidos y la OTAN en Afganistán pasa por Pakistán.
El modo en que la opinión paquistaní fue "tomada en cuenta" fue revelado dos semanas más tarde en The Washington Post. El diario informó que Estados Unidos y Pakistán llegaron a un "tácito acuerdo en septiembre (de 2008) sobre una política de no-preguntar- no-decir. Eso permite atacar objetivos de presuntos terroristas" en Pakistán con el avión Predator, dijeron funcionarios de ambos países que pidieron no ser identificados. "Los funcionarios describieron el acuerdo como uno en el cual el gobierno de Estados Unidos se niega a reconocer públicamente los ataques mientras que el gobierno de Pakistán continúa quejándose ruidosamente sobre esos ataques" que conllevan riesgos de inestabilidad interna.
Un día antes que fuera publicado el informe sobre el "acuerdo tácito", un atacante suicida en la conflictiva zona tribal cerca de la frontera con Afganistán mató a ocho soldados paquistaníes. Eso fue en represalia por el ataque de un Predator en que murieron 20 personas, entre ellas dos líderes del Talibán. El parlamento paquistaní exigió entablar un diálogo con el Talibán. Haciéndose eco de esa resolución, el ministro del Exterior de Pakistán, Shah Mehmood Qureshi dijo: "Hay una comprensión cada vez más grande de que el uso exclusivo de la fuerza no puede producir los resultados deseados".
Afganistán
El primer mensaje del presidente afgano Hamid Karzai al presidente electo Obama fue muy similar al que formularon los líderes paquistaníes a Petraeus: "Finalizar los bombardeos aéreos de Estados Unidos que provocan bajas entre los civiles". Su mensaje fue enviado poco después de que las tropas de la coalición bombardearan una fiesta de bodas en la provincia de Kandahar, matando a 40 personas, según informes de prensa. No hay indicaciones de que la opinión de los afganos "fue tomada en cuenta".
El comando británico ha advertido que no hay una solución militar al conflicto en Afganistán. Según The Financial Times, el comando militar dijo que hay que entablar negociaciones con el Talibán. Eso arriesga un desacuerdo entre Gran Bretaña y Estados Unidos.
Los temas ya están sobre la mesa, escribe Jason Burke, un corresponsal de The Observer con una larga experiencia en la región: "El Talibán ha estado involucrado en conversaciones secretas sobre la finalización del conflicto en Afganistán en un 'proceso de paz' de amplio alcance patrocinado por Arabia Saudita y apoyado por Gran Bretaña".
Algunos activistas por la paz afganos han planteado sus reservas en relación a este enfoque. Prefieren una solución sin interferencia extranjera. Una red creciente de activistas para la paz está convocando a negociaciones y a la reconciliació n con el Talibán en la Jirga Nacional de la Paz, una gran asamblea de afganos, formada en mayo del 2008.
En una reunión en mayo en apoyo a la Jirga, 3.000 políticos e intelectuales afganos, principalmente de los pashtunes, el grupo étnico más grande, criticó "la campaña militar internacional contra los militantes islámicos en Afganistán y convocó al diálogo para terminar la lucha", informó la agencia France-Presse.
Bakhtar Aminzai, presidente interino de la Jirga Nacional de la Paz, "dijo en la reunión de apertura que el actual conflicto no puede ser resuelto por medios militares y que solamente las conversaciones traerían una solución".
Un líder del Despertar de la Juventud, un prominente grupo afgano que se opone a la guerra, dijo que "nosotros debemos terminar el 'afganicidio' el asesinato de Afganistán".
Un sondeo en un Afganistán desgarrado por la guerra es difícil de hacer, pero los resultados merecen ser tomados en cuenta. Una encuesta hecha por canadienses encontró que los afganos favorecen la presencia de soldados canadienses y de otros países. (Un resultado que fue titular de primera plana en Canadá). Otros hallazgos deben ser examinados con minuciosidad.
Solamente el 20 por ciento de los afganos encuestados "piensan que el Talibán prevalecerá una vez las tropas extranjeras se retiren". Tres cuartos apoyan las negociaciones entre el gobierno de Karzai y el Talibán. Y más de la mitad favorece un gobierno de coalición. Por consiguiente, la inmensa mayoría discrepa con el enfoque de Estados Unidos y de la OTAN para militarizar aún más el conflicto, y parece creer que la paz es posible si hay negociaciones.
Un estudio de los milicianos del Talibán realizado por el periódico canadiense The Globe and Mail, aunque no sea una encuesta científica tal como señala el periódico, ofrece sin embargo datos considerables. Todos ellos son afganos pashtunes, del área de Kandahar. Se consideran "muyadines", guerreros santos, y siguen la antigua tradición de expulsar a los invasores. Casi un tercio informó que al menos un miembro de su familia había muerto en bombardeos aéreos en años recientes. Muchos dijeros que combatían para defender a aldeanos afganos de los ataques aéreos por parte de tropas invasoras. Pocos afirmaron estar luchando en una guerra santa global, o ser leales al líder Talibán Mullah Omar. La mayoría decían que combatían por principios el establecimiento de un gobierno islámico no por un líder.
Nuevamente, estos resultados sugieren posibilidades de un acuerdo negociado de paz, sin interferencia extranjera.
En la revista Foreign Affairs, Barnett Rubin y Ahmed Rashid recomiendan que la estrategia de Estados Unidos en la región se desplace de más tropas y ataques en Pakistán a un "gran convenio diplomático forjando un compromiso con los insurgentes. .. y encarando un arreglo de las rivalidades e inseguridades regionales".
El actual foco en lo militar "y el terrorismo subsiguiente" , advierten, podría conducir al colapso de Pakistán un país con armas nucleares - con su secuela de graves consecuencias. Esos autores recomiendan al futuro gobierno de Estados Unidos "poner fin a la dinámica cada vez más destructiva del Gran Juego en la región". Eso podría conseguirse a través de negociaciones que reconozcan los intereses de las partes involucradas dentro de Afganistán como también de Pakistán e Irán, pero asimismo de India, China y Rusia que "tienen reservas respecto a una base de la OTAN dentro de sus esferas de influencia" y están preocupados por las amenazas "planteadas por Estados Unidos y la OTAN" como también por al-Qaida y el Talibán.
El próximo presidente de los Estados Unidos, escriben Rubin y Rashid, debe terminar con la "búsqueda de la 'victoria' por parte de Washington como solución a todos los problemas, y con la renuencia de Estados Unidos a involucrar en la diplomacia a competidores, oponentes o enemigos".
En fecha temprana, en cualquier número de puntos en la zona de peligro, la administració n de Obama podría actuar para romper el ominoso ciclo de violencia. [ibyqueen@yahoo. com ]~
Te veo en Jerusalén
Por Nieves y Miro Fuenzalida | © mediaIsla
¿Por qué el conflicto palestino-israelita se ha mantenido por tanto tiempo sabiendo que la única solución política es el retiro de los israelitas del West Bank y Gaza, el establecimiento de un estado palestino, el reconocimiento del estado de Israel, la renuncia de los refugiados a retornar a Israel y algún tipo de compromiso con Jerusalén? Pareciera que todos son capaces de ver el obstáculo, pero nadie quiere removerlo. Siempre, en el último momento, el acuerdo que laboriosamente se había logrado se rompe, como si una compulsión neurótica persistiera a la base del conflicto.
¿No será que la única forma de escapar al nudo que los atrapa está en cortarlo, en cambiar las coordenadas de la situación, en hacer que lo imposible sea posible? Para la dirección israelita era imposible reconocer a la Organización de Liberación Palestina como representante legítima del pueblo palestino. Yitzak Rabin cambia todo ello al anunciar que el Estado de Israel reconocía como legítimo representante a la OLP en las negociaciones entre ambos pueblos. Lo imposible se hace posible y la situación cambia de la noche a la mañana.
La proposición de Amram Mitzma, que contiene el retiro incondicional de los territorios ocupados, es la única solución a la crisis. Pero... ¿hay algún líder, en estos momentos, que este a la altura de Rabin y sea capaz de un autentico acto político, considerando que Ariel Sharon ya no puede hacerlo? ¿Y hay algún líder en Hamas capaz de concebir el derecho del estado de Israel a existir? ¿Alguien capaz de pasar de la retórica al acto?
Jerusalén es mucho más que un pedazo de tierra. Es una maquina teológica que la pasión religiosa de los musulmanes, cristianos y judíos ha transformado en un objeto mítico que exige fidelidad total. Sus consecuencias, por cientos de años, han sido catastróficas… ¿Cuál sería el acto político capaz de romper esta trampa teológica? Como algunos han indicado, el gesto de renunciar, israelitas y árabes, al control político de Jerusalén, a su transformació n en un lugar extra estatal de adoración religiosa controlada temporalmente por una fuerza internacional neutral. Con su renuncia nada perderían, pero transformarían a Jerusalén en un genuino lugar sagrado libre del juego de poderes políticos… Esto sólo depende de la decisión de los palestinos y judíos que, por ahora, no están dispuestos a tomar. [nievesmiro@sympatic o.ca]~
El 'crash' de Zelda y Scott
Simbolizaron una época de excesos y libertades, pero también el crash que rompió el mundo a finales de los años veinte. El mito de Zelda Sayre y Francis Scott Fitzgerald vuelve al primer plano literario con la novela Alabama Song, del francés Gilles Leroy.
POR GUILLERMO ALTARES | © BABELIA
Fueron los símbolos máximos de una época en la que pareció que todo era posible, una era que respiraba alcohol prohibido y foxtrot, en la que se empezó a forjar nuestra libertad, un tiempo de felicidad artificial entre el horror de la Primera Guerra Mundial y la barbarie de la Segunda en la que el mundo creyó que podría conseguirlo. Y también encarnaron el crash del 29, cuando el espejismo se rompió en mil pedazos y el mundo se precipitó al vacío. Pero Zelda Sayre (1900-1948) y Francis Scott Fitzgerald (1896-1940), Scott y Zelda, son mucho más que eso, más que la Generación Perdida; representan el mito de la pasión y del desamor, de la literatura que se funde con la vida, simbolizan el éxito y la tragedia, la decadencia y la caída, el alcoholismo y la locura. Y demuestran, como Rimbaud o como Salinger, que la literatura necesita leyendas.
Ernest Hemingway, fundamental a la hora de crear el mito, aunque fue profundamente injusto con Zelda, escribe al final de París era una fiesta: "Muchos años después, en el bar del Ritz, Georges, que ahora es el jefe del bar y que era un botones cuando Scott vivía en París, me preguntó: 'Papá, ¿quién era ese m onsieur Fitzgerald sobre quien todo el mundo pregunta?". Todavía muchos años más tarde, en otro siglo, en otra era, en otro espejismo seguido de otro crash, seguimos preguntando por Scott y Zelda en las barras de los bares de nuestra imaginación.
"Cuando empecé a escribir este libro no sabía que iban a volver los Fitzgerald y con ellos los años veinte y treinta", señala el autor francés Gilles Leroy, cuya novela Alabama Song (RBA), ganadora del Goncourt en 2007, reconstruye la vida de Zelda en primera persona. Pero este libro, que acaba de ser editado en castellano, no es el único indicio del regreso de la pareja. En febrero se estrenará El curioso caso de Benjamin Button, un filme de David Fincher, protagonizado por Brad Pitt y Cate Blanchett, basado en el cuento del mismo título, que Lumen reeditó a finales de 2008 dentro de una recopilación y Navona acaba de sacar en otra. Además, se están preparando versiones cinematográficas de Hermosos y malditos, protagonizada por Keira Knightley (que es hermosa, pero no maldita), y de El gran Gatsby, dirigida por Baz Luhrmann, el barroco realizador de Moulin Rouge y Australia.
"Tenía muchas ganas de hablar de Zelda, también tenía ganas de hablar de esa época. Los Fitzgerald eran una pareja de ensueño. Es verdad que la crisis se parece a lo que contaron en sus libros, pero lo que no siento es la gran explosión de creatividad que marcó los años veinte, cuando se forjó una nueva pintura, una nueva literatura, se cimentó el lenguaje del cine... Ahora tenemos la crisis; pero no la explosión creadora", prosigue Leroy en una entrevista telefónica. "Se parecen mucho en su forma de utilizar los medios de comunicación a las celebridades actuales, en un momento en que esos medios de masas empiezan a surgir. Su utilización de la celebridad es un poco cínica, pero son modernos en muchos planos, incluso en el plano moral. En su forma de romper las convenciones, de quererse, de enfrentarse a la sociedad, porque estamos hablando de la época anterior a Mayo del 68. Lo que atrae de esta pareja es la precocidad, la velocidad y su capacidad para consumir lo que llegaron a tener: felicidad, éxito, dinero".
La obra de Zelda se ha ido apagando y olvidando con el tiempo. Sus cuentos, su novela (Save me the waltz, "resérvame este baile"), sus artículos, su obra de teatro, sus pinturas tienen momentos brillantes, pero no han pasado el examen del tiempo (su personaje sí). Sin embargo, la obra de Scott no para de crecer, de engarzarse con nuestros días y nuestros sueños. Junto a Alabama Song, RBA va a reeditar un libro que reúne cuentos de ambos, Pizcas de paraíso. Algunos aparecieron firmados por Scott, aunque en realidad son obra de Zelda o de los dos. Los relatos de ella tienen momentos brillantes -"lo primero que llamaba la atención de Gay era su forma de comportarse, como si estuviera disfrazada de sí misma"-, metáforas evocadoras -"sus fortunas se levantaron sobre la insaciabilidad de los cazadores de leones de París" o "anduve con ellos bajo las sombras goteantes de la noche parisina, malva y cuarzo rosado bajo las farolas"-; pero les falta algo, el salto a la genialidad que rezuma en la obra de Scott. "La parrilla del Brix en París es uno de esos lugares en los que ocurren cosas -como el primer banco de la entrada sur de Central Park o Herrin, en Illinois-. Allí he visto romperse matrimonios por una frase irreflexiva e intercambios de bofetadas entre una bailarina profesional y un barón inglés y sé personalmente de al menos dos asesinatos que se hubieran cometido allí, si no fuera porque era julio y no había sitio. Incluso los asesinatos requieren cierto espacio y en julio no hay un sitio libre en la parrilla del Brix", es el arranque, difícilmente superable, de 'Un penique gastado', un cuento poco conocido de Scott que, como una parte importante de su obra, transcurre entre extranjeros en Europa.
