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Aparecen escenas impactantes de un país devastado por el virus
Unas fotos alarmantes del país más afectado de América del Sur revelan el gran desafío que enfrenta el gobierno local para reducir la rápida propagación del coronavirus.
Aunque el número de casos y muertes sigue aumentando, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha avanzado y ha comenzado a aliviar ciertas restricciones.
Desesperado por rescatar una economía en decadencia, Bolsonaro ha animado a las personas a retomar cierta normalidad en sus vidas y les ha dicho que vuelvan a trabajar.
Sin embargo, esas propuestas han hecho que en las principales ciudades del país se concentre una creciente multitud de personas, de manera que el distanciamiento social brilla por su ausencia.
Las imágenes de la estación Luz de Sao Paulo muestran cientos de personas saliendo de los trenes y congregándose unas al lado de otras en las plataformas, mientras esperan para salir de la estación.
La ciudad ha ampliado la rotación de vehículos en medio de la pandemia para intentar facilitar el aislamiento social, de manera que solo permite que los vehículos con matrículas que terminen en números pares viajen en los días pares del mes, y viceversa para aquellas que terminan en números impares.
Esto ha hecho que se produzca un aumento del uso del transporte público en los últimos días y, aunque se pide que todos los pasajeros usen mascarillas mientras están en los trenes y autobuses, los expertos ya habían advertido con anterioridad que esa protección no sustituye el distanciamiento social para detener la propagación de la COVID-19.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, declaró el lunes que los gimnasios y peluquerías son servicios esenciales que pueden permanecer abiertos durante el nuevo brote de coronavirus, relajando así las medidas para controlar la propagación de la enfermedad.
Hasta el momento, Brasil ha registrado un total de 168 331 casos confirmados del virus y se está acercando al número de casos registrados en Alemania y Francia, donde el brote se ha desacelerado.
Hasta la fecha, Brasil ha confirmado 11 519 muertes debido a la enfermedad.
El presidente choca con los gobiernos locales
El presidente ha argumentado que los gobiernos estatales y municipales se han excedido en las medidas de aislamiento social para restringir la propagación de la enfermedad y que son demasiado perjudiciales para la economía.
“La cuestión de la vida y los trabajos se debe abordar de forma paralela”, le dijo Bolsonaro a los periodistas que le esperaban fuera de su residencia oficial.
“Sin economía no hay vida, no hay médicos y no hay suministros hospitalarios”.
El último decreto de Bolsonaro, a través del cual permite que más establecimientos permanezcan abiertos, se produjo el lunes, justo cuando Brasil registró 5 632 casos nuevos de coronavirus y 396 muertes por la enfermedad, según el Ministerio de Salud.
Tras decretar inicialmente que establecimientos como farmacias y supermercados eran esenciales, Bolsonaro amplió esa lista para incluir las loterías e iglesias.
Este tercer decreto amplía aún más la lista de negocios esenciales, extendiendo tal calificativo a la producción industrial y la construcción civil, y Bolsonaro promete incluir otros sectores.
El ministro de Salud, Nelson Teich, dijo el lunes en una sesión informativa que al Ministerio no le habían consultado la decisión del presidente de permitir que los gimnasios y salones de belleza reabrieran.
El Ministerio también dijo en un comunicado que había emitido directrices para las autoridades estatales y municipales sobre los estándares de distanciamiento social, desde un rango estricto hasta uno flexible, diciendo que las decisiones finales quedan en manos de los gobiernos locales.
“Las autoridades sanitarias locales tienen la responsabilidad de adoptar o suavizar las medidas no farmacológicas”, dijo.
El lunes, el fabricante mundial de automóviles Fiat Chrysler dijo que estaba reiniciando gradualmente la producción en tres fábricas en Brasil ya que más de la mitad de los aproximadamente 10 000 empleados que tiene en el país están regresando al trabajo.
Fiat Chrysler dijo en un comunicado que las plantas se detuvieron durante 48 días. También afirmó que la primera tarea fue capacitar a los empleados para que sigan las nuevas medidas de salud.
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