jueves, 21 de marzo de 2019

EL EXPRESIDENTE DE BRAZIL MICHEL TEMER FUE ARRESTADO POR LA SUPUESTA IMPLICACION CON EL CASO DE LA OPERACION LAVA JATO; EL LO CALIFICA DE UNA BARBARIDAD.


El expresidente de Brasil Michel Temer califica su prisión de “barbaridad”


EFE
Sao Paulo
 El expresidente de Brasil Michel Temer (2016-2019) calificó este jueves de “barbaridad” la prisión decretada en su contra en el marco de la operación Lava Jato, como es conocida la mayor operación de combate a la corrupción en la historia del país.
Así lo dijo el ex jefe de Estado a un periodista de la radio CBN minutos después de ser arrestado en Sao Paulo, una tesis que también fue defendida por su defensa.
La detención de Temer y del exministro Wellington Moreira Franco fue ordenada por el juez federal de Río de Janeiro Marcelo Bretas, en el marco de una investigación abierta para verificar supuestas irregularidades en contratos firmados por empresas ya condenadas por la Lava Jato y Eletronuclear, la estatal que opera las plantas nucleares del país.
Según la denuncia, las empresas que se adjudicaron los contratos con Eletronuclear pagaron sobornos para favorecer a dirigentes del partido del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), la formación liderada por Temer y cuyos dirigentes controlaron por muchos años todas las estatales del sector eléctrico del país.
Tales contratos sospechosos fueron firmados en 2016 cuando Temer ya presidía Brasil.
La denuncia fue hecha por el propietario de la empresa Engevix, José Antunes Sobrinho, que aceptó colaborar con la Justicia y delatar a sus cómplices en diferentes corruptelas a cambio de la reducción de sus condenas.
La formación de centro derecha lamentó la decisión de la Justicia y subrayó en un comunicado que la investigación demostró que “no hay irregularidades” por parte de Temer y Franco.
El MDB confió en que la Justicia “restablezca las libertades individuales, la presunción de inocencia” y “el derecho de defensa” de Temer y Moreira Franco.
Temer asumió el poder en 2016 tras el juicio político que concluyó con la destitución de Dilma Rousseff, de quien era su vicepresidente, por supuestas irregularidades en la presentación de las cuentas públicas.
El entonces presidente fue objeto de tres denuncias por corrupción durante su mandato, pero el Congreso echó el freno a las investigaciones al paralizar las demandas presentadas por la Fiscalía.
No obstante, los procesos contra el exmandatario fueron remitidos a jueces de primera instancia una vez que perdió el fuero privilegiado, por lo que ya se esperaban medidas judiciales en su contra.

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