A su muerte, Zelda escribió: "No existe que yo sepa ninguna personalidad divorciada de su tiempo. La contribución esencial de Scott es haber conseguido dramatizar la desesperanza y la pena de una época, y haber logrado, gracias a un valor trágico, una nueva razón de ser". En su necrológica, The New York Times ya hablaba de él como escritor pero también como mito. "La vida y la obra de Fitzgerald encarnaron a 'todos los jóvenes tristes' de la generación de la posguerra
[Estados Unidos todavía no había entrado en la Segunda Guerra Mundial]. Con la habilidad de un reportero y el talento de un artista, capturó la esencia de un periodo en el que las flappers [las chicas de los años veinte que Zelda encarnó] y la ginebra, los 'hermosos y malditos' fueron los máximos símbolos de una era sin preocupaciones" . Pero esta inmensidad de la leyenda es también su kriptonita. "Los Fitzgerald eran figuras fantasmales que surgían de una era que había desaparecido, pero su impacto en la imaginación de Estados Unidos se ha mantenido", escribe Nancy Milford en Zelda. A biography, publicada por primera vez en 1970 y que, además de convertirse en un best seller y de ser finalista del Pulitzer, rescató la figura de Zelda de la larga sombra de Scott.
"El éxito del mito ha devaluado la estatura del hombre y desvalorizado la obra. F. Scott Fitzgerald creó sus propias leyendas. Su vida domina su obra. Se convirtió en un arquetipo o más bien en un conjunto de arquetipos que se pisan los unos a los otros. Es el escritor alcohólico, el novelista arruinado, el genio derrochado, la encarnación de la Era del Jazz, una víctima sacrificada en el altar de la depresión", afirmó Matthew J. Bruccoli, el mayor estudioso de la obra de Scott y Zelda, fallecido el año pasado ("quiere tanto a sus autores que si encontrara todas sus facturas de la tienda de ultramarinos creo que las publicaría", dijo sobre él la única hija de la pareja, Frances Scott Scottie Fitzgerald (1921-1986), que también se empleó a fondo para tratar de iluminar los rincones que se esconden detrás del mito).
Basta, de nuevo, con un párrafo, en este caso de 'Ecos de la Era del Jazz' (recogido en El Crack-Up), escrito en noviembre de 1931, para comprobar como la voz de Scott Fitzgerald resurge desde el crash y desde las ruidosas orquestas para hablarnos de nuestro tiempo. "Ahora tenemos apretado el cinturón una vez más y ponemos la expresión de horror adecuada cuando volvemos la vista hacia nuestra desperdiciada juventud. A veces, sin embargo, hay un rumor fantasmal entre los tambores, un susurro asmático en los trombones que me devuelve a los primeros años veinte, cuando bebíamos alcohol de madera y cada día, en todos los aspectos, nos hacíamos mejores y mejores, y hubo un primer intento abortado de acortar las faldas y las chicas parecían todas iguales con sus vestidos suéter y personas que uno no quería conocer cantaban: 'Yes, we have no bananas', y parecía sólo una cuestión de unos pocos años que la gente se hiciera a un lado y dejara que el mundo lo manejaran quienes veían las cosas como eran -y todo eso nos parece rosado y romántico, a nosotros, que entonces éramos jóvenes- porque no sentiremos tan intensamente lo que nos rodea nunca más".
¿Cuál es la realidad que se esconde detrás de la leyenda? ¿Quiénes fueron de verdad Scott y Zelda? Llegaron a ser tan famosos que existen cientos de documentos, una parte importante de ellos recopilados en el precioso volumen ilustrado The romantic egoists, coordinado por el omnipresente Bruccoli (también le debemos la edición de las obras completas de Zelda y de Pizcas de paraíso, una gruesa biografía de Scott y decenas y decenas de artículos) y por Scottie y editado por la Universidad de Carolina del Sur. Pero, hasta la irrupción de Nancy Milford, Zelda fue una gran desconocida, a la que Hemingway acusaba prácticamente de arrastrar con su locura a Scott hacia el alcohol.
"Zelda respondía a la tipología de la niña traviesa que pululaba por la literatura infantil de principios de siglo: una chica atractiva pero indómita, que mostraba todos los indicios de rebeldía ante las convenciones del tradicional papel femenino", escribe la crítica Kyra Stromberg en Zelda y Francis Scott Fitzgerald (Muchnik Editores, 2001). Nancy Milford arrancó a un compañero de escuela, en una reunión de antiguos alumnos a la que asistió, una definición que resumía su belleza, su fuerza y su atractivo: "Zelda era una kingmaker", una hacedora de reyes.
Zelda pertenecía a una buena familia de Montgomery, la capital de Alabama, y nació cuando la Guerra Civil (1861-1865) era todavía un recuerdo cercano en esta aletargada ciudad del Viejo Sur, donde estuvo brevemente la capital de la Confederación. De hecho, el único museo dedicado a la pareja se encuentra en el mismo barrio de la familia Sayre, una zona elegante, de mansiones sureñas, olor a magnolias y un cielo que, como describe Gilles Leroy, es "tan azul y tan triste que explica perfectamente por qué el blues se llama blues". El museo, en el 919 de Felder Avenue, está en un piso en una casa de ladrillo rojo mucho más anodina que otras mansiones que parecen sacadas de Lo que el viento se llevó, en la que la pareja vivió unos meses entre 1931 y 1932. "A este lado del paraíso. El único museo del mundo dedicado a Scott y Zelda. Pertenecen al mundo", puede leerse en un cartel cerca de la entrada. Es un barrio plácido, que dormita bajo el calor intenso del Viejo Sur, la temperatura de la historia y del aburrimiento, y es una de las pocas zonas agradables de Montgomery (la ciudad en la que, por otra parte, comenzó el movimiento por los derechos civiles en los cincuenta).
Fitzgerald, un joven católico de provincias, nacido en Minnesota; aunque estudió en la patricia universidad de Princeton, de origen irlandés, guapo y elegante, aunque un poco enclenque, conoció a la bella Zelda en el verano de 1918, cuando estaba en el Ejército, en Camp Sheridan, cerca de Montgomery. Fue un encuentro digno de novela rosa, que parece sacado de uno de los grandes cuentos de Scott, 'La última belleza sureña'. "Mientras bailaban en la pista, los tres músicos de la orquesta tocaban Cuando te hayas ido de una manera imperfecta y conmovedora, que me parece estar oyendo ahora mismo, como si de cada compás brotara un precioso minuto de aquel tiempo. A mi alrededor se fraguaban sin cesar parejas de organdí y verde oliva. Era una época de juventud y de guerra y nunca hubo tanto amor como entonces".
