lunes, 28 de diciembre de 2020

UN RESUMEN DE LAS GRANDES COSAS QUE PASARON EN 2020, LO MEJOR Y LO PEOR

 UN RESUMEN DEL 2020, LO MEJOR Y LO PEOR  DEL ANO, CORTESIA DEL BLOG EDUCATIVO DE NOTICIAS DEL LIC. ENILDO E RODRIGUEZ NUNEZ MBA, PhDP

Lo mejor y lo peor del 2020: el resumen del año en imágenes© Copyright (c) 2020 Telemundo. Lo mejor y lo peor del 2020: el resumen del año en imágenes

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Vaya año, que desde un inicio fue marcado y transformado por la pandemia que sigue teniendo al mundo en vilo, después de expandirse desde China, así como por el temor a que estallara una guerra entre Estados Unidos e Irán y el surgimiento de una plaga de langostas que comenzó a moverse por el mundo. 

Sí, todo eso sucedió solo en enero.

A la par de que la sociedad se intentaba acostumbrar a los cambios, en medio de imágenes desgarradoras de fosas comunes, de hospitales repletos, de ciudades desalmadas, el 2020 estuvo definido también por otros grandes eventos.

Entre ellos, el proceso de impeachment a Donald Trump y posteriormente unas elecciones presidenciales combativas y repletas de polémica. Al igual que un enorme y mortal estallido en Beirut. Sin mencionar el golpe de desastres naturales con huracanes en Centroamérica, incendios en California, Oregon y Washington, o la continua deforestación en la Amazonía. Y ¿recuerdan a los avispones asesinos? Eso también fue este año.

Pero también ha habido momentos de levedad, de júbilo y de esperanza conforme han pasado los meses: gente haciendo comunidad en medio de protestas por justicia racial o personas reaprendiendo a retomar nuestras vidas en la nueva normalidad. Son postales que sugieren que esto también pasará. 

Estas son las imágenes que cuentan el 2020 en todo su esplendor; las pérdidas, la soledad, los misterios y, sí, la esperanza.

Sin precedentes: los infortunios

La palabra del año, según Dictionary.com, es unprecedented, sin precedentes, nunca antes visto. Es una buena manera de descubrir la peor pandemia que ha vivido el mundo.

Las primeras noticias de un nuevo virus llegaron a finales de diciembre y crecieron hacia enero, cuando en Wuhan, China, donde surgió primero el SARS-CoV2, empezaron a construir hospitales móviles, como de guerra.

La tragedia, obviamente, se agrandó a niveles pues... sin precedentes a lo largo del año. El nuevo coronavirus demostró ser mucho más mortífero que la gripe, a pesar de lo que algunos políticos y personas de a pie argumentaban.

Especiamente porque en un inicio los médicos seguían intentando ver qué tratamiento pudiera funcionar (hasta la fecha no hay un tratamiento específico para el COVID-19, aunque sí algunos medicamentos que disminuyen los efectos colaterales de la enfermedad). 

Eso llevó a la primera oleada de cierres, un intento de reducir las infecciones y contagios al reducir la cantidad de gente en las calles, medida que desafortunadamente también implicó fuertes impactos económicos.

Aunque la vida no se detuvo con las cuarentenas. Mucho menos las muertes, ya fuera por COVID-19 (más de 1.5 millones de personas cuyas vidas han sido arrebatadas por la pandemia hasta mediados de diciembre) o por otras causas.

Siguieron todavía las conmemoraciones de figuras destacadas a nivel mundial cuando estas perdieron la vida, desde los homenajes a atletas como Kobe Bryant y Diego Maradona hasta los velorios de honor para personas como la magistrada Ruth Bader Ginsburg y el activista por los derechos civiles y legislador John Lewis.

Hubo más tragedias a lo largo del año, como los incendios forestales en la Costa Oeste estadounidense o el embate de dos huracanes en el plazo de pocas semanas en Honduras, Nicaragua y Guatemala.

Al igual que un estallido que sacudió a todo Líbano y, por su fuerza, incluso a países vecinos, el cual fue resultado de malos manejos por parte de las autoridades de químicos en el puerto de Beirut. El estallido despertó protestas sociales.

