¡Esta es una guerra en la que debemos luchar juntos!
Ante una reunión histórica del Consejo de Seguridad sobre el COVID-19, que se celebro el jueves por videoconferencia y bajo la presidencia de la República Dominicana.
La Organización de las Naciones Unidas fue fundada en 1945 después de la Segunda Guerra Mundial, un conflicto global que involucró a decenas de millones de personas provenientes de más de 30 naciones, y en el cual se registraron entre 70 y 85 millones de víctimas mortales.
Al terminar la guerra, gran parte de Europa y de Asia, y algunas regiones de África, se hallaban en ruinas. El combate y los bombardeos habían arrasado ciudades y pueblos, destruido puentes y vías férreas, y desolado los campos. La gente vivía en la miseria.
La Organización de las Naciones Unidas nació al poco tiempo, basada en una Carta que comienza: “Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas”. Esta frase representa los sueños de una civilización, que apenas se levantaba de las cenizas, de crear una organización que asegurase el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacionales.
La pandemia COVID-19 puede ser el evento único más devastador desde la Segunda Guerra Mundial. Esta pandemia no discrimina por nacionalidad, cultura, ideología, religión, raza o naturaleza individual. Nos ha hecho sentir vulnerables a todos.
La vida diaria ha perdido su “normalidad”, y las naciones miran hacia adentro para soluciones que únicamente pueden encontrarse a nivel regional o global, y para regresar a una “nueva normalidad”.
A principios de abril, 1.2 millones de personas habían sido infectadas en todo el mundo, y habían fallecido 67,594. Ambas cifras aumentan mientras se lee esta declaración.
Esta pandemia está empujando al mundo hacia una recesión que podría ser peor que la crisis financiera global del 2008, destruyendo empleos, desintegrando familias y generando desesperación a lo largo y ancho del mundo, mientras se acumulan los daños económicos y sociales.
Así como en una guerra, la “pandemia” del COVID-19 nos obliga a confrontar la vida y la muerte. Es una guerra contra un “enemigo invisible” que puede atacar en cualquier momento. Una guerra que tiene “batallas” y “frentes”, y nos obliga a buscar resguardo “cuando estamos bajo ataque”, sintiéndonos solos y aislados.
Expresidentes y ex primeros ministros de 70 países, a los que se suman personalidades en todas las disciplinas, han reclamado un liderazgo global para enfrentar la terrible amenaza que pende sobre todos como una espada de Damocles. Personalmente, como positivo al COVID-19 pero asintomático, puedo testimoniar cuánto cuesta en términos personales vivir por semanas aislado de la familia y de la vida activa en comunidad. La incertidumbre de aguardar el desarrollo de la enfermedad palidece ante quienes la han sufrido en toda su furia. La gente muere y países enteros están siendo devastados. El mundo está asustado y espera una respuesta enérgica y coordinada de sus líderes.
!Esta es una guerra en la que debemos luchar juntos!
El Secretario General, en su reporte sobre el impacto del COVID-19, expresó que “esta crisis humana demanda políticas coordinadas, decisivas e innovadoras de parte de las economías líderes del mundo, y el máximo apoyo financiero y técnico para las personas y países más pobres y vulnerables”.
Winston Churchill dijo una vez que “La Sociedad de las Naciones no fracasó debido a sus principios o concepciones. Fracasó porque estos principios no fueron acatados por los mismos Estados que la habían creado…”
En esta coyuntura, no dejemos fracasar a las Naciones Unidas. Actuemos de inmediato en aras de “los pueblos de las Naciones Unidas” e iniciemos una “acción rápida y eficaz para asegurar el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacionales”, tal como señalan las responsabilidades del Consejo de Seguridad en la Carta de las Naciones Unidas. Ambos postulados están bajo una grave amenaza por el ataque de una criatura microscópica.
Con la sesión que le ha tocado presidir y coordinar a la República Dominicana durante su presidencia del Consejo de Seguridad- y en las que le seguirán - hemos dado el primer paso para asegurar que las Naciones Unidas cumplan su compromiso con la humanidad.
El mundo nos exige a todos acciones urgentes y decisivas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario