miércoles, 20 de enero de 2021

Presidencia de Biden: líderes de todo el mundo celebran la llegada del nuevo presidente como una oportunidad para reconstruir lazos

 UNA CORTESIA DEL BLOG EDUCATIVO DEL LIC. ENILDO E RODRIGUEZ NUNEZ MBA PhDP

Una noticia de Fuentes Externas

Una publicacion de la agencia REUTERS

Joe Biden y la primera dama, Jill Biden, llegaron a la Casa Blanca luego de la juramentación del nuevo presidente de EE.UU.© Getty Images Joe Biden y la primera dama, Jill Biden, llegaron a la Casa Blanca luego de la juramentación del nuevo presidente de EE.UU.

La llegada a la Casa Blanca de Joe Biden fue celebrada por líderes de otras naciones alrededor del mundo como una oportunidad de reconstruir relaciones.

Los mensajes de jefes de Estado vinieron desde Europa, Asia y América, la mayoría tendiendo la mano al nuevo gobierno de EE.UU., pero otros también expresando sus reservas.

En América Latina, el presidente de Costa Rica celebró el regreso de EE.UU. a la cooperación internacional con las primeras medidas del gobierno de Biden, como el retorno a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Y desde Venezuela hubo un doble llamado a la cooperación, tanto de Nicolás Maduro como de Juan Guaidó.

Desde América Latina

En Costa Rica, el presidente Carlos Alvarado escribió un mensaje para Biden en su cuenta de Twitter: "Bienvenido de nuevo el multilateralismo. Gracias presidente Biden por reincorporar a EE.UU. a la OMS y al Acuerdo de París".

Por la mañana, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que coincidía con Biden en tres planteamientos principales de su agenda: la atención a la pandemia, la reactivación de la economía y la necesidad un nuevo plan migratorio.

"No olvidar que en Estados Unidos viven y trabajan 38 millones de mexicanos. De modo que es muy importante el acto del día de hoy, la llegada de un nuevo presidente", dijo en una rueda de prensa previa a la investidura de Biden.

El presidente de México compartió el contenido de una carta que envió a Joe Biden en diciembre pasado.© Reuters El presidente de México compartió el contenido de una carta que envió a Joe Biden en diciembre pasado.

Desde Venezuela, el presidente Nicolás Maduro dijo: "Queremos mejorar nuestras relaciones en una relación de respeto, de reconocimiento mutuo, en una relación de futuro".

"Llamo a que el nuevo gobierno de Estados Unidos supere la demonización que han hecho de la Revolución bolivariana, del comandante Chávez, de Nicolás Maduro y pase la página a tanta mentira, tanta manipulación y tanto odio", expresó.

Por su parte, Juan Guaidó -quien fue reconocido por Donald Trump como presidente encargado de Venezuela- dijo que espera mantener la colaboración con el nuevo gobierno de EE.UU.

"Seguiremos trabajando en alianza para defender la democracia y estabilidad de la región frente a la amenaza de la dictadura, lograr la libertad de Venezuela y elecciones libres".

Nicolás Maduro dijo estar dispuesto a reconstruir la relación de Venezuela y Estados Unidos. Juan Guaidó confió en que se sostendrá la "alianza" entre su movimiento y EE.UU.© Getty Images Nicolás Maduro dijo estar dispuesto a reconstruir la relación de Venezuela y Estados Unidos. Juan Guaidó confió en que se sostendrá la "alianza" entre su movimiento y EE.UU.

En Argentina, el presidente Alberto Fernández deseó éxito para Biden y la vicepresidente Kamala Harris: "Estoy seguro de que en esta nueva etapa el vínculo entre nuestros países se fortalecerá. Les deseo a ambos mucha suerte".

Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil, dijo que la relación entre su país y EE.UU. "es larga, sólida y se basa en altos valores"

"Sigo comprometido y dispuesto a trabajar por la prosperidad de nuestras naciones y el bienestar de nuestros ciudadanos", expresó el mandatario, uno de los jefes de Estado que más tardó en reconocer el triunfo de Biden.

Sebastián Piñera, el presidente de Chile, calificó el gobierno de Biden como uno "que tendrá la misión de sanar el alma, impulsar el reencuentro y fortalecer la amistad cívica".