Fue un noviazgo complicado. Se casaron el 3 de abril de 1920 en Nueva York, apenas una semana después de que Scott hubiese publicado su primera novela, A este lado del paraíso, que se convirtió rápidamente en un gran éxito. Se bebieron todo Manhattan y alrededores ("Nueva York tenía toda la iridiscencia del comienzo del mundo", escribe Scott en El Crack-Up). En 1921, viajan por primera vez a Europa mientras su fama va creciendo y Scott comienza a ganar mucho dinero con sus cuentos. En 1925, publica El gran Gatsby, lo más parecido que existe a la mítica Gran Novela Americana, y conoce a Ernest Hemingway en París. "Su talento era tan natural como el dibujo que forma el polvillo en un ala de mariposa. Hubo un tiempo en que él no se entendía a sí mismo como no entiende a la mariposa, y no se daba cuenta cuando su talento estaba magullado o estropeado. Más tarde tomó conciencia de sus vulneradas alas y de cómo estaban hechas, y aprendió a pensar pero no supo ya volar, porque había perdido el amor al vuelo y no sabía hacer más que recordar los tiempos en que volaba sin esfuerzo", escribió el autor de El viejo y el mar.
Sin embargo, como describieron Zelda en Save the waltz y Scott en Suave es la noche, detrás de esta fachada comenzaba a fraguarse la tragedia. Nancy Milford cree que una infidelidad de Zelda con un aviador francés, en el verano de 1924, "había roto la confianza entre ellos en su matrimonio". Leroy, que describe con todo el dolor de Zelda aquel verano en su Alabama Song, cree que la auténtica ruptura fue mucho más profunda y tardó mucho más en fraguarse.
"Muchos lectores, y sobre todo lectoras, enamorados de Fitzgerald han chocado con el libro porque dicen que ofrece una visión demasiado crítica de Scott. Primero, creo que hay mucha gente que confunde a Robert Redford en la versión cinematográfica de El gran Gatsby con el propio autor. Y luego, yo no he inventado nada: son cosas que ocurrieron, es lo que hizo. Fue un hombre, un ser humano", señala el novelista francés, quien cree que la clave del final está precisamente en que ella publicase Save me the waltz antes de que él terminase su novela sobre el mismo tema, Suave es la noche. "Una de las cosas apasionantes de Zelda es que ninguno de los testimonios que hay sobre ella concuerda, cada uno veía a una persona diferente. Lo que encuentro terrible y a la vez apasionante es la rivalidad que acaba por convertirse en un infierno. Zelda es un personaje muy complejo, que trata de escribir, de bailar, pero que luego rechaza el contrato más importante de su vida, que pinta, que luego destruye una parte de su obra, su conducta parece que le lleva voluntariamente hacia el fracaso. Hay muchos elementos que dan la impresión de que ella no quiso triunfar, realizarse".
En 1930, Zelda comenzó su largo viaje hacia la noche de la locura con su primer ingreso en un psiquiátrico. El resto de su vida se convertiría en una larga sucesión de entradas y salidas, aunque siguió escribiendo, pintando. La larga tragedia de los años treinta acabó con Fitzgerald muriendo en 1940 de un ataque al corazón en el apartamento de su pareja, la periodista Sheila Graham, en Hollywood. "Dicen que la locura nos separó. Es justo lo contrario: nuestra locura nos unía. Es la lucidez la que nos separa", señala el personaje de Zelda en Alabama Song. En 1948, un fuego en el psiquiátrico de Asheville (Carolina del Norte), donde estaba ingresada, acaba con la vida de la última Belleza del Sur. Hasta 1975 no serían enterrados en la misma tumba, en Rockville (Maryland). Su epitafio es el final de El gran Gatsby: "Y así seguimos adelante, botes contra la corriente, empujados incesantemente hacia el pasado". También podría haber sido la primera frase de El Crack-Up -"toda vida es un proceso de demolición"- o, por qué no, la última de 'Éxito prematuro', otro artículo autobiográfico que publicó en Squire en 1937: "Nunca he vuelto a ser como durante aquel periodo tan breve en el que él y yo fuimos la misma persona, en que el futuro realizado y el pasado anhelante se fundían en un sólo momento esplendoroso: en que la vida era literalmente un sueño".
Porque al final quedan las palabras de Scott y Zelda, sus sombras, y la triste esperanza de que hubo un momento, en algún rincón perdido de los años veinte, en que la vida fue un sueño. "Piensa en cuánto me quieres. No te voy a pedir que me quieras siempre como ahora, pero sí te pido que lo recuerdes. Pase lo que pase siempre quedará en mí algo de lo que soy esta noche", dice el personaje de Nicole en la más triste de las novelas de Scott, Suave es la noche, en una certera definición de lo que representa un verdadero amor: algo que, ocurra lo que ocurra, se queda con nosotros para siempre. Podemos decir algo parecido de los grandes escritores y de sus leyendas. Tras pasar por la vida y por la obra de Scott y Zelda, siempre quedará algo de ellos en nosotros.
Bibliografía
Francis Scott Fitzgerald ha tenido mucha suerte con las traducciones al castellano. Zelda no ha tenido suerte ni con las traducciones ni con las ediciones, ya que casi toda su obra permanece inédita, salvo los cuentos de Pizcas de paraíso y su correspondencia -Querido Scott, querida Zelda (Lumen) o Cartas de amor y de guerra (Mondadori).
Sin embargo, muchas de las ediciones castellanas de la obra de Scott son un auténtico lujo. Juan Benet sólo tradujo un libro en su vida, A este lado del paraíso (Alianza); Justo Navarro hizo para Alfaguara una insuperable recopilación y traducción de sus cuentos en dos tomos; Mariano Antolín Rato ha traducido El Crack-Up y La historia de Patt Hobby (Anagrama), mientras que Enrique Murillo hizo una versión El crucero de la chatarra rodante para la misma editorial. José Luis López Muñoz ha traducido El gran Gatsby y Hermosos y malditos. [cacatazul@yahoo. com]~
Operación Plomo Impune
Por Eduardo Galeano | © Brecha
Para justificarse, el terrorismo de estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.
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Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.
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Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.
Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.
No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.
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Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros.
¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?
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El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quien mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.
Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.
Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.
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La llamada comunidad internacional , ¿existe?
¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?
Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.
Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.
La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima, mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena. (Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró) [ibyqueen@yahoo. com]~
Un recuento y otros cuentos
¿Está en peligro el cuento? A pesar de las continuas denuncias de que es un género menospreciado, en Chile se han publicado recientemente numerosos libros de relatos breves, desde antologías a cuentos completos. En el extranjero también hay un interés cada vez mayor por publicarlos.
Por Patricio Tapia | © El Mercurio
Érase una vez, no hace mucho, mucho tiempo, un pobre género literario que había sido rey de una comarca, pero ahora estaba debilitado, quizá enfermo y por más que trabajaba no podía salir adelante. Su trono lo había usurpado un hermano suyo, más joven pero más robusto, que lo mantenía encerrado en un calabozo y sólo de vez en cuando le permitía ver la luz...
Ya es lugar común, cuando menos en los países hispanohablantes, denunciar la poca atención que el mundo editorial dedica al cuento, las dificultades para publicarlos y la consecuente desesperación de sus cultores, forzados a explorar otras formas, generalmente la novela. Es verdad que muy pocos escritores se asumen como "cuentistas" , porque son muy pocos los que escriben sólo cuentos, pero también lo es que muchos son conocidos por ellos: Borges, O. Henry, Raymond Carver, Alice Munro, Cynthia Ozick, por mencionar algunos.
El cuento...
