martes, 10 de marzo de 2009

UN RESUMEN CULTURAL , ARTE, LITERATURA, DE MEDIA ISLA PUBLICACIONES

Juegos de seducción El mal del tiempo Universo paralelo H. Bloom: cristianismo reaccionario S. kubrick y la obsesión Savater; la fe posmoderna Tierra fértil Literatura oral del Caribe colombiano Puertas y ventanas: Ángela Hernández en Contigo al atardecer Chicas que no leen la Cosmo Cuentos y ultramarinos de Alejandro Aura Manuel Salvador Gautier en Mythos 40 Wackefield de Nathaniel Hawthorne La gata curiosa y otros asombros Poesía viva 4 Poesía mexicana en Liricando Los Malditos en Imaginería Taller Producción de Cortometraje Los hijos que nadie quiso Imágenes del mundo
Juegos de seducción
Ocho novelas de todos los tiempos sobre el universo del placer y el deseo.
© BABELIA
La lozana andaluza Francisco Delicado (España). Escrita en diálogos dramáticos a principios del siglo XVI, bajo la influencia de La Celestina, por un cierto Francisco Delicado, clérigo de quien poco se sabe y que aparece como personaje en su propia ficción. La lozana andaluza es una obra maestra del Renacimiento español. Aldonza, la protagonista, es experta en las artes de la cocina y del dormitorio, y en enlazar los placeres del amor con los de la gastronomía. Contrapunto femenino de los héroes masculinos de la picaresca, sus aventuras de cama en cama retratan sin piedad la sociedad española (y sobre todo romana) de la época. Como apunta Juan Goytisolo, con La lozana andaluza "el amor carnal desaparece del horizonte de nuestra literatura". La lozana andaluza es no sólo la última novela erótica de la literatura española clásica: es también una de las más audaces y más divertidas.
La pianista Elfriede Jelinek. Más fruto de los fantasmas patriarcales que del deseo erótico femenino, la mujer que acepta o anhela ser sometida jalona la literatura amorosa, desde la demasiado paciente Griselda hasta la protagonista de L'histoire d'O. Elfriede Jelinek, utilizó ese personaje clásico dándole otra vuelta de tuerca. La pianista que da título a su novela ansía liberarse de los yugos sociales y familiares, y encuentra en el delirio amoroso, en el que parece rendirse a la dominación de un hombre, una forma distorsionada de poder. Digo parece, porque es ella quien dicta las leyes del juego, obligándolo (y obligándose) a trascender todos los límites. . Como todas las novelas de Jelinek, La pianista es una llamada a la rebelión contra el conformismo, en la cual la violencia física y mental parece ser el arma más eficaz para redimir una causa que se daba por perdida.
Este latente mundo José Luis de Juan (España). La literatura erótica corre a menudo el riesgo de caer en la fría descripción clínica o en un vocabulario infantil y soez. En Este latente mundo, José Luis de Juan evita ambas trampas, reinventando un lenguaje que hace eco a la antigua poesía amorosa y a la tradición mística. Dos historias entrelazadas componen esta magnífica novela. La primera cuenta la vida de Mazuf, escriba sirio en la Roma del siglo I, pederasta y poeta; la segunda es la crónica de las aventuras eróticas de un estudiante americano en Harvard hoy. Ambos protagonistas comparten la homosexualidad y el crimen; también ambos buscan en el lenguaje literario un instrumento para dar sentido a sus desordenadas vidas. A través de estas narraciones paralelas, va revelándose el mundo latente que da su nombre a la novela, un mundo sensual, febril, ininterrumpido, inolvidable.
La casa de las bellas durmientes Yasunari Kawabata. El acto erótico implica ardor, desasosiego, movimiento. Concebirlo en cambio como estático, inerte, es depurarlo de su realización material y concederle una suerte de eternidad visionaria. La amada inmóvil que ansiaba Nervo, la callada seductora que cantaba Neruda, el dormido Adonis de Shakespeare son encarnaciones del deseo suspendido, nunca logrado. Yasunari Kawabata compuso a principios de los años sesenta una perfecta novela corta para relatar ese estado de erotismo contenido. Transcurre en un prostíbulo de reglas particulares: las mujeres, todas muy jóvenes, que allí se encuentran, duermen a lo largo del día. Los clientes, casi todos ancianos, pagan para mirarlas. La casa de las bellas durmientes es una de las más logradas obras eróticas de nuestro tiempo.
Las relaciones peligrosas Pierre Choderlos de Laclos Según Denis de Rougemont, la aristocracia francesa de fines del siglo XVIII, al no poder ya demostrar su autoridad en conquistas militares, se resolvió a hacerlo a través de conquistas eróticas, narradas en obras libertinas cada vez más audaces y desaforadas, que concluyen con los catálogos filosófico-pornográ ficos del Marqués de Sade. Para Pierre Choderlos de Laclos, el campo erótico sirve de espejo a esta crisis de autoridad y al cambio social anunciado en vísperas de la Revolución Francesa. Publicada en 1782, Las relaciones peligrosas es la culminación de una larga trayectoria de literatura libertina y epistolar. La correspondencia entre el Vizconde de Valmont y la Marquesa de Merteuil propone un complejo y fatal juego erótico de seducción y trampa, en el cual las reglas son dictadas por una sociedad a punto de expirar.
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Lolita Vladimir Nabokov (Rusia). Desde Graham Greene a Borges, escritores del mundo entero se aliaron para declarar Lolita una obra maestra satírica, sin duda erótica, pero singularmente literaria. Narrada en la voz de un pedófilo engreído y pedante, Lolita es una ambigua crónica de seducción y estupro en la cual la víctima acaba atrozmente redimida y el victimario condenado al ridículo por sus lectores. Nabokov inventó para esta novela un lenguaje generoso, recargado, barroco, que se desliza casi imperceptiblemente, a medida que avanza en su impudor, hacia lo sensual y delicadamente físico. Sabemos que el objeto del deseo del narrador es inadmisible, nefasto, y sin embargo, al mismo tiempo, gracias a la magia literaria de Nabokov, descubrimos en él un oscuro y febril erotismo que cobra fuerza en el hecho mismo de estar prohibido.
Satiricón Petronio Arbiter (Roma). Petronio fue autor de una vasta novela picaresca de la cual sólo sobreviven algunos fragmentos de dos de sus libros. Éstos sin embargo bastan para revelarnos una obra maestra. Dos jóvenes libertinos, Encolpio y Ascylto, recorren Campania y el sur de Italia en busca de un antídoto para curar la insuficiencia sexual de Encolpio, consecuencia de la maldición del dios Príapo. Habita la novela un sinnúmero de personajes cómicos y trágicos que se encuentran y desencuentran en desconectados episodios eróticos y costumbristas. Rige la novela un regocijante desorden, mientras que su involuntaria naturaleza fragmentaria le otorga un ritmo frenético y un extraordinario poder narrativo. Más que ninguna otra obra de la antigüedad, el Satiricón nos ofrece una visión privilegiada de la vida cotidiana en la Roma clásica.
El amante Marguerite Duras (Francia). En 1984, con El amante, Duras se convirtió en un best seller mundial. Situada en la Indochina en guerra, la historia de la joven francesa enamorada de un hombre chino causó escándalo. Primero porque la heroína que acepta los amores del enemigo era tildada de colaboracionista; segundo porque su relación transgredía fronteras raciales; tercero (lo más inadmisible para la burguesía francesa) porque describía a una familia colonial que aceptaba dinero de un nativo para financiar sus exigencias. Secretamente, el escándalo mayor lo produjo la descripción física del amor prohibido, el placer carnal de la protagonista con su amante y que Duras transformó, con un lenguaje depurado, sensual y preciso, en escena de voyeurismo para el recatado lector. Después volvería a escribir la historia (que hoy sabemos autobiográfica) bajo el título El amante de la China de Norte. [fontanamoncada ]~
De vez en cuando
El mal del tiempo
¿Cómo llorar la muerte de una rosa, si los amaneceres han desdoblado el Mundo, y en la hierba que tiembla cerca de los rosales se han quedado las albas vueltas gotas de agua?" Aída Cartagena Portalatín
Por René Rodríguez Soriano © mediaIsla
De pequeño, en la escuela, me atiborraron de tantas fechas, fórmulas y sonoros nombres que, en cierto modo arruinaron mi capacidad de memoria. Hoy, en realidad, no sé si es ayer o pasado mañana, y hablo de las cosas viejas como si acontecieran ahora mismo. ¿Cuánto ha cambiado el mundo desde cuando Atilas y sus hordas arrasaban con la humanidad, imponiendo su verdad o su mentira a horca y cuchillo? Luego vendrían cientos y cientos de guerras santas, e intervenciones, para salvar con más barbarie a los unos y los otros. Eterno filme que se enmadeja y desenmadeja como los hilos de Penélope en busca de un imperdible vellocino, más perdido cada vez.
En el catecismo del sábado, las señoritas de familia tuvieron a buen recaudo enseñarnos, o al menos prevenirnos de la existencia del mal que, como daga perniciosa pendía sobre nuestras cabezas. El mal, ese animal perverso y sangriento que siempre está del otro lado, contra el que todos –hasta los más retorcidos– siempre debemos luchar. Bandera que ha servido para arropar tanto lodo y tanta bilis. ¿Acaso Hitler no pasó a millones por las armas en su cruzada contra el mal por el bien de la humanidad?