"El compromiso con la democracia, la libertad y los derechos humanos no reconoce fronteras. Le deseo el mayor de los éxitos al presidente Biden y a EE.UU.", escribió Piñera en Twitter.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, manifestó su deseo de éxitos para Biden.© Reuters El presidente de Chile, Sebastián Piñera, manifestó su deseo de éxitos para Biden.

En tanto, en Colombia, el presidente Iván Duque deseó éxitos. "Y celebramos su discurso orientado hacia la unión del pueblo norteamericano y, también, invitando a que en medio de las diferencias se construyan objetivos comunes".

Desde el resto del mundo

Los líderes de varias naciones alrededor del mundo también expresaron buenos deseos para el presidente Biden. Pero algunas naciones remarcaron sus diferencias.

  • Primer ministro de Japón, Yoshihide Suga: "Japón y Estados Unidos son aliados firmemente unidos por lazos y valores universales compartidos. Espero trabajar con usted [Biden] y su equipo para reforzar nuestra alianza y hacer realidad una región Indo-Pacífico libre y abierta".
  • Primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson: "Espero trabajar con él [Biden] y con su nueva administración, fortaleciendo la asociación entre nuestros países y trabajando en nuestras prioridades compartidas: desde abordar cambio climático, una mejor reconstrucción después de la pandemia y reforzar nuestra seguridad transatlántica".
  • Papa Francisco: "Pido igualmente a Dios, la fuente de toda sabiduría y verdad, que oriente sus esfuerzos para fomentar el entendimiento, la reconciliación y paz dentro de Estados Unidos y entre las naciones del mundo para promover el bien común universal".
  • Portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, sobre el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas: "Rusia y su presidente están a favor de preservar este acuerdo. Si nuestros colegas estadounidenses demuestran voluntad política de preservar este pacto extendiéndolo, esto solo puede ser algo bienvenido".
  • Portavoz de la Cancillería de Irán, Saeed Khatibzadeh: "El vandalismo diplomático de Trump, Pompeo y compañía se derivó en parte de un proceso institucional roto. Pero ese mismo proceso cuando fue 'funcional' produjo desastres como las guerras en Irak, Afganistán y Vietnam. El mundo sabe que solo Estados Unidos puede arreglarse a sí mismo, en la práctica, no solo en palabras".
  • Presidente del gobierno español, Pedro Sánchez: "La Administración de Joe Biden y Kamala Harris inicia su andadura. Todos los éxitos y el apoyo de España en esta etapa de esperanza y futuro. Trabajaremos con EE.UU. por la democracia y el refuerzo de una gobernanza global más justa, sostenible e inclusiva".
  • Presidente de Francia, Emmanuel Macron: "Estamos juntos. Seremos más fuertes para afrontar los desafíos de nuestro tiempo. Más fuertes para construir nuestro futuro. Más fuertes para proteger nuestro planeta. ¡Bienvenido de nuevo al Acuerdo de París!".
  • Presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier: "Hoy es un buen día para la democracia. Estados Unidos se ha enfrentado a tremendos desafíos y los ha soportado. A pesar de los intentos de romper el tejido institucional, trabajadores electorales y gobernadores, el poder judicial y el Congreso han demostrado ser fuertes".
  • Primer ministro de Canadá, Justin Trudeau: "Canadá y Estados Unidos han trabajado codo con codo para abordar algunos de los mayores desafíos que hemos enfrentado en nuestra historia. Continuaremos esta asociación mientras luchamos contra la pandemia global de covid-19 y apoyamos una recuperación económica sostenible que reconstruirá mejor para todos".

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Joe Biden es el nuevo presidente de Estados Unidos, dejando atrás caótica era de Trump





 Jan. 20—Joe Biden se convirtió el miércoles en el presidente número 46 de Estados Unidos, en una ceremonia marcada por medidas de seguridad sin precedentes y el impacto de la pandemia de COVID-19, en un reflejo de la enorme tarea que le espera en los próximos cuatro años.

"Hoy celebramos el triunfo no de un candidato sino de una causa, la causa de la democracia", dijo Biden después de tomar el juramento presidencial. "Hemos aprendido de nuevo que la democracia es preciosa, es frágil; en este momento, la democracia ha prevalecido."

En un discurso en el que pidió a los estadounidenses unirse y dejar atrás las profundas divisiones que se agudizaron en los últimos cuatro años, Biden prometió enfrentar con "audacia" las múltiples crisis que enfrenta el país y "defender la verdad".

