la desertificación está dejando la tierra estéril

La expansión de las tierras áridas está dejando a países enteros enfrentados a la hambruna. Los dramáticos incendios en el sur de Europa y en el oeste norteamericano, las olas de calor en este verano sin precedentes es una manifestación de que la crisis climática está aquí. Pero mientras el mundo se calienta, también hay una crisis más silenciosa y menos conocida desarrollándose bajo nuestros pies: La desertificación.

En España, por ejemplo, aproximadamente un quinto de toda la tierra está ahora en alto riesgo de desertificación, como también lo está la tierra agrícola en Italia, Grecia y el oeste de Norteamérica.

La desertificación es un proceso que convierte las tierras fértiles en tierras áridas debido a la interacción entre los efectos de la actividad humana y los extremos climáticos. La degradación del suelo es la disminución de su capacidad para mantener cultivos y ganado, ya sea por la erosión de su capa superficial fértil o por la pérdida de su capacidad de retener el agua, materia orgánica rica en nutrientes y la vida que lo mantiene. Las praderas semiáridas como el Sahel y las llanuras del oeste de Norteamérica son las más vulnerables debido a que la perdida de la vegetación nativa resistente a las sequias puede desencadenar una degradación rápida del suelo y una pérdida de productividad agrícola.

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En décadas recientes 13 estados de la UE se declararon afectados debido a que la región mediterránea experimentó una expansión significativa de las tierras áridas (regiones con baja pluviometría).

Un informe de 2018 encontró que la degradación de la tierra ya afecta al bienestar de al menos 3.2 miles de millones de personas, más de un tercio de la humanidad. Entre 1982 y 2015 las prácticas insostenibles de uso de la tierra ya desertificaron un 6% de las tierras áridas del mundo. Globalmente, se estima que el área de tierras áridas aumente en un 23% este siglo.

Ya se prevé que el aumento de temperatura reducirá las cosechas de cultivos básicos como el trigo, el arroz, el maíz y la soja en un 3-7% por cada 1ºC de aumento. En el estado de Washington, por ejemplo, este año las cosechas de trigo han disminuido a la mitad debido a una sequía devastadora. Madagascar se enfrenta ahora a una hambruna provocada por el cambio climático.

Si continua, la degradación del suelo aumentará aún más la amenaza a la producción agrícola en regiones de las que la humanidad depende para alimentarse.

Las prácticas ahora convencionales de cultivo y pastoreo que degradan el suelo dejan a los agricultores de todo el mundo cada vez más dependientes de grandes cantidades de fertilizantes y plaguicidas químicos. El declive de la salud del suelo debido al agotamiento de la materia orgánica y de la vida del suelo es un problema crítico cada vez más reconocido.

Desaparece el lago Poopó. El lago Poopó era el segundo más grande de Bolivia y este abastecía a los pueblos Uru quienes vivían de la caza y la pesca. Ahora los Uru se ven obligados a trabajar fuera de su comunidad en las minas cercanas que causaron en parte la contaminación de sus aguas.

Para combatir y revertir la creciente amenaza de desertificación y degradación de los suelos necesitamos reducir las emisiones de carbono y cambiar la manera en la que cultivamos. No tenemos que reaprender lecciones de las sociedades pasadas que degradaron sus suelos. Pero para evitar su suerte necesitamos reorientar nuestra agricultura en torno a prácticas de cultivo y pastoreo que regeneren la salud del suelo.

El suelo es el cimiento de la vida en la Tierra. A medida que nos enfrentamos a un siglo con condiciones meteorológicas cada vez más volátiles y con una población en aumento, lo necesitamos en sus mejores condiciones para sustentarnos.

David R. Montgomery, The Guardian

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Tomado de Rebelión. Traducido por Eva Calleja