Contar cuentos es una actividad ancestral, tan antigua como la civilización. Si hubiera que trazar una genealogía -que como todas las genealogías es tendenciosa e incompleta-, hay que remontarse a las tradiciones orales, luego decantadas en parábolas y fábulas, pasando por Chaucer y Bocaccio; luego el interés por los Märchen o cuentos de hadas, que comienzan a publicarse en el siglo XVII (Perrault; luego los hermanos Grimm). Escritos en el siglo XVIII, ya en el XIX alcanza su forma moderna con autores como Hawthorne, Poe, Gógol, Chéjov. En revistas decimonónicas, el cuento tiene un espacio y un público fiel; continuarán en el siglo XX -también en periódicos: por décadas se publicaron cuentos en El Mercurio- y hasta hoy, en The New Yorker.
Ahora bien, los intentos taxonómicos por definirlo y deslindarlo de géneros cercanos normalmente son vagos. Ya Poe había señalado algunos rasgos genéricos (brevedad, intensidad, efecto único); otros cuentistas intentan definirlo con metáforas: es una flecha (Horacio Quiroga), un tigre (Juan Bosch), un temblor de agua dentro de un cristal (Cortázar). Y la siempre mencionada comparación pugilística: donde la novela gana por puntos, el cuento gana por knockout.
...Y la novela
¿Es cierto que la novela ha opacado al cuento? Para algunos sólo ella permite aproximarse más cabalmente a la "realidad", mientras otros opinan como Ambrose Bierce: la novela es "un cuento acolchado". La pregunta ha de ser, ¿existen prejuicios contra los cuentos y en favor de la novela en el ámbito editorial?
Mirando los escaparates chilenos, esto no es tan claro. Este año se han publicado cuentos de Baldomero Lillo, Gonzalo Contreras, Marcelo Lillo, Carlos Iturra, la antología de Tito Matamala, incluso algunos novelistas publican por primera vez sus libros de cuentos: Carlos Tromben (Perdidos en el espacio) y Carlos Franz (La prisionera). No, no hay tal prejuicio. Sin embargo, el caso de Franz podría demostrar lo contrario. Su libro de cuentos fue premiado en Chile -al igual que su novela El desierto en Argentina- el año 2005, pero debió esperar tres años para publicarlo. Cuentos y novela no sólo comparten el lugar donde se ambientan, sino también la tendencia a la sobrescritura (frases como "la diana taladraba la meninge más ardida de su migraña") o a explicar sus metáforas: de un tipo enriquecido que empezó como aprendiz de carnicero, se dice: "Su vida había consistido en degollar, dentro de él, con el cuchillo de su voluntad, al animal de su deseo (...)".
Señores jueces, se llama a declarar a José Miguel Varas y Jaime Collyer -escritores que suelen ser celebrados por sus cuentos aunque escriban también novela-, sobre si existen prejuicios editoriales contra los primeros en favor de la segunda. Collyer piensa que sí: "Los editores suelen alabar en voz baja, o en presencia del autor, los prodigios del cuento, la 'maestría' requerida por el género, pero a la hora de publicarlo son renuentes, dominan en sus decisiones los criterios de rentabilidad, según los cuales la novela vende más". Varas, por su parte, señala: "No me cabe duda que esos prejuicios existen. He escuchado a editores y ejecutivos de editoriales importantes exponerlos con gran convicción. Sin embargo, también existen, en este medio, personas que consideran el género con interés y que editan libros de cuentos. Recientemente, por ejemplo, el de Gonzalo Contreras". Sus Cuentos reunidos, elogiados por su factura cuando fueron publicados por separado y también ahora, tienen tramas variadas, desde lo excéntrico a lo convencional, escritos siempre con una muy correcta prosa, tan correcta que a veces parece traducción ("Casi nadie caminaba por los bien ordenados senderos de grava, salvo algunas nannies paseando a algún recién nacido bajo un paraguas de sol", prefiriendo un anglicismo a "niñera" y una extraña construcción a "sombrilla" o "quitasol"). Sus cuentos ganan por puntos, pero no como en el boxeo, sino como en una competencia gimnástica, con la frialdad de lo ensayado para lograr una ejecución perfecta, aunque no deja de tener resbalones.
¿Qué se dice por la contraparte, las editoriales? ¿Existe reticencia para publicar cuentos? Andrea Viu, de Alfaguara, señala: "Sí, existe. Dicho a lo bruto 'el cuento no vende' o, al menos, vende mucho menos que la novela. Pareciera haber reticencia entre los lectores a leer cuentos. Algo que francamente no entiendo". Arturo Infante, de Catalonia, indica: "Claro que existe; prueba de ello es lo poco que se publica en relación a la novela o a la no ficción. Tampoco los lectores los demandan por sobre esos otros géneros". "En mi caso, publico cuentos porque me gusta el género. Y seguiré publicando, pues además no les va tan mal como se supone, muchas veces mejor que a muchas novelas que hacen ruido inicial y luego se van al saldo". Y no obstante las razones para no publicarla, hay editoriales españolas que dedican especial atención a la narrativa breve. Según José Ángel Zapatero, de Menoscuarto: "Lo hacemos primero por gusto personal y luego por ofrecer a los lectores de cuentos (que son cada vez más) lo que desean y les gusta leer y a los no lectores de cuentos la posibilidad de disfrutar con historias breves contadas con intensidad y calidad literaria". Juan Casamayor, de Páginas de espuma, señala que en la década de vida que tiene su editorial "se han registrado síntomas evidentes que hablan de la vitalidad del género": desde jóvenes escritores españoles y latinoamericanos que están escribiendo buenos libros de cuentos hasta el crecimiento sostenido de lectores. Todo lo cual lleva a que "de la lúgubre máxima de 'el cuento no vende' hayamos pasado a proyectos que pueden hacer gala del lema 'vivir del cuento'".
En Chile las dificultades para publicar cuentos no son tantas. La experiencia de José Miguel Varas ha sido óptima: "Mi primer editor en este género fue don Carlos Nascimento, quien evaluaba los textos que se le proponían según sus méritos y carecía de prejuicios al respecto. Más tarde tuve otros: Carlos Orellana, Antonio Martínez, Paulo Slachevsky. Ninguno de ellos manifestó una preferencia excluyente por la novela". Collyer señala: "Al principio me ocurrió, en España, que un volumen inicial de cuentos (la base de lo que luego fue Gente al acecho) fue rechazado por varios editores con una carta-tipo muy formal, en la cual se me decía que el libro estaba muy bien escrito, pero que el sello editorial no podía arriesgarse con un autor latinoamericano desconocido y más encima cuentista. El problema es que era una carta-tipo, donde mi nombre (del destinatario) venía en una línea punteada". "Más adelante me ha ocurrido a la inversa: los editores suelen interesarse mayormente en mi obra cuentística, cuando menos a nivel local. En España sigue siendo muy difícil publicar cuentos, a menos que tengas un derrotero previo como columnista y en los medios, que es el caso de Marcelo Birmajer o Juan Bonilla". Para Bonilla, es evidente que hay prejuicios en contra del cuento: "No creo que se pueda hacer mucho, salvo seguir escribiendo relatos y tratar de reivindicar que uno no escribe relatos en los tiempos muertos entre una novela y la siguiente, sino porque es un género grande y que seguirá ganando adeptos". Sobre el futuro de los cuentos, Collyer no es tan optimista: "De momento, no le veo mucho futuro a ningún género. Igual parece haber cierto resurgimiento de la novela corta". José Miguel Varas, en cambio, señala: "Creo que el género existirá mientras exista la literatura".
