miércoles, 4 de noviembre de 2009

SOCIALISMO DEMOCRATICO. Un analisis Global Socioeconomico y politico del ilustre Tony Raful

Neoliberales en el PRD?
Tony Raful - 11/3/2009
Uno de los comportamientos más inauditos lo constituye la ausencia casi absoluta de reflexión crítica, de valoración conceptual y de enmienda de tesis, que caracteriza a los neoliberales del patio, quienes desde los años 80 divulgan las bondades del libre mercado y propugnan por la supresión del Estado, o su reducción a niveles simbólicos, de sello gomígrafo.
No asumen culpa alguna como si carecieran del tipo de conciencia que Shakespeare puso a replicar como acto de contrición en la cabeza onírica de Macbeth, no tienen responsabilidad de nada, opinan superficialmente de la crisis del capitalismo de la post modernidad, tratan con ligereza el caos de Leman Brothers y el riesgo real del colapso del sistema económico mundial. No se ruborizan de presenciar que el Estado muerto “gozaba de buena salud” y que gracias a él pudo rescatarse todo el sistema financiero (en principio), que gracias a ese gendarme burocrático y supernumerario, toda la banca privada pudo salvarse y ser protegida de las consecuencias de sus errores garrafales y de su “ilimitado afán de lucro”.
Joseph E. Stiglitz escribió: “Nadie que haya asistido a los escándalos empresariales, a las inversiones dilapidadas en los tiempos del boom y al despilfarro de recursos en tiempos de crisis podrá creerse de veras que los mercados por sí solos, consiguen resultados eficientesÖ cuando hace un siglo, Upton Sinclair escribió su célebre novela, “La Selva”, en que describía todo aquello por lo que tenía que pasar una ternera, desde el establo hasta el matadero por lo que el filete así producido llegara a la mesa del consumidor estadounidense, éste reaccionó con viva repulsión.
Entonces la industria cárnica recurrió al Gobierno para asegurar la salubridad de los alimentos, entendiendo que éste era el camino más corto para restaurar la confianza. Lo mismo ocurrió también en la estela de los escándalos que sacudieron el mercado de valores durante los felices veinte, cuando la intervención reguladora del Gobierno dio en considerarse un paso imprescindible para restaurar la confianza de los inversores, sin que la gente vacilara a la hora de invertir su dinero.
Necesitaba saber que existiera algún tipo de supervisión, y que la ejerciera alguien, cuyos incentivos estuvieran más en la línea con los suyos. La regulación ejercida por el Gobierno puede y suele desempeñar un papel importante con miras a lograr un mejor funcionamiento de los mercados; sin ir más lejos, en la limitación del alcance de los conflictos tan habituales en la contabilidad como en el mundo de los negocios y finanzas en general”.
El premio Nobel de Economía George Akerloff y Robert Shiller, citados por Joaquín Estefanía con el objetivo de producir una reflexión crítica, dicen: “¿En qué hemos estado pensando los ciudadanos durante la parte alta del ciclo, por qué no nos dimos cuenta de lo que estaba sucediendo si era evidente la artificiosidad de la economía, hasta que se nos cayó el mundo encima con acontecimientos como bancos que quiebran y han de ser nacionalizados, empresas que desaparecen, contabilidad creativa, pérdida de centenares de miles de empleos, ejecución de hipotecas, sequía de préstamos, bonus, desequilibrantes de la estructura social?”.
Y se responden: “porque el público y los Gobiernos se sentían respaldados por una teoría que les decía que estaban seguros, que todo iba perfectamente y no corrían peligro. Quién nos iba a decir que más de 60 años después de su muerte, Keynes iba a ser tan reivindicado por el fracaso intelectual de las ideas que lo arrumbaron, que volveríamos a contemplar la historia mucho más como una escalera de espiral que con la linealidad que con tanta falsedad nos vendieron, y que no íbamos a poder dejar tan fácilmente el siglo XX, olvidándonos de lo terrible que fue”.
Los neoliberales nuestros pretenden inficionar los aparatos políticos de los partidos, adjudicándose el monopolio de las teorías económicas en boga, sin mirar atrás, con una pérdida de memoria asombrosa, con un desprecio olímpico por la historia, por sus bregas y sus símbolos; diríase de ellos, que pierden con facilidad la percepción de las perspectivas y desconocen las complejidades de los procesos sociales e individuales, incluso ignoran lo que el matemático y ex agente de la bolsa de valores de Walt Street, el doctor Nassim Taleb, ha llamado en su impactante obra, el fenómeno de “El Cisne Negro”, el papel de lo imponderable, de lo aleatorio como actor desencadenante de los sucesos.
Los neoliberales criollos se siente orgullosos de llamarse “derechistas” pero carecen de ilustración para debatir públicamente el nacimiento, contenido y actualidad de las ideologías. Se dicen modernos pero en su psiquis más profunda aletean ideas antiquísimas, se dicen liberales pero absolutizan el pensamiento, dan pronósticos fallidos, se burlan con estadísticas y guarismos de las desproporciones sociales rindiendo culto al nuevo Dios del mercado, al becerro de oro, de “la mano invisible” de Adan Smith, a quien los economistas Gerard Debreu y Kenneth Arrow, premios Nobel de Economía, añadieron como advertencias y aportes, las condiciones que debían darse para que esa “mano invisible” funcionara, condiciones que nunca se han dado y que son permanentemente desconocidas y violentadas. Continuaremos analizando en nuevas entregas las inconsistencias y debilidades de los neoliberales que pretenden hacer carrera política en el Partido Revolucionario Dominicano, sin rectificar ni reconciliarse con las ideas del socialismo democrático, legado y memoria de José Francisco Peña Gómez, que representa hoy su dirección encabezada por el compañero Miguel Vargas, vicepresidente de la Internacional Socialista y vicepresidente de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL), ambas de izquierda moderada, progresista y antineoliberal.
Santo Domingo, República Dominicana. Nov. 3, 2009