Cortesia del blog educativo de Noticias del Lic. Enildo Rodrdiguez Nunez MBA PhDP
DIRECCION INTERNACIONAL DE COMUNICACIONES EN REDES E INFORMATICA FEDERAL
WASHINGTON — China y Estados Unidos alguna vez actuaron como polos opuestos a la hora de dominar Internet.
Beijing impuso mano dura. Bloqueó sitios extranjeros importantes, protegió a firmas tecnológicas chinas mientras desarrollaban alternativas a rivales occidentales y mantuvo un férreo control sobre lo que la gente decía online.
EE.UU. defendió una apertura global que ayudó a que una generación de colosos de Internet dominara a nivel mundial.
Sin embargo, cuando el presidente Donald J. Trump emitió órdenes ejecutivas que podrían resultar en un veto en septiembre a dos de las apps hechas en China más populares del mundo, TikTok y WeChat, la Casa Blanca dejó entrever una nueva disposición a adoptar las tácticas excluyentes de Beijing.
Luego Trump fue más lejos, al ordenar que ByteDance, el propietario chino de TikTok, renunciara a sus activos estadounidenses y todos los datos que TikTok había reunido en EE.UU..
El gobierno también tomó medidas enérgicas contra Huawei al restringir la habilidad del gigante tecnológico chino de adquirir chips informáticos producidos en el extranjero usando tecnología estadounidense.
Eso llegó tras una iniciativa para comenzar a eliminar apps y compañías de telecomunicaciones chinas de las redes estadounidenses, al afirmar que planteaban una amenaza de seguridad.
Juntas, las medidas anuncian una filosofía estadounidense nueva y más invasiva de regulación tecnológica que se asemeja más a las normas proteccionistas chinas. El cambio podría afectar a colosos cibernéticos estadounidenses como Facebook y Google, así como a potencias chinas de Internet como Tencent y Alibaba, que han tratado de expandirse a Occidente.
Si más países imitan a Trump al basar los controles digitales en lealtades diplomáticas, objetivos proteccionistas o nuevas inquietudes sobre la seguridad de sus ciudadanos, la internet se podría convertir en un panorama de feudos.
“Un veto a gran escala indudablemente detonaría represalias y podría contribuir al tipo de fractura de la internet que hemos visto en años recientes, y que prefieren los gobiernos autoritarios”, dijo Ron Deibert, director del grupo de investigación Citizen Lab en la Escuela Munk de Asuntos Globales y Políticas Públicas de la Universidad de Toronto.
Las órdenes de la Casa Blanca a TikTok y WeChat, que se anticipa que entren en vigor el 20 de septiembre, parecen derivarse de la idea de que China debe ser castigada por violar las normas democráticas. Este principio de reciprocidad ha guiado las confrontaciones recientes de la administración Trump con Beijing.
Sin embargo, cuando se aplica al dominio de la internet, la reciprocidad podría tener un precio alto para EE.UU..
Aunque pocos países han acogido por completo el enfoque chino hacia el ciberespacio, muchos gobiernos se sienten incómodos con el dominio de colosos estadounidenses como Facebook, Google y Amazon al interior de sus fronteras, y están considerando nuevos impuestos y restricciones a sus operaciones.
Vietnam y Turquía ya han reforzado el control sobre las redes sociales estadounidenses. China tiene años de trabajar para ampliar su influencia en África, América Latina y Medio Oriente, y los productores chinos de smartphones y equipos de telecomunicaciones ya se han afianzado allí.
La separación digital de China se remonta a fines de los 90, cuando empezó a desarrollar el Gran Cortafuegos, un conjunto sofisticado de controles cibernéticos. Beijing censuró el contenido online y bloqueó búsquedas de Google, redes sociales como Facebook y Twitter, y portales de noticias.
Matt Perault, un académico del Centro de Políticas Científicas y Tecnológicas de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, dijo que era “perturbador ver a EE.UU. enfrascarse en una guerra comercial que echa mano de las prácticas de China”.
Antes, las políticas estadounidenses buscaban ofrecer al mundo un modelo alternativo a China, señaló.
En otros frentes, el gobierno de Trump aún presiona por una Internet más abierta y se opone a los esfuerzos de otros países por regular las economías digitales de las potencias tecnológicas estadounidenses.
Esto incluye una ofensiva contra impuestos nuevos o propuestos a servicios digitales en países como Francia, Gran Bretaña, Italia e India, que podrían recaer fuertemente en Google y Amazon.
La administración también se ha opuesto a esfuerzos europeos por abordar inquietudes de seguridad al bloquear el flujo de datos de consumidores a EE.UU..
En sus órdenes ejecutivas que restringen a WeChat y TikTok, la Casa Blanca apuntó a una acción reciente de India por vetar las dos apps. Para algunos en Washington, eso pareció una lógica extraña, en vista de cómo ha criticado EE.UU. el uso de políticas proteccionistas por parte de India en otros rubros.
Otros afirmaron que los vetos totales, si no van acompañados de normas más significativas, podrían ser contraproducentes.
“Se puede hacer un fuerte argumento de que el Gran Cortafuegos de China fue la primera salva en esta batalla”, dijo Samm Sacks, investigadora en el grupo de expertos New America, en Washington. “Mi respuesta a eso es: ¿acaso reproducir el enfoque del gobierno chino es lo correcto? ¿Acaso siquiera va a lograr que estemos más seguros?”.
© 2020 The New York Times
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