"Debemos poner fin a esta guerra incivil que enfrenta a conservadores y liberales. Lo podemos hacer si mostramos un poco de tolerancia y humildad y estamos dispuestos a ponemos en el lugar de los demás", dijo. "La política no tiene que ser un fuego devastador que destruye todo a su paso".

A sus 78 años, Biden será el presidente de más edad que ha llegado a la Casa Blanca, tras una larga carrera política en la que fue senador de Delaware por más de treinta años y vicepresidente durante los dos mandatos de Barack Obama. Kamala Harris, quien renunció a su asiento en el Senado el lunes, hizo historia al ser la primera mujer y la primera afroamericana, de ascendencia asiática y caribeña, en llegar a la vicepresidencia.

Biden y Harris juramentaron frente al Capitolio aunque ante una reducida audiencia, en un gesto para conservar la tradición y enviar un mensaje al mundo sobre "la resiliencia de la democracia americana", dijo Kate Bedingfield, la nueva directora de comunicación de la Casa Blanca.

No se vio a la típica multitud concentrada en el National Mall, rodeado por barreras y cercas como parte de las medidas de seguridad implementadas tras el inédito asalto del Capitolio hace dos semanas por un grupo de seguidores de Donald Trump. Doscientas mil banderas fueron plantadas en lugar de los estadounidenses que no pudieron asistir al evento.

Lady Gaga cantó el himno nacional y Jennifer López, quien dijo algunas palabras en español, también actuó en una ceremonia a la que asistieron los ex presidentes Barack Obama, Bill Clinton y George W. Bush.

Biden prometió gobernar para todos los estadounidenses y "restaurar el alma de América" tras derrotar a Trump en noviembre. Su gestión, ha dicho, se centrará en devolver el país a la normalidad, azotado por una pandemia incontrolada y dividido por las tensiones raciales y el extremismo, en buena parte herencia del caos que deja atrás el presidente saliente.

"Debemos rechazar la cultura en la que los hechos son manipulados o incluso inventados", dijo en una velada referencia a la proliferación de teorías conspirativas y falsedades sobre los resultados de las elecciones promovidas por Trump y sus seguidores. "Creo que América es mejor que esto".

Pero sus palabras han cobrado nueva vida en días recientes, cuando se ha hecho aún más evidente el carácter extraordinario de su presidencia.

El cambio de poder en Washington estuvo resguardado por veinticinco mil miembros de la Guardia Nacional movilizados para evitar actos de violencia. El riesgo de actos de terrorismo doméstico es real, ha dicho el Departamento de Defensa, tras el violento ataque el pasado 6 de enero que provocó la muerte de cinco personas y aterrorizó a los legisladores escondidos en el Capitolio, en una de las brechas de seguridad más serias en la historia reciente.

La imagen del evento en medio de un despliegue militar masivo "da miedo", dijo Brian Fonseca, un ex militar que ahora dirige el Instituto de Políticas Públicas Jack Gordon de la Universidad Internacional de la Florida.

"Se trata de demostrar que Estados Unidos está a salvo pero al mismo tiempo envía un mensaje de que Estados Unidos está en un lugar muy precario," señaló. "El hecho de que los militares tengan que estar presentes durante un cambio de gobierno no indica una transición pacífica".

La escala de la toma de posesión ya había sido reducida drásticamente debido a la pandemia, que ha cobrado la vida a más de 400,000 estadounidenses, debido a la ausencia de un robusto plan de respuesta federal, aseguran los críticos de Trump. La clásica gala para celebrar la investidura será sustituida por un evento televisivo conducido por el actor Tom Hanks en la noche del miércoles.

En la tarde, Biden y Harris sorprendieron con una breve caminata por los alrededores de la Casa Blanca en la que saludaron a las pocas personas congregadas en el lugar. Pese al esfuerzo por otorgar cierta normalidad a la inauguración, la ausencia de la usual muchedumbre y otros detalles como las caras cubiertas por máscaras, los saludos— Harris saludó chocando puños— y la realización de un desfile virtual recuerdan lo insólito del momento.

El evento también fue inusual en otro sentido: el presidente Trump voló a Florida en la mañana y no participó en la inauguración de Biden. Es el primero en no atender la toma de posesión de su sucesor desde 1869, cuando el presidente Andrew Johnson se rehusó a participar en la inauguración de Ulysses S. Grant.

Sin haber mencionado el nombre de su sucesor, Trump dejó la Casa Blanca por última vez en la mañana del miércoles con una promesa: "Nos veremos pronto".

En lo que pareció más un acto de campaña que una despedida formal, el presidente saliente dio un breve discurso en la base militar Andrews en el que intentó destacar sus logros.

"Lo que hemos hecho es increíble bajo cualquier estándar", dijo, antes de referirse al recorte de impuestos, la creación de empleos, y al "milagro médico" de la vacuna contra el coronavirus, como ejemplos de su legado. Trump envió "amor" a los que han sufrido durante la pandemia, pero se refirió a esta repetidamente en el pasado. Tampoco mencionó el asalto al Capitolio ni la amenaza de violencia que ha transformado a la capital estadounidense en una fortaleza.

El vicepresidente Mike Pence, quien rechazó las presiones de Trump para que no reconociera los resultados de las elecciones, asistió a la ceremonia.

Pero aún desde su refugio en Mar-A-Lago, Trump, seguirá siendo una sombra para Biden desde que arribe a la Casa Blanca, no solo porque gran parte de su agenda como presidente se centrará en desmantelar las políticas de su antecesor sino porque los primeros días de su mandato estarán marcados por el juicio político que le espera a Trump en el Senado por "incitar a la insurrección".

El riesgo de violencia

De manera independiente, el Departamento de Justicia también está investigando si el presidente saliente alentó el asalto al Capitolio, cuando durante un acto político antes de la certificación de los resultados electorales, instó a sus seguidores a "luchar como demonios" y caminar por la avenida Pensilvania en DC hasta el Capitolio para darle a los republicanos "débiles...la clase de orgullo y audacia que necesitan para recuperar nuestro país".

La semana pasada, el director del Buró Federal de Investigaciones, Christopher Wray, dijo que la agencia había arrestado a más de 100 participantes en el fatal asedio al Capitolio y había identificado a unos doscientos. Wray dijo que el FBI estaba monitoreando conversaciones en las redes sociales e inteligencia sobre posibles protestas y actos violentos durante la inauguración de Biden.

El riesgo de la extrema polarización y la radicalización de los nacionalistas de extrema derecha, sin embargo, no desaparecerá tras la ceremonia del miércoles, y se suma a la letanía de problemas con los que tendrá que lidiar Biden, quien hizo de la unidad y la reconciliación uno de los temas centrales de su campaña.

"De cara al futuro, las perspectivas de violencia en la política seguirán siendo posibles", opinó Fonseca.

COVID, ayuda económica e inmigración como prioridades

Biden ganó las elecciones presentándose como un moderado pero la envergadura de las distintas crisis que afectan a Estados Unidos y la conmoción después de las elecciones, lo ha empujado a concebir una de las agendas presidenciales más ambiciosas de las últimas décadas, comparada por algunos con el New Deal ("nuevo trato"), el plan de reconstrucción del presidente Franklin D. Roosevelt para salir de la Gran Depresión.

"Es el momento de ser audaces porque hay mucho que hacer", dijo Biden el miércoles.

Para tratar de desmarcarse del legado de Trump y enviar un mensaje sobre la urgencia y la determinación con la que enfrentará su mandato, Biden firmó una serie de órdenes ejecutivas en sus primeros diez días para enfrentar la pandemia de COVID-19 y la crisis económica resultante, los riesgos del cambio climático y las disparidades raciales, según un memorando de Ron Klain, su jefe de gabinete en la Casa Blanca.

El mismo miércoles en la tarde, Biden ordenó el retorno al Acuerdo de París sobre el cambio climático; la eliminación de la prohibición de entrada de viajeros de países predominantemente musulmanes; el uso obligatorio de las máscaras en las propiedades federales, así como la extensión de la moratoria de los desalojos y los pagos de los préstamos estudiantiles del gobierno.

Al día siguiente, firmará otras órdenes "para cambiar el curso de la pandemia" y reabrir escuelas y negocios de forma segura, agrega el memorando. También se ha puesto la meta de vacunar a 100 millones de estadounidenses en sus primeros 100 días en el puesto.

Biden también intentará trabajar con el Congreso para promover su agenda rápidamente. Además de enviar un extenso paquete de ayuda y recuperación económica de $1.9 billones, presentará otro proyecto de ley para legalizar a 11 millones de inmigrantes indocumentados.

En una entrevista con Univisión la semana pasada, Harris dijo que el plan ofrece a los que viven en los Estados Unidos bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS) o la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) la oportunidad de recibir la residencia permanente "de manera automática".

Ambas propuestas pondrán a prueba sus habilidades para trabajar con los dos partidos, pues aunque los demócratas controlan ambas cámaras, su mayoría en el Senado es mínima. La resistencia de los republicanos no se hizo esperar.

"Hay muchos problemas en los que creo podemos trabajar en cooperación con el presidente electo Biden, pero una amnistía generalizada para las personas que están aquí ilegalmente no va a ser uno de ellos," dijo el senador de la Florida, Marco Rubio.

Muchos de estos temas domésticos consumirán a la nueva administración a expensas de decisiones de política exterior aunque algunos, como la inmigración, involucran también a las relaciones con el hemisferio occidental. Su plan migratorio, por ejemplo, incluye provisiones para combatir las causas de la migración en Centroamérica.

Aunque los activistas han recibido con beneplácito la agenda de Biden, crecen las expectativas y la presión para que cumpla con sus promesas de cambio.

"Si bien estos comentarios reflejan que hay un futuro mejor por delante para nuestra comunidad, hemos estado en esta posición antes bajo la administración de Obama," dijo Jessika Girón, activista y beneficiaria del TPS. "No aceptaremos promesas incumplidas.

Historia en desarrollo. Será actualizada.

Una toma de posesión como ninguna otra que respira nueva vida a una tradición aislada: la democracia

 

La vicepresidenta Kamala Harris y el presidente Biden chocan los puños durante la inauguración en el Capitolio de los Estados Unidos en Washington, DC. (Tasos Katopodis / Getty Images)© (Tasos Katopodis / Getty Images) La vicepresidenta Kamala Harris y el presidente Biden chocan los puños durante la inauguración en el Capitolio de los Estados Unidos en Washington, DC. (Tasos Katopodis / Getty Images)

“Democracy has prevailed,” President Biden proclaimed Wednesday on the steps of the U.S. Capitol, where just two weeks ago a violent mob of his predecessor's supporters attempted to force the nation in a markedly different direction.

Redemption and reclamation were the themes of the televised and livestreamed inauguration of the 46th president of the United States and the 49th vice president, Kamala Harris. Their very presence, along with a much smaller than usual crowd of invited guests, former presidents and congresspeople, made the point that democracy had prevailed despite the challenges of the past four years, culminating in the Capitol insurrection of Jan. 6.

Gone were the noose that rioters erected in the building's shadow and the Confederate flag paraded through the Union's most hallowed halls. In their place was a return to civility, order and protocol — and the guarded hope that America will finally stop eating itself alive.

Conventional wisdom about inauguration ceremonies — that they are routine because they happen every four years, and that they are remarkable for the very same reason — rang true, even as circumstances, from the scourge of COVID-19 to the threat of more violence, led the 59th installment of this grand American tradition to be pared down to essentials. On a chilly day with the occasional flurry of snowflakes, many finally found the chance to exhale, and to mourn the victims of the pandemic, inside of that relative quiet.

"De alguna manera hemos resistido y hemos sido testigos de una nación que no está rota, sino simplemente inacabada", dijo Amanda Gorman, de 22 años, nativa de Los Ángeles, cuyo poema inaugural "The Hill We Climb" encarna el cambio de guardia y el estado de ánimo reflexivo. , con sus palabras sobre resiliencia y oportunidad. "Nosotros, los sucesores de un país y una época en la que una chica negra flaca, descendiente de esclavos y criada por una madre soltera, podemos soñar con convertirse en presidente sólo para encontrarse recitando por uno".

Y mientras un trío de ex presidentes de ambos partidos permanecían unidos para presenciar la transferencia del poder, la vista estaba salpicada de púrpura bipartidista, el color elegido por Harris, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton y las exprimeras damas Laura Bush y Michelle Obama, cuyo abrigo largo y cinturón dorado le dieron la apariencia de un superhéroe.