Las cruzadas, las purgas sectarias, las bombas nucleares y cientos de miles de catástrofes y campañas patrocinadas y perpetradas por el hombre, desde el principio de los días, han sostenido una lucha a muerte contra los valores mundiales. No por azar o falsa inquina, Amnistía Internacional proclama que "la violencia de los grupos armados y el número cada vez mayor de violaciones que cometen los gobiernos se han unido para producir el ataque contra los derechos humanos y el derecho internacional humanitario más sostenido de los últimos 50 años..."
Mientras los ministros, los enviados especiales y los siempre sonrientes indignatarios del planeta se retratan en la prensa, obsesionados con la amenaza de las armas de destrucción masiva, la injusticia y la impunidad, la pobreza, la discriminació n y el racismo, el comercio incontrolado de armas pequeñas, la violencia contra las mujeres y los abusos de menores, continúan su abierta tropelía; poblando un mundo segmentado, aprensivo, hosco y, sobre todo, hambriento. El mal del tiempo es este olvido que, entre estampidas y estallidos, me hace olvidar cómo se olvida. [mediaIsla ]~
Un universo paralelo
A mi madre, Talía. In Memoriam.
Por Juan Carlos Mieses © mediaIsla
Leí, en la página de René Rodríguez Soriano en Facebook, unos versos que me hicieron recordar una tarde en las tierras del Languedoc, hace tiempo. El invierno no había terminado, pero ya la primavera se disputaba el mes de marzo. El sol era tibio y blando y sólo una retardataria bandada de cuervos parecía añorar las heladas nieblas de enero.
Un pequeño grupo de camaradas nos habíamos tirado en el césped, no lejos de la viejas ruinas del Castillo de Mirail, en espera del inicio de las clases y en algún momento la conversación giró en torno a Randolph Carter, particularmente al aspecto mágico de su búsqueda de Kadath y de su palacio de ónice.
Mi viejo amigo Gilberto Vasano sugirió que la aventura de Carter entre dos realidades, el mundo de los sueños y el de la vigilia, sugería la existencia de otros paralelismos; por ejemplo, un universo poético real al lado, aunque invisible, de nuestra experiencia física; al menos tan real, aclaró, como los diferentes niveles de sueño que atravesó Carter para llegar al final de la senda y descubrir que había vuelto al punto de partida.
Lo que me hizo rememorar aquella disquisición de estudiantes fue que por unos instantes, mientras leía, creí reconocer el mundo del cual los versos de René eran una puerta:
Era del tamaño del mundo la sala de la casa, Y como el océano, poblado por sus peces, Sus algas y sus rocas, Era el patio Que terminaba donde pastaba el ganado Y algún potrillo perseguía las mariposas O más allá donde bebían los arco iris, Era de azul y rosa y olía a geranios, Hierbabuena y azucenas, Amplia, cálida y dulce Como el abrazo de mamá Cuando me dejaba o me tomaba de la cama. Apunte a Lápiz. RRS
Yo conocía ese patio, me dije; había visto esos geranios, aun guardaba la memoria del dulce aroma de la yerba, de la bosta del ganado silvestre, de las frutas podridas en el suelo, el vago olor de la tierra mojada; no había olvidado el tono de cielo ni el chirriar de los insectos. Ese mundo del pasado, que había yo percibido una vez a través de los ojos de mi madre, lo sentí de nuevo como la caricia de su mano en mi corazón y en aquella ocasión escribí:
Vienes de lejos, Traes el recuerdo de insondables barrancos Llenos de pájaros, Los palmeros bosques Con sus verdes tambores despeinados… El perfume a leche derramada Sobre el fuego de las mañanas, Los sonidos jóvenes Como el agua de la chorreras, Las negras mariposas que espantaban el sueño Y que tenían la textura del legendario mar De tus abuelos, La lluvia Y las palabras mágicas Para hacerla volver a sus dominios. Urbi et Orbi. JCM
De aquel diálogo de primavera, que los versos de René recuperaron del olvido, había guardado una esperanzadora duda sobre la existencia de aquel mundo paralelo, para llamarlo de algún modo.
En el curso de mi vida he podido comprobar que algunas personas, no sólo los iluminados por la fe, tienen la suerte de percibirlo en alguna ocasión. Amadeo Thierry, en el siglo dieciocho, pudo ver a León el Grande vistiendo una casulla púrpura junto al Mincio en el año 541 de nuestra era. Una voz antigua me dictó una vez un libro entero. Máximo Avilés Blonda, como Emanuel Swedenborg antes que él, habló en una ocasión con un ángel. Franklin Mieses Burgos vislumbró sus crespones transparentes. Freddy Gatón Arce sabía que en aquel lugar, como en el país de Nunca Jamás, el tiempo no transcurría de la misma manera.
No sé si Vasano tenía razón, pero resulta agradable pensar que ese mundo existe y que algunas personas tienen el privilegio de entreverlo. René conoce ese universo; visitó de alguna manera sus montes; percibió sus amaneceres; recorrió sus senderos. Lo recuerda de esta manera:
¿Se habrá cocido alguna vez en horno alguno pan tan dulce y tan frugal como el que comí en sus manos? Si miro hacia el profundo y amplio verde Me pierdo en la mañana mansa y húmeda: No hago otra cosa que mirarme en su sonrisa Sosegada ventana de la estancia. Franca, alta, encorvada y solidaria. Apunte a lápiz. RRS
Ese mundo, ambos lo visitamos en momentos distintos. Yo, como René, percibí sus montes, admiré sus llanuras y respiré…
El perfume de la tierra Y el vuelo de los insectos, Las mañanas somnolientas Sin fardos ni perfumes, Las primeras sonrisas matutinas Aún adormecidas. Urbi et Orbi. JCM
Y allí, detrás del tiempo, en ese mundo misterioso de siempre, de ahora, en esa realidad huidiza que no muere con la carne, que no se extingue con los latidos, estaba, está, mi madre:
Con tu pelo que era trampa de hormigas Y hojas muertas, Con la mirada antigua Que hace a las cosas ser como eran antes, Cuando los caminos daban vértigo Como dan vértigo tus ojos, Niña tonta y feliz Que se pierde en el tiempo. (Urbi et Orbi. JCM [http://www.jcmieses .com]~
Harold Bloom: El cristianismo reaccionario
Harold Bloom, el influyente crítico norteamericano habló del concepto cristiano individualista de su país, que dio lugar a su libro "La religión americana", que acaba de aparecer en españo. De esa "americana" percepción de Cristo provienen iglesias evangélicas típicamente yanquis, señala. Por otra parte, hace en este reportaje un paralelo entre la religión y la literatura, su "zona sagrada".
Por Andres Hax © Revista Ñ
Imagínense un niño de nueve años en el barrio del Bronx, Nueva York, en el año 1939. Sus padres, inmigrantes rusos-ortodoxos judíos, sólo hablan yidis. Es el mismo año que termina la Guerra Civil Española y el mismo año de la mitológica Feria Mundial en Nueva York; es el año en que Billy Holiday graba "Strange Fruit" sobre los linchamientos de negros en el sur de los Estados Unidos y el año en que Albert Einstein escribe una carta al presidente de los Estados Unidos explicándole las posibilidades de desarrollar una bomba atómica usando uranio (lo que dará comienzo, años después, al Manhattan Project, el proyecto secreto que crearía las bombas que incineraron las ciudades y los ciudadanos de Hiroshima y Nagasaki); es el año en el que se estrena la película Lo que el viento se llevó y es el año en que Hitler y sus tormentosos ejércitos invaden Polonia inaugurando la Segunda Guerra Mundial. Pero nada de esto está en la mente del chico de nueve años que aprendió a hablar inglés solo, por su cuenta. Es que el chico esta iluminado. Entró en la Biblioteca Pública de Nueva York y ángeles o demiurgos lo llevaron a buscar un delgado tomo de poemas del poeta americano Hart Crane titulado White Buildings, o "Edificios blancos", publicado en 1926. (Crane se suicidó sólo siete años antes, con sólo 32 años, tirándose al Golfo de México desde la nave S.S. Orizaba que lo llevaba de México a Nueva York). Los poemas del libro son breves, densos, alucinatoriamente metafóricos, literalmente incompresibles. Sólo se pueden entender a nivel simbólico, como si fueran oraciones herméticas murmuradas en un trance. Y por un extraño milagro de comprensión entre almas, este niño de nueve años entendió los poemas de un alcohólico violento, homosexual atormentado, visionario y poeta maldito, como si le estuviera hablando en palabras llanas sobre un placentero día de verano en la playa. El niño de nueve años sacó prestado el tomo tantas veces que al fin su hermana mayor le terminó regalando un ejemplar. De Crane, el niño precoz pasó a William Blake, de William Blake a Milton. Y después a Shakespeare y a los poetas románticos ingleses. Y así sucesivamente; no solamente leyéndolos sino grabándolos en su memoria fotográfica como un pequeño memorioso Funes. Hoy el hombre que fue ese niño está por cumplir 79 años y parece que se ha leído toda la literatura que existe en el mundo. Aún tiene el tomo de White Buildings que le regaló su hermana. Es su posesión más atesorada. Y sigue leyendo los poemas de Crane con el mismo asombro y reverencia con el que lo leyó hace setenta años. Ese niño es Harold Bloom.
Bloom Básico: Es titular de la cátedra Sterling de las Humanidades en la Universidad de Yale donde ha sido profesor por 55 años. En los años 50 y 60 sus libros académicos, como "La angustia de las influencias" , lo situaron como uno de los críticos literarios más prestigiosos e influyentes del mundo académico estadounidense. A partir de los 90 comenzó a escribir libros más accesibles de divulgación que llegaron a convertirse en best-sellers como: "El canon occidental", y "Shakespeare. La invención de lo humano". Por defender la literatura clásica por sobre la políticamente correcta ha recibido tantas críticas como elogios.
Ahora el titánico crítico literario de la universidad de Yale (seguramente el único crítico literario best-seller en el mundo) vuelve a las librerías de la Argentina con un largo ensayo titulado La religión americana que él mismo define como una "crítica de la religión." Allí analiza los credos religiosos que se originaron en los Estados Unidos: el pentacostalismo, el mormonismo, el adventismo del Séptimo Día; los Testigos de Jehová, los baptistas y fundamentalistas del sur y la espiritualidad afroamericana. En realidad, es un reedición de un libro publicado en 1992. En su momento fue casi completamente ignorado, aunque Bloom mismo afirma que ha tenido una robusta vida "clandestina" . ¿Por qué, entonces, se reedita este volumen tan anacrónico dentro de la obra del iracundo y prolífico profesor de letras? Tal vez el 92 no fue un buen año para pensar en cuán bizarra y fundamentalista es la vida espiritual de los estadounidenses. El país estaba en la antesala de la presidencia de Bill Clinton y del boom de prosperidad y optimismo tecnológico que inauguró la apertura de Internet al público masivo. No había guerra, no había miseria. Tal vez Dios era un poco innecesario. Pero ahora, tras ocho años en los que un presidente que contestó en su primer debate electoral que su filósofo preferido era Jesucristo; después que ese mismo hombre lideró una macabra y aparentemente interminable guerra cuasi religiosa matando a cientos de miles de humanos y polarizando el mundo entre los cristianos y los musulmanes; después de hundir financieramente al país más próspero desde el Imperio Romano; después de que las últimas elecciónes presidenciales tuvieron una candidata a la vicepresidencia que cuestionaba a Darwin y que creía que los hombres y los dinosaurios caminaban sobre la faz de la tierra en el mismo momento, el libro conciso y aparentemente inofensivo de Bloom cobra un nuevo valor. Es una clave indispensable para entender un país donde –según una encuesta de Gallup– 9 de 10 personas creen tener una relación personal con Dios y ser queridos por El.En la soledad del Padre En La religión americana, Bloom afirma que la libertad para los estadounidenses (o los americanos, como dicen ellos, desconociendo el Sur) "significa estar a solas con Dios o con Jesús, el Dios americano o el Cristo americano". Tras aclarar esta afirmación un tanto enigmática, Bloom completa y remata aquella idea: "En la práctica, ningún americano se siente libre si no está solo, y ningún americano reconoce, en la última instancia, formar parte de la naturaleza".Para Bloom la distancia entre religión y literatura es casi nula. Ha escrito: "Una gran cantidad de americanos que piensan que adoran a Dios en realidad adoran tres grandes figuras literarias: el Yahweh del Viejo Testamento, el Jesús del Evangelio según Marcos y al Allah del Koran". Por otro lado, la literatura secular para Bloom es el único verdadero camino hacia la sabiduría y el acto de leer es algo tan sagrado y trascendental como la oración.El profesor Bloom atendió a la revista Ñ por teléfono desde su casa en New Haven, Connecticut, donde ha sido profesor de la Universidad de Yale por los últimos 55 años. Es cortés, pero se le escucha profundamente cansado. Su devoción por la literatura es contagiosa pero su visión del mundo es casi nihilista. Tiene una tierna costumbre de dirigirse a su interlocutor como querido, o en inglés, my dear.—¿Usted piensa que el origen de la literatura y el origen de la religión están en el mismo lugar?—Es una pregunta brillante y casi imposible de contestar, como probablemente sabes. La respuesta es sí y no. O no y sí. O un poco sí. O casi. Claramente las dos divergen. Karl Marx dijo que la religión es el opio del pueblo pero en el caso de los Estados Unidos también es la poesía del pueblo. Sobre si esto es cierto para Argentina o para otros países, no soy capaz de opinar. Siempre he sido un alumno de la literatura romántica-alta ("high romantic literature") . Shakespeare y Cervantes son los grandes fundadores de este movimiento que llega hasta la literatura de nuestros días. Siempre he creído, junto con William Blake, que toda religión es una manera de elegir formas de devoción desde relatos poéticos. Desde un punto de vista empírico, yo afirmaría lo mismo. —¿Y hay vínculos importantes entre la "religión americana" y su literatura?—Claramente hay afinidades entre la literatura americana y lo que yo llamo la religión americana. Su teólogo –su visionario, por decirlo así– aparece una generación después de lo que yo marco como el comienzo de la Religión americana (el Cane Ridge Revival de 1801), en la figura de Ralph Waldo Emerson. Emerson, el ensayista, el vidente, el visionario, también es el origen de lo que es distintivamente americano en la literatura de nuestro país. Pero por un lado diría que el gran escritor americano, más allá que cualquier otro, es Walt Whitman. El es el poeta nacional y la respuesta épica de todo el Nuevo Mundo. El Nuevo Mundo español, el Nuevo Mundo portugués, el Nuevo Mundo francés, el Nuevo Mundo anglo-americano. Whitman es nuestra respuesta al Viejo Mundo y creo que Whitman es el bardo supremo de la religión americana. Y creo que él entendía esto. Su intención era que Hojas de hierba fuera la nueva Biblia americana y que reemplazara al Testamento en la versión del Rey James. Obviamente esto no ha sucedido salvo en un grupo de seres esotéricos y altamente cultos. En fin. Es muy difícil responder tu pregunta.—Sin embargo me imagino que las obras de Walt Whitman serían muy ofensivas para gente religiosa en los EE.UU. dada su homosexualidad, su visión de la libertad individual, su búsqueda de la experiencia pura...—Whitman nunca ha sido aceptado por ninguna de las variedades de nuestra religión: los mormones, los pentacostalistas, los adventistas, los baptistas, los cristianos científicos, los absolutamente dementes Testigos de Jehová... Los espiritualistas africanoamericanos, en modo alguno le han tenido simpatía. No. Whitman está solo. Es un profeta solitario. Pero es el escritor americano que se mete en el mundo entero. Whitman siempre te sorprende. Se infiltra dentro de ti. Es contagioso. —Aunque no es tan evidentemente místico como Blake, ¿piensa que tuvo una visión cósmica y una visión de una vida más allá de la vida carnal del individuo?—Evidentemente tuvo una visión cósmica. En parte formada por amigos de él como el psicólogo canadiense Richard Maurice Bucke que escribió sobre lo que él llamaba Consciencia Cósmica. Pero Whitman no es William Butler Yeats. No es un ocultista. —¿Es correcto decir que Whitman en cierto modo es un ingenuo? ¿O que es un escritor más bien instintivo y no analítico? —Depende. William Blake hace una distinción entre lo que llama "inocencia desorganizada" e "inocencia organizada". Y Whitman es un ejemplo de inocencia organizada. El sabe lo que está haciendo. Cualquier naivete, cuando ocurre, es bien deliberada. —Sé que al escribir "La religión americana" no tuvo intenciones de hacer análisis político. Pero, ¿el libro puede ayudar a comprender cómo funciona la política en los EE.UU.?—Nunca fue un libro político, sin embargo es imposible dentro de los Estados Unidos separar la política de la religión. Durante toda su historia se han mezclado. Y la religión americana ha sido peculiarmente comprometida con la política. Ahora mismo estamos en un momento muy extraño. Yo recuerdo que el libro era muy melancólico y profetizaba que nunca jamás volveríamos a tener un presidente o un congreso del Partido Demócrata porque la religión americana se pone, por naturaleza, al lado del Partido Republicano. Lo que no tuve en cuenta fue la estupidez republicana debajo de un hombre que yo sigo llamando Benito Bush. Yo lo llamo "Jorge".Bueno, yo le digo Benito. El esta en Dallas ahora. Creo que Obama no habría ganado las elecciones si no hubiera sido por la caída de Lehman Brothers (nota del ed.:La casa de inversiones que fue a bancarrota el 15 de setiembre provocando uno de los desmadres financieros más grandes de los Estados Unidos). De golpe, todo el país se dio cuenta que estábamos dentro de una recesión económica masiva gracias a las políticas de los republicanos y de Bush. Y se puso en evidencia, cada día que pasaba, que McCain y los republicanos no tenían una respuesta a este problema. —¿Entonces no ve la presidencia de Obama como una redefinición histórica del pasado racista de los Estados Unidos?—My dear. No es presidente porque ha habido un cambio de paradigma en la vida americana. O porque la religión americana ha perdido sus facetas más duras o dementes. Es presidente porque la política de Bush de sólo cobrarles impuestos a la clase baja y la clase media y dejar que los ricos sigan enriqueciéndose en detrimento de todos los demás, fracasó. Ahora la economía está en ruinas y se está colapsando a una gran velocidad. Mis amigos economistas, acá en Yale y en Nueva York, en quienes tengo una gran confianza, pronostican una catástrofe total. Ven que se viene 1929 de nuevo, haga lo que haga Obama. Por supuesto espero que estén equivocados. Pero si tienen razón, estamos en serios problemas.
La tierra del ocaso Harold Bloom: La primera guerra contra Irak fue una auténtica guerra religiosa, aunque en ella no participaba espiritualmente el islam en ninguno de los dos bandos. Fue más bien la guerra de la religión americana (y de la religón americana en el exterior) contra todo aquello que niega la categoría y la función del yo como auténtico parámetro del ser y del valor. Lo que se debate desde aquí no es la democracia, ni siquiera la propiedad privada. George Bush, por lo general no considerado demasiado devoto, siguió al presidente Regan y otros precursores al proponer a Billy Graham como emblema de la Religión Americana. Graham, que siempre aparecía Biblia en mano al lado del presidente, certificó de manera implícita que la guerra contaba con el beneplático bíblico...Mientras que el judaísmo y el cristianísmo tradicionales no son religiónes bíblicas (a pesar de todo lo que afirman), la religión americana sí es bíblica, aunque su Biblia se reduzca en gran medida a San Pablo (los baptistas del sur) o sea un conjunto de Escrituras americanas que pretenden reemplazarla (los mormones, los adventistas del Séptimo Día, la ciencia cristiana, entre otros)... Nada podría estar más lejos de la religión americana que el famoso y bello comentario de Spinoza en su Etica: que ninguno de los que aman a Dios de verdad debe esperar que éste le corresponda. La esencia de lo americano es la creencia de que Dios te ama... Vivir en un país en el que la inmensa mayoría goza del afecto de Dios es profundamente conmovedor, y quizá toda una sociedad pueda soportar ser el objeto de tan sublime estima que, después de todo, en toda la Biblia hebrea sólo se concede al Rey David. El revivalismo, en América, suele ser la perpetua conmoción que sufre el individuo al descubrir de nuevo lo que siempre ha sabido, que Dios le ama de una manera absolutamente personal e íntima. El noble desinterés o amor intelectual a Dios que propone Spinoza ha sido totalmente ajeno a América, al menos desde el comienzo del siglo XIX, aquí, en nuestra tierra del ocaso. (De La religión americana)
—Usted tiene una visión muy pesimista sobre el mundo secular y político. Pero esto se contrasta con la gran alegría que le provoca la literatura y la exuberancia con la cual escribe sobre ella.—Lo mejor de la cultura americana siempre ha sido su literatura. En términos de las grandes artes, la pintura americana, por ejemplo, no es gran cosa si lo comparás con la tradición de la pintura europea. Dentro de la música el jazz –Louis Armstrong, Charlie Parker, Charles Mingus, Miles Davis– toda la tradición del jazz americano, es una contribución al arte del mundo. Pero de todas las artes nuestra literatura es la más fuerte. Y la literatura americana es, antes que nada, Walt Whitman y la tradición que él creó. Entonces, para contestarte, uno puede exaltarse por la literatura americana, que aún está sana y salva; uno puede estar exultante también con el jazz americano –salvo que ha perdido su audiencia frente al horror del hip hop que ha degenerado la imaginación musical afro-americana. ..—Volviendo al libro: ¿qué lugar ocupa dentro de su obra completa? —Este nunca fue uno de mis libros populares. Ha viajado por todo el mundo, ha encontrado lectores en muchos lugares... Pero otros libros míos que influyeron en el estudio de la literatura, como La angustia de la influencia o Cábala y crítica, son mucho más conocidos que este libro. Y, por supuesto, los libros populares que comencé a escribir deliberadamente en los años 90 como El canon occidental y Shakespeare: la invención de lo humano, Cómo leer y por qué, Genios; estos libros han conseguido una audiencia de millones de lectores, hasta en los Estados Unidos. La religión americana es un libro que ha sido casi completamente mal entendido por el público americano. Realmente no entendieron lo que quería decir. Aunque tengo que decir que los historiadores de la religión en cual confío –como el sociólogo Robert Bellah, Kenneth Woodward, Wayne Edward Oates, Martin Marty más que ningún otro–, todos ellos han comprendido exactamente lo que estaba haciendo. —¿Y ahora que se reedita, qué espera para el libro?—Bueno, aquí fue editado por mis agentes literarios Glen Hartley y Lynn Chu como el primer –y tal vez único– libro de un nuevo sello editorial. Porque el mundo de los libros, en todo el mundo, pero particularmente en los Estados Unidos, está en graves problemas dado el gran desorden económico. No creo que la era del libro esté llegando a su fin, pero sí creo que el libro está frente a tiempos bien, bien duros. Pero este libro, La religión americana, es una advertencia. Es difícil decir lo que pienso que pueda hacer el libro, my dear. No puedo pronunciar profecías sobre qué pasará en los Estados Unidos. Lo más deprimente de las últimas elecciones fue el fenómeno de Sarah Palin. En este momento te doy una profecía triste: espero que no sea cierto pero podría pasar perfectamente que si Obama no puede frenar el derrumbe económico, en las próximas elecciones el candidato de los neo-fascistas sea Sara Palin. Si ella gana, entonces no sé lo que podría pasarle a los Estados Unidos. Allí podrías ver el fin de la democracia americana. —¿Se podría decir que la "religión americana" es, en fin, una lectura errónea de la Biblia? —Iría más lejos que eso. Yo soy un especialista en lo que yo llamo malas-lecturas fuertes (strong misreadings) que desarrollé en La angustia de la influencia y El mapa de las malas lecturas. Entonces iría más lejos. La religión americana, aun cuando se enmascara como la cristiandad, no tiene ninguna relación con el cristianismo europeo y medio oriental histórico, teológico y certificado. No tiene ninguna relación en absoluto. No es una variedad del protestantismo o del catolicismo o del catolicismo ortodoxo. —Y sin embargo Jesús es el emblema para todas las religiones americanas.—¡Ah sí! Pero este es el Jesús americano. No es el Jesús judío, o el Jesús de San Pedro; no es el Jesús del Mundo Antiguo, no es el Jesús de la tradición cristiana. Este es el Jesús americano. Cuando yo estaba escribiendo este libro viajaba por todo el país –cuando lo estaba investigando y escribiendo era un hombre relativamente joven– y se publicó, originalmente en 1992 después de muchos años de trabajo...—Entonces hizo un trabajo de campo...—Sí. El trabajo de campo sucedió a lo largo de la década de los 80. Lo combiné con giras de charlas literarias. Siempre aceptaba invitaciones que venían del sur y del sudoeste de los Estados Unidos. O de las partes más rudas del oeste americano, porque quería entender de verdad sobre qué escribía. Fui a iglesias bautistas sureñas; fui a todo tipo de iglesias afro-americanas; fui a iglesias pentacontalistas. No pude ir a misas de los mormones porque no te dejan. Pero estuve mucho tiempo en Salt Lake City donde era el invitado oficial de la Iglesia de los Santos de los Ultimos Días. En fin, pasé mucho tiempo intentando desarrollar una simpatía imaginativa con estas religiones y creo que pude hacerlo. —¿Piensa que este libro podría ser ofensivo para alguna de las iglesias? O sea, si las iglesias de la religión americana fueran tan sensibles como el islam ¿le pondrían una "fatua" como a Salman Rushdie? — (Largo silencio) –La gran esperanza para los Estados Unidos es que la religión americana está fragmentada como un caleidoscopio o como un gran diamante que ha sido desmenuzado en cientos de pedazos. No hay una organización central y, además, no se caen bien entre ellos. Los fundamentalistas fascistas odian a los mormones, quienes por su lado odian a los pentacostalistas. Y así sigue, los Testigos de Jehová están totalmente dementes. —Allí esta la salvación para el país, entonces.—Sí. Bueno. De todas maneras yo soy una paria, pero en el campo académico. Desde 1968, con lo de políticamente correcto, he tenido una experiencia borgiana (él mismo me dijo una vez que me tenía simpatía en ese sentido). Desde 1968 hasta ahora yo he estado peleando en un tremendo conflicto guerrillero contra lo que ha pasado con el estudio de la literatura en las universidades de este país. —¿Esa lucha en qué consiste?—Es una lucha solitaria contra la idea de que se tiene que valorar a la literatura sobre la base de la orientación sexual, o sobre la base de los orígenes étnicos, o sobre la base de la pigmentación de la piel o sobre la base de las ideas políticas de cualquier índole. Yo he sido condenado al ostracismo como racista y sexista y hasta como conservador, lo cual es hilarante porque soy cualquier cosa menos un conservador, ya sea en términos religiosos o literarios. Al contrario. He sido la figura principal en canonizar los principales escritores americanos en poesía, desde Wallace Stevens hasta John Ashbery; o de poetas más jóvenes de hoy como Henri Cole o Rosanna Warren y Anne Carson. He sido una figura principal en establecer la reputación de Faulkner y también en resaltar a Philip Roth, Don Delillo y Cormac McCarthy. Thomas Pynchon, etcétera. Entonces es ridículo considerarme como un conservador cultural. —Pero sí represento tres cosas. Y eso me ha costado ser excluido por la academia, aunque sigo enseñando en Yale donde me he convertido en una institución dentro de la institución. Soy como una universidad de un solo hombre dentro de la universidad. Enseño mis propias materias pero no estoy afiliado con ninguna cátedra. Y ya son 55 años. Pero lo hago como un disidente. Pero volvamos a la religión. Tenemos que concluir esta entrevista pronto porque el año pasado me caí y me rompí la espalda y tengo que subir al segundo piso a hacer mis ejercicios. Lo que quería decir es que no paro nunca de enseñar. Espero que pongas eso en cualquier cosa que lleges a escribir sobre esta charla. —¿Y enseñar es tan placentero e importante para usted como la lectura y escribir?—Oh sí. Es fundamental. Es toda mi vida. Soy un escritor y soy un lector pero para mí la actividad más vital de mi vida es enseñar. —¿Siente que sus enseñanzas sobrevivirán en lo que escribió?—Espero que sí. No lo sé, porque quién puede saber en este mal momento qué sobrevivirá o no. Un mundo donde J. K. Rowling es considerada una gran escritora no es un mundo en que podría prever un gran futuro para la literatura. Pero déjame llegar a mi punto crucial. Es lo que he enseñado y es sobre lo cual insisto siempre. Sólo importan tres cualidades en una obra literaria: poder cognitivo (que incluye la originalidad, por supuesto); belleza (esplendor estético); y sabiduría. Esas son las tres cualidades. Solamente estas tres cualidades sirven para juzgar la literatura. Homero sobrevive por eso. Cervantes es supremo por eso. Shakespeare es supremo por eso. Goethe es supremo por eso. Whitman es supremo por eso. Whitman tiene sabiduría, Whitman tiene originalidad cognitiva y un esplendor estético extraordinario. Y por lo tanto sobrevivió. —La última pregunta.—Está bien, my dear.—Hay una imagen de su vida, a los 9 años leyendo a Hart Crane —un poeta muy difícil— y sintiéndose iluminado, totalmente transformado. Y quería saber si este recuerdo aún es vívido en su memoria...—Sí. Siempre está presente. Lo que yo estoy dando ahora en Yale es un curso sobre Shakespeare, que dura un año; y la otra materia que doy se llama "Poemas: el arte de leer la poesía", que doy en el segundo semestre. Esa clase se dedica solamente a cuatro poetas del siglo XX: William Butler Yeats, Wallace Stevens, D. H. Lawrence y Hart Crane. Y siempre vuelvo a ese recuerdo, del que nunca me he alejado mucho. Es el primer libro del que fui dueño y es el libro que aún más amo. Bueno, Shakespeare es Shakespeare, claro, y Cervantes es Cervantes, pero Hart Crane... Habría sido un poeta tan grande como Walt Whitman o como Emily Dickinson, pero desafortunadamente se suicidó cuando tenía 32 años...—Lo que le quería preguntar: cuando leyó a Crane a los 9 años, ¿por qué no quiso ser poeta o escritor (bueno, es un escritor; pero un escritor de ensayo)?—No, desde el principio con mi amor por Hart Crane, con mi amor por Shakespeare, por Wallace Stevens –todos los grandes poetas– desde el comienzo, my dear, cuando era un niño de 9 años... Es que desde el comienzo sentí la poesía como una especie de umbral sagrado, protegido por dos demonios. Y que si intentaba cruzar ese umbral me destruirían. —¡Dios mío!—Entonces el resultado de esa lectura temprana fue convertirme en crítico literario. Creo que, particularmente la lectura de Hart Crane...—¿Pero usted sentía respeto o miedo por esos demonios?(Hay un silencio. De varios segundos.) —¿Profesor Bloom?—Es tan complejo... Hubo miedo. Sí. Pero creo que en realidad fue la religión. Creo que soy un creyente en la Religión de la Poesía. —¿En la que no hay vida eterna?—No hay vida eterna. No. No hay vida eterna. Solamente existe... Bueno. Existe el hecho de que la poesía sobrevive aunque los poetas no...—¿Pero no hay una vida eterna personal consciente?—No. No... no. No. [giecoleon ]~
Stanley kubrick, la obsesión por el control
Por Iratxe Fresneda © Gara
Hace diez años que murió repentinamente. Lo hizo antes de dar por finalizado su último proyecto: «Eyes wide shut». La carrera de Stanley Kubrick está marcada por el intento de dominar y controlar por completo sus películas. Sujeto a sus obsesiones temáticas y a su preciosismo técnico, Kubrick fue un cineasta extraordinario, incómodo y audaz.
La pregunta es: ¿Qué era el cine para Stanley Kubrick? Probablemente todo: noches sin descanso, costumbres «patológicas», entrega total, pasión, creatividad, obsesión, su vida. Para Kubrick crear una película suponía entregarse totalmente a esa tarea, la palabra vacaciones no era bien recibida en su diccionario de la vida. Cuentan las malas lenguas que, desde que comenzó en la industria del cine, tan sólo hizo uso de esta palabra una vez. Sucedió en una sola ocasión, que se prolongó durante los cinco días que invirtió en viajar a Normandía. El autor de «La naranja mecánica» aprovechó las jornadas de asueto para visitar los lugares del desembarco y los búnker que allí se construyeron. El trabajo era su vida. Trabajaba dieciséis horas al día, perseguía el control absoluto de sus películas y estaba obsesionado por el dominio de todo lo que tuviera que ver con sus inquietudes cinematográficas. Esta obsesión por el control total de su trabajo no se limitaba simplemente a los aspectos creativos; el neoyorquino sabía que una de las aduanas por las que tenía que pasar su libertad creativa era la del sistema capitalista imperante en la meca del cine. Así que, a sabiendas de que sus productos debían ser rentables, escogía la ciudad, el día y la sala donde quería que se estrenaran sus películas, controlaba mediante télex las recaudaciones. ..Todas y cada una de las decisiones que tuvieran que tomarse en torno a sus películas debían de obtener su visto bueno. Esta actitud le llevó a ostentar el privilegio de rodar con una libertad fuera de lo común dentro del sistema de Hollywood, al mismo tiempo que mantenía firmado un contrato con la Warner en el que se reservaba el 40% de los beneficios de cada una de sus obras. Así era Kubrick, un genio del control y de la eficacia.
Hace diez años que el cineasta falleció en Harpenden, Inglaterra. Acabada de dar los últimos retoques de su película número 13: «Eyes wide Shut». Murió sin previo aviso, sin dar por finalizada la última película, no pudo controlar el momento de su muerte. Nacido en el Bronx neoyorquino, sus mediocres notas en la escuela le dejaron fuera de la universidad y dirigieron su interés hacia la fotografía. Con 17 años comenzó a trabajar para la revista «Look» y allí aprendió todo lo necesario para convertirse en cineasta. «Day of fight» fue su primer trabajo, un documental de 13 minutos de duración basado en un reportaje fotográfico que él mismo había realizado para la revista acerca del boxeador Walter Cartier. Con tan solo 23 años ya había financiado su primera película. La RKO compró el documental para incorporarlo a la serie «This is America» y se proyectaría en el Paramount Theatre de Nueva York. Kubrick recibió sus primeros beneficios económicos (4.000 dólares) y la misma RKO le adelantó dinero para su siguiente documental, «Flying Padre», una cinta de 9 minutos de la que no se enorgullecía: «Una tontería sobre un cura que tenía una parroquia de 400 millas en Nuevo Méjico y se trasladaba de un lado a otro en avioneta», dijo en más de una ocasión.
Aprendiendo a hacer cine
El último de sus documentales, «The Seafers», fue su primer trabajo en color. Por aquel entonces el realizador americano ya había renunciado a su trabajo en «Look»; Kubrick pertenecía ya a la industria del cine. Había conseguido sobrevivir a tres cortometrajes y el ajedrez, además de proporcionarle las destrezas necesarias para ser un cineasta eficiente, también le suministraba el dinero para seguir adelante en su carrera cinematográfica. Se le daban bien los torneos. En lo que se refiere a su lado creativo, lo alimentaba frecuentando el Museo de Arte Moderno de Nueva York, devoraba películas y comenzaba a ser consciente de sus habilidades: «Era consciente de que no tenía ni idea de cómo hacer películas, pero de lo que estaba seguro era de que no podía hacerlo peor de lo que lo hacían los demás». Así que fiel a la máxima de que la mejor manera de aprender a hacer algo es haciéndolo, rodó su primer largometraje, «Fear and desire». Sucedió en 1953. Financiada a base de préstamos familiares, Kubrick hizo prácticamente de todo en esta cinta: de montador, maquillador, peluquero, fotógrafo, iluminador, autor de los efectos de sala... Con esta cinta, algo torpe y que no llegó a estrenarse en Europa, comenzaría a tratar uno de los temas más recurrentes de su trayectoria cinematográfica: «El hombre es un lobo para el hombre». A pesar de que fue un pequeño fracaso, le película permitió financiar parte de su siguiente trabajo: «El beso del asesino». Producida en 1955, su presupuesto, a pesar de ser modesto, era ya profesional. La película fue de lo más convencional, incluído el final feliz: «Una película imbecil, con una historia estúpida (chico conoce chica y se enamoran, a pesar de lo inconveniente de su amor) y en la que los actores apenas están regular», dijo. Curiosamente en este filme figuraba, en el papel de bailarina, su segunda esposa, Ruth Sobotka. Aunque fue su primer largometraje, hay quien considera «El beso del asesino» como su debut, ya que, debido a su descontento con el resultado de «Fear an desire», él mismo se encargó de hacer desaparecer las copias de la película bélica. Fue la última película que dirigió Stanley Kubrick con guión original. El filme contó con pocos medios, pero el trabajo de Kubrick con la fotografía en blanco y negro llamó la atención de James B. Harris, un productor de la NBC. Con él inició una nueva etapa en la que, entre sus objetivos, se encontraba el de romper con el conformismo de Hollywood. «Atraco perfecto» (The killing) fue el resultado de la nueva alianza de los dos pretenciosos jóvenes. La película resultó ser un excelente filme noir y avanzaba lo que más tarde caracterizarí a a la obra del cineasta: la precisión, mostrar las consecuencias y no las secuencias directamente, el travelling lateral siguiendo a los personajes.. .
Tras su digamos primer éxito, Kubrick realizó «Senderos de gloria», la película que lo consagró como uno de los directores más importantes de la historia del cine. Alguien al que el miedo a la muerte le guía en su trayectoria y se convierte de algún modo en el motor de todas sus creaciones. Puede que «Espartaco» mereciera la admiración de muchos cinéfilos, pero Kubrick renegaba de ella, no la consideraba suya, porque no le habían permitido realizar los cambios que él deseaba realizar en un guión que no había firmado. Kubrick pretendía aferrarse a las verdades históricas pero «las tontas astucias de guión» se imponían a su criterio. De nuevo se interpone entre él y su obra la obsesión por el control total de su trabajo. Pronto declaró que jamás volvería a realizar un filme en el que no tuviera el control total. Tras su éxito comercial y de crítica, llegaría «Lolita» gracias, sobre todo, al sueño premonitorio de Nabokov que, en un principio, era reacio a vender sus derechos. Los «cruzados de la moral» se les echaron encima, pero aún así no consiguieron que Kubrick volviera a poner en solfa la hipocresía de la moral burguesa.
El sexo y la muerte comenzaron a girar en la órbita del creador y llegaron «¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú», «2001, una Odisea en el espacio», «La naranja mecánica», «Barry Lindon», «La chaqueta metálica», «El resplandor» y, finalmente, el fin «Eyes wide Shut». Todas ellas obras maestras, todas ellas de un valor artístico incalculable. Contrariamente a lo que él pretendía, acabó creando cintas incontrolablemente «inacabadas», repletas de huecos que obligan a las mentes de los espectadores a buscar algo más allá de lo visto y lo contado. Siempre hay algo que descubrir en cada nuevo visionado de sus películas, a pesar de que lo que encontremos nos enfrente con el lado más oscuro y salvaje de nuestra existencia. [lilibrik ]~
La fe posmoderna: Fernando Savater Conversa
Texto y entrevista de Jochy Herrera © mediaIsla
En 1688, Christophorus Cellarius dividió la historia en la Antigüedad, la Edad Media y la Edad Moderna, hoy hablamos además de la Edad contemporánea; tales divisiones arbitrarias estuvieron conformadas por hechos de índole económico-polí tico, geográficos, sociales e ideológicos. Es precisamente esta última categoría del quehacer humano la que facilitó a Jean Francois Lyotard definir el actual período que vive el mundo occidental en su famoso ensayo La Condition postmoderne: la posmodernidad, la incredulidad del hombre frente a los metarrelatos, el fin de las utopías.
En esta época postutópica los medios, los discursos, los neurocientíficos y hasta los gurús de la bolsa de valores están imbuidos por la idea de la fe, Dios y lo divino. La fe, que al parecer de algunos sociólogos tiene una semblanza de mercado (si le definimos como la existencia de un consumidor con intención de consumo y con opción de consumo -oferta y demanda-), y por supuesto Dios, están de moda. A juicio de Nieves Fuenzalida este hecho es el producto de una cultura que "ha elevado una creencia en ausencia de toda evidencia, al lugar más alto en la jerarquía de las virtudes humanas". Se hace necesario entonces intentar adjudicar a lo religioso, a lo místico y lo esperanzador del hombre de hoy un lugar apropiado en una sociedad que parece preguntarse a viva voz si hay que creer, en qué creer y en quién creer.
El cerebro y Dios
* Los neurocientíficos analizan el comportamiento del sistema nervioso humano en lo que respecta a las funciones cerebrales complejas. A través de los poderosos escanes de resonancia magnética han logrado observar dicho órgano durante la actividad religiosa y ver cómo durante la oración, los lóbulos parietales y frontales son activados; han descubierto que individuos que han sido files rezadores poseen lóbulos frontales de mayor grosor lo cual les provee una mejor memoria; y basados en estas imágenes ya saben que el hogar de la fe es el lóbulo parietal. Esta relación entre fe y medicina es el tema central del último número de la revista TIME que analiza el debate fe y salud y en donde entre otras cosas, nos enteramos de que hay más de seis mil estudios médicos publicados hasta la fecha en lo referente al papel "saneador" de la fe.
* Dean Hamerd, especialista en trasmisores cerebrales (sustancias a cargo de la coordinación de las acciones de éste órgano), ha anunciado el descubrimiento de la variante de un gen llamado VMAT -bautizado como el gen de Dios- encargado de regular las monoaminas transmisoras. En otras palabras, las vivencias místicas, los atributos del alma, parecerían ser el resultado de procesos cerebrales tan simples como la bioquímica, un concepto ya enunciado en el siglo XVIII por el filósofo francés Julien Offray de la Mettrie en el tratado L'homme machine.
* En un artículo aparecido en la revista The New England Journal of Medicine, el profesor Solomon Snyder describe un sinnúmero de reportajes que dan cuenta del estado actual de la neurociencia y "los esfuerzos en pos de la localización de Dios en el cerebro". El autor enumera una bibliografía ilustrativa del tema y comenta sobre Francis Collins, quien en The Language of God ha propuesto la existencia de un "dios personal" a partir de la idea de que a través de la historia y en todas las civilizaciones el hombre ha buscado a Dios; que la estructura cerebral "necesita de Dios" y que Dios mismo nos implantó tal necesidad ya que los hombres, por naturaleza, "gozamos de un sentido intuitivo de lo correcto y lo incorrecto". Collins cita el pensador David Linden al indicar que la religión es un artefacto de la evolución, que al igual que los sentimientos de amor, los sueños y la memoria, es la resultante del predominio de áreas cerebrales más complejas que "vencen" a otras regiones más primitivas usualmente encargadas de regular los instintos. No sorprende entonces cómo muchos de estos planteamientos han servido de apoyo a la filosofía postdarwinista neoevolucionista que cada vez gana más adeptos en Estados Unidos.
El mercado de la fe
* El diario USA Today, en su edición del 7 de octubre 2008 reportó que en 2007 los habitantes de este país donaron más de 35 mil millones de dólares a organizaciones religiosas, una ofrenda de proporciones inimaginables si se tiene en cuenta que esta cifra equivale al presupuesto anual de muchos países latinoamericanos. Aceptamos como válido el derecho de cada ciudadano de disponer de sus dineros como le plazca, mas hay que preguntarse ¿hacia dónde va ese dinero? ¿Tiene un precio la fe?
* México es la nación latinoamericana de mayor población creyente a pesar de un creciente ateísmo en años recientes; de acuerdo al periodista Francisco Michavila "nunca como ahora se identifican tantas iglesias, sectas o comunidades religiosas en busca de fieles en México". En un artículo aparecido en el diario Poder, Michavila argumenta que la competencia en el mercado de la fe es cada vez mayor y la gente, consciente de la diversificació n de credos busca otras opciones para satisfacer sus necesidades espirituales. Así, en América Latina, y sobre todo en Estados Unidos, encontramos iglesias u organizaciones de múltiples denominaciones; con mandatos y reglas de todos los tipos, algunas inclusive "sin denominación" : sitios donde se asiste para cultivar la fe en algo.
* El Vaticano es uno de los estados más ricos y además de poseer inversiones en todos los rubros del mercado mundial, es propietario de tesoros históricos de incalculable valor; de hecho, la Santa Sede posee tiendas en su perímetro donde el turista no sólo compra rosarios e imágenes divinas, sino también perfumes Chanel y joyas Cartier. El Vaticano también ha incursionado recientemente en el negocio del turismo religioso en alianza con la aerolínea Alitalia; pero según expertos, es la iglesia de la cienciología con sede en California, la que ha demostrado la mayor sofisticación en el proceso de oferta y demanda espiritual. Esta organización dispone de una universidad de los negocios, The World Institute of Scientology Enterprises, donde el creyente aprende los trucos de mercadotecnia y economía necesarios para el trabajo religioso.
The Politics of God
Nosotros, en Occidente, encontramos incomprensible que las ideas teológicas aún inflamen la mente humana y que despierten pasiones mesiánicas capaces de arruinar una sociedad; habíamos asumido que tal cosa no era ya posible, que los humanos habíamos aprendido a separar las preguntas religiosas de las políticas, que la teología política había muerto en la Europa del siglo XVI. Estamos equivocados. Somos nosotros la frágil excepción. La cita es de Mark Lilla, quien describe en el New York Times el paradigma de la política occidental contemporánea: su reconciliació n con la ideología y fe islámicas. Con educada habilidad ensayística, Lilla describe cómo a partir del siglo XVI y las revoluciones francesa y estadounidense, la política en Occidente estuvo basada en asuntos de índole estrictamente político; a partir de la Primera Guerra Mundial el ejercicio de ésta sufrió un vuelco hacia una teología apocalíptica, ejemplarizada según el autor por el nazismo, el socialismo y el fascismo, y pasando en décadas posteriores de una teología política centrada en la figura de Dios, a una centrada en el hombre.
Coincido con Lilla en que hasta las más exitosas democracias han sido vulnerables al mesianismo político y su justificación teológica; y que hoy, tal vez más que nunca, el mundo enfrenta el desafío del deber divino y el dogmatismo religioso abrazado por líderes y presidentes. Bastaría fijarse en la lista de los actuales conflictos bélicos de basamento religioso responsables de millares de muertes: Sudán, Cachemira, Palestina, Las Balcanes, Irlanda del Norte, Nigeria, Etiopía, Sri Lanka, Pakistán e India.
Sin embargo, a mi parecer, Lilla se equivoca al afirmar que nosotros, Occidente, somos la excepción a tales pasiones inflamatorias. El autor sostiene su argumento a partir de las declaraciones del presidente iraní, líder de la más poderosa teocracia en lo que va de siglo; mas ignora que los discursos de Bush de alguna manera fueron también mesiánicos: citando a Dios en sus acciones, creando círculos demoníacos y de países demoníacos de acuerdo con su propia fe y utilizando el lenguaje divino en acciones concretas, como fue el caso de la guerra de Irak.
La vida eterna
Es el título del excelente libro del filósofo español Fernando Savater publicado hace un año; en él, con un tono crítico y en un lenguaje fresco y práctico, el autor repasa los asuntos de la fe, la globalización de Dios, la relación entre sociedad y religión, la inmortalidad y la política de los profetas. Todo ello apoyado en el legado de Kant, Unamuno y Nietzsche, caldo de cultivo para enfocar temas tan diversos. Savater, recién ganador de la 57va edición del Premio Planeta de novela, aboga por una sociedad de ciudadanos y no de feligreses, donde las iglesias tengan el derecho de definir el pecado pero no hacerlo un delito. A su parecer, Dios está de moda porque el hombre moderno está lleno de miedos: miedo a la muerte, al futuro y a los demás; y como han muerto las utopías hay que afianzarse de algo.
A través de la electrónica el prestigioso ensayista ha conversado conmigo sobre la fe posmoderna, he aquí sus respuestas.
—¿Cuál es el rasgo más distintivo de la fe (pos) moderna?
—En la era posmoderna hay dos tipos de fe: la de quienes la adoptan por razones más estéticas que otra cosa (la fe como cubito que da sabor al caldo de la existencia, en palabras de Paolo Flores d'Arcais) y la de los integrismos que la utilizan como escudo contra las incertidumbres de la modernidad…y a veces como fundamento para ideologías políticas antidemocráticas.
—¿A qué atribuye usted que hoy día la fe sea un hecho tan público, tan de todos, tan poco íntimo?
—Si no me equivoco, la fe siempre ha sido un hecho público. Las religiones siempre han pretendido ser elementos de vertebración social o de establecimiento de lazos comunitarios. Ninguna fe ama el secreto o la absoluta privacidad…
—Un profesor alemán, Ulrich Beck, comentaba hace unos meses que como resultado de la crisis financiera, Occidente luce estar en una encrucijada: ...de la fe en el mercado a la fe en el Estado... ¿es el Estado entonces el nuevo tótem de la fe moderna?
—Como otros dioses, el Estado es una divinidad de culto intermitente: cuando las cosas van viento en popa, se procura minimizar o negar su influencia, incluso se exige su desaparición; cuando acucian problemas sociales o económicos de apariencia insoluble, se recurre a él con golpes de pecho y aspavientos de arrepentimiento.
—Siempre he dudado o sentido confusión ante la relación fe-falsedad- mentira; es decir, si la fe depende de la creencia en algo que no necesita corroboración o confirmación, y en ese proceso está implícita o explícita la duda, y si la duda, querámoslo o no, trae consigo la posibilidad de la falsedad o de la mentira...y si la relación de lo que se cree se torna "jerárquica" o sea, ordenada o dictada por alguien... ¿no lleva entonces la fe la mentira en sí misma?
—Sólo podemos tener fe en lo improbable, en lo que no cuenta con argumentos decisivos: nadie tiene fe en las matemáticas ni siquiera en la ciencia, porque asumimos que la ciencia es siempre demostrativa o no es ciencia. La fe es lo que salta por encima de lo que sabemos y nos concede sin más lo que queremos, por inverosímil que sea.
—Como usted claramente establece en La vida eterna, lo divino, Dios, está por doquier y sobre todo en la esfera política. La controversia desatada tras las declaraciones del obispo Richard Williamson y el perdón papal a él y tres de sus seguidores negadores del Holocausto, es una fehaciente muestra de aquello al punto de que en Argentina es tema principal de los medios y una preocupación gubernamental de tal grado, que han expulsado a Williamson del país. ¿Están la sociedad y los ciudadanos a la merced de esta invasión divina en nuestras vidas? ¿A qué mecanismos tendremos que apelar para evitar convertirnos en una sociedad de feligreses?
—El único instrumento, indispensable para la democracia es el establecimiento de un orden cívico laico, que no es contrario necesariamente a la fe –o al menos a algunas- pero funciona al margen de ella, según su propia lógica racionalista. Las religiones, aunque tengan derecho a manifestarse públicamente, siempre deben hacerlo a título privado: son un derecho de cualquiera, no el deber de todos ni mucho menos de las instituciones sociales.
—¿Qué puede decirnos del mercado de la fe? México, el país más creyente de América Latina ya cuenta con más de 7 mil asociaciones religiosas con miles de locales; estas religiones cada vez más compiten en busca de creyentes, y los creyentes, a su vez, cada vez más buscan diferentes ofertas religiosas. Alguien ha dicho que esto es lo más parecido al mercado, a un mercado cuyo tope es nada más ni nada menos que el cielo.
—Como se ve en los telepredicadores americanos y en tantos otros cultos, las iglesias optan muchas veces por estrategias de competencia comercial (como los partidos políticos, por otra parte). La sociedad de consumo generalizado abre también espacio para un supermercado de remedios trascendentes. Yo confío en una educación pública y verdaderamente laica para evitar males mayores…
Colofón
Podríamos estar en desacuerdo con los planteamientos de los no religiosos, sean ellos anónimos o famosos como Fernando Savater; en lo que sí deberíamos coincidir como sujetos de buena fe, es en la necesidad urgente del humanismo; en el rescate de la verdad, perdida hoy frente a sus múltiples y deformadas vertientes. A juicio de Savater -la verdad parecería ya no ser importante, está en decadencia y en crisis; y la "autenticidad" , es decir, el reflejo de lo que se nos antoje creer o expresar, sea ello cierto o falso, parecería ir ganando. Pero como el reconocido autor ha indicado, no es solamente buena fe, sino una buena razón lo que de veras nos hace hoy falta. Jochy Herrera, escritor dominicano, miembro de la Mesa Directiva de contratiempo. [jochyh]~
Mizaria
Tierra fértil
Por Joan Mateu @ mediaIsla
Tenía todas las palabras preparadas en su mente para escribir el libro, pero el viento del Alzheimer se las llevó. Por suerte cayeron en el jardín y en primavera brotaron todos los capítulos. [joan]~
La oral literatura del Caribe colombiano I
Por Betsy Barros Núñez © mediaIsla
En un ligero recorrido por la Literatura Colombiana del siglo XIX a XX, quiero resaltar la presencia de los componentes de la oralidad en algunos autores (y sus obras) del Caribe (escaparán, a mi visión, muchas y quizá muy importantes) .
La incidencia directa de movimientos y corrientes literarias europeas en Latinoamérica y, en especial, para América del sur en la connotante influencia ejercida por el desarrollo artístico-literario de países como Francia y España trazó una directriz a la literatura nacional colombiana.
El Purismo como canon, impuso su norte en las voces de Caro y Cuervo durante el siglo XIX, orden que subvertía la orientación de Candelario Obeso en el uso del habla popular y actos de habla propios de los bogas y negros del Caribe Colombiano, alejándose de lo clásico y bifurcando sus raíces hacia la oralidad a través de medios expresivos como refranes, parábolas y fábulas.
En esta figura emblemática de la literatura del Caribe, la valoración de una identidad regional y la vindicación de espacios propios de grupos minoritarios "negros" dan cuenta de la construcción de una realidad metafórica a partir de la realidad colectiva. El campesino, el pescador y el boga son voces que vivifican las creaciones de este autor, al que se suman, luego, Jorge Artel (con la temática de géneros musicales, legendarios, folclóricos y negroides), Luís Carlos López y José Félix Fuenmayor, preservando un lenguaje y un habla cotidianos.
Lo coloquial (puesto de moda por Borges en Latinoamérica en la década de los cincuenta y sesenta del próximo pasado siglo XX) es recurso propio de la escritura de estos autores, que seguiría siendo línea de acción tanto en la narrativa como en la poesía del Caribe en las plumas de Héctor Rojas Herazo, Gabriel García Márquez y Jorge García Usta posteriormente. "Escribir la realidad, más que describirla" , dando un lugar al "patio" y reconociéndose al decir de Rojas Herazo, "no de un pueblo, sino de un patio"; la expresión anterior es una especie de consigna que dimensiona el concepto de "aldea" en un estadio de universalidad.
Luz Mary Giraldo, respecto al desarrollo del género narrativo Colombiano, anota: "…En lo que va de ayer a hoy en la configuración del cuento colombiano, es indudable el entrecruce de mito e historia, pero cabe destacar que, sobre todo desde la segunda mitad del siglo XX, se da más allá de lo regional y lo nacional, una apertura a otras culturas y formas de reflexión relacionadas con otras ideas, ideologías y procesos históricos. Así alcanza matices más contemporáneos, pues al mirar no solamente a su entorno se alimenta de realidades y formas de expresión y pensamiento propios de la modernidad, y se abre a debates en los que se destaca la puesta en escena del individuo y la sociedad en crisis. Si bien la época de la violencia en Colombia determina una temática, resulta claro que las preguntas por el sentido de los valores tradicionales y las normas sociales y morales, así como la conciencia de la vida en ciudad, contribuyen a alimentar la escritura. "Las palabras están en situación", consigna de los planteamientos del primer número de la revista Mito, pone de manifiesto esa actitud abierta, que ya se avizoraba en autores que le precedían, entre ellos José Antonio Osorio Lizarazo, Tomás Vargas Osorio, Jorge Zalamea y José Félix Fuenmayor, quienes ofrecieron formas de contar diferentes a las constituidas.
Luego el existencialismo y el espíritu de posguerra, y más adelante la revolución cubana contribuyeron de nuevo a la renovación del contar y al reconocimiento de la historia y de la forma. La introducción de nuevas temáticas permitió la recreación de situaciones nacionales y universales. Más allá del inmediatismo se suceden exploraciones formales, en las que el monólogo interior y los diálogos, por ejemplo, no sólo bucean la psicología de sus individuos sino en la identidad racial o latinoamericana. Se nombran entre otros Álvaro Cepeda Zamudio, Manuel Zapata Olivella y Héctor Rojas Herazo. Imbuidos de un pensamiento norteamericano se inscriben también en esta línea a García Márquez. Corre la década de los sesenta. A partir de los años setentas el género se diversifica ampliando el panorama. La necesidad de incursionar en lo urbano y en las condiciones existenciales, sociales y culturales adquiere en autores como Nicolás Suescún, Marvel Moreno, Roberto Burgos Cantor, Fanny Buitrago, entre otros, expresiones magistrales. Tomando distancia de lo real maravilloso y de los arquetipos, fortaleciendo la mirada a mundos, personajes y lenguajes más cotidianos abarcando un mayor espacio en la historia universal de las ideas" (Entrecruces y líneas del contar en Colombia, Odradek, el cuento, 2008) [betsybarros]~
Puertas y ventanas
Ángela Hernández en Contigo al atardecer
Este sábado 7, víspera de la celebración del Día Internacional de laMujer, en Contigo al Atardecer, Angela Hernández, narradora, poeta, ensayista. Premio Nacional de Poesía 2004; Premio Nacional de Cuentos 1997 y Premio Cole de Novela Corta 2001. 106.9 FM. Santo Domingo 102.7 FM Interior del país www.hifa.com. do (En cualquier lugar) Sábados 4:00 a 5:00 PM
Chicas que no leen la Cosmo
¿Por qué esta fantochada de "festejar" el día internacional de la mujer, cual si fuera una fecha cursi, pomposa y sin sentido?. Leer más en Chicas Y
Cuentos y ultramarinos de Alejandro Aura
Ediciones sin nombre, invita a la presentación del libro Cuentos y ultramarinos de Alejandro Aura. Sábado 7 de marzo a las 12 horas en el Bar El hijo del Cuervo. Francisco Sosa 17, esquina con La Plaza Hidalgo, Col Cayoacán Centro Tel. 5658 7824, México.
Manuel Salvador Gautier en Mythos 40
El número 40 de la revista Mythos que desde Santiago, República Dominicana dirige la escritora Rosa Julia Vargas acaba de salir dedicada al escritor y arquitecto Manuel Salvador Gautier. Búsquela en los puntos de ventas habituales.
Wackefield de Nathaniel Hawthorne
Incluimos el cuento clásico de la semana, seleccionado por Luis López Nieves: Wackefield, por el autor norteamericano Nathaniel Hawthorne [1804-1864]. Pulse sobre el título para leer el cuento en CiudadSeva.com.
La gata curiosa y otros asombros
Preámbulos, divagaciones, rodeos y otros menesteres sobre gatos, letras, música, cine y otros desencuentros. Visítelos en http://patsanchez. blogspot. com/
Poesía viva 4
En esta edición: Instante poético: Fabiola Acosta Espinoza, del Atlántico. Narrativa: Margarita Verbel, de Sucre. Además, textos de Gustavo Maceas García, Betsy Barros Núñez y Henry Posada Lozada. Visítenos en http://notiatrapasu enos.blogspot. com/
Poesía mexicana en Liricando
Saludos: He aquí el enlace de la antología de poesía mexicana actual. Un abrazo. Alberto Martínez-Márquez. Dept. de Humanidades/ UPR-Aguadilla: http://amartinez. marquez.googlepa ges.com/poesí amexicanaactual
Los Malditos en Imaginería
Si pulsan en http://imagineriabr uja.blogspot. com se abre la Belleza, vitrina de joyas de la palabra. Edición dedicada a los poetas malditos.- Leo Castillo.
Taller Producción de Cortometraje
Del 24 al 27 de marzo en horario es de 6:00 a 9:00 PM. En la Sala Vip de la Biblioteca Pedro Mir, Universidad Autónoma de Santo Domingo. Fundación Académica del Nuevo Cine. www.fundacionacadem icanuevocine. org fanci@fundacionacad emicanuevocine. org fundacionacademican uevocinerd@ gmail.com
Los hijos que nadie quiso
Mis amigos pensadores deberían aceptarme como yo los acepto a ellos. Ángel Santiesteban http://www.cubaencu entro.com/ angel-santiesteb an/blogs/ los-hijos- que-nadie- quiso
VI Encuentro de Internacional Escritores 2009
Del 25 al 28 de marzo, en homenaje al escritor Carlos Luis Fallas Sibaja (Calufa) en el centenario de su nacimiento. Se inaugurará el miércoles 25 de marzo a las 7:00 PM en la Plazoleta del Centro Académico de San José del Instituto Tecnológico de Costa Rica, ubicado 250 metros al norte del hotel Aurola Holiday Inn. Asistirán escritores de 10 países latinoamericanos e Italia, y 15 escritores costarricenses. Durante tres días, en diversas locaciones y en horarios alternos, se realizaran lecturas y conversatorios literarios en San José, Alajuela, Cartago, Desamparados y San Isidro de Coronado. Para mayor información al telefax 2257 0470 extensiones 105, 128, 129. O al correo adrianocorrales@ hotmail.com
Entrevista con Aguilar Camín
Estimados amigos: Les invito a leer la entrevista que hice a Héctor Aguilar Camín acerca de Nexos: http://www.biblialo gos.blogspot. com/ Espero sea de su interés. Saludos Ariel Ruiz
La intimidad real: la última frontera
¿Cuál es la última frontera del entretenimiento? La intimidad real: http://cartanautica .blogspot. com/2009/ 02/la-intimidad- real-la-ultima- frontera. html Martín Palma Melena http://cartanautica .blogspot. com/ http://dossierpalma melena.blogspot. com/
Hernán Tenorio
Lo que no se ve no quiere decir que no suceda. Hola. Los invito a visitar mi blog y a dejar un mensaje, si así lo desean. Gracias. Hernán Tenorio: http://www.hernante norio.blogspot. com/
Marzo y otras memorias
Silvia Loustau te invita a visitar su blog de marzo, encontrarás: La memoria, además de mis poemas: Voces amigas que se recuerdan [Alejandro Schmidt y Marta Zabaleta], Voces que nos faltan [Paco Urondo y Miguel Ángel Bustos]. Antonio Machado, Julio Cortázar, Albert Camus y unos que otros Cronopios y otros Famas www.silvialoustau. blogspot. com
Imágenes del mundo
mediaIsla más que un grupo o comunidad cerrada, constituye hoy por hoy una modesta sala de lectura donde convergen una serie de personas interesadas en la construcción de un puente de doble vía, a través de la reflexión y el ameno intercambio de