Reuniendo cuentos
En el mercado nacional han ido ganado espacio las ediciones disponibles de cuentos completos. No sólo de chilenos como Gonzalo Contreras y las magníficas recopilaciones de José Miguel Varas o Guillermo Blanco (ambos Alfaguara), sino también de importantes e incluso imprescindibles autores extranjeros, como los cuentos completos de Nabokov (Alfaguara). También circulan libros de Saki, John Cheever, Flannery O'Connor y Katherine Mansfield, entre otros. Es posible encontrar los Cuentos completos (FCE), de Voltaire (1694-1778), el gran humanista de la Ilustración, que reúne la totalidad de sus cuentos -aunque él no hablaba de "cuentos", sino de "obritas" o "breves escritos"-, incluyendo sus famosas novelas cortas ("Zadig, o el destino", "Cándido, o el optimismo" y "El ingenuo") y algunos relatos en verso, todos muy bien anotados siguiendo las mejores ediciones francesas. O los Cuentos completos (FCE), de José Maria Eça de Queirós (1845-1900), que recoge desde relatos fantásticos de tradición medieval hasta obras maestras, como "José Matías", cuyo personaje protagónico crea las condiciones de su propia ruina. Un libro enorme, en todos los sentidos es Todos los relatos, (Gadir, 2007), de Italo Svevo (1861-1928). El tomo incluye todos los relatos que el autor triestino completó -entre ellos, "Corto viaje sentimental" o "Historia del buen viejo y la muchacha hermosa"-, más algunos textos inconclusos.
Finalmente, de Paul Gadenne (1907-1956), se publican sus relatos, escritos como toda su obra, entre internaciones en hospitales. Los cuentos (Andrés Bello había publicado tres, entre ellos el más conocido "Ballena") están reunidos en Escenas en el castillo (Cuenco de plata, 2008): cuentos inquietantes, de talante decimonónico, que no se resuelven en la acción sino en las impresiones y pensamientos de los protagonistas, siempre agitados por la duda y el delirio.
De un Lillo a otro
Demostración de la vitalidad de los cuentos en Chile es que se acaba de publicar por las Ediciones Alberto Hurtado (que proyectan, entre otras cosas, obras de Marta Brunet y José Victorino Lastarria, además de los cuentos completos de Manuel Rojas) un imponente volumen de la Obra completa de Baldomero Lillo, quien según el prólogo de Jaime Concha, con su medio centenar de cuentos, es uno de los fundadores de la literatura chilena. Entre los autores más actuales se cuentan, además de Contreras, Franz, Tromben e Iturra, 34 autores chilenos actuales, reunidos por Tito Matamala en una antología de cuentos, Porotos granados (Catalonia), con relatos breves (no más de 500 palabras), donde "cada cual escribió lo que quiso y como quiso". Además, como una suerte de fenómeno, Marcelo Lillo con El fumador y otros relatos (Mondadori). En todos los cuentistas más actuales se presenta el problema de que hay una suerte de gramática de sus cuentos, más o menos lograda, que oscila, en el peor de los casos, entre lo previsible y lo monótonamente abrupto y fragmentario. Algunos apostarán por el famoso knock out, con finales imprevistos, siguiendo en parte a Cortázar; otros, seguirán a Chéjov (directamente o a través de Carver) en lo que alguien llamó sus "finales negativos": historias que terminan elípticamente o en mitad de un pensamiento (algo así como "Comenzaba a llover"). Hay quienes experimentará n en su uso del lenguaje o en la variedad de temas, mientras otros insistirán en un ambiente claustrofóbico y en un lenguaje rápido y seco, carente de metáforas. Ejemplo de esto último es Marcelo Lillo. Pero resulta que los temas no son tantos y a ratos se superponen. Incluso hay coincidencias como que Carlos Iturra -quizá quien más intenta (y logra) hacer variaciones- dedique el relato más largo de Crimen y perdón (Catalonia) a una relación en clave de los talleres literarios en casa de Mariana Callejas -la esposa de Michael Townley y cuentista nada desdeñable (publicó en 2007 Nuevos cuentos, en cuyo prólogo habla de esos talleres)-, mientras Carlos Tromben también dedique su relato más largo de Perdidos en el espacio (Calabaza del diablo) a la figura de Callejas (aunque se desvía más hacia otros asuntos con otros personajes en clave). Por otro lado, después de Cortázar y el cantante Arjona, ya no es tan fácil sorprender con los finales. Considérese el siguiente argumento (tomado de uno de los cuentos de Porotos granados): una mujer se disfraza siguiendo a un hombre para tener una aventura y escapar de la rutina de su matrimonio. El hombre también está disfrazado y quiere lo mismo...: finalmente, resulta ser su marido. [zoiladulceuva@ yahoo.com. ar ]~
Mizaria
Por Joan Mateu | @ mediaIsla
El pintor
Con una raya pinté un cuadro. Como no hay forma de venderlo cambiaré al LSD a ver si tengo más éxito. [joan@cimat.es ]~
De guapos de tiempos idos
Carlos Fuentes recita a Dickens, Gabriel García Márquez recuerda un bolero en una conversación que se prolonga hasta el amanecer en una noche de amistad y literatura, una noche que sobrevive a los años.
