Democracias de electores, no de ciudadanos
Rosario Espinal. Publicacion del diario Hoy, Santo Domingo, Rep. Dominicana.
La Organización de Estados Americanos (OEA) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentaron recientemente su informe sobre el estado de la democracia en América Latina 2010.
Al igual que en el informe 2004, se utilizan dos conceptos claves para evaluar los sistemas políticos latinoamericanos: la democracia de electores y la democracia de ciudadanos, y nuevamente se plantea que las democracias latinoamericanas son de electores.
Esto indica que en los últimos seis años no ha habido grandes cambios.
¿Por qué plantea el informe que las democracias latinoamericanas son de electores y no de ciudadanos, y cuáles son las consecuencias? A continuación resumo algunos de los principales planteamientos. Primero, son democracias electorales porque hay elecciones competitivas, pero estas democracias registran fuertes desigualdades sociales y mala distribución del ingreso. En las últimas décadas, el 10% más rico de la población latinoamericana ha recibido en promedio 37% del ingreso, mientras el 40% más pobre ha recibido sólo 13%. Con tanta desigualdad, no es posible avanzar en la reorganización del poder que requiere una democracia para garantizar amplios derechos ciudadanos.
Segundo, en América Latina el Estado es débil para atender las demandas de la ciudadanía, y fuerte para servir a las élites. Esa debilidad del Estado latinoamericano es la razón por la que hay serios problemas de desigualdad socio-económica, baja institucionalidad, falta de transparencia, altas tasas de homicidios, dominio de amplios territorios por el narcotráfico, y vastas zonas fuera del alcance de la ley.
Tercero, un Estado ineficiente malgasta los recursos públicos y no logra que las políticas públicas se ejecuten a favor del bienestar ciudadano; además, un Estado así convierte la democracia en un sistema ajeno a la ciudadanía.
Cuarto, la pérdida de representación del sistema democrático se produce cuando se generaliza la percepción de que los gobernantes no representan, es decir, cuando la población siente que los representantes a quienes les han delegado el poder dan la espalda a las necesidades y expectativas de los representados. En esta situación se corre el riesgo de que el sistema democrático pierda legitimidad.
Quinto, el estudio de los partidos en América Latina indica que existe una conexión entre la crisis de representación y el apoyo a la democracia. Mientras más débil es el vínculo entre las élites gobernantes y la ciudadanía, menor es el compromiso de la gente hacia el régimen democrático. Si la crisis de representación se agudiza, la gente puede sentirse más inclinada a aceptar un sistema autoritario. Por eso la crisis de representación conduce frecuentemente a la crisis de la democracia.
Sexto, para mejorar las democracias latinoamericanas se necesita generar mayor igualdad de riqueza y poder, mayor transparencia en la rendición de cuentas, combatir la corrupción pública y privada, mayor nivel de participación popular en la gestión pública, combatir la delincuencia y aumentar los niveles de seguridad ciudadana.
Podría decirse que el informe 2010 ha reiterado muchos de los planteamientos de 2004. De todas formas, siempre es positivo que los organismos internacionales repitan los problemas para que los gobiernos, incluido el dominicano, no pueden hacerse cien por ciento los tontos.
El desafío irresuelto es cómo transformar las democracias electorales en democracias de ciudadanos.
Históricamente, en los modelos clásicos de democratización, la burguesía se interesó en hacer el Estado más eficiente y presionó a los políticos para lograrlo. Uno de los graves problemas de América Latina es la miopía de la burguesía, que se acomoda a explotar y obtener grandes ganancias sin importarle las garantías colectivas que permiten construir ciudadanía.
Santo Domingo, R.D., miércoles, 27 de octubre de 2010
http://www.hoy.com.do/opiniones/2010/10/26/347657/Democracias-de-electores-no-de-ciudadanos
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