lunes, 23 de abril de 2012

APOSTAR POR UN LIDERAZGO INCLUYENTE



Una publicación especial cortesía del Blog educativo de noticias del Lic Enildo Rodriguez MBA PhDP

Coordinación Internacional de comunicaciones en redes e informática.

Para el periodo digital Latinos News, 

Apostar por un  liderazgo incluyente
 
“Lo que creamos o lo que pensemos,
 al final no tiene mayor importancia.
Lo único que realmente
 importa es lo que hacemos”.
John Ruskin
 

 











Por: Eddy Ulerio
 
                                        
Escuchando algunas voces internas de mis deliberaciones personales sobre el papel que debería jugar una organización comunitaria y a partir de mis experiencias pastorales de muchos años trabajando con las comunidades marginales  de la zona norte de la ciudad de Santo Domingo; así como la dureza de la realidad que viven “los palomos” o niños de la calle en Santiago y Santo Domingo o la hacinación  de los presos y presas en la cárcel de Najayo, lugares y situaciones que en mis años de religioso me tocó parpar, como parte de mi formación y de mi aprendizaje en el camino del servicio a los más necesitados.
 
El preámbulo anterior pudiera servir de base a las reflexiones que a continuación me dispongo a compartir.
 
La ciudad de Hazleton ha tenido un crecimiento poblacional enorme, en apenas seis años los hispanos somos casi la mitad de la población de esta otrora ciudad minera. El grupo étnico más representativo de los hispanos parlantes es el de los dominicanos. No obstante, llama  la atención que habiendo tanto potencial entre nosotros, no hemos sido capaces de constituir organizaciones comunitarias fuertes o impulsar decididamente a uno de los nuestros, para que nos represente en el gobierno local. Pero seguimos mirándonos el ombligo o perdiendo tiempo en reivindicaciones sociales por el simple hecho de ser mayoría; pero de poco nos ha valido. A lo sumo, hemos logrado constituirnos en una masa amorfa, que no termina de integrarse al resto de la comunidad.
 
Como siempre nos sucede, el nacionalismo dominicano nos brota por los poros, somos apasionados con todo lo que hacemos; pero nos ha faltado precisamente como grupo mayoritario ese apasionamiento que venza nuestras diferencias y nos unifique dentro de la comunidad. Hay un desinterés en la gran mayoría de nosotros en no involucrarnos decididamente en la vida social y política de esta ciudad. Sin proponérnoslo, hemos convertido esta ciudad en una provincia dominicana y la confrontación PRD-PLD ha impedido que podamos desarrollar un proyecto comunitario viable. Porque simplemente estamos distraídos, atentos sólo a lo que pasa políticamente en República Dominicana y seguimos viviendo en este país sin comprometernos socialmente.
 
El resultado de esta actitud sólo nos ha hecho constatar, un creciente divisionismo entre nosotros, producto de personalismos e ideologías políticas que pretenden seguir organizando a nuestra sociedad desde la visión de ese modelo de liderazgo que ya no responde al tipo de organizaciones comunitarias y políticas de los nuevos tiempos. Me refiero al liderazgo vertical. El liderazgo vertical es un liderazgo obsoleto. El problema es que muchas de las organizaciones de las que hemos formado parte, han estado dirigidas por liderazgos verticales de corte paternalista.
 
Un ejemplo palpable de lo que digo, son las luchas fratricidas de los diversos actores políticos en el panorama dominicano, incapaces de encontrar un consenso a lo interno de sus organizaciones, que les sirva de referente para el manejo de la cosa pública. Todo lo anterior es sintomático a la falta de un liderazgo horizontal inclusivo que se nutra del diálogo y el respeto a favor de los mejores intereses comunes de nuestro país y de las comunidades en donde vivimos.
 
No se vale repetir esquemas mentales u organizativos infuncionales, que impidan el desarrollo de nuestra comunidad. Las organizaciones modernas se desarrollan en la medida  en que los directivos y miembros, se comprometen en ayudar a conseguir las metas propuestas, sin competencias malsanas,  en un ambiente armonioso de trabajo y amistad.
 
No es un secreto, que el individualismo creciente está siendo que el  hombre moderno reafirme su ego en la realización de proyectos personales de carácter comunitario, que no incluye necesariamente a otros. Lo que se busca es un protagonismo excesivo que satisfaga un espíritu débil que se alimenta de ovaciones y vanas glorias; pero que en definitiva, no une ni congrega comunidad alguna. Porque la lucha no es por la defensa de la comunidad, lo que se busca es reconocimiento público. Por eso no es de extrañar que abunden los francotiradores, que no pertenecen a ninguna organización comunitaria, pero que tienen incidencias sociales, justamente por el revanchismo y la desunión de la mayoría.
 
Lo primero que debe imperar en cualquier organización es la cordura. Cuando se es pionero de algún proyecto comunitario o se es partícipe de la conformación de una nueva organización, no se debe perder de vista, que sólo somos capataces efímeros, que debemos permitir que los relevos se efectúen democráticamente. En el nuevo tipo de liderazgo horizontal no se permite que barajemos las direcciones de nuestras organizaciones entre las personas a fines a nosotros o que respondan a nuestros intereses.
 
En el caso de La Casa Dominicana que es la primera institución hispana formada en esta ciudad, percibo que no ha habido un compromiso concreto por parte de muchos dominicanos que en algún momento han participado en esta organización. Pienso que ese ha sido el principal problema que ha tenido esta organización desde sus inicios; más que de carácter gerencial. El problema de nosotros los dominicanos es que en todas las organizaciones a las que nos adherimos, las queremos manejar como negocio propio. Todos queremos ser dirigentes. Tal vez es por esto último, que solemos tener problemas con la figura de autoridad, llegando incluso a violar  todas las reglas si no nos gusta quien dirige, para imponer a la persona con la que nos sentimos más cómodos. Tristemente, es una lucha de interés, la que mueve a ciertos grupos a la confrontación.
 
Cuando se piensa realmente en los intereses comunitarios, se posponen las diferencias personales. No es justo que la mayoría de la gente buena que quiere comprometerse en organizaciones comunitarias, se vea expuesta a un fuego cruzado, formado por quienes tienen la responsabilidad de conducirnos por el camino de la unidad.
 
Apelo a que quien no sea capaz de dialogar, dejando de lado cualquier animosidad en contra de otros, que sea capaz de quitarse del medio, para que se propicie la necesaria unidad.
 
 
 
 
 

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