Por Sergio Ramírez | © BABELIA
Es la más gloriosa calumnia que me han levantado... / Gabo
Una noche de hace tiempo en casa de José María Pérez Gay en la colonia Roma de la ciudad de México la conversación en espiral alrededor de la mesa de la cena se prolongaba en busca del amanecer,
(en todos los labios había risas, inspiración en todos los cerebros)
y ahora Fuentes sostenía que los libros verdaderos de cabecera son aquellos de los que uno puede recitar la primera línea, y yo me acordé de que vine a Comala porque me dijeron que aquí vivía mi padre, un tal Pedro Páramo, y me atajó Héctor Aguilar Camín: porque acá, no aquí, vivía mi padre,
y entonces Fuentes citó con el aplomo de sir Lawrence Olivier en las tablas del Old Vic, It was the best of times, it was the worst of times, it was the age of wisdom, it was the age of foolishness, y siguió adelante con todo el párrafo inicial de Historia de dos ciudades, aquel libro donde las parcas revolucionarias, hediondas a vino, tejen el destino de los decapitados por la reluciente guillotina, la cabeza que cae en la canasta, y luego con toda la página, a ver quién se le atravesaba con Dickens,
antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia, se oyó recitar a Gabo, y un coro respondió: La Vorágine, José Eustasio Rivera,
y Gabo, con su voz bien acentuada de crupier de feria que reparte los números de la lotería, agregó que mejor memoria había que tener para la letra de los boleros, y con precisión ahora de relojero suizo que no equivoca ni bielas ni contrapesos melódicos entonó Tú, que llenas todo de alegría y juventud y ves fantasmas en la noche de tras luz, vete de mí, y miró a todos desafiante en busca de alguien que adivinara el nombre del compositor, pero calló el coro,
los compositores, dijo Fuentes, porque son dos, Homero y Virgilio Espósito,
y Álvaro Mutis, su mano que alisaba la melena blanca, y que siempre hablaba de guapos de tiempos idos, te acordás, Carlos, que cuando te presenté a Gabito que acababa de llegar desde Nueva York con Mercedes, bien apaleados en un tren cogido en Nuevo Laredo, de aquellos mismos viejos trenes del norte que en tiempos de Pancho Villa jadeaban cargados de soldados y soldaderas, me dijiste: me parece raro este tipo, y estalló Álvaro en carcajadas capaces de espantar el sueño de los vecinos de los otros pisos en la alta madrugada, y que de aquel barrio quieto iban a interrumpir el imponente y profundo silencio,
y Chema, al que yo recordaba de pelo largo hasta los hombros en nuestros días de Berlín, citó otra vez a Heimito von Doderer, y entonces Álvaro, llamando cariñosamente Jaimito a Heimito, expresó con otra carcajada la opinión de que se necesitaba el aliento de un atleta de pentatlón para subir Las escaleras de Strudlhof, la novela más célebre y más ardua de Jaimito,
y preguntó Fuentes cómo Álvaro y yo nos habíamos conocido, y fue que Álvaro me visitó en Managua en los años de la revolución para cobrar al gobierno en nombre de la Paramount, de la que era agente, la deuda por unas películas pasadas por el Sistema Sandinista de Televisión, le dije simplemente que no teníamos dólares, no había dólares ni para las medicinas, no se preocupó, y más bien terminamos hablando de la zarina Alexandra Fiódorovna, presa en la fortaleza de Ekaterimburgo y ejecutada por los bolcheviques con su esposo el zar Nikolái Aleksándrovich y toda su familia, drama que Álvaro contaba con sentimiento de poeta, porque era monárquico confeso, y de esa plática salió convertido en un confeso monárquico sandinista,
y me preguntó Álvaro con vozarrón de ventarrón cómo había conocido yo a Fuentes, y conté que lo conocí, pero no nos conocimos, en el año de 1971.
Cómo es eso, preguntó Gabo, alzando las espesas cejas de matorral.
Fue que en Viena asistí al estreno de Todos los gatos son pardos con María Casares en el escenario.
No, el estreno de El tuerto es rey, terció Fuentes.
Bueno, lo que sea, Fuentes estaba en un palco lateral cercano al escenario con sus padres, ellos sentados y él de pie, los brazos cruzados en el pecho, repitiendo los parlamentos con movimientos de los labios como si fuera el director de escena o al menos el apuntador, en el palco había también una mujer muy bella, una aparición o un falso recuerdo,
y abajo en la platea yo me hallaba sentado al lado de Carlos Monsiváis, veníamos los dos de un congreso de juventudes en Salzburgo donde conocimos a Don Helder Cámara y a Bruno Kreisky, y Monsiváis me prometió una entrevista al día siguiente con Fuentes pero nada se pudo y luego se fueron los dos a Venecia a presenciar la filmación que hacía Luchino Visconti de Muerte en Venecia, ya se sabe, con aquel Dirk Bogarde bajo el sol de la playa del Lido maquillado por el barbero, en sus ojos la última visión del bello ángel de la muerte que era Bjorn Andresen en el papel de Tadzio,
pero quién iba a decirlo, pasarían años, hasta los años de la revolución, cuando por fin nos encontramos en Managua, la historia de una amistad mucho más vieja que la que marca un primer encuentro porque la verdad es que nos conocimos en 1963, o en 1964, a mis veinte años, cuando yo iba las primeras veces a México desde Managua como un ruso de las estepas llega a Petersburgo con los ojos abiertos de asombro en una novela de Gógol, y tras bajar las escaleras de la librería El Sótano cercana al Caballito, entre Juárez y Reforma, donde los libros se exhibían sobre tablas sin cepillar como en una feria de remate, me hallé con el breve tomo de Aura publicado por la editorial ERA, que leí esa noche en mi habitación del hotel Regis, uno que derribó el terremoto de 1985, desvelado y deslumbrado, y salí al día siguiente en busca del número 815 de la calle Donceles, un patio muy oscuro, unas escaleras ruinosas, una dirección que no existía, como un día busqué en Buenos Aires el número 8 de la calle Corrientes, segundo piso, ascensor, que tampoco existía,
y propuso Fuentes de pronto a los de la mesa que cada quien dijera cuál era su poema preferido de Rubén Darío, y Gabo, que estaba con la barba en la mano meditabundo, dijo que el poema más grande que se había escrito en lengua castellana era Lo fatal, y entonces yo recité Y la carne que tienta con sus verdes racimos, y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, y Gabo me corrigió: con sus frescos racimos, y hubo una discusión de si eran frescos o verdes racimos, y fue Chema a la biblioteca por el libro correspondiente y Gabo tenía razón, frescos racimos, y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos,
y me miró Héctor con desconsuelo, un nicaragüense no debería nunca equivocarse al citar a Rubén Darío, si lo aprenden desde que van a la escuela de párvulos, y yo dije entonces que no sólo los escolares, también recitan a Rubén Darío en las cantinas, y le atribuyen poesías ajenas, de manera que los bohemios piensan que El brindis del bohemio, que tanto le gusta a Carlos Monsiváis, por mi madre, bohemios, era obra de Rubén Darío,
pero quien verdaderamente lo escribió es Guillermo Aguirre y Fierro, que nació en San Luis Potosí, y ese poema pertenece a su libro Sonrisas y lágrimas, año 1942, dijo Fuentes,
no, dijo Gabo, nació en El Paso, Texas, en 1915,
pero esa discusión quedó allí,
y yo dije que esos bohemios nicaragüenses empedernidos también pensaban, orgullosos de ser colegas de Rubén Darío en la disipación y el vicio, que era suyo aquel otro poema sobre guapos que igual recitan los declamadores,
conversaban unos criollos de guapos de tiempos idos, ayer hombres, hoy leyendas con temblor de aparecidos,
parece de Borges, dijo Gabo,
pero es de Luis Escagria, dijo Fuentes, un poema gaucho,
quién más en el mundo sabe quién escribió El brindis del bohemio, quién más conoce a un poeta que se llama Luis Escagria, carajo, dijo Álvaro, y tras dejar estallar su carcajada hizo mutis por el foro para acostarse en un sofá, como siempre lo hacía,
y los últimos ecos de las risas se escapaban, simbolizando al resolverse en nada la vida de los sueños.
Y ya clareaba el día. - [fontanamoncada@ yahoo.es ]~
¿Literatura del yo? ¿Qué yo?
Juana Vázquez | © BABELIA
Hace unos meses salió un monográfico en este suplemento titulado: Escribo sobre mí. La autoficción marca la literatura en castellano. El primer artículo se denominaba 'El yo asalta la literatura'. Se trataba de señalar una orientación de la narrativa actual en una serie de autores, entre los que se encuentran Vila-Matas, Esther Tusquets, Cristina Grande, Julián Rodríguez, Gonzalo Hidalgo, Juan Cruz, Soledad Puértolas, Manuel Rico, etcétera.
Estoy totalmente de acuerdo con esa nueva veta, cada vez más extendida e intensiva de la literatura del yo. Sin embargo, me gustaría puntualizar sobre ese hipotético "yo", puesto que siempre hay que añadirle un adjetivo.