En el caso de Harris, también fue un tributo a Shirley Chisholm, la primera candidata presidencial negra de uno de los dos partidos principales. Como Chisholm cuando se convirtió en la primera mujer negra electa al Congreso en 1969 y luego lanzó una campaña para la nominación presidencial demócrata, Harris hizo historia el miércoles cuando juró como la primera mujer y persona de color en convertirse en vicepresidenta.

La gravedad del momento fue subrayada aún más por la presencia de Eugene Goodman, el oficial de policía del Capitolio que casi seguramente salvó la vida de funcionarios electos - y arriesgó la suya propia - por parte de los principales alborotadores, entre ellos supremacistas blancos, fuera de la cámara del Senado durante el Incumplimiento del 6 de enero. Goodman, que es Black, acompañó a Harris a su asiento; la primera magistrada latina de la Corte Suprema, Sonia Sotomayor, administró a Harris el juramento del cargo.

Esos momentos se sumaron a la naturaleza conmovedora de la ceremonia, que representó tanto un cambio histórico como un posible regreso a la normalidad, logrando un hábil equilibrio entre pasar la página, lidiar con los desafíos de hoy y reconocer nuestro pasado.

"Empecemos de nuevo, todos", imploró Biden durante su discurso inaugural, en el que también se comprometió a derrotar "el extremismo político, la supremacía blanca [y] el terrorismo interno". "La política no tiene que ser un fuego furioso, destruyendo todo a su paso. Cada desacuerdo no tiene por qué ser una guerra total".

Su mensaje fue reforzado por una ceremonia que entrelazó lo tradicional y lo nuevo: Lady Gaga cantó el himno nacional con una falda roja ondeante y trenzas rubias de Greta; Jennifer Lopez, vestida con el blanco impecable y limpio de un nuevo comienzo, cantó un popurrí de "This Land Is Your Land" y "America the Beautiful", repleto de un mensaje en español y la necesidad de "gritar".

Y luego estuvo la flagrante ausencia del expresidente Trump, quien huyó de la capital hacia Mar-A-Lago en lugar de admitir que había perdido las elecciones y su control sobre la Casa Blanca. En cambio, quedó en manos del exvicepresidente Mike Pence presentarse en una demostración de decencia básica, mientras que el ahora líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, quien recientemente comenzó a manifestarse con más fuerza contra las afirmaciones infundadas de fraude electoral, luego se dirigió a Biden un momento particularmente incómodo mientras él y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, regalaron al nuevo presidente y vicepresidente un par de banderas estadounidenses.

Las esperanzas proyectadas por el evento para un futuro menos rencoroso tampoco fueron reflejadas exactamente por el Senado, que ha mostrado una clara ventaja al considerar a los nominados al gabinete de Biden. Pero, ¿quién esperaba realmente que cuatro años de estancamiento y odio candente cambiaran de la noche a la mañana?

En otros frentes, sin embargo, estaba claro que las cosas habían cambiado drásticamente.

El National Mall presentó 200,000 banderas en lugar de las muchas que no pudieron asistir a la ceremonia debido a las restricciones pandémicas y la mayor seguridad, y el martes por la noche, 400 luces iluminaron la piscina reflectante del Lincoln Memorial para honrar a los 400,000 que murieron en los EE. . Y el primer "acto como presidente" autodenominado de Biden fue pedir un momento de oración en silencio por los perdidos por COVID-19, sus seres queridos, "y por nuestro país".

Los asistentes a la inauguración, los oradores y los senadores Amy Klobuchar y Roy Blunt, la jueza de la Corte Suprema Amy Coney Barrett y el futuro secretario de Transporte, el "alcalde Pete" Buttigieg, entre ellos, usaron máscaras mientras miraban, y el atril se limpió entre cada orador.

Jake Tapper de CNN puntualizó el punto cuando la primera familia entrante se dirigió a la Casa Blanca, y encontró necesario decirles a sus espectadores que el edificio había sido completamente desinfectado para su llegada. Sabía que algunos podrían estar preocupados, dado el flagrante desprecio del antiguo ocupante por los protocolos COVID-19.

Como la impactante imagen de Harris caminando con el primer segundo caballero de la nación, Doug Emhoff, en su brazo, Tapper sonó una nota de cambio sutilmente radical en medio de la restauración de la dignidad y la calma. Como dijo Biden al abrir su discurso, era el "día de la democracia" de principio a fin.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.