La renovación del PRD: una nueva praxis que motiva “meterse en política”
Por Fernando Peña
El PRD se ha convertido en un espacio de renovación, en él conviven políticos de larga data con nuevos ingresantes a la actividad políticas con liderazgo propio, con un discurso nuevo y adecuado a los nuevos tiempos y la geopolítica.
Desde siempre el PRD ha exhibido diversidad, heterogeneidad, sus innovaciones de ahora le permiten renovar ese espacio político y acceder a electores históricamente esquivos a él.
El nuevo líder del PRD, Miguel Vargas, recluta dirigentes y militantes de nuevos mundos sociales y políticos diferentes y en los que se observa la construcción de un discurso modernizador y actualizado, una praxis política diferentes que, provee un horizonte político a amplios sectores sociales.
Al partido blanco se acerca un tipo de actores de disposiciones sociales y visiones del mundo en el que el hacer propio de la lógica emprendedora parece ser un valor dominante.
Y es que Miguel Vargas, aunque es un político curtido y formado al lado del líder de siempre del PRD, José Francisco Pena Gómez, su figura se reveló como una promesa política de gran interés: con imagen pública en ascenso, en virtud de su participación en el mundo empresarial, es además el retrato de un empresario exitoso, un valor de relieve para este sector.
Cada espacio que ha ocupado ha sido de éxito y renombre. Tanto en los espacios de inserción laboral profesional o como funcionario de gobierno y aplicador de políticas públicas.
La renovación de la política es desde Miguel Vargas una de las banderas principales de su emprendimiento político.
Ahora el PRD es la cabeza de un proyecto político que dibuja contornos propios. Con dirigentes y candidatos para creer y crecer. Que se prepara para competir en las elecciones municipales y presidencial del 2020 en las alianzas, la concertación, los pactos por un mejor país.
Miguel Vargas como presidente del PRD, como excelente ministro de Relaciones Exteriores de la República, logra posicionarse como una garantía de eficiencia publica, y juntos a los dirigentes que están en las funciones públicas, pone de relieve el hecho de tener equipos capaces de producir políticas públicas para el buen funcionamiento del Estado, del gobierno, del país.
Es por ello que hoy llegan al PRD dirigentes de diferentes partidos, se multiplica día a día el reclutamiento de dirigentes sociales, empresarios, sindicalistas, Alcaldes, Legisladores, dirigentes de la sociedad civil.
Y convoca a los jóvenes, a las mujeres a ingresar al partido.
Proclama que “Hay que meterse en política, aunque a veces se sufra, porque es la única manera de cambiar la política.”
El PRD se encamina al éxito electoral y aumentar sus espacios de poder, su fundamento es las oportunidades que ofrece de crecimiento político para las generaciones más jóvenes.
Es ahí porque el miedo de los contrarios interno y externos a Miguel Vargas y al PRD.
Ahora, los jóvenes, las mujeres, los comunitarios, los empresarios, los dirigentes políticos ven la oportunidad de, atreves del PRD, “meterse en política” como misión voluntaria de ayuda social, pero al mismo tiempo como terreno de desarrollo de sus carreras profesionales.
En el PRD renovado, en el PRD de hora se habla un lenguaje de gestión y de éxito, de entrega de sí y desinterés, voluntario, donde se proveen ciertos repertorios de acción, formatos de escenas y roles para actuar.
Es el PRD adecuado a los nuevos tiempos… un partido que mira hacia adelante.
Un partido que apuesta atraer la mayor cantidad de hombres y mujeres politizados o no, y que, confía en los recién llegados. Formador de vínculos de complicidad y compromiso.
Basado en el éxito del hacer en emprendedorismo, por un lado, y voluntariado, por el otro.
Dispuestos a actuar de acuerdo con los principios que guían la acción de PRD (virtudes sociales y morales traducibles en virtud política).
Por todo ello, ¡no hay tiempo para distracción legalistas ni confrontaciones estériles!
Con Miguel Vargas, el PRD de hoy es de los que creen, los que tienen confianza, los que están dispuestos, los que tienen fe en los demás y sienten que tienen un rol que desempeñar para cambiar el rumbo de la política.
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