Hay literatura del yo a través de la ocultación -en parte- de lo que es el yo real, para crear el yo con el que uno se identifica. Por supuesto que se trata de literatura del yo, pero en este caso del yo deseado.
El yo histórico está constantemente en nuestras novelas, el tiempo pasado se presta a desvestirnos en la literatura sin problema alguno. Existe pues mucha literatura actual del yo histórico.
Otra de las formas en que se manifiesta el yo es fragmentado a través de los múltiples espejos, que son los personajes. Cada personaje porta una o varias vetas del autor. Es también literatura del yo, pero de un yo disperso.
Está el yo de las autobiografías de ficción, en donde uno mezcla el yo real y el que uno desea a través de contar y fabular sobre uno mismo, es un yo mitificado. Y este yo es el mismo de las autobiografías, puras y duras. Pues son el resultado de seleccionar los hechos que al autor le interesan para configurar el yo que le conviene. En una entrevista a Alfredo Landa en EL PAÍS, se le preguntaba acerca de la misma: "¿Es un strip-tease? ". Y respondió: "No, coño, lo hago totalmente vestido. Cuento todo lo que puedo contar, lo que debo contar".
Y termino con el yo del subconsciente, cuando escribimos de forma más o menos automática. Quizá sea ése el yo más real, pues uno no controla la escritura, y por lo tanto no condiciona a ese yo con el que se identifica de cara a la galería. En este caso tengo que contar una anécdota: hace unos meses he publicado Con olor a naftalina. Es una novela-trance, en el sentido de que mi yo racional ha intervenido muy poco en el proceso de la misma. Por lo tanto, nunca creí que yo estuviera presente en esa novela llena de tabúes. Pues bien, hace poco tiempo, Enrique Vila Matas -que la ha leído- me decía de ella, entre otros temas: "Entendí más cosas de ti...". Entonces me di cuenta de que mi yo se había colado en la misma, sin yo haberlo advertido.
A lo que quería llegar: ¿existe la literatura del yo sin más...? No. Y es que siempre al escribir se selecciona, y esa selección se hace con un criterio, y es impedir que no se exhiba en cueros el yo real, pues nunca nos queremos desnudar por completo. Tapamos las partes pudendas.
Por tanto, existe, sin duda, la literatura del yo, pero del yo "adjetivado" con tanga. Obvio. [fontanamoncada@ yahoo.es]~
Puertas y ventanas
Prórroga en el concurso de afiches, Santiago RD
Subsecretaria de Estado de Cultura para la Región Norte. Por este medio se les informa a todas las personas interesadas en participar en el XIX concurso de arte gráfico del carnaval de santiago, que se ha concedido una prorroga hasta el 22 de enero, 2009, en horario laborable de 8:30 AM. a 5:00 PM., para la entrega de los afiches, en el Palacio Consistorial, sede de la Subsecretaria de Estado de Cultura para la Región Norte. Gracias por participar.
Feria del libro dominicana en New Jersey
Conference on Dominican Affairs presenta Feria del Libro dominicana el Domingo 8 de Febrero, 2009, de 8:00 AM a 4:00 PM. Rutgers School of Law. 123 Washington Street Newark , NJ . Para Inscripción e información: mirellepalmansa@ hotmail.com Ph: 646-548-7313
El ilustre amor de Manuel Mujica Lainez
Incluimos el cuento clásico de la semana, seleccionado por Luis López Nieves: El ilustre amor, por el autor argentino Manuel Mujica Lainez [1910-1984]. Pulse sobre el título para leer el cuento en CiudadSeva.com.
Introducción a las religiones comparadas
Introducción a la historia de las religiones por el Prof. Sergio Fuster .La historia como ciencia positiva de la religión. Distintos estadios de la historia religiosa. Estudio del símbolo del mito y del rito en la experiencia religiosa. Los textos sagrados. Los martes de 14:30 a 16 hs. / Comienza el 3 de febrero Arancel: $ 120 / Duración: 4 Clases. ESPACIO Y: Lugar Cultural. Mansilla 2982, PB – C1425BPJ /Tel: 4962-9402. Directora: Lic. Cristina García Oliver. Informes: lunes a viernes de 15 a 21 hs. espacioylc@yahoo. com.ar www.espacioy. com.ar www.espacioy. blogspot. com
Paraná Poesía 2009
Así se pone al calor del verano en movimiento en la Ciudad de Paraná, los días viernes 23 y 30 de Enero y 6 y 13 de Febrero a las 21 hs; en el Centro Cultural Gloria Montoya, Av. Rivadavia al final. Apertura Viernes 23 Enero 2009: Daniel Durand | Fernando Callero | Tamara Demiryi | Matías Heer | Francisco Marzioni | Juan Desiderio | José Villa | Viernes 30: Roberto Aguirre Molina | Graciela Gianetti | Analía Giordanino | Paulina Vinderman | Fernando Kosiak | Viernes 6 Febrero 2009: Patricio Torne | Santiago Vega – Cucurto- | Martín Pucheta | Fabián Casas | Ricardo Maldonado | Jimena Arnolfi | Luis Benítez | Viernes 13: Juan Meneguín | Eduardo Mileo | Miguel Angel Federik | Víctor Redondo | Silvia Montenegro | 23/Presentació n de Editorial Colección Chapita 2009 de poesía joven argentina y traducción 6/Eloísa Cartonera presenta para el público diseño y encuadernació n de ejemplares únicos. 13/Música de cierre a dúo con "Los Mileo" compuesto por el músico y compositor Raúl Mileo y el Poeta Eduardo Mileo, combinan música y poesía en su CD A boca de jarro e Irala, sueño de amor y de conquista CD próximo a editar que tendrá su estreno en Paraná.
Comprender el cine, explorar el mundo
Profesora: Carolina Giudici*Los Lunes de 19 a 21 hs/Comienza: 9 de febrero/Duració n: 8 clases Un curso pensado para entrenar al espectador en la apreciación, interpretació n y disfrute del cine. Los contenidos buscan formar una mirada crítica a partir de un recorrido por la historia, los directores, las teorías y las corrientes estéticas fundamentales del arte cinematográfico. El objetivo: analizar y discutir cómo el cine construye representaciones sobre las personas, las ideas y el mundo y muchos más. Inscripción: Lunes a viernes de 15 a 21 hs en "Espacio Y" (Cupos limitados – Las vacantes se reservan con inscripción previa). Consultas: datosparacaro@ yahoo.com. ar - Tel: 4962-9402Arancel: $120 (por mes) *Carolina Giudici es Licenciada en Comunicación Social. Desde hace siete años es columnista del ciclo radial "El refugio de la cultura", conducido por Osvaldo Quiroga. Es docente especializada en periodismo y cine. ESPACIO Y, Lugar Cultural / Mansilla 2982 P.B. espacioylc@yahoo. com.ar Informes: lunes a viernes de 15 a 21 hs.
Imágenes del mundo
mediaIsla
más que un grupo o comunidad cerrada, constituye hoy por hoy una modesta sala de lectura donde convergen una serie de personas interesadas en la construcción de un puente de doble vía, a través de la reflexión y el ameno intercambio de información interesante.
poeMARTES
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