Alzar la voz

La pandemia tampoco acalló otras manifestaciones en muchas partes del mundo, ya fueran protestas políticas en Perú que tiraron a un presidente que el pueblo no quería, las marchas para exigir una rendición de cuentas de autoridades y una justicia racial en Estados Unidos o, incluso, las movilizaciones en contra de los protocolos pensados para reducir contagios de COVID-19.

Una votación en circunstancias extraordinarias

Las elecciones estadounidenses de este 2020 desde un inicio iban a ser llamativas, pues la posible reelección de Donald Trump, un presidente especialmente divisorio.

Pero la votación se volvió mucho más al desenvolverse en medio de la pandemia, lo cual forzó a muchos estados a repensar la manera en la que la gente iba a poder ejercer su derecho al voto (con la expansión de las boletas por correo).

Los conteos también cambiaron en relación a elecciones pasadas, al tardarse más por la dificultad de tabular todos los votos legalmente emitidos que fueron enviados por medio del Servicio Postal, el cual llevaba meses teniendo importantes retrasos en sus entregas.

El desenlace de la elección también fue especialmente combativo, pues Trump se rehusó a reconocer el resultado –un triunfo para el demócrata Joe Biden en su tercer intento y una victoria histórica para Kamala Harris como la primera vicepresidenta electa que es mujer, negra y de ascendencia asiática– e intentó revertirlo de muchas maneras.

La elección hasta tuvo sus elementos inesperadamente curiosos, como una conferencia de prensa del equipo de campaña republicano que, aparentemente por error, se realizó en una tienda de jardinería que los organizadores posiblemente pensaron se trataba de un hotel de cuatro estrellas.

Misterios y una nueva normalidad

Hacia el final del año, un nuevo misterio atrajo la atención del mundo: la aparición de un objeto de metal en medio del desierto de Utah, seguido por monolitos similares en otras partes del planeta. Fue como una señal de que 2020 nos podía sorprender pero, esta vez, para bien.

Diversos grupos de todo el mundo se han ido acostumbrando al uso de mascarilla, que está comprobado como la mejor manera de evitar contagios: quien la usa se protege a sí mismo y a los demás, que a su vez al cubrirse boca y nariz protegen a quienes los rodean.

La mascarilla incluso ha sido adoptado por comunidades remotas, como diversos pueblos indígenas de América del Sur. Es una señal de cómo el mundo ha ido repensando de qué manera hacer cosas que antes tomaba por sentado, ya sea prepararse para un maratón o salir a pasear a un perro por la calle.

Las personas han asumido la nueva normalidad de diversas maneras, como puede verse en las siguientes imágenes de eventos típicos de la vida –bodas, graduaciones, clases– que siguen sucediendo excepto que con precauciones.

Hacia el final del 2020, además, surgieron atisbos esperanzadores de que en algún momento las cosas sí regresarán, hasta cierto punto, a como acostumbrábamos que fueran.

Con miras a un futuro mejor

Para cerrar el año, por lo menos hay ciertos elementos que sugieren que aunque los contagios seguirán por un tiempo, al igual que los efectos económicos y sociales del COVID-19, empieza a haber una luz al final del túnel.

El Congreso estadounidense por fin alcanzó un acuerdo de presupuesto que incluye un cheque de 600 dólares de ayuda (lo cual sigue estando lejos de lo que la gran mayoría de la población necesita).

Y las vacunas contra el coronavirus han sido impulsadas también de una manera sin precedentes: la urgencia de que hubiera una inyección para reducir los contagios movilizó a las farmacéuticas y gobiernos de todo el mundo para que un proceso que usualmente tarda mucho más (en parte porque no hay tanta demanda global) sucediera en apenas meses.

Las inoculaciones con autorizaciones de emergencia ya comenzaron con las dosis de Pfizer y de Moderna, con lo cual, poco a poco, la población estará protegida y ya no será susceptible al contagio de SARS-CoV2 (por lo menos durante unos meses, pues el periodo que dura la inmunidad sigue siendo incierto).

Y una porción considerable de personas que se contagiaron sigue recuperándose:

Tal como hizo el mundo en enero de 2020, hacia diciembre de este año es importante voltear a ver hacia Wuhan, China.

Excepto que, esta vez, las imágenes desde ahí pintan un mejor panorama, de la posibilidad de recuperar pedazos de nuestras vidas previas a lo largo del 2021.

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